A
cada uno de Los Cinco nos toca ser -obviamente- el más o el menos
'algo' entre nosotros. De la misma manera en que Ramón es el más alto,
seguido muy de cerca por René, a Fernando le tocó ser el de menos
estatura física, mientras que el segundo lugar en esa categoría se lo
quité a Tony por un pelo. (Aunque eso del pelo sea un decir). Ese
"título" de Fernando le valió que, en parte por cariño, y también por la
arraigada costumbre profesional de evitar los nombres, a veces, entre
nosotros, le llamáramos "el pequeño".
Lo
anterior podría parecer inmaterial, y hasta algo frívolo, pero en estos
días de alegría y ansiedad, cuando lo separan apenas unas horas de su
libertad, (y ojalá también de su regreso) mientras recuerdo tantas
muestras de grandeza que ha dado nuestro hermano, he reparado en la
ironía que encierra el llamar "pequeño" a ese gigante.
Cuando
nos arrestaron, Fernando tenía razones extra para sentir angustia,
dolor, frustración... En términos del béisbol que tanto le gusta: él
lanzaba también juegos completos, pero su misión en Miami aquella vez,
era de relevo corto. Debía regresar a Cuba pronto. Su boda estaba casi
lista. La novia, esa Rosa guerrera que por él sacrificó todo en la vida,
quedó casi vestida. Aun así, del gigante jamás escuchamos un lamento.
Presencié
cuando su abogado del juicio, Joaquín Méndez, le advirtió con toda
razón profesional que, dada la menor gravedad de los cargos que a él se
le imputaban, cualquier defensor de respeto optaría por separarlo de los
demás como estrategia. La respuesta de Fernando, como la de René ante
similar sugerencia, fue tajante e inequívoca.
Quince
años y medio después, Fernando, como René, saldrá de la prisión con la
frente en alto. Tampoco a él le regalaron nada. Su sentencia fue la
máxima posible, y el tiempo descontado por buena conducta se lo ganó, y
por ley tenían que dárselo.
Quienes
lo queremos y admiramos, hoy celebramos. Convencidos de que nuestra
lucha se refuerza con otro abanderado, le hacemos llegar un fuerte
abrazo, y le decimos:
¡Felicidades gigante!
¡Gracias por tu ejemplo!
Gerardo Hernández Nordelo
Prisión Federal de Victorville
California, Febrero 25, 2014.