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Cinco Héroes Cubanos
Qué sabes sobre estos valientes hombres?

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Mostrando 21 a 27, de 27 entrada/s en total:
16 de Junio, 2014 · Cinco Prisioneros en USA
Todos reunidos con el empeño común de dar a conocer la injusticia cometida sobre los cinco agentes cubanos y demandar la libertad de los tres que aún cumplen condena. 
 

La tercera Jornada “Cinco días por los Cinco” organizada por el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos se realizó en Washington DC entre el 4 y el 11 de junio contó con la asistencia de personalidades como Noam Chomsky, Danny Glover, Ignacio Ramonet, Frei Betto, Wayne Smith, Ramsey Clark o Alice Walker. Todos reunidos con el empeño común de dar a conocer la injusticia cometida sobre los cinco agentes cubanos y demandar la libertad de los tres que aún cumplen condena.

Aunque los ponentes y participantes no obedecen a una misma forma de pensar político, el espíritu del evento puede definirse en la frase de Arturo López-Levy en su intervención “en esto todos estamos juntos”.

Progreso Semanal, conversó con Alicia Jrapko, coordinadora en los EE.UU. del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos.


La tercera Jornada “Cinco días por los Cinco”, ha sido la que ha contado con una mayor participación, tanto de público como de ponentes y activistas. ¿Cuál es, en todo sentido, la evaluación que haces del evento?

Nuestra evaluación en general es que esta Jornada ha sido muy superior a las anteriores.

En esta tercera Jornada hemos contado con más personalidades, más parlamentarios, más figuras religiosas, más intelectuales, más receptividad en el Congreso, más cobertura mediática, y muchísimo más gente solidaria de todas partes del mundo. Un importante número de personas participaron en el rally frente a la Casa Blanca lo cual nos permitió marchar hacia el Departamento de Justicia.

Por un lado han pasado muchos años durante los cuales hemos tratado de llegar a sectores más amplios del pueblo estadounidense, pero la clave es el momento en que nos encontramos, cuando muchos sectores dentro de los EE.UU. están pidiendo a Obama un cambio de política hacia Cuba. Esto sitúa el caso de los Cinco también en un lugar especial donde no se lo puede ver como un caso aislado sino como parte de la política de EE.UU. hacia Cuba.


De acuerdo con lo que me dices, ¿podríamos afirmar que crece en EE.UU. una conciencia sobre la injusticia cometida contra los agentes cubanos?

Sin duda podemos afirmar que crece en EEUU una conciencia sobre la injusticia cometida contra los Cinco. Este es un país muy grande y los obstáculos para llevar la verdad al pueblo estadounidense son muchos, pero, por ejemplo, ya no podemos decir que los medios corporativos silencian completamente el caso. Es cierto que la gran mayoría de este país desconoce quiénes son los Cinco pero nuestra experiencia de los últimos años nos ha enseñado que la administración y los sectores de poder de este país conocen bien quienes son.

Una de nuestras preocupaciones mayores es cómo poder llegar a esos sectores de poder para que entiendan que los Cinco no cometieron ningún crimen contra este país, que no son culpables, que trataban de proteger la vida de personas inocentes y que no deben permanecer un día más presos. Los libros que se han escrito últimamente sobre el caso, como el libro de Stephen Kimber; What Lies Across The Water. The Real Story of the Cuban Five, y Fernando Morais, Los últimos soldados de la Guerra Fría, ayudan en ese sentido, los documentales como el que realizó nuestro querido amigo Saúl Landau, Que el verdadero terrorista se ponga de pie también ayudan, muchos de los artículos escritos recientemente por abogados e intelectuales contribuyen a esclarecer los detalles del caso.

Numerosas personalidades, incluso de diferentes afiliaciones ideológicas participaron en este evento. ¿Crees que en la lucha por la libertad de los Cinco se cuenta con una pluralidad que podría ser también necesaria y posible en un diálogo entre cubanos sobre el país que queremos?

Pienso que el caso de los Cinco ha unido a personas de todas partes del mundo independientemente de sus posiciones políticas, que tienen en común el entendimiento de la injusticia cometida contra ellos. Así mismo, pienso que es posible un diálogo entre cubanos.

Alan Gross, contratista de la USAID cumple condena en La Habana y recientemente ha lanzado un ultimátum a su gobierno advirtiéndole que este sería su último año preso en la Isla. A la luz de sus declaraciones y de las manifestaciones del Gobierno cubano sobre un posible intercambio, en tu opinión ¿se ha avanzado algo en este aspecto?

Realmente no sabría decir si ha habido un avance o no. Pero pienso que dentro de EE.UU. cada vez más personas que están pidiendo a Obama una solución humanitaria. Diría que más que intercambio debemos hablar de un gesto humanitario, un gesto por gesto, y decisión política, que es lo más importante para que se resuelvan estos casos.

Recientemente el Presidente Obama autorizó el intercambio de cinco presos de Guantánamo por un soldado norteamericano retenido por los talibanes. ¿Abre este acto cierta esperanza sobre un hipotético intercambio entre los agentes cubanos y Alan Gross?

Es difícil saber si este hecho abre o cierra puertas pero sin duda no daña la situación. Hay una gran intransigencia por parte del gobierno de EEUU cuando se trata de Cuba, algo que va en contra de cualquier lógica. Pienso que todo es posible si hay decisión política por parte de la administración Obama. Lo que hemos visto o escuchado por parte de Cuba es que ellos sí tienen la voluntad política de hacerlo, pero desde EEUU todavía no hemos escuchada nada al respecto.

Es evidente que existe una creciente voluntad porque nuestros países se acerquen.

Tanto a nivel económico con la reciente visita de la Cámara de Comercio a la Isla, como político con las declaraciones de Charlie Crist y la propia ex Secretaria de Estado Hillary Clinton sobre la necesidad de levantar el bloqueo, pareciera que se debilitan las posiciones que sostienen los grupos de derecha de Miami. ¿Estamos asistiendo al principio del fin de una política contraria a los intereses de las dos naciones?

Sin duda somos testigos de un cambio de posición de personas que hace unos años querían mantener la fracasada política hacia Cuba. Las últimas encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses están por un cambio de política hacia la Isla y eso pareciera indicar que estamos cerca a un cambio.

Sin embargo es difícil predecir lo que va a suceder. Hasta ahora la posición oficial de las administraciones pasadas y la presente hacia Cuba se ha mantenido intacta. La posición es la de “cambio de régimen”. El gobierno cubano ha dicho claramente que quiere participar de un dialogo, pero si EEUU mantiene un bloqueo económico, mantiene a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo, continua con la Ley de Ajuste Cubano, el dialogo no es entonces de igual a igual.

Luego de cinco días intensos, en los cuales ha quedado de manifiesto que crece la solidaridad con los Cinco, en un momento que puede ser definitorio, ¿la organización que coordina qué nuevas acciones se plantea?

La lucha no se puede detener hasta que Antonio, Ramón y Gerardo regresen a Cuba, seguiremos haciendo acciones, tocando nuevas puertas, tratando de llegar a más sectores. El desafío es llegar a sectores de poder. Las acciones deben multiplicarse en todas partes pero la prioridad es este país. El movimiento internacional de solidaridad con los Cinco ha madurado mucho y hay un entendimiento de que es aquí donde hay que poner toda la fuerza. Las Jornadas son sólo una muestra de ello.

¿Habrá voluntad política entre los dos países para que regresen los agentes cubanos a su patria?

La voluntad política debe venir de ambos países. Estados Unidos debe sentarse a dialogar sin precondiciones y con respeto para encontrar una solución humanitaria al caso de los tres cubanos que aún permanecen presos en EEUU.

Como dice el dicho “It takes two to tango” (se necesitan dos para bailar un tango).

 

Fuente CubaSí

publicado por rcbaez a las 23:09 · Sin comentarios  ·  Recomendar
14 de Junio, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

René González es uno de Los Cinco cubanos que fueron condenados y encarcelados en EE.UU. por combatir el terrorismo organizado y financiado desde la Florida contra su país. Tras cumplir su injusta condena, regresó a su Patria en mayo de 2013, al igual que Fernando González, en febrero de este año

René González, uno de los antiterroristas cubanos que cumplió íntegramente su arbitraria condena en prisiones norteamericanas, señaló la importancia de llevar a al seno de la sociedad de EE.UU. la verdad de Los Cinco, una verdad que ha sido silenciada, sobre todo para el público estadounidense.

René González es uno de Los Cinco cubanos que fueron condenados y encarcelados en EE.UU. por combatir el terrorismo organizado y financiado desde la Florida contra su país. Tras cumplir su injusta condena, regresó a su Patria en mayo de 2013, al igual que Fernando González, en febrero de este año. Pero en prisiones estadounidenses aún quedan Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, por cuya liberación continúan levantándose millones de voces en todo el mundo. Sobre ellos, Granma Internacional conversó con René en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.

¿Qué mensaje enviarías a tusotros tres hermanos aún presos?

Primero felicitar a Gerardo y a Ramón por sus cumpleaños (el 4 y el 9 de junio, respectivamente). Recordarles que esta fecha es de felicidad, aunque vayan a cumplir 16 años de prisión en septiembre. Ellos han sido capaces de ser felices en circunstancias adversas en las prisiones donde están confinados, precisamente porque defienden la alegría de niños como estos, para que no crezcan sin sus padres o para que puedan cumplir muchos años sin que un acto terrorista o un crimen le interrumpan la vida.

Vamos a continuar la lucha hasta que regresen a casa y no vamos a descansar hasta finalizar ese castigo brutal, inmerecido. Castigo que conozco y cada mañana cuando despierto lo recuerdo. Pienso que ellos están despertándose en una celda como la que viví por más de 13 años y me embarga la imperiosa necesidad de poner fin a ese castigo.

¿Qué importancia le reviste a esta 3ª Jornada Cinco días porlos Cinco que sesiona en Washington, en el mismo corazón de Estados Unidos, del 4 al 11 de junio?

Nuestra lucha ha sido por llevar a ese lugar la verdad de Los Cinco, una verdad que ha sido silenciada, sobre todo para el público norteamericano.

La importancia de esta jornada radica en que vivimos el momento propicio para ser escuchados por la Casa Blanca. Somos millones de personas que pedimos una solución para este caso y para decirlo en términos astrológicos: las estrellas están más alineadas que nunca, por razones políticas e históricas que confluyen ahora.

Esperamos que la jornada sobrepase a las demás con creces y lo vamos a lograr, porque nos hemos organizado bien, se ha conseguido bastante apoyo y realizamos un trabajo previo intenso.

Queremos que la ciudad de Washington sienta el reclamo de libertad para Gerardo, Antonio y Ramón, y que la administración estadounidense finalmente nos preste oídos y actúe en consecuencia para liberar a nuestros tres compañeros.

Luego de la jornada en Washington, ¿qué otras actividades se prevén próximamente?

Lo más importante es sistematizar el mensaje hacia la sociedad norteamericana. Hay planificadas otras jornadas de solidaridad en Cuba y otros países, pero la de mayor envergadura es en Washington en este mes de junio.

Lo más importante es cohesionarnos un poco más, enfocar toda esa energía que se ha logrado hacia otras ciudades del territorio de Estados Unidos, porque solo la solidaridad de millones de personas hará abrir las celdas de nuestros compañeros.

Continuaremos realizando todo tipo de actividades para llamar la atención en el tema, pero al concluir este espacio estaremos preparando la jornada del próximo año porque nuestro interés es sistematizar el trabajo.

El discurso político está cambiando entre los inquilinos de la Casa Blanca, conocemos el porqué de esas intenciones, pero lo importante es que cambia. Este es un momento propicio para que el Gobierno reciba nuestro mensaje, por ende debemos sistematizar el trabajo.

Quisiera que enviara un mensaje a los movimientos de solidaridad y a los Comité por la libertad de Los Cinco del mundo.

Primero agradecimiento, segundo admiración, porque esos movimientos trabajan en condiciones difíciles. En Cuba existe una Revolución que ha sembrado en las personas y en la sociedad un sentimiento de solidaridad, pero en otros países es anatema, con predominio del individualismo y el egoísmo.

En ese contexto, en medio de esas limitaciones, esos compañeros han mantenido siempre la solidaridad con Cuba, con Los Cinco y es digno de admirar. Yo creo que son gente extraordinaria, por tanto merecen nuestro respeto y agradecimiento.

 

Tomado de Periódico Granma
publicado por rcbaez a las 22:52 · Sin comentarios  ·  Recomendar
02 de Junio, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

Por Rouslyn Navia Jordán           

Simpáticos destellos del hombre mozo, del muchachón de noches enteras bailando, del inquieto aprendiz de mil oficios, del madrugador de domingos, del Héroe que, aunque lejos, encuentra a Cuba y sus amores de siempre más allá de una celda. Desde la prisión de Victorville, California, Estados Unidos, Gerardo Hernández Nordelo se comunicó con el sitio web Soy Cuba para adentrarnos, con alma testimonial, en sus años de juventud

 

 

«Nací en 1965, y cuando se fueron los 70 era casi un niño todavía. Arroyo Naranjo fue “mi mundo” hasta que estuve bastante crecidito.

  «Recuerdo que todos los sábados había fiestas en casa de alguien. Creo que hoy les llaman descargas. Durante la semana, ya todos los muchachos andábamos averiguando: “¿Dónde hay fiesta el sábado?”, y nos pasábamos la información: “en calle 1ra del Rosario”,  "en Penichet, en el Capri". Y el sábado por la noche el grupo de amigos arrancaba para allá. Donde se escuchara la música, ahí era; y entrábamos muchas veces sin siquiera saber quién vivía allí. Si te ponías de suerte, se te pegaba un vasito de "ponche" preparado con alcohol y frutas, pero muchas de aquellas fiestas eran secas, porque si había bebida, era para los conocidos.

 «Unos se pasaban la noche bailando y otros haciendo bulto, pero casi siempre tratando de "cuadrar" con alguna muchachita. Los más afortunados lograban una cita para ir el siguiente día a la playa, al cine, a Coppelia... Aunque casi todos mis domingos comenzaban con un: "Gera, te llama tu papá". Porque el viejo, que no podía estar sin hacer nada, madrugaba los fines de semana y bien temprano ya estaba chapeando el jardín, guataqueando el patio, pintando, lijando, mecaniqueando... Yo creo que cuando no había nada roto, él lo rompía, para tener algo que arreglar.

  «Yo me la pasaba protestando, porque muchas veces los sábados me acostaba tarde por las fiestas, y ya a las siete de la mañana del domingo mi papá me estaba mandando a levantar. Pero después, de adulto, me di cuenta de que él lo hacía con toda intención, y se lo agradezco, porque, aunque no salí tan diestro como él para las labores manuales, sé manejar las herramientas básicas para hacer trabajos de mantenimiento, chapeo, mecaniqueo, mezclo concreto y soy "chofer A" de carretillas, todo gracias a aquellas jornadas dominicales de trabajo (in)voluntario».

 ¡Vaya, tu cervecita aquí!

  «El cine siempre me gustaba mucho, a veces iba hasta solo. Salía de uno, y entraba en otro, y veía varias películas en el día. En aquellos tiempos había muchísimos cines que, lamentablemente, ya desaparecieron, o están cerrados, o tienen otros usos.

  «El problema mío era que casi siempre estaba "pasma'o" con el dinero. Cuando mis hermanas eran ya trabajadoras, de vez en cuando me dejaban caer algo, pero mi mamá era ama de casa, y el estipendio venía de mi papá, que en eso nunca fue demasiado generoso, porque decía que uno tenía que sudar para saber lo que cuesta cada cosa en  la vida.

  «Recuerdo que una vez, cuando ya tenía edad para aprender a manejar, el viejo me dio un dinero para que pasara la escuela y sacara la licencia y me lo gasté en otra cosa. Eso me costó que por años él se negara a enseñarme, y vine a aprender bastante tarde.

  «Otra vez, en unas vacaciones, ya en los años 80, cogí una contrata para trabajar en los carnavales y ganar unos pesos. Aquella experiencia como gastronómico fue tremenda. Andaba con dos latas llenas de hielo vendiendo cerveza en las tribunas en pleno malecón. “¡Vaya, tu cervecita aquí!" Pero con lo que me pagaron, más las propinas que me dejaban todas las noches, recuerdo que me compré un reloj Vostok, y un pitusa porque el único que tenía, que me lo había hecho mi mamá, había caminado más kilómetros que un “almendrón”»

 ¡Tremenda pena pasé ese día!

  «A los 21 años ya yo era novio de Adriana y mi suegro, que trabajaba en un "Pío-Pío", con frecuencia hacía alguna “donación” para que pudiéramos salir a algún lugar. Aun así, la primera vez que invité a Adriana a un restaurante fue al Castillo de Jagua, en 23, y a la hora de pagar no me alcanzaba el dinero. Tuve que ir a buscar a casa de los suegros y regresar a pagar lo que faltaba. ¡Tremenda pena pasé ese día!

  «En general, aquellas fiestecitas de los sábados, el cine y la playa, eran mis actividades favoritas. También con compañeros de las escuelas, donde estuve organizábamos a veces fiestas y otras salidas. Las etapas de escuela al Campo las disfrutaba también y no me perdí una.

  «Pero ahora que han pasado los años, cuando miro hacia atrás me doy cuenta  de que hay vivencias de esa etapa que en su momento no pensé que fueran tan importantes, no las valoraba. Uno no se percataba de que estaba viviendo ciertos momentos históricos. Ir a las manifestaciones en la Plaza de la Revolución con mi CDR y escuchar un discurso de Fidel, por ejemplo;  desfilar cada 1ro de Mayo con Arroyo Naranjo... Cuando la despedida de duelo a las víctimas del crimen de Barbados yo tenía 11 años. Viví ese fervor revolucionario rodeado de tanta gente de todas las edades… Fueron eventos que hoy me doy cuenta de cuánto influyeron en mi formación.

  «Lo otro es que uno se percata ahora de cuán sana era aquella juventud, y cuán dichosos fuimos, a pesar de las carencias. Aquí converso con muchos jóvenes, y otros que son contemporáneos conmigo, que me cuentan que, desde que tienen uso de razón, en sus hogares se usaban drogas, o en la escuela probaron las drogas, o lo hicieron con sus amiguitos del barrio. Muchos de ellos me explican que sus abuelos fueron pandilleros, sus padres fueron pandilleros, y ellos no conocieron otra cosa. Asistieron a escuelas que tenían detectores de metales en las entradas, y desde chiquitos solo tuvieron dos opciones: o ser pandilleros, o ser abusados por las pandillas. Casi todos tienen amigos y familiares que han muerto víctimas de la violencia.

 «Y cuando les digo que nunca he visto la marihuana, y mucho menos otras drogas, se ríen, y no me creen. Por eso digo que nosotros fuimos dichosos, porque a lo largo de estos años he podido ver de cerca el daño que hacen las drogas: violencia, personas destruidas, familias desintegradas porque sus seres queridos cumplen largas condenas; otros seres que, por culpa del vicio, ya no son tan queridos, y sus familiares han preferido olvidarlos; unos que mueren, otros que están muertos en vida.

 «Mientras más casos conozco, más me doy cuenta de lo dichosos que fuimos nosotros, de lo dichosos que son nuestros jóvenes aún hoy; y más me convenzo de que ese ambiente sano, esa tranquilidad y seguridad de la que gozamos en Cuba, es algo que tenemos que luchar por mantener, cueste lo que cueste».

- See more at: http://www.soycuba.cu/noticia/gerardo-las-fiestas-del-sabado-y-lo-que-nunca-vio#sthash.lFoEjG46.jmFOGuil.dpuf

Gerardo, las fiestas del sábado y lo que nunca vio
04/04/2014 6:00 am    6 comentarios
Simpáticos destellos del hombre mozo, del muchachón de noches enteras bailando, del inquieto aprendiz de mil oficios, del madrugador de domingos, del Héroe que, aunque lejos, encuentra a Cuba y sus amores de siempre más allá de una celda. Desde la prisión de Victorville, California, Estados Unidos, Gerardo Hernández Nordelo se comunicó con el sitio web Soy Cuba para adentrarnos, con alma testimonial, en sus años de juventud
Rouslyn Navia Jordán              rouslyn@juventudrebelde.cu-A +A

«Nací en 1965, y cuando se fueron los 70 era casi un niño todavía. Arroyo Naranjo fue “mi mundo” hasta que estuve bastante crecidito.

 «Recuerdo que todos los sábados había fiestas en casa de alguien. Creo que hoy les llaman descargas. Durante la semana, ya todos los muchachos andábamos averiguando: “¿Dónde hay fiesta el sábado?”, y nos pasábamos la información: “en calle 1ra del Rosario”,  "en Penichet, en el Capri". Y el sábado por la noche el grupo de amigos arrancaba para allá. Donde se escuchara la música, ahí era; y entrábamos muchas veces sin siquiera saber quién vivía allí. Si te ponías de suerte, se te pegaba un vasito de "ponche" preparado con alcohol y frutas, pero muchas de aquellas fiestas eran secas, porque si había bebida, era para los conocidos.

«Unos se pasaban la noche bailando y otros haciendo bulto, pero casi siempre tratando de "cuadrar" con alguna muchachita. Los más afortunados lograban una cita para ir el siguiente día a la playa, al cine, a Coppelia... Aunque casi todos mis domingos comenzaban con un: "Gera, te llama tu papá". Porque el viejo, que no podía estar sin hacer nada, madrugaba los fines de semana y bien temprano ya estaba chapeando el jardín, guataqueando el patio, pintando, lijando, mecaniqueando... Yo creo que cuando no había nada roto, él lo rompía, para tener algo que arreglar.

 «Yo me la pasaba protestando, porque muchas veces los sábados me acostaba tarde por las fiestas, y ya a las siete de la mañana del domingo mi papá me estaba mandando a levantar. Pero después, de adulto, me di cuenta de que él lo hacía con toda intención, y se lo agradezco, porque, aunque no salí tan diestro como él para las labores manuales, sé manejar las herramientas básicas para hacer trabajos de mantenimiento, chapeo, mecaniqueo, mezclo concreto y soy "chofer A" de carretillas, todo gracias a aquellas jornadas dominicales de trabajo (in)voluntario».

¡Vaya, tu cervecita aquí!

 «El cine siempre me gustaba mucho, a veces iba hasta solo. Salía de uno, y entraba en otro, y veía varias películas en el día. En aquellos tiempos había muchísimos cines que, lamentablemente, ya desaparecieron, o están cerrados, o tienen otros usos.

 «El problema mío era que casi siempre estaba "pasma'o" con el dinero. Cuando mis hermanas eran ya trabajadoras, de vez en cuando me dejaban caer algo, pero mi mamá era ama de casa, y el estipendio venía de mi papá, que en eso nunca fue demasiado generoso, porque decía que uno tenía que sudar para saber lo que cuesta cada cosa en  la vida.

 «Recuerdo que una vez, cuando ya tenía edad para aprender a manejar, el viejo me dio un dinero para que pasara la escuela y sacara la licencia y me lo gasté en otra cosa. Eso me costó que por años él se negara a enseñarme, y vine a aprender bastante tarde.

 «Otra vez, en unas vacaciones, ya en los años 80, cogí una contrata para trabajar en los carnavales y ganar unos pesos. Aquella experiencia como gastronómico fue tremenda. Andaba con dos latas llenas de hielo vendiendo cerveza en las tribunas en pleno malecón. “¡Vaya, tu cervecita aquí!" Pero con lo que me pagaron, más las propinas que me dejaban todas las noches, recuerdo que me compré un reloj Vostok, y un pitusa porque el único que tenía, que me lo había hecho mi mamá, había caminado más kilómetros que un “almendrón”»



«A los 21 años ya yo era novio de Adriana». (Foto: Granma)


¡Tremenda pena pasé ese día!

 «A los 21 años ya yo era novio de Adriana y mi suegro, que trabajaba en un "Pío-Pío", con frecuencia hacía alguna “donación” para que pudiéramos salir a algún lugar. Aun así, la primera vez que invité a Adriana a un restaurante fue al Castillo de Jagua, en 23, y a la hora de pagar no me alcanzaba el dinero. Tuve que ir a buscar a casa de los suegros y regresar a pagar lo que faltaba. ¡Tremenda pena pasé ese día!

 «En general, aquellas fiestecitas de los sábados, el cine y la playa, eran mis actividades favoritas. También con compañeros de las escuelas, donde estuve organizábamos a veces fiestas y otras salidas. Las etapas de escuela al Campo las disfrutaba también y no me perdí una.

 «Pero ahora que han pasado los años, cuando miro hacia atrás me doy cuenta  de que hay vivencias de esa etapa que en su momento no pensé que fueran tan importantes, no las valoraba. Uno no se percataba de que estaba viviendo ciertos momentos históricos. Ir a las manifestaciones en la Plaza de la Revolución con mi CDR y escuchar un discurso de Fidel, por ejemplo;  desfilar cada 1ro de Mayo con Arroyo Naranjo... Cuando la despedida de duelo a las víctimas del crimen de Barbados yo tenía 11 años. Viví ese fervor revolucionario rodeado de tanta gente de todas las edades… Fueron eventos que hoy me doy cuenta de cuánto influyeron en mi formación.

 «Lo otro es que uno se percata ahora de cuán sana era aquella juventud, y cuán dichosos fuimos, a pesar de las carencias. Aquí converso con muchos jóvenes, y otros que son contemporáneos conmigo, que me cuentan que, desde que tienen uso de razón, en sus hogares se usaban drogas, o en la escuela probaron las drogas, o lo hicieron con sus amiguitos del barrio. Muchos de ellos me explican que sus abuelos fueron pandilleros, sus padres fueron pandilleros, y ellos no conocieron otra cosa. Asistieron a escuelas que tenían detectores de metales en las entradas, y desde chiquitos solo tuvieron dos opciones: o ser pandilleros, o ser abusados por las pandillas. Casi todos tienen amigos y familiares que han muerto víctimas de la violencia.

«Y cuando les digo que nunca he visto la marihuana, y mucho menos otras drogas, se ríen, y no me creen. Por eso digo que nosotros fuimos dichosos, porque a lo largo de estos años he podido ver de cerca el daño que hacen las drogas: violencia, personas destruidas, familias desintegradas porque sus seres queridos cumplen largas condenas; otros seres que, por culpa del vicio, ya no son tan queridos, y sus familiares han preferido olvidarlos; unos que mueren, otros que están muertos en vida.

«Mientras más casos conozco, más me doy cuenta de lo dichosos que fuimos nosotros, de lo dichosos que son nuestros jóvenes aún hoy; y más me convenzo de que ese ambiente sano, esa tranquilidad y seguridad de la que gozamos en Cuba, es algo que tenemos que luchar por mantener, cueste lo que cueste». 

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Gerardo, las fiestas del sábado y lo que nunca vio

04/04/2014 6:00 am    6 comentarios

Simpáticos destellos del hombre mozo, del muchachón de noches enteras bailando, del inquieto aprendiz de mil oficios, del madrugador de domingos, del Héroe que, aunque lejos, encuentra a Cuba y sus amores de siempre más allá de una celda. Desde la prisión de Victorville, California, Estados Unidos, Gerardo Hernández Nordelo se comunicó con el sitio web Soy Cuba para adentrarnos, con alma testimonial, en sus años de juventud

Rouslyn Navia Jordán              

rouslyn@juventudrebelde.cu

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«Nací en 1965, y cuando se fueron los 70 era casi un niño todavía. Arroyo Naranjo fue “mi mundo” hasta que estuve bastante crecidito.

 «Recuerdo que todos los sábados había fiestas en casa de alguien. Creo que hoy les llaman descargas. Durante la semana, ya todos los muchachos andábamos averiguando: “¿Dónde hay fiesta el sábado?”, y nos pasábamos la información: “en calle 1ra del Rosario”,  "en Penichet, en el Capri". Y el sábado por la noche el grupo de amigos arrancaba para allá. Donde se escuchara la música, ahí era; y entrábamos muchas veces sin siquiera saber quién vivía allí. Si te ponías de suerte, se te pegaba un vasito de "ponche" preparado con alcohol y frutas, pero muchas de aquellas fiestas eran secas, porque si había bebida, era para los conocidos.

«Unos se pasaban la noche bailando y otros haciendo bulto, pero casi siempre tratando de "cuadrar" con alguna muchachita. Los más afortunados lograban una cita para ir el siguiente día a la playa, al cine, a Coppelia... Aunque casi todos mis domingos comenzaban con un: "Gera, te llama tu papá". Porque el viejo, que no podía estar sin hacer nada, madrugaba los fines de semana y bien temprano ya estaba chapeando el jardín, guataqueando el patio, pintando, lijando, mecaniqueando... Yo creo que cuando no había nada roto, él lo rompía, para tener algo que arreglar.

 «Yo me la pasaba protestando, porque muchas veces los sábados me acostaba tarde por las fiestas, y ya a las siete de la mañana del domingo mi papá me estaba mandando a levantar. Pero después, de adulto, me di cuenta de que él lo hacía con toda intención, y se lo agradezco, porque, aunque no salí tan diestro como él para las labores manuales, sé manejar las herramientas básicas para hacer trabajos de mantenimiento, chapeo, mecaniqueo, mezclo concreto y soy "chofer A" de carretillas, todo gracias a aquellas jornadas dominicales de trabajo (in)voluntario».

¡Vaya, tu cervecita aquí!

 «El cine siempre me gustaba mucho, a veces iba hasta solo. Salía de uno, y entraba en otro, y veía varias películas en el día. En aquellos tiempos había muchísimos cines que, lamentablemente, ya desaparecieron, o están cerrados, o tienen otros usos.

 «El problema mío era que casi siempre estaba "pasma'o" con el dinero. Cuando mis hermanas eran ya trabajadoras, de vez en cuando me dejaban caer algo, pero mi mamá era ama de casa, y el estipendio venía de mi papá, que en eso nunca fue demasiado generoso, porque decía que uno tenía que sudar para saber lo que cuesta cada cosa en  la vida.

 «Recuerdo que una vez, cuando ya tenía edad para aprender a manejar, el viejo me dio un dinero para que pasara la escuela y sacara la licencia y me lo gasté en otra cosa. Eso me costó que por años él se negara a enseñarme, y vine a aprender bastante tarde.

 «Otra vez, en unas vacaciones, ya en los años 80, cogí una contrata para trabajar en los carnavales y ganar unos pesos. Aquella experiencia como gastronómico fue tremenda. Andaba con dos latas llenas de hielo vendiendo cerveza en las tribunas en pleno malecón. “¡Vaya, tu cervecita aquí!" Pero con lo que me pagaron, más las propinas que me dejaban todas las noches, recuerdo que me compré un reloj Vostok, y un pitusa porque el único que tenía, que me lo había hecho mi mamá, había caminado más kilómetros que un “almendrón”»



«A los 21 años ya yo era novio de Adriana». (Foto: Granma)


¡Tremenda pena pasé ese día!

 «A los 21 años ya yo era novio de Adriana y mi suegro, que trabajaba en un "Pío-Pío", con frecuencia hacía alguna “donación” para que pudiéramos salir a algún lugar. Aun así, la primera vez que invité a Adriana a un restaurante fue al Castillo de Jagua, en 23, y a la hora de pagar no me alcanzaba el dinero. Tuve que ir a buscar a casa de los suegros y regresar a pagar lo que faltaba. ¡Tremenda pena pasé ese día!

 «En general, aquellas fiestecitas de los sábados, el cine y la playa, eran mis actividades favoritas. También con compañeros de las escuelas, donde estuve organizábamos a veces fiestas y otras salidas. Las etapas de escuela al Campo las disfrutaba también y no me perdí una.

 «Pero ahora que han pasado los años, cuando miro hacia atrás me doy cuenta  de que hay vivencias de esa etapa que en su momento no pensé que fueran tan importantes, no las valoraba. Uno no se percataba de que estaba viviendo ciertos momentos históricos. Ir a las manifestaciones en la Plaza de la Revolución con mi CDR y escuchar un discurso de Fidel, por ejemplo;  desfilar cada 1ro de Mayo con Arroyo Naranjo... Cuando la despedida de duelo a las víctimas del crimen de Barbados yo tenía 11 años. Viví ese fervor revolucionario rodeado de tanta gente de todas las edades… Fueron eventos que hoy me doy cuenta de cuánto influyeron en mi formación.

 «Lo otro es que uno se percata ahora de cuán sana era aquella juventud, y cuán dichosos fuimos, a pesar de las carencias. Aquí converso con muchos jóvenes, y otros que son contemporáneos conmigo, que me cuentan que, desde que tienen uso de razón, en sus hogares se usaban drogas, o en la escuela probaron las drogas, o lo hicieron con sus amiguitos del barrio. Muchos de ellos me explican que sus abuelos fueron pandilleros, sus padres fueron pandilleros, y ellos no conocieron otra cosa. Asistieron a escuelas que tenían detectores de metales en las entradas, y desde chiquitos solo tuvieron dos opciones: o ser pandilleros, o ser abusados por las pandillas. Casi todos tienen amigos y familiares que han muerto víctimas de la violencia.

«Y cuando les digo que nunca he visto la marihuana, y mucho menos otras drogas, se ríen, y no me creen. Por eso digo que nosotros fuimos dichosos, porque a lo largo de estos años he podido ver de cerca el daño que hacen las drogas: violencia, personas destruidas, familias desintegradas porque sus seres queridos cumplen largas condenas; otros seres que, por culpa del vicio, ya no son tan queridos, y sus familiares han preferido olvidarlos; unos que mueren, otros que están muertos en vida.

«Mientras más casos conozco, más me doy cuenta de lo dichosos que fuimos nosotros, de lo dichosos que son nuestros jóvenes aún hoy; y más me convenzo de que ese ambiente sano, esa tranquilidad y seguridad de la que gozamos en Cuba, es algo que tenemos que luchar por mantener, cueste lo que cueste». 

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publicado por rcbaez a las 00:04 · Sin comentarios  ·  Recomendar
25 de Febrero, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

Fernando es uno de los cinco cubanos miembros de la red de inteligencia Avispa que han estado presos en los Estados Unidos por más de quince años. Es ese, el del bigote negro, el que parece salido de una de las fotografías que  miro y re miro  en los álbumes familiares; como si se hubiera escapado de alguna de esas imágenes que me devuelven a mi mamá y mi papá con la juventud de sus veinteitantos años en los años ochenta.

Algo así recuerdo cuando veo a Fernando y sus ojos bien abiertos, límpidos. Lo veo en las fotografías y me pasan en flashazos algunos de los momentos “clásicos”  de Algo más que soñar, o los fragmentos de aquella canción de Pablo tan íntimamente interpretada por una jovencísima Beatriz Valdés, ¿recuerdan? …ya se va, aquella edad,/ Qué lindo fue/, que despertar, /fue sentir la inmensa sensación /de vivir en algo más /que en sueños ir. / Fue crecer, saber, dudar, /hacer, buscar, pedir, brindar, /recorrer el último camino/ que te lleva hacia tu propia identidad…

Sí, Fernando me transporta a las imágenes inconexas que me llegan desde los años ochenta; a mis padres, a Angola, a una manera de vivir y de asumir riesgos que veo con la envidiosa nostalgia de quienes ven el escenario solo desde la distancia, solo desde los cuentos de terceros, solo desde lo evidente,  lo superficial.

Pero Fernando también es mi presente, un presente que le debemos a muchos como él, a gente desconocida, anónima que, sin pestañear apenas, es capaz de decirte -de una manera que lo crees, no te queda otra que creerle- que ellos se sacrifican por la felicidad de los otros, por la felicidad de nosotros.

Fernando es, de los Cinco, tal vez el menos conocido, del que menos “insiding” tenemos. Dicen que le gusta hablar poco de sí mismo, que es un poco introspectivo y tal vez hasta tímido. Dicen, yo no sé.

Por eso comparto esta entrevista que ha dado, a través del correo, pocos días antes de su liberación este 27 de febrero…

 ¿Podrías mencionar las cinco palabras que más han venido a tu mente en los años de prisión injusta? Si deseas comenta alguna o todas.

 Cuba, Familia, Gratitud, Lucha, Libertad.

 Este 14 de febrero será el último tuyo tras las rejas sin tu Rosa. ¿Cómo piensas organizar el próximo, cuando al fin podrás pasarlo entre los brazos de tu amada?

Muchas gracias por tu pregunta  que está dirigida al ámbito humano y de los sentimientos, lo cual contribuye a que los lectores nos conozcan mejor como seres humanos. Cuesta trabajo en estos momentos en que se acerca vertiginosamente la fecha de mi salida de prisión y regreso a Cuba después de tantos años de encierro, pensar en cómo quisiera organizar algo de tanta significación, pero para lo cual falta un año.  Son muchas las cosas que en estos días finales en la prisión pasan por mi mente sobre la experiencias que me esperan en los próximos días, todas seguramente muy intensas. Hay muchas incógnitas y muchos deseos por llevar a la realidad. Esto hace difícil pensar en algo que ahora se observa distante, como es el 14 de febrero del 2015. Sé que me vas a comprender aunque mi respuesta no es la que deseabas o esperabas. Pero te puedo asegurar que, teniendo un año para pensar en cómo celebrar ese día, haré todo lo que este a mi alcance para que sea uno bien especial. Eso es lo que me propongo desde ahora.

 Si pudieras hablar con el presidente Barack Obama qué le dirías sobre tu caso y el de tus compañeros.

Un saludo a Iroel Sánchez. Soy un lector asiduo de sus trabajos y de otros que se publican en La Pupila Insomne, y me parece un blog de mucha calidad por el contenido de los trabajos que publica y una contribución muy importante en la batalla en el campo de las ideas y la información.

Si pudiera hablar con el presidente le pediría que como ex profesor de Derecho Constitucional mirara sin prejuicios la evidencia sobre nuestro caso y las opiniones que importantes y prestigiosos juristas norteamericanos y de otros países han emitido sobre el mismo. Que lea sin prejuicio, por ejemplo, los Amicus Briefs que se presentaron a la Corte Suprema por más de diez ganadores como el del Premio Nobel.

Le pediría que como ex activista comunitario tratara de ver de una manera desprejuiciada la realidad cubana. Estoy seguro que vería allí solucionadas muchas de las dificultades por las que trabajó para solucionar en las calles de Chicago durante su juventud. Vería los esfuerzos de nuestro pueblo por tener una sociedad cada vez más justa, y que eso era lo que defendíamos Los Cinco.

Le pediría que como político revisara la historia; esa que nos ha propuesto repetidas veces olvidar, y que vea como Cuba ha tenido que enfrentar  más de 50 años de agresiones, muchas de ellas violentas, y como desde Miami se organizan estas sin ser debidamente combatidas por los organismos que deberían hacerlo. De ahí la necesidad del trabajo que Los Cinco hacíamos.

Después de ver esos tres ángulos del asunto, que llegue a sus propias conclusiones. Si logra hacerlo sin prejuicios, estoy seguro de que al siguiente día estaríamos los cuatro en La Habana junto a René.

 Fernando, tuviste el honor de participar, como internacionalista, en la lucha por la independencia de Angola, que ayudó a descolonizar África y puso fin al régimen del apartheid, ¿qué experiencias puedes compartir con los blogueros cubanos respecto a esa etapa?

 Sobre mi participación en Angola puedo decirte que fue  una de las experiencias determinantes en mi formación. Yo era muy joven entonces, recién graduado de mi carrera universitaria con 24 años cuando tuve esa experiencia. Y coincidió que fue una etapa decisiva de la participación cubana en Angola. Yo estuve allí entre 1987 y 1989 , cuando se desarrollaba la Batalla de Cuito Cuanavale, en donde no estuve físicamente. Pero si fui testigo del avance hacia el sur, en dirección a la frontera con Namibia, de las tropas cubanas y angolanas que se encontraban estacionadas en el suroeste.

Tuve el privilegio de ser designado a trabajar en el Estado Mayor de la Agrupación de Tropas del Sur, en Cahama, y ser testigo del espíritu de los cubanos y de los angolanos que habían sido parte de ese avance de las tropas en dirección sur, una operación que decidió la contienda y, junto a la resistencia en Cuito Cuanavale, abrió el camino al fin del conflicto, a la independencia de Namibia y, como reconoció Mandela, al fin del Apartheid en Suráfrica.

Más adelante regresé a Lubango, el punto desde donde habían salido las tropas en su movimiento al sur, donde fui  parte del Grupo Operativo que allí estaba destacado, y trabajé más directamente con los compañeros de las FAPLA que tenían en esa ciudad del sur de Angola su Estado Mayor para las tropas en esa región. Fue una experiencia muy enriquecedora trabajar con ellos día a día y ser parte del espíritu de camaradería que  nos imbuía a todos, del espíritu de lucha que los caracterizaba.

Fui parte del regreso honroso de nuestras tropas victoriosas y recibir el reconocimiento de nuestro pueblo al llegar al vecindario es una de las cosas más emocionantes que he vivido.

Fue muy instructivo ver a un pueblo que había sido víctima del colonialismo luchar por preservar su independencia y contribuir nosotros en ese esfuerzo, a la vez que ellos hacían el mayor esfuerzo por salir adelante. A la vez, pude constatar los efectos de siglos de colonialismo, el atraso y el subdesarrollo al que habían condenado a Angola hasta ese momento y los efectos de más de diez años de guerra impuesta desde el exterior. Aprendí más de esa experiencia que de todos los libros que pudiera haber leído hasta entonces sobre el capitalismo y los efectos del dominio colonial sobre nuestros pueblos.

Fue bonito y aleccionador ver a  los angolanos resistir y esforzarse por salir adelante a la vez que brindaban su territorio a la SWAPO de Namibia que luchaba por la independencia de su país.

Respuesta sobre el tema a una entrevista anterior:

Angola fue otro hito importante en mi vida.

De los cubanos y angolanos que me rodeaban aprendí mucho. Constatar el espíritu de camaradería y solidaridad en condiciones difíciles, la sencillez de unos y otros, el esfuerzo colectivo y en equipo a pesar de las diferencias culturales. La riqueza que aportaban precisamente esas diferencias, aprender los unos de los otros.

Yo tenía entonces 24 o 25 años, pero la mayor parte de los soldados cubanos y muchos de los angolanos eran aún más jóvenes que yo. En esos dos años vi a muchos cubanos llegar a Angola con las características físicas y psicológicas de quienes aun están saliendo de la adolescencia y transformarse en hombres jóvenes, forjados por la disciplina, la responsabilidad y la conciencia revolucionaria. Yo no era ajeno a ese proceso de maduración que también se producía en mi persona.

Yo era un joven graduado de la universidad, joven de la ciudad, que creía saber mucho. Pero allí aprendí, de angolanos y cubanos, que además de instrucción que uno pueda tener hay otras cosas que tienen que ver con la formación del carácter, con la sensibilidad humana, con el espíritu solidario, que son tan o más importantes.

Ver con mis propios ojos el resultado del colonialismo. Las consecuencias para los pueblos, en este el angolano, me enseño más que todos los libros que pudiera haber estudiado. Ver el espíritu de lucha de ese pueblo y la voluntad de superar ese pasado, rechazando la agresión externa y enfrentando a las fuerzas de la contrarrevolución interna apoyadas desde el exterior, fue también una lección.

  Aun cuando la prisión ha resultado una dura prueba, ¿cómo nos explicas el respeto y el reconocimiento que Los Cinco han generado en las cárceles norteamericanas? ¿Cuáles han sido las principales muestras de solidaridad de los presos en EE.UU?

El respeto y el reconocimiento que Los Cinco hemos generado en las cárceles norteamericanas lo atribuyo a una conjunción de factores. En primero  lugar, las otras personas observan a un preso que es un individuo serio, que no entra en dinámicas tan típicas de la prisión que son el caldo de cultivo para los conflictos entre presos. Observan también  la serenidad que uno  mantiene y la madurez para aconsejar o dar un criterio a alguien que lo solicita y la discreción y la reserva cuando entra en conocimiento de alguna situación, personal de otro preso que la comparte con uno o de otro tipo. Eso va creando un criterio de respeto entre los presos hacia uno, aun sin que conozcan la naturaleza del caso nuestro.

Por otra parte, las personas que hemos retado a las autoridades en un juicio siempre son, en general,  vistas con cierto respeto. Se les reconoce la actitud cuando no son muchos los que lo hacen.

Ya cuando hay cierto conocimiento, aunque no sea en detalles, del caso que  nos mantiene en prisión, entonces entran a jugar otros factores que contribuyen a ese respeto al que te refieres. Ya la gente sabe, no solo que fuiste a juicio, que como te decía, por si solo genera cierto respeto, sino que eres un preso que enfrentó todo el odio que el gobierno de este país suele vertir contra quienes considera sus enemigos políticos.

Aquí entra a jugar también, y está en la base de todo, que muchas personas, aun sin conocer detalles de la historia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y sin tener casi ninguna conciencia política, por instinto, saben que Cuba se enfrenta y ha resistido, al poder del gobierno estadounidense. Ven en nosotros, pues, un reflejo de esa resistencia, somos parte de ella, nos asocian a ella, y eso genera respeto.

Todos esos factores se van juntando. Y entonces adicionas el apoyo que ven que recibimos tanto del pueblo  cubano como de tantos amigos alrededor del mundo. Y, aunque no conozcan los detalles, notan el correo que recibimos y que enviamos. Saben que eso significa apoyo.

Como te decía, son factores que se van juntando. Unidos, conforman una circunstancia que hace a los otros presos percibirnos como personas serias  y dignas, y mostrar hacia nosotros ese respeto al que te refieres.

 ¿Cuánto ha influido en su resistencia los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y amigos alrededor del mundo?

 Los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y de los amigos alrededor del mundo han tenido una influencia significativa en nuestra resistencia. No se trata de que sin ellos no se hubiera resistido. Pero sin dudas, hacen la resistencia más llevadera, más fácil. El saber que uno tiene la comprensión  y el apoyo de todo un pueblo que lucha y de cientos de miles de amigos alrededor del mundo le da a uno más confianza en la victoria y aprende uno también de quienes luchan por nosotros en condiciones tan desventajosas como pueden ser las que enfrentan nuestros amigos en otros países en  los que sacar adelante los temas de nuestro caso requiere mucho esfuerzo, iniciativa y perseverancia.

Por otra parte, el recibir tantos mensajes de solidaridad y apoyo también tiene una repercusión práctica, concreta. Ya me referí en la respuesta anterior a un ángulo de esa repercusión, pero también las autoridades de la prisión, y muchos otros presos, llegan a conocer quiénes somos y el apoyo que recibimos. Eso influye hasta cierto punto en el cuidado que aplican ante ciertas circunstancias en el tratamiento que nos dan, sin que eso implique que recibamos ningún tratamiento diferenciado. Solo que hay cuidado en cuanto a cómo nos tratan.

  Fernando, todos sabemos que los héroes cubanos son de carne y hueso, nos gustaría conocer ¿qué prefieres bailar, comer, leer o hacer en tus ratos de ocio?

Mira, prefiero bailar la música cubana, y en general, lo que se conoce como “Salsa”. No soy un gran bailador, pero me divierto. La comida preferida es la criolla. Un buen congrí con carne de cerdo y un buen plato de yuca con mojo.

En cuanto a la lectura, me gusta la historia, los temas de economía internacional, los temas de ciencia, la información política y la científica, así como la buena ficción.

En los ratos de ocio me gusta disfrutar del deporte. Tanto practicarlo como verlo por la televisión.

Cada generación tiene un papel que jugar en la Historia de su país. En la época que te correspondió, supiste ser consecuente con esto. ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cuáles son, a tu entender, los retos actuales de la juventud cubana?

Puedo decirte que me siento satisfecho de cumplir con lo que considero mi deber y hacerlo con dignidad y con honor.

Estoy consciente de la razón histórica por la que estoy preso, se trata de castigar a Cuba y de ahí las serias injusticias cometidas en nuestro caso. Esa conciencia  me proporciona serenidad y tranquilidad. Sé que estoy preso por una causa honorable y eso me permite ser un preso optimista y hasta feliz, en el sentido de la satisfacción del deber cumplido.

No me siento en capacidad de definir los retos concretos de la juventud cubana actual. Son muchos años fuera de Cuba y,  aunque me mantengo informado sobre la realidad nacional, no tengo el contacto sistemático con esta que creo sería  necesario para hacer tal valoración y ofrecer una opinión. En general, me parece que los jóvenes deben prepararse lo mejor posible en el ámbito de los conocimientos pero también, y fundamentalmente, en el ámbito de los valores, para hacer el mayor aporte posible hoy y en el futuro a dar continuidad a la obra de la Revolución, en un mundo cada vez más complejo y lleno  de retos y peligros. El conocimiento profundo de la historia de nuestro país y de las tradiciones de lucha de nuestro  pueblo es fundamental en ese sentido, en mi opinión.

 De todo este  tiempo en prisión, cuál ha sido el  (o los) libros que más le han impactado, los que mejor recuerda?

 Hay dos libros que me han impactado más que ningún otro, aunque hay  muchos que han sido muy interesantes. El primero de ellos lo leí por primera vez al comenzar a servir mi sentencia y es el libro de Cintio Vitier “Ese Sol del Mundo Moral”. Un libro que todo cubano debería leer por la interesantísima interpretación de la historia de Cuba que se hace en el mismo y el exquisito estilo literario que caracteriza la obra de Cintio, en mi opinión, el ensayista cubano más profundo de los que he leído.

El segundo libro al que hago referencia lo he leído casi al terminar de cumplir mi sentencia porque es de reciente aparición y espero que en el futuro cercano pueda ser traducido al español porque también creo que todo cubano debería  leerlo. Se titula “Visions of Freedom. Havana, Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa, 1976-1991″. Es un libro de  un académico norteamericano que se llama Piero Gleijeses. Profesor de la Universidad John Hopkins. El había escrito ya un primer libro sobre la participación cubana en Angola y ahora, después de 15 años de investigación y acceso a documentos nunca antes publicados, ha escrito lo que considero una obra maestra. Siendo un libro académico, me emociono más que cualquier novela porque recoge el esfuerzo cubano en Angola hasta la victoria final. Hay largas y abundantes citas de documentos desclasificados por Cuba, incluidas transcripciones de reuniones en las que se tomaron decisiones trascendentales y decisivas, reuniones de la más alta dirección del país, del Comandante en Jefe, de altos mandos políticos y militares, tanto de conversaciones entre ellos como con sus contrapartes angolanas y soviéticas de entonces.

Y lo que transpira en el libro y el autor lo captura muy bien en base a las fuentes documentales no solo cubanas sino también estadounidenses, surafricanas y de otros países, es la política exterior de principios de la Revolución cubana, su altruismo, el de nuestro pueblo, la firmeza en los principios y la delicadeza y el respeto con que se trataron cada una de las contradicciones que se presentaron en los anos de misión internacionalista cubana en Angola, a la vez que se mantenía la independencia de criterios y se defendía con firmeza las opiniones políticas y militares de Cuba sobre cómo actuar. Opiniones que a la postre fueron las que predominaron y solucionaron el conflicto.

Cuando uno lee el libro se llena de orgullo de ser cubano y de ser revolucionario, de la dirección de la Revolución, y de haber sido parte de ese esfuerzo internacionalista.

 Fernando: El heroísmo para muchos solo es cosa de las películas de Hollywood o los libros de historia. ¿Se ve Fernando a sí mismo como un héroe?

Yo no me veo como un héroe. Yo simplemente hice y he hecho lo que estoy seguro que millones de cubanos habrían hecho. Yo lo que puedo decir es que, en todo caso, yo fui privilegiado con la oportunidad de hacer lo que millones hubieran deseado tener la oportunidad de hacer, y ante una circunstancia adversa, un momento definitorio, asumí una posición que creo que está acorde con la historia de nuestro pueblo, su espíritu de lucha y de resistencia. Y esos valores inculcados que nos llegan a través de la historia de luchas de nuestro pueblo son los que llevamos en nuestros corazones la inmensa mayoría de los cubanos, no solo nosotros cinco. Por eso digo que lo que nosotros podamos haber hecho lo harían millones de cubanos al igual que lo hicimos nosotros. Por eso la Revolución está ahí y continúa adelante.

 ¿Qué te ha aportado la MUSICA y como la has vivido desde allá dentro? ¿Qué evolución destacas y cuales son para vos los logros de la revolución cubana en la música de hoy?

Con respecto a la música estoy desactualizado, especialmente en cuanto a la música que se hace hoy en Cuba. Durante la mayor parte de mi tiempo en prisión no  he tenido acceso a música cubana. En el  ultimo año y medio he tenido un acceso a ella parcial y limitado a la música producida en nuestro país hace quince o veinte años, nada más reciente que eso. No puedo, por tanto, hacer comentario alguno sobre la evolución de la música en nuestro país. No me puedo referir a lo que en tu pregunta defines como “la música de hoy”.

Si te puedo decir, en referencia a la otra parte de tu pregunta, que escuchar la música, sobretodo la nuestra, aunque no sea la actual, a lo cual he tenido acceso como te decía en el ultimo año y medio, es transportarme mentalmente a Cuba, recordar las amistades,  mi juventud,  recordar la ciudad en la que he vivido toda mi vida, la  cultura cubana,  etc. Son momentos en que, como decimos en la prisión “nos vamos en un viaje”.

 ¿Cuál es el principal reto que tiene el movimiento de solidaridad internacional en la causa de los Cinco y en qué acciones debemos enfatizar todo el esfuerzo?

Yo trato de ser muy cuidadoso al emitir una opinión sobre el movimiento de solidaridad internacional y mucho más tratándose de identificar cual es el trabajo que creemos que hay que hacer. En primer lugar, ese movimiento es un esfuerzo de ellos y no dirigido por nosotros cinco. Además, son personas que hacen un  gran esfuerzo, con pocos recursos y sobreponiéndose a muchas dificultades. A ellos le debemos mucho y siento una gratitud inmensa hacia todos los que forman parte de ese movimiento.

Aclarado eso, me parece que el reto principal, y no estoy descubriendo nada nuevo en esto, es conocido por quienes conforman el movimiento de solidaridad, se puede identificar de la siguiente manera: llegar cada vez con más insistencia a los círculos en los que se toman las decisiones políticas, fundamentalmente en Estados Unidos.

Si revisamos la historia veremos que en las luchas sociales y en casos de injusticia, las autoridades norteamericanas solo han tomado las decisiones favorables a esas causas cuando ha sido conveniente políticamente para ellas, o cuando el costo de mantener la situación ha sido mayor que el de corregirla. El movimiento de solidaridad internacional, conformado por personas con experiencia en las luchas por otros temas de justicia, en tratar de cambiar ciertas condiciones sociales, conoce muy bien esto. La cuestión es como llegar a que esas sean las condiciones, a que, por ejemplo, el costo político de mantener a nuestros hermanos en prisión supere a lo que la autoridades políticamente consideran el beneficio de no liberarlos. La movilización de conciencias en esa dirección, el trabajo para educar a sectores políticos y hacer que se sienta con más fuerza aun la demanda de liberación de nuestros hermanos, de que se haga palpable para los centros de toma de decisión el costo político de no hacerlo, me parece que es el reto principal del movimiento de solidaridad.

Repito, es algo que nuestros amigos conocen. No digo nada nuevo. El reto está en cómo lograrlo cuando no se trata de personas con influencia política o con recursos económicos para lograr esa influencia política de la manera que funcionan las cosas en este país. Y sé muy bien que los amigos están constantemente ideando como mejorar el trabajo y cómo hacerlo más efectivo. Apoyar el evento de Londres a inicios de marzo y la jornada “Cinco días por Los Cinco” en junio, precisamente en la capital estadounidense, serian formas concretas de contribuir a lograr ese objetivo.

¿Qué le diría a los jóvenes, como actores imprescindibles en esta lucha?

Los jóvenes, con su iniciativa y su energía, con su entusiasmo y su capacidad de comunicación con otros jóvenes, con su dominio de las nuevas tecnologías de la comunicación, pueden y deben jugar un rol fundamental en esta lucha.

Hay trabajo de base, en las comunidades, educando sobre el caso, o contactando oficiales electos (en el caso de Estados Unidos) para el cual se requiere de tiempo, de energías, en las que la juventud puede hacer una contribución fundamental.

El uso de Twitter, Facebook, y otros medios digitales de comunicación con iniciativa, es otro campo en el que la juventud puede aportar mucho. Tanto la juventud norteamericana, o de otros países, como la cubana de las formas en que le sea factible y con los recursos a sus disposición. La capacidad creadora de la juventud, con mensajes y códigos correspondientes a las formas de comunicación de las nuevas generaciones puede contribuir  mucho a hacer llegar la verdad de nuestro caso a cientos de miles de jóvenes en todo el mundo que no conocen del caso, o también para hacer llegar a oficiales electos ( otra vez me refiero a Estados Unidos) el mensaje con la petición de nuestra liberación o elementos de interés sobre el caso.

Yo les diría a los jóvenes que se sumen con entusiasmo y con dedicación a la lucha. Sin ellos, se haría mucho más difícil lograr los objetivos.

¿Qué o que cosas le ayudaron a cumplir su sanción íntegramente sin doblegar  sus principios? Si tiene alguna anécdota o “consigna” (hablo de elemento de reafirmación) que le ayudó en este empeño.

 El elemento principal que me ayuda a cumplir la condena sin doblegar  los principios es la conciencia de que defendemos una causa justa. Esa conciencia confiere  serenidad y comprensión de la situación personal por dura que sea. Permite poner en contexto nuestra situación y  lo que sucede. Sabemos que lo que se castiga, o lo que se pretende castigar en nosotros es a Cuba por la herejía de tratar de construir una sociedad justa y hacerlo muy a pesar de la hostilidad del país más poderoso del planeta que no acaba de aceptar la idea de que Cuba es un país independiente y soberano. Esa comprensión nos permite darle poner en perspectiva histórica a  la situación personal por la que pasamos y asumirla con honor y con dignidad. Permite tener una visión más abarcadora, un cuadro más general, sobre qué representa nuestro caso en un proceso histórico más amplio de hostilidad de las autoridades de Estados Unidos hacia la Revolución cubana.  Y sin pretender considerarnos símbolos de nada, espero que la lección que saquen las autoridades norteamericanas es que así como no pudieron doblegarnos a nosotros cinco, no podrán nunca destruir la Revolución.

Los principios no los hubiéramos doblegado nunca, como se comprobó durante los años iniciales aún en el más absoluto aislamiento, y sé que tampoco nuestros hermanos que permanecen en prisión doblegarán sus principios aún en las más difíciles condiciones. No obstante, la solidaridad y el apoyo que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos y amigas alrededor del mundo, hacen más llevadero el cumplimiento de la condena. A la vez, se convierte en un compromiso para nosotros. Un compromiso de resistencia y de lucha.

¿Qué ha significado para usted su amistad con Oscar López Rivera? En este sentido, mantengo comunicación con Oscar y me ha hablado con afecto de Fernando.

Yo tuve el privilegio de compartir algo más de cuatro años de mi encarcelamiento con Oscar. Él es una persona de principios a la cual respeto y admiro. Fue con su ayuda, por ejemplo, con quien di los primeros pasos en el dibujo. El lleva  muchos años pintando, y me ayudó mucho cuando decidí introducirme en el dibujo.

Es una persona de la cual aprendí muchas cosas. Él tiene la experiencia de las luchas en Estados Unidos en los años 60 y 70. Vivió la experiencia de Viet Nam, y antes de eso, de la emigración boricua a Estados Unidos en los años 50 del siglo pasado donde enfrentaron la pobreza y la discriminación racial. Hay una parte de la historia de Estados Unidos de la cual no se habla en los libros de texto: la de las luchas de grupos revolucionarios de afroamericanos, de Chicanos, de puertorriqueños y hasta de anglosajones. Grupos que enfrentaron la represión más feroz del sistema. La década del 70 del siglo pasado fue muy activa para esos grupos. Oscar conoce mucho de las luchas en esa época y a través de él pude conocer de experiencias, pude leer libros escritos por participantes en aquellas luchas. Hay, por ejemplo, presos políticos afroamericanos que llevan más de cuarenta años en prisión como resultado de aquellas luchas y son prácticamente desconocidos por sus propias comunidades.

Con él también conversé mucho sobre Puerto Rico y la realidad de esa Isla colonia de Estados Unidos en pleno siglo XXI.

El lleva más de treinta años preso y ha sido verdaderamente maltratado, sobretodo en sus primeras dos décadas en prisión, por las autoridades que vertieron sobre él todo el odio que que suelen verter sobre aquellos a quienes considera sus enemigos políticos. Así que de la realidad de la prisión también aprendí de él.

Es una persona bien informada, ideológicamente bien definida, con la cual pude sostener conversaciones sobre la realidad política del país, sobre la actualidad, sobre la historia, etc, que de otra manera no hubiera tenido la oportunidad de tener pues lo que predomina en la prisión es la apatía sobre esos temas, la desinformación y la falta de conciencia.

Oscar es un gran ser humano e hizo más productivo en cuanto a mi preparación y mi educación, mi paso por la prisión.

A él le deseo lo mejor, y que la lucha de su pueblo y de los amigos que le apoyan conduzca a su libertad. Aunque bien sé que él está dispuesto a hacer el sacrificio que sea necesario y lo asume con ecuanimidad, con dignidad y con honor. Pero se merece ser libre y disfrutar de sus hermanas, de su hija y de su nieta, así como de su pueblo. Un abrazo para él.

 ¿Qué piensa hacer a su llegada a la isla?

Lo principal a mi regreso, en los primeros momentos y días, será disfrutar de mi familia y compartir con Rosa Aurora, de los cuales he estado separado por tantos años. Saludar a los familiares de mis hermanos, compartir con amigos a quienes no veo hace tanto tiempo y tratar de llenarme de la isla, de la vida a la que estamos acostumbrados y que tanto extraño, bañarme en el mar si el clima lo permite, caminar La Habana. Después habrá tiempo para planificar otras cosas, esas son las de los momentos más inmediatos a mi regreso.

En términos más generales, en cuanto al futuro, unirme a la lucha por el regreso de mis otros hermanos y tratar de contribuir a esta de la mejor manera posible.

Tomado del Blog Supón
publicado por rcbaez a las 04:33 · Sin comentarios  ·  Recomendar
19 de Noviembre, 2013 · Cinco Prisioneros en USA

Por Alicia Simeoni*

Cuando el sábado 23 y el domingo 24 se realice en Rosario (Argentina) el XIII Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, por la Unidad Antiimperialista de América latina y el Caribe es seguro que se recordará que fue un general norteamericano, Edgar Atkenson, quien dijo que el país caribeño, situado a tan sólo 160 kilómetros de La Florida, debe tener ojos y oídos en Miami que la alerten ante una posible agresión.

 Atkenson fue jefe de la Oficina de Planificación de la Inteligencia norteamericana e instructor del Colegio de Inteligencia de la Defensa de los Estados Unidos. Si bien los cubanos no necesitaban de esa afirmación -citada por un testigo durante el juicio que en 1998 se hizo a cinco ciudadanos de la Isla que llegaron a La Florida para detectar el armado de las más diversas agresiones y atentados contra su país-, no deja de ser significativa como muestra del espíritu belicista. Al mismo tiempo, da la razón a quienes hablan de los 50 años de permanentes ataques que provocaron 3 478 muertes e incapacitaron a otras 2 099 personas, según datos oficiales del Estado cubano.

 En este contexto, René González, Ramón Labañino, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Fernando González fueron designados por Cuba “para infiltrarnos en las redes terroristas, conseguir información y evitar nuevos ataques”, dijo a Página/12 el único liberado después de cumplir su condena, René González.

 Desde el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, hasta Anmistía Internacional, dice González, dictaminaron que fue y es arbitraria la privación de la libertad de Los Cinco, acusados de conspirar contra los Estados Unidos. En 2005 desde el Grupo de la ONU se dijo que esa privación de libertad contraviene el artículo 14 de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos y, a pesar de que hay campañas internacionales, entre ellas la de varios premios Nobel -Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú y Günter Grass-, quedan cuatro cubanos detenidos.

 “La Justicia norteamericana es ciega y sorda”, se dice en La Habana, y René González, un hombre de 57 años de edad, veterano de la guerra de Angola, piloto de profesión, explica que se habla de arbitrariedad porque desde todos los espacios se sostiene que “no tuvimos un juicio con las garantías del debido proceso. Ni siquiera se aceptó el principio elementalísimo de realizar las audiencias en una comunidad que no tuviera prejuicios y opinión adversa antes de escucharnos”.

 El piloto se convirtió en la voz de sus cuatro compañeros que permanecen detenidos y a quienes se les aplicaron penas que se “consideran desproporcionadas por la imputación que se nos hacía”. René González nació en Chicago “casi accidentalmente”, dice, ya que su padre, que jugaba béisbol, se había ido de Cuba durante la dictadura de Fulgencio Batista. “Buscaba desarrollarse en las ligas mayores y mi madre, que tenía familiares norteamericanos, se había ido antes, pero a mis cinco años regresamos”, relata.

 René, Ramón, Gerardo, Fernando y Antonio no se conocían entre sí antes de la misión. Hubo un abordaje individual hacia cada uno de ellos, cuenta el piloto González, y se les planteó la necesidad del país de enterarse a tiempo de los planes de los grupos anticastristas.

 “Hay que aclarar que fue un trabajo totalmente voluntario al que podíamos decir que no… Me dijeron que lo pensara, que era peligroso, pero no tuve que hacerlo porque pasé mi niñez y el resto de mi vida viendo de manera constante cómo el terrorismo proveniente de Miami se ensañaba con la población cubana. Tenía 17 años cuando asistí al entierro de los pasajeros del avión de Cubana que fueron asesinados en 1976, al despegar de Barbados, por el terrorista Luis Posadas Carriles, entrenado por la CIA y quien todavía vive en libertad en Miami. Posadas Carriles dejó rastros de sangre no sólo en Cuba, sino en el continente sudamericano por su participación en la Operación Cóndor.”

–El día que partió de La Habana, el 8 de diciembre, había quedado con su mujer en ir al cine…

–Ya teníamos a Irmita, de seis años. Ese día fui a mi trabajo en el aeropuerto de San Nicolás de Bari, a 50 kilómetros de La Habana, donde trabajaba como instructor. Cuando encontré la oportunidad me fui con un avión y mientras el resto del personal se daba cuenta, ya estaba volando.

 Hasta el pequeño departamento que ocupaban llegaron funcionarios del Ministerio del Interior con una afirmación que estremeció a su mujer Olga: “Su marido desertó, se llevó un avión y está en La Florida”, dijeron. De ahí en más todo fue desconcierto para la mujer y el resto de la familia, Roberto, el hermano del piloto, Irma su madre, sus amigos.

 Con el marco del desgarro familiar la voz de René González podía escucharse repetida, insistente, por Radio Martí, la emisora creada por el ex presidente Ronald Reagan como voz del anticastrismo más virulento. Desde Miami el piloto repetía que estaba harto de Cuba, de los racionamientos más elementales y de la vida en la Isla. Tenía 38 años entonces y desde ese momento en que fue recibido como un héroe en Miami, no pasaría mucho tiempo hasta que lograra acercarse y “formar parte” de Hermanos al Rescate comandada por un acérrimo y activo anticastrista, José Basulto.

–¿Ya conocía a Basulto?

 –Yo tenía recuerdos de mi niñez, cuando desde una lancha ametrallaron un hotel en La Habana y allí también estaba Basulto. Nosotros necesitábamos llegar a ellos, a los terroristas y si hubo algo que a mí me benefició fue haberme llevado el avión: eso me daba cierto estatus de celebridad, me hacía atractivo. Llegué a otros grupos como el Comando de Liberación Unidos y el PUND (Partido de la Unión Nacional Democrática), estos dos, mezcla de terroristas y narcotraficantes hacia Cuba. Como era piloto, el mismo Basulto llegó a consultarme acerca de la manera de introducir explosivos y hasta de volar torres de electricidad en La Habana. Y además, en época de los balseros, tenían la esperanza de generar en el país un estado de rebelión. Con nuestro trabajo se pudieron desactivar muchas de estas acciones e indirectamente hubo una colaboración con el FBI en el tema del narcotráfico. En relación con la explosión de hoteles en La Habana, en el año 1997, llegamos a ubicar el paradero de Posadas Carriles.

 Los Cinco se fueron de sus hogares en Cuba de manera parecida, aunque actuaron en distintos grupos de los que sostienen las principales actividades contra la Isla y fueron detenidos el 12 de septiembre de 1998, después de que en Cuba -explica René González- “se reuniera el Ministerio del Interior con representantes del FBI a quienes se les entregó el detalle de los planes detectados para atentar contra la Isla… En lugar de usar la información proporcionada por nuestro Gobierno para detener a los terroristas, el FBI nos buscó y nos detuvo”.

 El país entero pide por la libertad de Los Cinco. Pintadas, diseños diversos, en oficinas públicas, bares, hoteles y negocios. Los cubanos reclaman para que los Cinco Héroes regresen a casa. Un afiche muestra una mano que pide y la leyenda es categórica: “Obama… Give me five! Libertad para Los Cinco”. René González, este hombre alto, delgado, de inquietos ojos verdes y hablar tranquilo, asegura que mientras sus compañeros no estén en libertad “seguiremos siendo cinco encarcelados”.

–¿Ustedes tuvieron acceso a información clasificada?

–No, ni nos interesaba la información clasificada de EE.UU. Nosotros queríamos prevenir los actos terroristas. Es que el juicio fue un circo romano, violatorio de la 6ª. Enmienda y de cualquier legalidad. Así, después que la propia Corte de Apelaciones revocó el veredicto de culpabilidad porque consideró que en Miami no se hizo un juicio justo, la Corte de Apelaciones de Atlanta ratificó las condenas con algunas modificaciones en lo que consideró incorrecto: Antonio Guerrero, de una cadena perpetua más 10 años, pasó a tener que cumplir 21 y 10 meses; en el caso de Fernando González, de 19 años pasó a 17; para Ramón Labañino, que tenía una cadena perpetua más 18 años, pasó a tener 30; se ratificaron las penas de 2 cadenas perpetuas más 15 años para Gerardo Hernández y los 15 años para mí. La Corte Suprema dijo que no revisará el caso. El reclamo es, entonces, para que el presidente Barack Obama los indulte.


(Fuente Cubadebate/Con información de Página 12; Foto Daylén Vega/Cubadebate

Tomado de Radio Cadena Agramonte

* Periodista argentina,  Secretaria Adjunta del Sindicato de Prensa de Rosario

publicado por rcbaez a las 19:33 · Sin comentarios  ·  Recomendar
17 de Septiembre, 2013 · Cinco Prisioneros en USA

Por el enorme cúmulo de trabajo de estos últimos días, algunos artículos publicados en las 3W nos han quedado "rezagados": tal, el que versaba sobre el poema de Thiago de Mello que acabamos de publicar y, también, esta entrevista que no queremos dejar de tener en nuestro espacio por los Cinco:

La solución del caso de los Cinco está en manos de Obama

Iroel Sánchez

Así opina el abogado José Pertierra.  Históricamente, los Presidentes han concedido miles de perdones y clemencias. Desde Kennedy a Obama han concedido 4,828 perdones y clemencias en las últimas cinco décadas

José Pertierra es cubano, viajó a Estados Unidos a los 9 años y se graduó en leyes por la Universidad de Georgetown en Washington DC, ciudad donde reside y tiene su bufete. Como profesional se ha especializado en casos de Derechos Humanos e Inmigración. Representa al gobierno venezolano en el caso para la extradición del terrorista Luis Posada Carriles y ha seguido muy de cerca desde su mismo origen el caso de “Los Cinco”. A propósito de cumplirse quince años del arresto en Miami de Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González, Pertierra accedió a responder este cuestionario.
Iroel Sánchez: Suponiendo que tuvieras que explicarle a un norteamericano promedio el llamado “Caso de Los Cinco”, ¿qué le dirías?

 José Pertierra: He estado tratando de explicarle este al pueblo estadounidense desde hace años. El problema es que ha sido muy difícil hacerle llegar el mensaje.

 Los Cinco son inocentes de haber conspirado para cometer espionaje contra los Estados Unidos. Fueron condenados en Miami, a pesar de que la fiscalía no pudo presentar ni un solo documento clasificado que hayan obtenido o tratado de obtener. Fueron condenados, porque Miami es una ciudad sumamente parcializada en contra de Cuba. El pueblo estadounidense se enteró, creo que por primera vez, de ese fenómeno cuando el caso Elián. Solamente en Miami alguien en su sano juicio puede pensar que hay que quitarle la patria potestad al padre de un niñito de 6 años, únicamente porque el padre desea vivir con su hijo en Cuba.

 Predomina en Miami un odio enfermizo desde que llegaron los batistianos, después del triunfo de la Revolución. Lastimosamente es un odio que se hereda y que domina la conversación sobre Cuba cotidianamente en la radio y la televisión miamense. Solamente en Miami pudiera un jurado condenar a cinco personas que se dedicaban infiltrar a las organizaciones terroristas del sur de la Florida. Los Cinco lograron obtener evidencia para que el FBI arrestara a los terroristas de Miami, pero en vez de arrestar a los terroristas, el FBI arrestó a los Cinco.

 Fueron condenados ante un jurado sumamente parcializado y sentenciados a largas penas carcelarias. Gerardo Hernández, por ejemplo, fue condenado a doble cadena perpetua más 15 años, porque también lo condenaron por conspiración para cometer homicidio: un cargo tan ridículo que la propia fiscalía quiso retirarlo porque pensó que podía probarlo. Por razones misteriosas, la Jueza Lenard no permitió el retiro de ese cargo y Gerardo fue injustamente condenado a una cadena perpetua adicional sin evidencia alguna. Solo en Miami puede haber ocurrido eso.

 Contestando tu pregunta, le diría al pueblo estadounidense que, aunque no se hayan enterado, Miami funciona con sus propias reglas, prejuicios y odio. Le diría que los Cinco hubiesen sido absueltos de todos los cargos—salvo de no haberse inscrito como agentes de Cuba—si el juicio se realiza en cualquier otra ciudad del país. Le diría que la fiscalía lo sabía y que por eso insistió tan fuertemente para que la jueza denegara la solicitud de la defensa para un cambio de sede. Le diría que los Cinco son inocentes y que no recibieron en Miami el debido proceso de la ley, y que sus derechos constitucionales fueron violados en Miami y que hay que liberarlos inmediatamente.

 I.S: Has seguido de cerca el tema de Los Cinco ¿Cómo ves la su situación en este momento y qué perspectiva ves de solución?

 J.P: La solución del caso de los Cinco está en manos del Presidente Obama. Con un plumazo puede liberarlos. La Sección 2 del Artículo 2 de la Constitución de los Estados Unidos le otorga al Presidente pleno poder —sin restricción alguna— para perdonar la condena de un preso o para concederle clemencia ejecutiva y liberarlo inmediatamente.

 Un perdón es un acto ejecutivo que absuelve al acusado de todas las consecuencias de su condena. Una clemencia mantiene la condena, pero reduce o elimina la sentencia. Ambos mecanismos tienen como resultado la liberación del preso.

 Históricamente, los Presidentes han concedido miles de perdones y clemencias. Por ejemplo, los Presidentes Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush Sr., Clinton, Bush Jr. y Obama han concedido 4,828 perdones y clemencias en las últimas cinco décadas.

 Los Cinco fueron procesados injustamente por el gobierno de los Estados Unidos, porque son cubanos, y Washington mantiene una relación muy tirante con la Revolución. Pero el Presidente Obama ha dicho que está dispuesto a dialogar con todas las naciones. El Presidente debiese estudiar las acciones del Presidente Woodrow Wilson después de la primera guerra mundial, cuando perdonó a decenas de socialistas, pacifistas y sindicalistas que habían sido condenados injustamente durante la guerra. Un vocero del Departamento de Justicia explicó en 1919 que el Presidente los había perdonado, porque “los presos fueron víctimas de las pasiones y los prejuicios guerreristas, y consecuentemente habían recibido largas sentencias que no estaban en proporción a los delitos.”

 Igual los Cinco fueron condenados a largas sentencias que no estaban en proporción a las acciones que cometieron. Vinieron a los Estados Unidos para acumular evidencia, que Cuba posteriormente compartió con el FBI, sobre unos terroristas que habían volado aviones, puesto bombas en hoteles y restaurantes en Cuba y asesinado a muchos cubanos. No merecen estar presos. Al contrario, el gobierno de los Estados Unidos debería agradecer la entrega de la evidencia que, gracias a ellos, Cuba le proporcionó al FBI. También debería darle una explicación al mundo de por qué Washington no ha querido arrestar y procesar a los terroristas de Miami.

 I.S: Como jurista que trabajas en Washington DC ¿Qué conocimiento y sensibilidad aprecias entre abogados y profesionales del derecho en Estados Unidos acerca de este caso?¿Conocen las violaciones y arbitrariedades que se han cometido contra René, Gerardo, Antonio, Fernando y Ramón?

 J.P: Lastimosamente, no se ha logrado educar a los abogados estadounidenses sobre el caso de los Cinco. Son muy poquitos los que lo conocen y una pequeñísima minoría la que conoce las violaciones que ha cometido el gobierno contra esos cinco inocentes compañeros. Es una reflexión de la sociedad estadounidense que los medios televisaron en vivo y en directo el juicio completo de Jodi Arias, una mujer que mató a su marido en Arizona, pero no reportan sobre el caso de los Cinco. Que el caso O.J. Simpson haya también sido televisado, comentado y revisado ad nauseam por los medios, pero nada sobre los Cinco. Así es este sistema. Vale más el teatro que la realidad. La farándula pesa más que la injusticia.

 I.S: ¿Por qué la prensa de Estados Unidos continúa dando un tratamiento marginal al tema de Los Cinco?¿Es posible cambiar eso?

 JP: No es nada fácil cambiar el trato marginal que la prensa le da al caso de los Cinco, pero sí es posible utilizar los medios alternativos para hacerle llegar la historia de Los Cinco al público. Ya los medios tradicionales no tienen un monopolio sobre la prensa. Ahora existe Facebook, Twitter, los Blogs, el YouTube, y otras formas de comunicación. Los jóvenes estadounidenses no leen la prensa escrita, y no ven los noticieros nacionales. Se informan a través de los medios alternativos y los programas de comedia noticiosa como, por ejemplo, el programa de Jon Stewart. Hay que buscar la manera de penetrar esos medios. Esta idea de René, la de cinta amarilla, es genial. Sintoniza con la historia del propio pueblo estadounidense. Acá reconocen enseguida lo que significa la cinta amarilla.

 La identifican con los prisioneros de guerra que tenían en Vietnam, con los rehenes que tenían en Irán, y con los deseos humanitarios de los familiares de cualquier preso. También el video que grabaron nuestros músicos. Silvio, Amaury, Kiki y los demás cantaron en inglés una canción muy conocida acá. La canción de Tony Orlando:  “Tie a Yellow Ribbon”. Esa canción llegó a ser número 1 en los Estados Unidos en 1973. Todos la conocen. A través de la cultura, de los artistas, de los músicos, los escritores, y los poetas, utilizando los medios alternativos le podemos llegar al corazón del pueblo estadounidense. Un video de  Silvio, Amaury, Kiki, Frank Fernández y otros músicos cubanos con algunos músicos estadounidenses sería todavía más fuerte. Ojalá que puedan lograr eso

 I.S: ¿Cómo recibiría la opinión pública norteamericana un gesto del Presidente Obama liberando a nuestros cuatro compatriotas que aun están en la cárcel por combatir el terrorismo, al que muy probablemente el gobierno cubano respondería con la excarcelación de un ciudadano estadounidense que guarda prisión aquí por violar la soberanía cubana, implementando los planes de “cambio de régimen” que financia Washington contra la Isla?

 J.P: Te lo digo muy francamente: ni fu, ni fa. No creo que los temas de Cuba, los Cinco o incluso el de Alan Gross están en el radar de la opinión pública estadounidense. Cierto es que la liberación de los Cinco y de Alan Gross saldría en la prensa por aproximadamente 48 horas. Pero después de eso, pasarían la página para volver a concentrarse en el próximo escándalo sexual de algún politiquero o algún video escandaloso que grabe Miley Cyrus. Este país es así. Algo que muchos en Cuba no han logrado entender o aceptar, porque es algo tan insólito

 I.S: En estos momentos desde Cuba se impulsa una nueva campaña por la liberación de Los Cinco que incluye el llamado de René González, el único de estos antiterroristas que ha podido regresar a Cuba, a utilizar un símbolo como las cintas amarillas para dirigirse al pueblo estadounidense. Destacados músicos cubanos han versionado la canción que en 1971 popularizó en Estados Unidos el uso de la cinta amarilla para esperar a un ser querido. Escribiste un artículo en que llamas a desatar un “huracán amarillo” que llegue hasta la Casa Blanca ¿Qué relación ves entre lo que hagamos en Cuba y el hecho de que se conozca esta enorme injusticia en Washington?

 J.P: Arriba te contesté esta pregunta, antes de que me la hicieras. Pero te quisiera recalcar. La campaña de la cinta amarilla es una de las mejores ideas que ha surgido alrededor del tema de los Cinco. No le vamos a llegar al pueblo estadounidense con discursos o anuncios pagados en el Washington Post. Tampoco con pancartas en Miami. Tenemos que llegarle por el costado. Es decir, a través de la cultura y de los medios alternativos usando símbolos que se entiendan acá. La batalla para liberar a los Cinco pasa por el corazón de este país. Hay que llevarles el mensaje al estadounidense de a pie en Kansas, en Iowa, en Indiana, en Ohio, y en Illinois. En ciudades como Chicago, Boston, Washington y New York. Así ganamos el caso Elián. Miami es una ciudad contaminada de odio contra Cuba. Si hubiésemos batallado el caso Elián en Miami, hubiéramos perdido. Lo ganamos, porque nos enfocamos hacia el pueblo estadounidense y no hacia los cubanos de Miami.

 Tengo la confianza que la liberación de René marca una nueva etapa en esta lucha. René es el rostro de los otros cuatro compañeros. Hasta ahora el caso no tenía rostro, porque los Cinco estaban todos presos. Ahora uno está libre y puede educar al público sobre el caso. Lo que fue Emile Zolá para Dreyfus será René para los Cinco. Cada caso político necesita un Emile Zolá. Ya los Cinco lo tienen. Se llama René.

(Fuentes:  CubAhora /  Cubadebate.cu)


Viernes, 13 de Septiembre de 2013

 

 http://www.cubaperiodistas.cu/noticias/sept13/13/01.htm


publicado por rcbaez a las 23:55 · Sin comentarios  ·  Recomendar
08 de Agosto, 2013 · Cinco Prisioneros en USA

ramon-1

 

El mensaje en mi bandeja de entrada confirmó la humildad de mi entrevistado. «Mi amor, mi cariño y gratitud para todo mi pueblo, siempre a nombre de los CINCO. Gracias por el privilegio que me das de responderte, trataré de ser concreto dadas las circunstancias. Estamos en medio de un lock-down…». Así comenzaba el correo-respuesta de la primera entrevista que lograba realizarle a Ramón Labañino, héroe cubano preso injustamente en una cárcel en Estados Unidos. Desde la soledad de su prisión pero con los más de once millones de corazones que laten junto al suyo, Ramón tecleó estas líneas en las que cuenta su vínculo con el Che.

 

Ramón Labañino y su esposa Elizabeth PalmeiroEn el mes de junio de 2013, Elizabeth contaba ante un auditorio de jóvenes e investigadores interesados en la vida y obra de Ernesto Guevara, que cuando ella supo del injusto encarcelamiento del que serían objeto los Cinco, le envió una postal con la imagen que el fotógrafo cubano Alberto Korda tomara del Che. Al dorso escribió: «a su imagen y semejanza te ven mis ojos y mi corazón». ¿Qué sintió cuando su esposa lo comparó con un hombre como el Che?

 

Me sentí muy orgulloso y honrado. Mi esposa sabe muy bien lo grande y especial que el Che es para todos nosotros. El solo hecho que ella, que me conoce tan bien, me hiciera esa extraordinaria confesión, me conmovió profundamente. Con el honor también se eleva la responsabilidad de estar a la altura infinita del Guerrillero heroico. Tratamos de ser como él cada día de nuestras vidas.

 

A los héroes hay que sacarlos del mármol y traerlos a nuestro quehacer diario. ¿Cómo trae al Che, Ramón Labañino en su día a día?

Siempre lo veo como el compañero mío de cuarto, de batalla, de cotidianidad. Me aferro al Che guerrillero, al que subió a las montanas, al que sufría de asma pero crecía en valor y dignidad con sus pulmones, al ser humano que celaba con extremo las faltas siendo el primero en dar el ejemplo, al médico que primero curaba las heridas de los demás antes que las propias, al valiente temerario que siempre era el primero en lanzarse sobre las balas enemigas. Pienso en lo que el haría cada segundo de su vida de estar en nuestro lugar. Salvando las enormes diferencias históricas y de altura de este grande de todos los tiempos, creo que esta misión es nuestra «guerra de guerrillas», es nuestro «Girón», nuestra «Angola», nuestro «Congo belga», nuestra «Bolivia».

 

En el primer número de la revista Paradigma, anuario del Centro de Estudios Che Guevara, se publicó un poema suyo dedicado al Che en el que escribe: « ¿Qué soy? sino tu sonrisa acrisolada, tu mirada firme y combativa, tu andar soberano y temido por los cobardes de ayer y de hoy». ¿Son los mismos cobardes los de ayer y los de hoy?

Lamentablemente sí. Son los mismos cobardes, los mismos traidores, los mismos pusilánimes, solo que con diferentes rostros y enormes sombras. Para mí lo más difícil de todo este proceso fue conocer que alguien se acobardó, que temió y traicionó. Fue muy duro, muy desgarrador. Pero inmediatamente comencé a rebuscar en la historia, desde Caín y Abel en la Biblia, a lo largo de todos los tiempos de la humanidad, y en especial de nuestra Revolución, han existido y durísimamente debemos reconocer que existirán hombres indecorosos; pero por cada uno de ellos siempre habrá un cubano que sepa elevar «el decoro de todos los demás». Esa es mi fe y mi convicción, como es también la de mis hermanos.

Ramon Labañino junto a sus hijasUsted fue parte de una generación que tuvo al Che mucho más cerca. Ahora, mediante sus hijas, está en contacto con una generación mucho más joven que lo ha vivido de forma diferente. ¿Considera que sus ideas no perderán vigencia con independencia de los cambios generacionales?

El Che es eterno, infinito, es ícono y es luz. Nada en él se destruye ni acaba, solo se transforma. Ahora mismo vemos su rostro en todas las manifestaciones contra del neoliberalismo, las crisis complejas del imperialismo, el hambre y el desamparo, y a favor de los derechos de los inmigrantes, de los pobres, de la vida. Donde quiera que exista una causa justa por defender, una causa de amor, en cualquier tiempo y circunstancias, allí estará siempre, fiel y sereno, combativo y rebelde. El Che nunca perece, al contrario, renace y se magnifica con cada salida del sol.

 

¿Cuál podría decir qué es, de los textos del Che, el que más lo ha marcado? ¿Recuerda en que momento de su vida lo leyó y cuánto le aportó?

La carta de despedida del Che a Fidel. Ese mensaje se convirtió en un mensaje a todo el pueblo de Cuba, del mundo. Me impacto definitivamente. La primera vez lo escuché en una grabación en la voz de nuestro Comandante eterno mientras yo cursaba mis estudios primarios. Su humildad, nobleza, entrega total a una causa justa, su desprendimiento de todo lo material, su apasionado amor por los pobres y los más necesitados, caló tan profundamente en mí, que desde ese mismo momento (y creo que nos pasó a muchos de nuestra generación) en verdad quería de todo corazón ser como el Che, como decíamos todos los pioneros.

 

Aunque pudiera considerarse una pregunta pretenciosa, teniendo en cuenta la modestia que siempre ha caracterizado a los CINCO, ¿considera que en ustedes se materializa el pedido del Che de formar ese, tan necesario, «hombre nuevo»?

Tu pregunta pide dos respuestas. En el proceso socialista, como bien lo define el Che, urge tener y educar a ese «hombre nuevo» que sea capaz de llevar adelante una obra tan gigante y humana. Solo ese hombre nuevo al que hacía referencia el Che, puede crear y construir ese mundo nuevo. Ahora bien, pensar que nosotros cinco seamos el reflejo siquiera de ese hombre nuevo es demasiado pretencioso. Si te puedo asegurar que nos esforzamos cada segundo de nuestras vidas para estar a la altura de este tiempo y de todos los tiempos, con el Che en el alma e intentando acercarnos aunque sea un poquito «a su imagen y semejanza» como mencionaba mi  amada esposa. Solo así nos sentimos un poco más realizados como hombres, como revolucionarios.

 

El pie de firma del correo electrónico era inconfundible: «¡Viva el 26 de julio! Día de nuestra independencia nacional. Ramón Labañino Salazar. Julio 26. 2013. FCI. Ashland, Kentucky. 9:03 am.».

publicado por rcbaez a las 04:51 · Sin comentarios  ·  Recomendar
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