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Cinco Héroes Cubanos
Qué sabes sobre estos valientes hombres?

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Entradas por tag: espías
28 de Enero, 2016 · Cinco Prisioneros en USA

Considerado el jefe de la red de cinco agentes de la Isla detenidos en EE UU, se proclama revolucionario con las mismas convicciones que hace casi 20 años

El exespía cubano Gerardo Hernández, en Madrid.

“Quieren destruirnos con el abrazo del oso”. Gerardo Hernández, de 50 años, militante desde los 15, no es un miembro más del Partido Comunista de Cuba (PCC), ni las intenciones que atribuye a Estados Unidos son retóricas. Considerado el jefe operativo de la red de cinco agentes cubanos detenidos en 1988 por el FBI, condecorados todos en la isla con el título de Héroes de la República, y liberados en el marco de la distensión binacional anunciada el 17 de diciembre de 2014, Hernández tiene acceso a Raúl Castro y al vértice del partido. Se proclama revolucionario con las convicciones que hace casi 20 años le llevaron a aceptar una misión peligrosa: infiltrarse entre los grupos anticastristas más violentos de Florida e informar sobre sus actividades.

Su excarcelación después de 16 años en prisión fue la principal exigencia del régimen cubano para abrir el proceso hacia la normalización diplomática. El caso de Hernández era el más complejo y la pena impuesta por un tribunal federal, la más dura: dos cadenas perpetuas con cargos de espionaje, conspiración para el asesinato y falsedad documental. Hace pocos días viajó a España para agradecer la solidaridad de sus simpatizantes y visitar Gran Canarias, donde nació su madre, fallecida en 2009. Hernández considera que la nueva política norteamericana, el turismo, los intercambios diplomáticos, comerciales, culturales y deportivos, se asemejan al “abrazo del oso” porque su objetivo es socavar el sistema desde dentro.

“Tenemos razones para ser muy cautelosos. Estados Unidos siempre ha visto a mi país como su patio trasero y hay poderosos intereses que ven ahora una oportunidad para lograr lo que no han podido por otros medios durante medio siglo, declara durante una entrevista en la embajada de Cuba en Madrid. “Muchas personas quieren un acercamiento real, pero congresistas con influencia y también la propia Administración no ha renunciado a sus objetivos con Cuba. Y el objetivo siempre ha sido destruir la revolución. Están apostando a que ahora podrán hacerlo con el abrazo del oso”. La biografía de Hernández no presenta fisuras ideológicas: destaca en la Unión de Jóvenes Comunistas, (UJC), cumple 54 misiones de combate en Angola (1989) y a mediados de los noventa dirige en EE UU la denominada red de espionaje Avispa.

Contrariamente a quienes sospechan de compromisos todavía sin desvelar, sostiene que las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba comenzaron sin condiciones previas ni temas inabordables, pero sin que el Gobierno cubano aceptara promover aperturas políticas en la isla a cambio del levantamiento de sanciones. “No sé lo que tendrán ellos en mente, pero yo le aseguro que este proceso se inició sobre la base de que se discutiría de igual a igual, sin precondiciones, con respeto y soberanía”. En enero de 2015 nació su única hija, concebida a la distancia, desde la cárcel, porque se prohibió cualquier visita de su esposa. La reproducción asistida fue autorizada durante las conversaciones secretas previas al anuncio oficial de 2014

El exagente de inteligencia desconfía de Washington. “Hay partidas, grandes sumas, públicas o no, dedicadas a la subversión en Cuba, pero los cambios que vayan a ocurrir ocurrirán por la voluntad y el deseo de los cubanos”. No cree en el pluripartidismo porque dice que atenta contra “nuestra propia historia. Ya Martí habló del partido de la nación cubana. No tengo una bola de cristal para predecir el futuro y los cambios y consensos que pueda haber en nuestra población. Las circunstancias cambian, y nuestra propia realidad, pero ahora la gran mayoría de los cubanos quiere que nuestro sistema siga siendo socialista”. A continuación, la entrevista con este baluarte revolucionario.

Pregunta. ¿Puede cuantificar el apoyo social de la revolución?

Respuesta. No podría decirle si en el año 70 tuvo un 90% y ahora un 77%. No creo que nadie tenga los números, pero puede estar convencido de que sin la mayoría del pueblo la revolución no resiste.

P. Entonces habría que consultar al pueblo para confirmar esa mayoría, ¿no?

R. Ya se hizo. Uno de los procesos de consulta popular fue para discutir los lineamientos (documentos del VI Congreso del partido de 2011) Se recogieron millones de opiniones de la población sobre hacia donde quiere que Cuba vaya y qué modificaciones hacemos.

P. ¿Es posible incorporar la participación política de sectores ajenos al partido?

R. Nuestro sistema electoral establece esa posibilidad. Hay casos de personas sin afiliación que se han propuesto a nivel de comunidad. No es una limitación no ser del partido.

P. Pero la gente se inhibe porque cree que no hay nada que hacer.

R. Sería ilógico que un Gobierno al que costó una guerra hacer una revolución estimulara su propia oposición.

P. Propone perfeccionar el socialismo. ¿A qué socialismo se refiere?

R. Yo insisto en el apellido de cubano porque ya cometimos el error de copiar de otras latitudes y no nos salió bien. Tiene que incorporar cualquier mecanismo siempre que beneficie a la mayoría y cuente con el apoyo de la mayoría

P. ¿Y los medios de producción en manos del Estado?

R. No está en los planes de nuestra revolución privatizarlos. Eso iría en contra de los principios fundamentales del socialismo.

P. También las desigualdades sociales originadas con la privatización de los servicios van contra el socialismo. ¿No?

P. Son riesgos que se corren. Lo importante es darle a la gente la igualdad de oportunidades. El igualitarismo a ciegas no conduce a nada. Si un hombre está haciendo dinero con su trabajo sin explotar a nadie bienvenido sea.

P. Da la impresión de que la juventud cubana vive ajena a la ideología.

R. Ellos [EE UU] confían en el cambio generacional de nuestra dirigencia histórica: en que los jóvenes cubanos tienen otra mentalidad, y no tienen el mismo compromiso con la revolución. A eso aspiran. Y es algo para lo que debemos prepararnos.

 

 

publicado por rcbaez a las 21:27 · Sin comentarios  ·  Recomendar
28 de Noviembre, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

This post is also available in: Inglés

El hueco

He recibido de mi hermano Antonio Guerrero una contribución para el blog en la forma de un poema. Fue uno de aquellos con que en los primeros momentos de encierro, en el área de castigo de la prisión, espantábamos los demonios del confinamiento en solitaria y buscábamos los recursos para crecer en aquellas circunstancias.

Los fiscales habían decidido ubicarnos en el SHU (Special Housing Unit), conocida coloquialmente como “El Hueco”. Cada uno en una celda, incomunicados del resto, nos las arreglábamos para comunicarnos de varias maneras ingeniosas, una de ellas el utilizar la rejilla de ventilación que compartían dos celdas contiguas mediante el conducto común de extracción de aire.

Para “celebrar” el primer mes de encarcelamiento el Flaco convocó a un concurso de “poesía”. Cada uno leyó –o mejor, pregonó – la suya a través del resquicio que dejaba la puerta de hierro laminado de su celda. Luego Tony seguiría hilvanando versos y construyendo estrofas. La rejilla del aire era el mejor medio de compartirlas.

Fue así que “revisamos” su primer poemario “Desde mi altura”. Era una referencia al doceavo piso en que estaba ubicada la unidad, y desde la cual se podía observar el “downtown” de Miami. Con el paso del tiempo, a medida que los fiscales se rebajaban, se tornó en triste recordatorio del abismo moral que se abrió entre nosotros y nuestros acusadores.

Les dejo con la poesía de Tony.

Tony

Hermano

Mis impresiones sobre el lanzamiento de tu blog y sobre el primer intercambio que tuviste te las pude dar, en breves minutos, por teléfono. De tu inmenso corazón revolucionario nada me sorprende, pero “apretaste”, te comente.

Me quiero sumar a “Soy un espía, dicen” con uno de aquellos poemas que un día te leí de “rejilla a rejilla”, en aquel hueco del que salimos más fuertes y más necios. Tras escucharme aquel día me dijiste: Ese poemita me gusta.

LA VERDAD

De frente a tu mirada he vuelto a amanecer.

Sin miedo a mi dolor sano mi herida

Tomado en tu jardín la más querida

Flor llena de tu aroma y de tu ser.

 

De frente a ti hoy sigo caminando,

con paso firme el sol cubre mi huella.

Cuan hermoso es poder seguirte amando,

Multiplicar mi amor por cada estrella.

 

Bien sabes tú que hay días de dolor

Cuando el aliento se hace más profundo.

Solo la vida es vida si hay valor

De llevar la verdad de frente al mundo.

 

Abril, 1999. El Hueco, Centro Federal de Detenciones Miami.

publicado por rcbaez a las 01:04 · Sin comentarios  ·  Recomendar
07 de Noviembre, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

Thursday, 6 November 2014

Delegation outside US Embassy. Grahame Morris MP, Cathy Jamieson MP, Len McCluskey, Kevan Higgins, US Embassy First Secretary, Rob Miller, Elizabeth Woodcraft

Grahame Morris MP, Cathy Jamieson MP, Len McCluskey, Kevan Higgins, primer secretario de la embajada de Estados Unidos en Londres, Rob Miller, Elizabeth Woodcraft

 Delegación presenta informe final de la Comisión Internacional de Investigación a Gobierno de los Estados Unidos en la Embajada de Estados Unidos en Londres

 Esta mañana una delegación de alto nivel que representan a millones de personas de todo el mundo se reunió con funcionarios del Gobierno de Estados Unidos para entregar el informe final de la Comisión Internacional de Investigación sobre el caso de los Cinco Cubanos.

 La delegación estuvo compuesta por representantes parlamentarios, sindicatos, abogados y organizaciones no gubernamentales e incluyó dos miembros del Parlamento británico Cathy Jamieson MP, y Grahame Morris MP. Len McCluskey, secretario general del mayor sindicato del Reino Unido Unite, representa el movimiento sindical global y abogada Elizabeth Woodcraft, que fue uno de los coordinadores de la Comisión Internacional de Investigación, llegaron en nombre de la comunidad jurídica. Rob Miller, Director de Campaña de Solidaridad con Cuba, representó a los miles de simpatizantes y organizaciones que componen la coalición internacional "Voces por los Cinco", que había organizado la Comision Internacional de Investigacion sobre el caso de los cinco de marzo 2014.

 La delegación se reunió con los diplomáticos de los Estados Unidos Kevan Higgins, Primera Secretaria de asuntos políticos, y Daniel Madar, segundo secretario, y principal tanto para los derechos humanos y  las cuestiones de América Latina.

 La delegación describió la posición de la Comisión Internacional de Investigación y el rigor de sus investigaciones sobre el caso celebrada durante dos días de intenso escrutinio en Londres. La Comisión había sido presidida por tres eminentes jueces internacionales  de Francia, la India y Sudáfrica.

 Len McCluskey expuso las tres principales conclusiones del informe de la Comisión: En primer lugar, que ningunas de las conductas de cualquiera de los Cinco fue dirigida a los Estados Unidos de América o su Gobierno. En segundo lugar, el informe del Comisionado instó al presidente Barack Obama para conceder indultos humanitarios y liberar de inmediato a los tres prisioneros restantes. En tercer lugar, que la concesión de este tipo de indultos presidenciales tiene el potencial de contribuir sustancialmente a la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

 Len McCluskey, quien encabezó la delegación, dijo

"Estamos aquí representando a millones de personas de todo el mundo que ahora están pidiendo al Presidente Obama a conceder indultos humanitarios para los tres cubanos que quedan en poder ahora hace 16 años en cárceles de Estados Unidos. Al mismo tiempo nos gustaría ver la liberación del contratista estadounidense Alan Gross, que ha sido encarcelado en Cuba en los últimos cinco años. Es hora de que estos cuatro hombres sean liberados y devueltos a sus familias "

 Cathy Jamieson MP dijo

 "Este tema es ampliamente apoyado por los parlamentarios del Reino Unido. Los diputados han planteado este caso en varias ocasiones durante muchos años, sin embargo la presentación de preguntas parlamentarias, reuniones en la Cámara de los Comunes y mociones parlamentarias. En 2013 126 diputados firmaron una moción parlamentaria pidiendo derechos de visita y en apoyo a los Cinco. Queremos ver a los Estados Unidos poner fin a esta tragedia humana tan pronto como sea posible "

 Rob Miller, Voces por los Cinco, dijo

 "La última semana editorial en el New York Times refleja la opinión internacional de que cualquiera que sea la historia de los dos casos, cualesquiera que sean las circunstancias, 16 años es tiempo suficiente y ahora es el momento de llegar, encontrar una solución, y enviar Alan Gross y los restantes tres cubanos de vuelta a casa "

 Kevan Higgins, Primera Secretaria de Asuntos Políticos, dijo que él dio la bienvenida a la oportunidad de reunirse con la delegación y escuchar sobre el caso. Él citó un informe de dos páginas enviada a través de Washington, que reiteró la posición de Estados Unidos de que no había equidad entre el trabajo de los tres cubanos que se dedicaban a 'espionaje' y el de Alan Gross, que fue "puramente un trabajador humanitario '.

 Había sin embargo, se intercambiaron discusiones y detalles interesantes y fructíferas sobre diversas vías para mirar lo que podría ayudar en el avance hacia las posibles soluciones a los dos casos.

 Sr. Higgins aseguró a la delegación que el recurso de indulto humanitario y las copias del informe de la Comisión sería entregado a tanto el embajador estadounidense Matthew W. Barzun y al presidente Obama en Washington.

 El informe de la Comisión Internacional de Investigación puede ser visto en su totalidad aquí

http://www.voicesforthefive.com/commission/report/,  

 

El artículo de opinión del New York Times pidiendo un 'intercambio de prisioneros' se puede ver aquí

http://www.nytimes.com/2014/11/03/opinion/a-prisoner-swap-with-cuba.html?smid=tw-share, 

La mocion parlamentaria firmada por 126 miembros del Parlamento se puede ver aquí

http://www.parliament.uk/edm/2012-13/497,
publicado por rcbaez a las 05:57 · Sin comentarios  ·  Recomendar
08 de Septiembre, 2014 · Cinco Prisioneros en USA


Por Miriam Palacios Álvarez*

5 de septiembre del 2014

 

Presidente de los Estados Unidos de América

Sr. Barack Obama

No es la primera vez que le escribo. Mis primeras cartas estaban llenas de admiración por sus discursos y esperanzas por todas las posibilidades que tendría para hacer justicia desde su posición de Presidente del país más potente del mundo. Sucedieron años de decepción por sus acciones, o más bien por falta de actuar justa y humanitariamente en el caso de los Cinco Cubanos (The Miami Five) injustamente encarcelados en prisiones de su país, pero hoy retomo la palabra para recordarle que aun Ud. tiene la posibilidad de actuar dignamente.

 Cuantas personalidades que representan lo más puro y decoroso de nuestra civilización se han dirigido a Ud. con el mismo mensaje: exhortándole a ejercer un acto digno que ilumine con justicia y humanidad días oscuros de la política de Estados Unidos hacia Cuba. 

 Solo con firmar Ud. puede conmutar las sentencias de Gerardo Hernández, quien cumple dos cadenas perpetuas en la Prisión de Máxima Seguridad de Victorville, California, Antonio Guerrero, quien está cumpliendo 22 años en la Prisión Federal de Marianna, Florida y Ramón Labañino (conocido como Luis Medina), quien se encuentra cumpliendo 30 años en la Prisión Federal de Ashland, Kentucky. 

 Mientras Ud. se mantuvo en silencio, Fernando González y René González cumplieron sus injustas condenas y solo el cursar del tiempo permitió que disfrutaran en libertad el amor de sus familiares y del pueblo cubano.

 Los Cinco Cubanos nunca han sido una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos, nunca se pudieron ofrecer evidencias por lo que se les inculpa y Ud. lo sabe. El único delito cometido en este caso fue prevenir actos terroristas contra Cuba por parte de los grupos paramilitares cubanos de la extrema derecha en la Florida y de lo que hay innumerables evidencias, y Ud. lo sabe.

 ¿Hasta cuando tendremos los cubanos que abatir el odio e incomprensión de su gobierno? ¿Hasta cuando permanecerá ciego su gobierno para apreciar que el mundo entero (con excepción del no admirado país de Israel) reconoce ilegal su bloqueo económico contra Cuba? ¿Hasta cuando más allá de no aceptar la determinación de Cuba de construir su futuro a su forma, se alinea con lo mas despreciable de la conducta humana representado en los cubanos terroristas que pululan impunemente en la Florida?

 Quisiera pensar que es la ultima vez que le escribo para pedirle que reflexione y actué con valentía y dignidad,

 

Atentamente,

Miriam Palacios Álvarez.

 Carta enviada a las 12:23 (UK) del 5 de septiembre del 2014 (contraseña 2951)

 http://www.whitehouse.gov/contact/submit-questions-and-comments

 *Dra. Miriam Palacios Álvarez, cubana residente en el Reino Unido de Gran Bretaña.

Enviado por la autora a: Martianos-Hermes-Cubainformación

/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.-

publicado por rcbaez a las 17:30 · Sin comentarios  ·  Recomendar
18 de Junio, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

Por Deisy Francis Mexidor




La Habana, 17 jun (PL) Hemos sido víctimas de una gran injusticia, expresaron al pueblo de Estados Unidos un día como hoy, hace 13 años, cinco antiterroristas cubanos, pero aún el gobierno de ese país sigue sin escuchar esa denuncia.

 

El 17 de junio de 2001, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González destacaron en un mensaje a los estadounidenses su más profunda convicción de que con su actitud y acciones no transgredieron ni pusieron en peligro la seguridad de los ciudadanos de esa nación.

Por el contrario, "sí contribuimos en alguna medida a descubrir planes y acciones terroristas contra nuestro pueblo, evitando la muerte de ciudadanos inocentes cubanos y norteamericanos", plantearon entonces.

Se manifestaron así al reiterar su inocencia y aseverar cómo fueron guiados por "un fuerte sentimiento de solidaridad humana, amor a nuestra patria y desprecio por todo lo que no respete la dignidad del hombre".

La carta, que circuló pocos días después de haberse conocido el veredicto de culpabilidad (8 de junio) durante el juicio que se les realizó en la ciudad de Miami, puso al descubierto que en el tribunal donde los juzgaron se les imputaron numerosos cargos, e incluso delitos que por su incuestionable falsedad, no fueron ni podrán ser probados.

Los enjuiciaron, como argumentaron, "después de un largo y escandaloso proceso mediante procedimientos, métodos y objetivos de carácter absolutamente políticos y bajo un verdadero diluvio de propaganda malintencionada y fraudulenta".

Y lo que en ese momento señalaron se comprobó años más tarde, cuando se reveló que periodistas de Miami fueron pagados en secreto por la Casa Blanca para ofrecer una visión sesgada de los acusados y así ejercer una influencia negativa sobre el jurado.

El mensaje también advirtió que Cuba había sobrevivido a décadas de agresiones y amenazas a su seguridad, a planes de subversión, sabotajes y a la desestabilización interna, por lo que "tiene derecho a defenderse de sus enemigos, que utilizan el territorio norteamericano para planear, organizar y financiar actos terroristas violando las propias leyes internas que los prohíben".

Precisamente, el 26 de abril, como prueba de la vigencia de esa misiva, fueron capturados aquí los elementos José Ortega Amador, Obdulio Rodríguez González, Raibel Pacheco Santos y Félix Monzón Álvarez, ciudadanos cubanos residentes en Miami, quienes viajaron a la isla para ejecutar acciones terroristas.

De tal manera lo admitieron al confesar sus vínculos con individuos cuyo extenso aval anticubano es conocido.

Son esos "grupos terroristas de origen cubano y sus mentores económicos y políticos norteamericanos los que erosionan la credibilidad" de Estados Unidos, advirtieron Los Cinco desde 2001.

El mensaje al pueblo norteamericano subrayó además que por su cercanía geográfica los dos países "están en posibilidad de mantener relaciones de respeto e igualdad", lo mismo que pide en la actualidad una mayoría de ciudadanos estadounidenses y cubanoamericanos.

Una encuesta difundida este martes arrojó que 68 por ciento de cubanoamericanos en Miami Dade favorece el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la nación caribeña, con énfasis entre los jóvenes (90 por ciento) y entre los votantes no registrados (83 por ciento).

O sea, si en 1991 el 87 por ciento favorecía la política de aislamiento, a partir de 2008 esa tendencia disminuyó hasta el 45 por ciento.

Una reciente jornada de apoyo a la causa de Los Cinco, celebrada en Washington DC, debatió sobre el futuro de los nexos Estados Unidos-Cuba en medio del creciente clamor dentro y fuera de ese territorio por el cambio de política de la Casa Blanca hacia la ínsula.

Como premisa, los participantes en el evento se pronunciaron por que en esa nueva etapa que se pide debe quedar resuelto el caso de Los Cinco, lo cual significa que Hernández, Labañino y Guerrero, los tres antiterroristas que continúan en prisiones federales, regresen a su patria.

Los Cinco fueron arrestados el 12 de septiembre de 1998 y casi 16 años después solo Fernando González y René González recuperaron su libertad y se encuentran con sus familias en Cuba, pero antes cumplieron la totalidad de sus condenas.

publicado por rcbaez a las 19:37 · Sin comentarios  ·  Recomendar
03 de Enero, 2014 · Cinco Prisioneros en USA

Una historia de ficción que bien pudiera ser real... una historia sobre Los Cinco y tantos otros cubanos que, como ellos, luchan por preservar nuestra soberanía, en las propias entrañas del monstruo:

Los pájaros que dormían en su alma

Por Omar Stainer Rivera Carbó*

 

Todo sucedió de repente, como a veces ocurre en las películas. La ciudad se levantó distinta, quizás ya casi otoñal. Lo de distinta lo advertí en mi propia casa, al amanecer… ese amanecer que nunca podré olvidar.

Yo estaba remoloneando, como siempre. No se asomaba en mí el más mínimo atisbo de esas ganas que hacen falta para salir disparado de la cama, sobre todo en otoño —aprendí hace muy poco que existen cuatro estaciones, siempre creí que había solo una, a lo sumo dos—.

Mi mamá dice que soy un vago como mi papá, y mi papá dice que soy un vago como mi abuelo —claro, el papá de mi mamá—. Y lo que dice mi abuelo mejor ni lo digo.

Lo de la pereza no es nuevo, y mi mamá sabe que el otoño es un pretexto. Pero de que antes era distinto, ella mismita que no lo puede negar… ella no lo niega. Un buen día no cedió a mis argumentos —dice que soy medio parlanchín, pero reconoce que tengo a quien salir— y se tumbó junto a mí en la cama, y me miró con la mirada reservada para las reuniones familiares, y muy rampante me dijo que hasta que yo no me levantara de la cama, ella tampoco lo haría. Así es mi mamá. ¡Pero qué digo, concentrémonos en aquel día!

Era sábado 12 de septiembre de 1998. La fecha la recuerdo por el cumple de mi abuelo —no el que dice mi papá que es el responsable de mi vagancia, sino el otro—. Y lo de sábado era muy fácil, pues era el único día que se me permitía remolonear unos minuticos más.

Mis padres se habían levantado bien temprano como de costumbre, pese a que la noche anterior habían llegado bien tarde de las reuniones a las que asiste mi papá. El momento en que se levantan es el preferido por mi papá para discutir con mi mamá, pero ese día no lo hicieron; razón más que suficiente para alarmarse y finalmente salir disparado de la cama.

Yo escuché el teléfono sonar. Con mi remoloneo y todo, ese maldito teléfono tiene un sonido que se te mete por debajo de la sábana como quien está decidido a sonar y sonar hasta que le hagan caso. A veces se me parece a mi mamá cuando intenta llamar la atención, a veces se me parece a mí, cuando hago lo mismo que mi mamá.

El caso es que el teléfono sonó. Y el teléfono casi nunca suena en ese horario; el teléfono casi nunca suena en ningún horario. El ring ring fastidioso era otra prueba de lo distinto del día.

Yo no sé ni quién llamó, ni mucho menos qué dijo, pero de lo que si estoy convencido es de que fue muy importante. Mis padres no habían tenido tiempo todavía de discutir, pero después de esa llamada salieron disparados hacia el televisor.

Lo más normal del mundo es prender la tele el sábado en la mañana, pero en mi casa eso es casi un sacrilegio. Mi mamá dice que no tiene tiempo porque tiene que pensar en la respuesta que dará a mi papá por sus reclamos matutinos, mientras mi papá me dice que mirar la televisión embrutece, especialmente en América —nunca entenderé por qué Estados Unidos es América—.

No sabía qué hacer. Hasta había perdido el sueño. Aunque no sabía lo que pasaba, estaba seguro de que tenía que ser algo muy importante. Al fin tomé una decisión, la única manera de averiguarlo era ponerme en pie de combate y “enfrentar la vida”, como le gusta decir a mi papá.

Por mucho que me empeñé, nada pude averiguar. Mis padres hablan y hablan hasta el cansancio, pero esa mañana solo miraban la tele. Ella, la tele, hablaba de otro escándalo de la ciudad. Eso lo supe por la fanfarria de los periodistas detrás de algo que no definía. Solo alcancé a escuchar que en la madrugada habían detenido como a diez personas por ser espías de Castro. ¿De Castro? ¿Por qué hablan tanto de Castro todo el tiempo?

Quizás por un momento de iluminación comprendí que era mejor no seguir insistiendo. Mis padres estaban imbuidos en un raro trance que si no fuera por su evidente carácter negativo, ya me gustaría repetir.

Entonces comienzo a atar cabos. Mis padres prendieron la tele después de que se produjo la llamada del ring ring insoportable. Eso quiero decir que alguien llamó para decir eso muy importante que estaban pasando por la televisión, pero ¿quién?

El estado de estupor no duró tanto, solo que el tiempo mientras transcurre el estupor parece que dura más. Sobrevino después un proceso de agitación, que en la medida que me era incomprensible, me corroboraba que el día sería diferente. El sábado 12 de septiembre de 1998 fue muy diferente.

Mi papá me dijo que hiciera una pequeña maleta, sin muchas cosas. Yo protesté, porque había quedado con unos amigos. Mi papá ripostó con el descubrimiento de la mentira, yo no tengo amigos. “Recoge algunas ropas, que visitaremos a tus abuelos”.

Era el día del cumple de mi abuelo, eso creo que ya lo había dicho. Pero desde que vinimos de Cuba, nunca la habíamos visitado en su cumpleaños. Al principio mi papá le mandaba un presente, unas pantuflas, una cremita para teñirse el pelo y que no se le vieran las canas, un disco de música vieja de la Sonora Matancera. Poco a poco, los regalos fueron desapareciendo; dice mi papá que por la situación económica, yo no estoy tan seguro. Si mi abuelo cumple años, lo llamábamos por teléfono.

Esa fue una de las cosas que tanto me intrigó de la llamada de ese día. El teléfono casi nunca suena. Parece que abuelo nos lo paga para que solo hablemos con él, una especie de egoísmo de la tercera edad supongo. Pues si no había más remedio, a New Jersey, o como a mi papá le gusta, a Nueva Yersy, para que suene cubano.

La verdad es que no había salido mucho de Miami, pero había aprendido que Miami quiere decir agua grande o agua dulce, aunque lo de dulce debe ser un truco publicitario. En eso pensaba mientras papá tomaba la Route 441.

De muchas maneras Miami se parece al lugar de donde vengo, pero al mismo tiempo, y de muchas otras maneras, también es diferente. Cuando pienso en que esta ciudad es 382 años más joven que de donde vengo, entonces caigo en la cuenta que desde este lado del Atlántico el tiempo corre más a prisa.

Ni qué decir, a mis abuelos casi les da un infarto cuando nos vieron. Lo más curioso es que mi papá le dijo que veníamos por un tiempo largo y que no sabía cuánto podía durar. Pero más curioso todavía fue que mami no protestó; a mami le da un poco de fastidio abuela, no lo dice, pero ni falta que hace.

Lo mejor de todo era la escuela, o sea, no ir a la escuela. Es posible que de repente mi papá creyera que la escuela también embrutece, en lo que estoy totalmente de acuerdo.

Las dinámicas eran raras. Mis padres se la pasaban cuchicheando y mi abuela los espiaba —nunca supe muy bien qué demonios quería decir esa palabra—. Otra cosa buena era que mis padres no discutían tanto, o por lo menos ahora lo hacían como entre dientes, en un susurro.

Las llamadas misteriosas continuaron. Alguna que otra vez el beeper de mi papá recibía algún mensaje y entonces él salía por un tiempo largo de la casa. Yo trataba de leerlos, pero nunca los entendía. A veces mi mamá lo acompañaba, a veces iba solo.

Un buen día, después de muchos días, mi papá llegó con una gran cantidad de periódicos. Eran viejos, no tantos, pero no correspondían al día que se estábamos viviendo.

Y yo, en mi nuevo oficio de espía, intentaba adivinar qué pasaba. Pero mi papá era cuidadoso. Siempre miraba para un lado y para el otro, incluso cuando hacía alguna llamada hablaba en voz muy baja, como entre cortada.

El único despiste que recuerdo de aquella etapa fue que dejó los periódicos sobre la mesa. Me pareció un detalle que no podía desaprovechar. Mi papá se había desaparecido de la casa y mi abuela y mi madre jugaban a entenderse.

Sabía que era el Nuevo Herald porque lo había visto mil veces antes. Mi papá en ocasiones es contradictorio. Lo he escuchado decir que ese periódico es una mierda, pero cada día lo compra. A veces pasaba largas horas leyendo, y yo intuía que buscaba algo en los anuncios, pero luego descubrí que hacía marcas con un lápiz en los obituarios.

Si estábamos más cerca de New York que de Miami, por qué mi padre no se traía a casa el New York Times, si a fin de cuentas, era una mierda igual, pero con más hojas.

…el FBI acusó el lunes ante la Corte Federal de Miami a un grupo de diez cubanos de trabajar como agentes del gobierno de Cuba, y de tener como objetivo la obtención de informes sobre instalaciones militares y grupos exiliados del sur de la Florida. (…) El caso, que recibió el número 98-3493 , y cuya acta de acusación consta de 27 páginas, divididas en 49 capítulos, marca un hito en la solapada guerra de inteligencia que durante cuatro décadas han sostenido los dos países.

No entendía bien. O si entendía, porque lo que estaba leyendo se relacionaba directamente con lo que habían visto mis padres esa mañana en la tele. Lo que no tenía ni pies ni cabeza para mí era la relación que ellos podrían tener con aquellos hechos.

Entre las evidencias presentadas por el FBI a la prensa, se encuentran tres computadoras de tipo laptop, radios receptores portátiles de onda corta, transmisores y scaners de onda corta, así como varias antenas, tanto de uso interior como exterior, y de automóvil.

Mi papá no sabe que yo los vi, pero en una ocasión él le mostró a mi mamá cómo sintonizar un radio muy pequeñito. Ese hecho me fue irrelevante, pero ahora que lo pienso, por qué papá daría clases a mi madre en la madrugada, por qué después guardarían el radio dentro de un libro que simulaba ser muy grueso, pero que realmente no tenía nada en su interior, por qué se habrían traído a la casa de abuela el dichoso radio minúsculo. Son tantos por qué… Por qué?

Ahora recuerdo otro asuntico que también me llamó la atención. Yo soy un poco curioso, en eso me parezco a mi padre. Después de ver el radio y su misterio, me pareció muy interesante y cuando sabía que nadie me estaba viendo lo busqué en el estante de los libros. Fue decepcionante la búsqueda, pero encontré otro libro todavía más misterioso que el del radio. Por fuera decía llamarse DESERTOR, por Juan Pablo Roque, pero noté que estaba como despegado y por dentro lo que tenía era poesías de Pablo Neruda.

Joder, mi padre es medio raro, ¿por qué cambiarle la carátula a un libro de poesía, o por qué cambiarle el contenido a una biografía de otro cubano?. Pero más intrigante todavía, por qué mi padre tendría escondido un libro de Neruda. Y para colmo de males, tenía marcado el Poema 12, el que él y mi mami recitan siempre que se reconcilian.

Para mi corazón basta tu pecho,

para tu libertad bastan mis alas.

Desde mi boca llegará hasta el cielo

lo que estaba dormido sobre tu alma.

Seguí la lectura del periódico, tratando de sacar de mi cabeza todos aquellos recuerdos de hechos en su momento intrascendentes, pero que ahora se me antojaban sospechosos.

El jefe de mi papá se llama Ramón Saúl, es dueño de unos yates y a veces llega con ellos cerca de Cuba. Él dice que su jefe no le paga muy bien, pero es lo que casi mantiene a la familia, pero siempre que puede, se caga en su madre y dice bien bajito, pero clarito, que es un tronco de hijo de puta y oportunista.

A veces mi papá es medio hipócrita, porque yo nunca he visto que eso se lo diga face to face. El día menos pensado soy yo quien se lo dice. Mis padres nunca se callan, creo que eso ya lo dije, pero el jefe de mi papá habla sin contenido, un poco como el libro al que papá le arrebató su interior.

…uno de los presuntos espías, René González, era amigo de otro espía y presunto informante del FBI, Juan Pablo Roque, quien jugó un rol clave en el derribo de nuestras avionetas el 24 de febrero de 1996.

Quizás fue este fragmento el que más estupor causó en mí; a mi papá le fastidia que yo utilice esas palabras que parecen que las saqué del diccionario. Pero bueno, no fue otra cosa la que sentí que estupor, como el que sintieron mis padres al escuchar la noticias que nos dio el boleto sin regreso a Nueva Yersy.

El René del que hablaban era un viejo amigo de mi papá, creo que se conocían de Cuba. Muchas veces coincidimos en actividades de trabajo de mi papá y a mí me encantaba porque casi siempre andaba con su hija Irmita. Después casi no iban a las reuniones familiares, porque Olguita le creció demasiado la panza y creo que había dado a luz a principios de años. ¿René era un espía de Castro? ¿Qué diablos era ser un espía de Castro?

¿Juan Pablo Roque? ¿Acaso ese Roque no era el DESERTOR del libro sin contenido? ¿Qué tenía que ver Roque con Neruda? ¿Qué tenía que ver mi papá con Castro? Mi papá no siempre lo llamaba Castro, solo si delante estaba Ramón Saúl, su jefe, si no, solía llamarlo Comandante. ¿Quién entiende a mi padre?

…los espías cubanos son identificables sólo por la mirada –no miran de frente–, y por la forma en que se visten: atildados, a la moda, como soldados de pase. Hablan inglés, y hasta ruso. Se manejan muy bien en éste o cualquier mundo, porque están acostumbrados, como agentes de la Seguridad cubana que son, a viajar por el extranjero en sus misiones secretas. Lo mismo se meten en un laboratorio, un centro de computadoras, un almacén, que en una casa haciéndose pasar por amigos. Si usted se topa con alguno, identifíquelo por el olor: huelen a carroña.

Después de leer este artículo me harté. Olvidé que no quería que papá notara que los había leído y los lancé todo lo lejos que pude. No sé qué hago, mi madre suele decir que ese es el síntoma más evidente de que estoy entrando en la adolescencia. Pero algo ha cambiado en mí.

Y la vida siguió, en esas nuevas circunstancias. Y mi papá seguía preocupado, y mi mamá le daba ánimos y hacía lo que él quería, y mi abuela estaba un poco más vieja y fingía que mi mamá le agradaba, y mi abuelo se seguía tiñendo el pelo.

Y un día salimos de viaje, pero un viaje mucho más largo que de Miami a Nueva Yersy.

Y mi papá me regaló un libro: “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, y me subrayó el final de su Poema 12, y me regaló también una mirada cómplice, y me sentí adulto, y me sentí dichoso.

...Yo desperté y a veces emigran y huyen

pájaros que dormían en tu alma.

 

*Joven psicólogo espirituano. Este cuento ganó recientemente una mención en un concurso de la Editorial Capitán San Luis.

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20 de Octubre, 2013 · Cinco Prisioneros en USA


Gloria La Riva confronta a BIll Richardson en el caso de los Cinco Cubanos 
Durante un discurso en el Club Commonwealth de San Francisco, el 18 de octubre, 2013, Bill Richardson fue confrontado por Gloria La Riva, coordinadora del Comité Nacional para la Libertad de los Cinco, exigiendo la libertad para los Cinco. Cerca del fin de su presentación de una hora en la sala llena de personas, y el programa emitido por radio, se puede ver la intervención de La Riva en el video arriba. 

ANTECEDENTES: El 24 de febrero de 1996, el grupo terrorista Hermanos al Rescate (HAR) invadió el espacio aéreo cubano con tres avionetas, después de haber invadido el territorio cubano varias veces en los meses previos, a pesar de múltiples advertencias por el gobierno cubano. El 24 de feb., la fuerza aérea cubana derribó dos de los avionetas invasoras. Cuatro pilotos de HAR murieron. 

Tres años después, Gerardo Hernández de los Cinco Cubanos, quien tuvo nada que ver con el derribo, fue encausado con el falso cargo por el gobierno EEUU -- durante la administración de Clinton -- de "conspiración para cometer asesinato" relacionado al derribo de HAR. Cuba insiste en que actuó para protejer a su pueblo y al territorio. Un jurado de Miami, bajo la atmósfera inflamatoria anti-Cuba de esa ciudad, condenó a Gerardo Hernández y al resto de los Cinco de todos los cargos. Como resultado, Gerardo está sirviendo una injusta sentencia en la prisión federal de Victorville.

La Administración Clinton fue cómplice de los vuelos provocativos de Hermanos al Rescate.
 
Dos veces antes del derribo de 1996, Bill Richardson se reunió con el presidente cubano, Fidel Castro, y le aseguró que el presidente Bill Clinton prometió que prohibiría que los aviones de Hermanos al Rescate volaran el 24 de febrero de 1996. Lea las reflexiones de las reuniones con Richardson de Fidel Castro  y el detalle adicional en el The New Yorker, el artículo (sólo en inglés) de enero 1998. 

Pero Clinton no detuvo los vuelos ilegales. En cambio, su inacción hizo posible que el terrorista José Basulto pudiera instigar una provocación peligrosa y deliberada de los aviones de Hermanos al Rescate. Y fue la administración Clinton que aprobó el procesamiento contra Gerardo Hernández y todos los Cinco.

Ahora, en su nuevo libro, "Cómo persuadir a un tiburón," Richardson culpa a los antiterroristas cubanos, los Cinco Cubanos que estaban en Miami para proteger a sus compatriotas de Cuba. Richardson, de una manera deshonesta y oportunista, le culpa a Gerardo Hernández.

Un extracto del libro de Richardson, dice: "Los Cinco Cubanos, claramente son espías que habían hecho mucho daño -- el líder de ellos, Gerardo Hernández, también proporcionó información a La Habana que llevó a la caída de dos aviones civiles en el Estrecho de la Florida en 1996".

Contra esta mentira flagrante, Gloria La Riva, del Comité Nacional, y Richard Becker, de la Coalición ANSWER, decidieron desafiar la falsificación de Richardson.

Gerardo Hernández se encuentra en una prisión federal con una doble cadena perpetua, y su único "delito", junto con sus cuatro hermanos, es haber protegido a la gente de los ataques terroristas apoyados por los EE.UU. que se originan en Miami. Él ha sufrido 15 años de prisión cruel y vengativa, por la falta del gobierno de EE.UU. y sus agentes, Clinton, Richardson y otros, de actuar con decisión contra los ataques terroristas contra Cuba. Hasta que la lucha sea capaz de liberar a Gerardo, enfrentará cadena perpetua sin libertad condicional. Los demás miembros de los Cinco también se enfrentan a muchos años de prisión EE.UU.

Ayúdenos a exponer el delito de privación de libertad de los Cinco Cubanos. Conozca más sobre la persecución de Gerardo y todos los Cinco por los Estados Unidos; ¡Es importante fortalecer esta lucha con los hechos y ayudar a organizar eventos más amplios para arrojar luz sobre la causa de los Cinco y conseguir apoyo para su libertad!

Lea aquí Declaración jurada de la inocencia de Gerardo Hernández, para sus apelaciones (traducida al español)
Lea el memorando del fiscal Garbus para Hernández acerca de los periodistas pagados por Estados Unidos (traducida al español)  
 
Comité Nacional para la Libertad de los Cinco Cubanos 
 
Tel: 415-821-6545
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08 de Septiembre, 2013 · Cinco Prisioneros en USA

Por Lázaro Barredo Medina*

 

Cada día aparecen mayores evidencias de que lo que aconteció aquel sábado 12 de septiembre de 1998 en Miami obedeció más a la conspiración de oficiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI) con la mafia terrorista anticubana, que a la protección de la seguridad nacional de los Estados Unidos.

 En el 2001, cuando abordamos en la Mesa Redonda el proceso judicial contra los Cinco, me llamó la atención una serie de acontecimientos que ocurrieron en torno a la detención en aquellos meses finales de 1998 y publiqué este artículo en el semanario Trabajadores.

 La prensa de Miami reconoció el lunes siguiente a la detención, día 14 de septiembre de 1998, que muchos expertos no se explicaban por qué el FBI había arrestado ese fin de semana a las personas que monitoreaban a grupos contrarrevolucionarios porque era precisamente el FBI uno de los beneficiarios de la información que estas personas recolectaban sobre acciones violentas de estos grupos.

 Un comentario publicado el día 15 de septiembre de 1998 por el Miami Herald planteaba que desde hacía tiempo el FBI tenía conocimiento de la actuación de estas personas dentro de los grupos de Miami, y añadía: "El lunes (14 de septiembre), muchos en La Pequeña Habana conjeturaban que la redada era la forma que tenía Washington de equilibrar la balanza de la justicia contra los siete cubanos exiliados que el mes pasado fueron acusados de tratar de asesinar a Fidel Castro" (se trataba de los detenidos a bordo del yate La Esperanza con la tenencia de fusiles de alto calibre que iban hacia Isla Margarita, en Venezuela, donde se celebraría la Cumbre Iberoamericana).

 Días después, en conferencia de prensa, Héctor Pesquera, recién nombrado jefe del FBI en Miami, reconocía que la detención de los luchadores antiterroristas había generado contradicciones con algunos directivos del órgano de contraespionaje en Washington que no apoyaban esa acción, y agregó que este caso "nunca habría llegado a las cortes" si él no hubiera instado directamente a Louis Freeh, entonces director de ese órgano.

 Evidentemente, algo anormal estaba ocurriendo...

 OFICIALES DEL FBI CÓMPLICES DEL TERRORISMO DE LOS CUBANO-AMERICANOS

 La ola de atentados a hoteles cubanos en 1997 y las posteriores declaraciones del connotado asesino Luis Posada Carriles al The New York Times, pusieron en entredicho a los órganos de la Inteligencia y Contrainteligencia norteamericanos.

 "A mí no me molesta ni la CIA ni el FBI", expresó Posada al Times.

 El diario recordó que hay documentos revelados en Washington por los archivos de Seguridad Nacional que apoyan la insinuación de Posada de que el FBI y la CIA tenían conocimiento detallado de sus operaciones contra la Revolución cubana desde principios de los años 60.

 El Times también reveló por esos días el testimonio del empresario Antonio Jorge Álvarez (Tony), residente en Carolina del Sur, quien dirigía la empresa WRB Enterprises en Guatemala y tuvo en ese país contactos con Posada Carriles y otros terroristas de origen cubano. Con riesgo para su vida, este empresario suministró información al FBI en 1997 sobre los preparativos de atentados contra el Presidente de Cuba durante la Cumbre Iberoamericana en Isla Margarita, Venezuela, y sobre la campaña de bombas que se gestaba contra hoteles en la Isla, pero el FBI demostró poco interés en la denuncia.

 Igualmente, en otra vendetta que olía a chantaje financiero, Posada Carriles reveló que la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) financió durante años actos de violencia en Cuba.

 Días antes de la mencionada Cumbre, la guardia costera de Estados Unidos detuvo en Puerto Rico una embarcación con cuatro hombres, y encontraron dos fusiles especiales Barret calibre 50 con mira telescópica, mientras el jefe del grupo, el cubano-americano Ángel Alfonso Alemán, aseguró a los oficiales del guardacostas, como si fuera una credencial de impunidad, que tenían la misión de matar a Fidel Castro en Isla Margarita.

 El Jefe del FBI en Puerto Rico en ese momento era este Héctor Pesquera, quien seis meses después de esta detención fue nombrado para dirigir la Oficina en Miami.

 Pesquera ya había trabajado en el FBI a principios de los 80 en Tampa y era jefe de la Oficina en Puerto Rico desde 1995, donde ganó renombre con la detención de patriotas independentistas boricuas.

 Las investigaciones posteriores confirmaron que la embarcación detenida en Puerto Rico era propiedad de José A. Llama, directivo de la FNCA, y que uno de los fusiles calibre 50 pertenecía a José Francisco "Pepe" Hernández, presidente de la FNCA, a quien Pesquera ni siquiera citó para interrogatorio, tras encuentros con los enviados de Miami y de intercambiar opiniones con el abogado defensor de estos terroristas, un pariente cercano suyo, Ricardo Pesquera.

 Estos hechos armaron en 1998 gran revuelo en Estados Unidos. En Miami, la prensa reconoció que las "autoridades se muestran suaves frente a actos anticastristas".

 "En medio de informes de que líderes del exilio cubano financiaron atentados dinamiteros en La Habana, fiscales, conspiradores y policías estuvieron de acuerdo en que las conspiraciones anticastristas en el sur de la Florida no solo son comunes, sino casi toleradas", escribió Juan A. Tamayo, un columnista del Miami Herald.

 En ese artículo de Tamayo, publicado el 23 de julio de 1998, se decía: "Durante años la política tácita de las agencias policíacas ha sido espiar a los militantes anticastristas y romper sus conspiraciones antes que enjuiciarlos, dijeron varios actuales y exfiscales de la región.

 "Desde hace mucho tiempo existe la política de recopilar informes de inteligencia y desmovilizar a esa gente, interrumpir, en lugar de arrestar", declaró un importante exfiscal federal.

 "La policía y los agentes del FBI siempre nos vigilaban, pero básicamente nos dejaban tranquilos", afirmó César Roig, un exmiembro de la organización terrorista Comandos L.

 Una de las cosas más interesantes de este artículo, publicado dos meses antes de la detención de los patriotas cubanos, son las declaraciones de Kendall Coffey sobre la marcada parcialidad para celebrar un juicio "anticastrista" en esa ciudad. Coffey había sido Fiscal Federal en Miami y luego sería uno de los abogados de los secuestradores del niño cubano Elián González.

 Reconoce Coffey en ese artículo: "A través de los años hemos actuado en cierto número de casos pero es muy difícil obtener un jurado en esta parte de la Florida que halle culpables a personas que son presentadas como combatientes por la libertad".

 El propio nombramiento de Héctor Pesquera tiene visos de obedecer a influencias de la mafia y la extrema derecha norteamericana. En cuanto llegó a Miami sostuvo reuniones con dirigentes contrarrevolucionarios y reafirmó compromisos con ellos.

 En declaraciones publicadas el 29 de julio de 1998 enfatizó que "a pesar del torrente de informes sobre ataques terroristas de exiliados anticastristas, no planeo aumentar la prioridad de investigación para tales acciones".

 A buen entendedor, pocas palabras...

A LA MAFIA LE URGÍA UN PRETEXTO

 La mafia terrorista de Miami en 1998 estaba en medio de una crisis. La muerte de Jorge Mas Canosa acrecentó las pugnas internas y esa crisis se acentuó con los hechos de Puerto Rico, que involucraron directamente a la FNCA y con otra investigación pública sobre un alijo de armas y explosivos almacenados en una embarcación anclada en el río de Miami y perteneciente a grupos terroristas cubanos (operativo que el FBI realizó gracias a la información suministrada por los patriotas cubanos).

 De igual modo, a pesar del descomunal reforzamiento de la guerra de agresión contra Cuba que se desató a partir de la provocación del 24 de febrero de 1996 y del establecimiento de la Ley Helms-Burton, la política norteamericana comenzó a agrietarse ante la realidad cubana.

 Preocupados con la posibilidad de cambios hacia la Isla, el entonces senador Bob Graham, de la Florida, a instancias de los grupos anticubanos más recalcitrantes, pidió al Pentágono un reporte especial sobre Cuba, en espera de nuevas justificaciones para reforzar la agresión y el "tiro le salió por la culata", porque la conclusión del estudio, en el cual participaron varias instituciones y personalidades políticas y militares norteamericanas, fue que la Isla no constituye una amenaza para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos.

 También la mafia sufrió otra derrota estratégica cuando en aquel tiempo el llamado "Zar de las Drogas" en el gobierno norteamericano, el general Barry McCaffey, declaró que Cuba no tiene vínculos con el narcotráfico. Sintieron tanta molestia ante esas declaraciones, que el congresista Lincoln Díaz-Balart llegó hasta a tildar ante la prensa de "comunista" a este general de cuatro estrellas, condecorado con los máximos honores y distinciones por acciones combativas.

 A mediados de ese año se profundizó la cooperación entre el FBI y las autoridades cubanas, cuando oficiales de ese órgano viajaron a La Habana tras el envío de una carta del Comandante en Jefe Fidel Castro al Presidente norteamericano William Clinton mediante el escritor colombiano y Premio Nobel Gabriel García Márquez, donde el líder cubano alertaba sobre los peligros de la violencia terrorista desde territorio norteamericano y, sobre todo, la amenaza de comenzar a atentar contra aviones civiles en pleno vuelo, que trasladaban turistas a Cuba.

 Los oficiales del FBI recibieron en La Habana un paquete importante de información con fotos, documentos y cintas de video de al menos 48 terroristas radicados en Miami, material suministrado a las autoridades cubanas precisamente por esos patriotas que monitoreaban a las organizaciones terroristas en La Florida; quienes después serían detenidos y cuyas pruebas serían desestimadas en el juicio al ser clasificadas como "secretas" por el gobierno norteamericano.

 La más connotada derrota la sufrió la extrema derecha cuando, por 72 votos a favor y 24 en contra, el Senado se opuso a Jesse Helms y aprobó una enmienda que facilitaba la venta de alimentos y medicinas a Cuba bajo determinadas prerrogativas. Igualmente, en el Capitolio progresaba la oposición a la inconstitucional medida que prohíbe y penaliza los viajes de los norteamericanos a Cuba.

 Es en este contexto que la mafia terrorista necesitaba urgentemente de un pretexto que paralizara ese movimiento a favor de una mejor relación hacia Cuba, y para ello encontraron un sostén en el Jefe del FBI en Miami y de los personeros de la Fiscalía; mientras en Washington los "padrinos" de la extrema derecha establecían contacto con el máximo nivel para apoyar la detención de los patriotas cubanos al amanecer del sábado 12 de septiembre de 1998.

 Lo insólito es que mientras el Jefe del FBI en Miami empleaba sus recursos para detener y armar un expediente contra cinco personas que trataban de evitar actos de terrorismo que dañaban tanto a su pueblo como a ciudadanos norteamericanos, en esos mismos instantes andaban libres, sostenían sus contactos y se entrenaban en el sur de la Florida, 12 de las 19 personas que tres años después se presume llevaron a cabo los actos terroristas contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington.

 El FBI en Miami jamás obtuvo una sola pista sobre estos terroristas... Estaban demasiado ocupados en el tema cubano.

 

Fuente Periódico Granma

* Periodista cubano. Director del diario Granma y coautor del libro “El Camaján”

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08 de Junio, 2013 · Cinco Prisioneros en USA
Por Ricardo Alarcón de Quesada
Tributo a Leonard Weinglass
  “Por bondad de Dios tenemos en nuestro país estas tres cosas indeciblemente preciosas: libertad de expresión, libertad de conciencia y prudencia para no ejercer jamás ninguna de las dos.” Mark Twain
¡¡Descárgalo, imprímelo, difúndelo!!
La-disciplina-mediatica-y-el-caso-de-los-Cinco.pdf

 

En la madrugada del sábado 12 de septiembre de 1998, con un aparatoso despliegue de fuerzas, el Buró Federal de Investigaciones arrestó en Miami a Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert. Fueron llevados a un centro de detención federal y, de inmediato, sometidos a confinamiento solitario, en celdas de castigo, aislados del mundo, en lo que allá se conoce como “el hueco”. En tales condiciones habrían de permanecer durante los 17 meses siguientes.

 Los Cinco no tenían antecedentes penales, no intentaron escapar o resistir a sus captores, nunca habían violado ley alguna, ni alterado la tranquilidad del vecindario. Pero se les negó la libertad provisional bajo fianza a la espera de un juicio que no comenzaría hasta finales del año 2000 y en el que serían representados por abogados de oficio designados por el tribunal, quienes tuvieron que enfrentar numerosos obstáculos para comunicarse con sus defendidos o para acceder a las evidencias, clasificadas todas como “secretas”, las cuales todavía son reclamadas, al día de hoy, por la defensa.

Ya en la mañana de aquel sábado, la prensa reportaba que oficiales del FBI se habían reunido, para darles cuenta del suceso, con Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln Díaz-Balart —“legisladores” de prosapia batistiana— y daba inicio contra los Cinco el “tamboreo propagandístico” para usar una expresión de Noam Chomsky.

 Los jóvenes, a quienes nadie podía ver o escuchar, serían presentados desde entonces como “peligrosos criminales” cuyo propósito era, nada más y nada menos, “destruir a los EE.UU.”.

Un complicado proceso judicial, el más prolongado de la historia, tras recorrer una empinada senda hasta las puertas, que les fueron cerradas, de la Corte Suprema, está ahora en su etapa final, el procedimiento extraordinario que, en la jerga norteamericana, llaman Habeas Corpus y que debe ser resuelto, ante todo, por la misma Corte que los juzgó en primera instancia.

 En junio de 2010, Gerardo presentó su recurso pidiendo la anulación de su condena o que se le permita comparecer ante el tribunal para refutar las falsas acusaciones formuladas en su contra. La Fiscalía se opuso a la solicitud y el tribunal aún no ha respondido.

 A mediados del pasado año, su nuevo representante legal, Martin Garbus, introdujo una iniciativa que busca, además, forzar al Gobierno a exhibir evidencias claves hasta ahora ocultas.

 Desde que presentó su moción a favor del Habeas Corpus de Gerardo, Garbus espera que la gran prensa norteamericana se de por enterada. Es un jurista eminente involucrado en varios casos que han tenido alto relieve en los medios, ha escrito libros acogidos muy favorablemente por la crítica especializada, y sus artículos y ensayos han encontrado espacio en publicaciones de amplia circulación. Se le considera como uno de los principales expertos en el sistema judicial de EE.UU., especialmente en cuestiones relacionadas con la Primera Enmienda de la Constitución. Su solicitud trata que el gobierno sea obligado a revelar la información relativa a la conjura con un grupo de “periodistas” que recibieron pagos de agencias oficiales mientras atendían el caso en que su representado era el principal acusado.

 Él insiste en que la batalla legal en que ahora está enfrascado tiene un carácter excepcional, sin precedentes, en la trayectoria de ese país. Sin embargo, apenas atrae la atención del público. Algo aún más sorprendente ya que en el centro de su demanda están, precisamente, los medios y el papel de la prensa.

 Ya en agosto de 2005, el panel de la Corte de Apelaciones había decidido por unanimidad anular el juicio que tuvo lugar en Miami contra Gerardo y sus cuatro compañeros condenados allí por luchar contra los grupos terroristas anticubanos que operan desde esa ciudad. El argumento principal de los jueces fue que aquel proceso había sido, en realidad, una crasa violación a los principios constitucionales. Más que un juicio, fue, según los magistrados, “una tormenta perfecta de prejuicios y hostilidad”.

 Al año siguiente se filtró, en un artículo que dejó sin empleo a su redactor, que esa “tormenta perfecta”, desatada en la prensa local, había sido financiada por el Gobierno, con recursos extraídos del presupuesto federal. Desde entonces, septiembre de 2006, varias organizaciones de la sociedad civil norteamericana han hecho incansables gestiones para que el gobierno muestre lo que esconde acerca de esa operación: ¿cuántas personas participaron, cuánto les pagaron, quién la dirigió y cómo se realizó?

 Pese a que el gobierno se ha resistido a los esfuerzos realizados al amparo de la denominada Ley de Libertad de Información ha sido posible reunir algunos datos que prueban que se trató de una operación multimillonaria cuyas dimensiones, aún desconocidas en su totalidad, carecen de punto de comparación en el pasado estadounidense.

 Garbus ha acompañado su petición con una declaración jurada en la que, poniendo en juego su autoridad moral y su prestigio profesional, denuncia frontalmente la conducta ilegal del Gobierno y la entraña corrupta de la conspiración. En su declaración aporta nuevos datos, fruto de una investigación acuciosa y difícil, sobre los “periodistas” pagados por el gobierno: todos, sin excepción, están vinculados con o pertenecen a conocidos grupos terroristas, algunos fueron condenados como tales por tribunales norteamericanos y aún promueven abiertamente el culto a la violencia. Esos “periodistas” inundaron los medios locales con miles de artículos e informaciones —más de cinco por día durante el desarrollo del proceso— que se repetían día y noche en las emisoras locales de radio y televisión, una campaña de la que nadie podía escapar, en ninguna parte de la comunidad miamense.

 Ese ambiente se produjo, incluso, antes del comienzo del juicio durante la etapa de selección de las personas que integrarían el Jurado, la mayoría de las cuales expresaron temores por las consecuencias que para ellas y sus familias tendría un fallo absolutorio, y recordaron los violentos disturbios asociados al secuestro del niño Elián González cuya liberación, mediante una acción sorpresiva de fuerzas especiales enviadas desde Washington, acababa de ocurrir.

 La labor de los “periodistas” no se limitó a las actividades normales de quienes desempeñan ese oficio. Desde la instalación del tribunal, junto con la intensificación de la campaña mediática, se repitieron incidentes con los miembros del Jurado y también con abogados defensores y testigos que se quejaron a la Jueza Lenard por la persecución y el hostigamiento a que eran sometidos por los “periodistas”. La Jueza, por su parte, no solo reconoció que existía miedo entre los jurados causado por las acciones de los “periodistas” sino que pidió a la Fiscalía que la ayudase a poner fin a esa situación. Como consta en las actas del tribunal, la señora Lenard lo hizo desde los días iniciales hasta el final de un juicio que duró siete meses. Obviamente, sus ruegos no fueron escuchados. Era imposible que el Gobierno la ayudase porque era precisamente el Gobierno el que organizaba, pagaba y dirigía a los provocadores, algo que la jueza, como el resto del mundo, desconocía.

 Además de utilizar a los “periodistas” incluidos secretamente en su nómina el Gobierno ejerció su influencia para que los medios locales contratasen para desempeñar similar función a individuos que nunca habían ejercido la profesión, algunos incapaces de redactar un par de cuartillas, que eran veteranos agentes de la CIA o habían sido miembros de la brigada mercenaria derrotada en Playa Girón, o habían cumplido condenas por acciones terroristas en Cuba o en EE.UU. Toda la operación fue también un imperdonable agravio al periodismo, una profesión cuyos principios y valores fueron groseramente pisoteados por el gobierno, hecho absolutamente sin precedentes, que no había ocurrido antes y que, al menos hasta ahora, no se ha repetido en EE.UU.

 La conspiración mediática tuvo un doble carácter. Por una parte los medios locales de Miami fueron empleados como instrumentos para imponer un ambiente de odio irracional, de verdadera histeria colectiva que condenaba de antemano a los acusados y, como si esto fuera poco, para asegurar el veredicto anticipado, impusieron el terror sobre los miembros del jurado. Por la otra parte, fuera de Miami, han decretado la más férrea censura silenciando completamente el caso de los Cinco.

 El juicio más largo en la historia de Norteamérica; en el que participaron como testigos almirantes, generales y altos oficiales, incluyendo un asesor principal del Presidente de EE.UU.; en el que rindieron testimonio, sin mostrar remordimiento, varios jefes terroristas, algunos vistiendo sus atuendos guerreros; un juicio que involucró las relaciones internacionales y cuestiones de seguridad nacional y terrorismo, temas que la prensa norteamericana seguía con obsesión, en pleno auge de la guerra de Bush contra el terrorismo.

 Ese juicio, sin embargo, no tuvo la más mínima cobertura en los medios de comunicación de EE.UU. Ni una palabra apareció nunca en los grandes diarios o revistas, ni en las cadenas de televisión o de radio, ni siquiera en los canales televisivos que, dedicados a reseñar, exclusivamente los pleitos de tribunales, trasmiten veinticuatro horas todos los días. Ni una palabra.

 Curiosamente, los corresponsales de esos medios nacionales en Miami reportaban el juicio cotidianamente pero solo para sus audiencias locales y algunos participaban también gozosamente en el asedio constante a los atemorizados miembros del Jurado.

 El silencio  mediático sigue acosando a los Cinco héroes cubanos a lo largo de un prolongado proceso apelativo que aún continúa. Sistemáticamente han ocultado momentos importantes de la contienda legal que habrían sido noticia si no hubiera existido la orden de no divulgarlos. Prácticamente nada se ha publicado sobre: la decisión de Agosto de 2005 del panel de la Corte de Apelaciones anulando lo sucedido en Miami y disponiendo se celebrase un nuevo juicio en otra sede; la decisión de esa misma Corte, en 2009, revocando las sentencias impuestas respecto al Cargo 2 (Conspiración para cometer espionaje) porque, unánimemente, los 14 jueces determinaron que en este caso no había nada que afectase la seguridad nacional de EE.UU. ni prueba alguna de espionaje;  el recurso presentado por la propia Fiscalía en mayo de 2001 y su solicitud de retirar la acusación formulada contra Gerardo (Cargo 3, Conspiración para cometer asesinato) reconociendo que no podía sustentarla. Estos son tres ejemplos de acontecimientos que merecieron titulares de primera página pero fueron deliberadamente sepultados.

 La lista de omisiones es larga. Solo agregaré las numerosas ocasiones en las que el Gobierno y el propio tribunal admitieron que la verdadera acusación contra los Cinco era la de haber luchado en Miami contra los grupos terroristas y que proteger a estos era el objetivo del juicio. El propósito de respaldar a los terroristas fue más allá del injusto y desmesurado castigo carcelario a los Cinco. A las sentencias impuestas a todos —incluso a Gerardo, condenado a morir dos veces en prisión— les fue agregada, a petición del gobierno, la llamada cláusula de “incapacitación”, o sea, la prohibición específica, una vez fuera de prisión, de intentar cualquier daño a los terroristas. Por extraño que parezca esa delirante restricción allá mantiene plena vigencia. A René González, quien está ahora retenido contra su voluntad en territorio norteamericano1. se lo recordó la Jueza al salir de la prisión: “Como una condición especial adicional de la libertad supervisada se le prohíbe al acusado acercarse o visitar lugares específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos tales como terroristas”. Todo lo anterior puede encontrarse visitando el sitio oficial del Tribunal del Sur de la Florida y leyendo el caso EE.UU. versus Gerardo Hernández et al. Ahí está la verdad de este caso, disponible para quien se atreva a divulgarla.

 Tampoco han dado cuenta los grandes medios norteamericanos de los incontables reclamos a favor de los Cinco del Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU o de Amnistía Internacional, o de varios parlamentos nacionales, o el número excepcionalmente elevado de Amicus (documentos de apoyo) dirigidos a la Corte Suprema de EE.UU., suscritos, entre otros, por diez Premios Nobel y por centenares de organizaciones y personalidades, incluyendo juristas, parlamentarios y religiosos de todo el planeta.

 Hasta ahora han hecho caso omiso al Habeas Corpus, la Declaración Jurada y otros documentos presentados por Martin Garbus. Entre tanto, el gobierno no solo se opuso a esta petición, también le ha pedido a la Corte que la elimine, que no quede siquiera en la historia legal del caso y la haga desaparecer por completo. Esta insólita acción de la Fiscalía, por supuesto, tampoco ha sido noticia.

 El gobierno quiere evitar cualquier examen de su operación secreta con un grupo de “periodistas” para lograr la más severa condena de cinco personas inocentes. Trata de impedir a toda costa que el asunto sea discutido y que trascienda a la opinión pública porque sabe que se trata de una clara violación a la Constitución y un acto de prevaricación sin precedentes que lo obligaría a poner en libertad inmediatamente a Gerardo y sus compañeros. Nunca antes se conoció de semejante transgresión a las normas del debido proceso. La jurisprudencia norteamericana está repleta de casos en que por faltas incomparablemente menores, incluso por errores procesales o técnicos, los juicios han sido anulados y los acusados devueltos a la libertad.

 El eje de la campaña mediática —sobre la que Washington no quiere que se hable— fue la acusación contra Gerardo, su supuesta participación, que el propio gobierno reconoció le fue imposible probar, en el incidente del 24 de febrero de 1996 provocado por la intromisión ilegal en territorio cubano de tres aeronaves de un grupo terrorista asentado en Miami y el derribo de dos de ellas por la defensa antiaérea cubana.

 Este cargo completamente inventado no formaba parte de la acusación inicial y fue incorporado medio año después del arresto de los compañeros mientras ellos estaban encerrados en “el hueco”, imposibilitados de replicar. Lo agregaron tras un intenso despliegue noticioso sobre los reclamos de los grupos terroristas y de reuniones entre ellos y los fiscales que culminaron en la presentación de una imputación completamente falsa que envenenó aún más el ambiente y habría de ocupar más tarde la mayor parte del juicio.

 La falsedad absoluta de ese cargo está perfectamente documentada. Según el Acta acusatoria el FBI había descubierto quién era Gerardo y lo que hacía en Miami, por lo menos desde 1994, dos años antes del suceso, pero no lo arrestaron ni lo acusaron entonces cuando la ciudad era dominada por la histeria anticubana con manifestaciones llamando a la guerra y mientras en la Casa Blanca, según registra Clinton en sus Memorias, se le proponía al Presidente bombardear a Cuba. ¿Quién puede creer que no habrían actuado contra el “culpable” del incidente si lo hubieran tenido allí mismo en Miami controlado por el FBI? Tampoco lo acusaron cuando lo detuvieron casi tres años más tarde, el 12 de septiembre de 1998. La calumnia surgió solo después, en mayo de 1999, luego de lanzarla en los medios y convertirla en el tema predilecto de la Fiscalía y sus “periodistas”. Tan falaz y endeble era la imputación contra Gerardo que así lo reconoció la misma Fiscalía, como ya se dijo, en mayo de 2001, poco antes del veredicto. A esas alturas era ya demasiado tarde, pues el Jurado, víctima del terror, solo emitiría un fallo de culpabilidad. Gerardo fue condenado a morir en prisión por un supuesto delito que ya no era sostenido por los acusadores.

 Pero, para colmo, lo castigaron por un “crimen” que no existió, algo que sabían desde el primer día las autoridades norteamericanas quienes han mentido y mienten procazmente sobre el acontecimiento y sus consecuencias. Para respaldar esta afirmación es preciso dar mi testimonio personal.

 Manhattan fue testigo

 Poco después de haber llegado a New York, en el verano de 1996, encontré a un amigo que era el conductor del principal noticiero de una de las cadenas nacionales de televisión. En aquellos días, era escasa la actividad diplomática en Naciones Unidas y a él le sorprendió encontrarme allí cuando la modorra estival parecía esquivar cualquier novedad.

 Le conté que venía de Montreal donde el Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional acababa de aprobar su informe sobre lo ocurrido el 24 de febrero de ese año. En los próximos días, el Consejo de Seguridad de la ONU lo discutiría en una reunión en la que me correspondería representar a Cuba.

 Mi sorpresa fue mayor que la suya cuando le escuché decir que no reportaría esa reunión como tampoco lo harían las otras cadenas nacionales. “No diremos absolutamente nada”, me dijo, “aunque te pares en medio de la reunión y le arrojes un vaso de agua a la cabeza de Madeleine Albright”, refiriéndose a la dama que entonces era la embajadora norteamericana ante la ONU y que después sería Secretaria de Estado.

 De todos modos me pidió organizar un encuentro al que invitaría a unos pocos especialistas de su empresa para examinar el tema, obviamente “off the record” puesto que para ellos era un terreno vedado. Lo hicimos en su oficina, desde cuyos ventanales podía verse el animado desplazamiento de personas y vehículos en la cercana Avenida Broadway.

 Llevé el documento elaborado por los investigadores de la OACI y se los expliqué párrafo a párrafo. Las peripecias de la comisión encargada de esclarecer lo sucedido, su infructuosa búsqueda en EE.UU. de testigos y datos elementales que había forzado a postergar varias veces la discusión en el Consejo de la OACI hasta el último día, justo para concluir su sesión anual. Las dudas, objeciones y protestas de varios miembros del Consejo.

 La naturaleza de las aeronaves empleadas en la provocación a las que los medios norteamericanos bautizaron para siempre como “avionetas civiles desarmadas” pese a que, en los manuales oficiales norteamericanos que les mostré, se precisa su uso como el avión O-2 en tareas paramilitares como las que desempeñó en la guerra de Vietnam. En el caso específico de las involucradas en el incidente habían participado en la guerra recién concluida en El Salvador y el Informe incluía fotos que mostraban todavía en algunos fuselajes la inscripción USAF (Fuerzas Aéreas de EE.UU.). Referí la larga lista de provocaciones anteriores, nuestras protestas oficiales y el intercambio de notas diplomáticas incluyendo aquellas en las que el Departamento de Estado pedía datos sobre las violaciones cometidas, agradecía su entrega y nos comunicaba que habían iniciado el proceso para retirarle su licencia de vuelo a José Basulto, el jefe del grupo y responsable de ataques con bombas contra Cuba desde los años 60.

 Comenté también que habíamos hecho gestiones discretas a altos niveles de las que resultó la promesa de poner fin a las provocaciones.

 La investigación de la OACI registraba el testimonio de funcionarios norteamericanos que señalaron estar advertidos de antemano de que algo iba a ocurrir y habían tomado medidas previamente para documentar el suceso. En paradoja incomprensible, sin embargo, solo entregaron a última hora las informaciones contradictorias de algunos de sus radares y comunicaron que otras habían sido destruidas sin explicación.

 Se negaron a la solicitud que entonces les hiciera la OACI para acceder a las imágenes que del incidente habían tomado los satélites norteamericanos. Hacer imposible que nadie más pueda ver esas imágenes ha sido y es la terca posición de Washington todavía 16 años después del incidente.

Los únicos objetos de las avionetas destruidas fueron encontrados por Cuba dentro de su mar territorial a cuyas aguas solicitaron permiso para entrar los navíos norteamericanos después de su infructuosa búsqueda fuera de nuestros mares. A pesar de que, como lo sabe cualquiera, las corrientes marinas en esa zona los habrían alejado de nuestro espacio e impulsado hacia el norte.

 El único testimonio “imparcial” que hallaron los investigadores fue el de un marino de origen noruego, pero radicado en Miami, capitán del crucero Majesty of the Seas que tiene su sede y opera desde esa ciudad y quien les fue presentado por las autoridades norteamericanas. Según este señor, había visto ocurrir el derribo en un punto de las aguas internacionales aunque muy próximo a Cuba. Alegó haber hecho algunas anotaciones en un pedazo de papel y solo las inscribió en su bitácora después de ser visitado por oficiales del Buró Federal de Investigaciones. Ningún otro tripulante, nadie más de quienes iban a bordo del crucero fue entrevistado. Datos curiosos: la empresa que opera ese barco es uno de los principales contribuyentes de la Fundación Nacional Cubano-Americana y el capitán es un notorio militante “anticastrista”. Estos reveladores detalles no aparecen en el Informe de la OACI aunque sus redactores sí dejaron constancia de que no habían podido comprobar independientemente dónde estaba el Majesty of the Seas cuando ocurrió el incidente.

 Fue un intercambio animado y respetuoso. Mis interlocutores, pese a ser periodistas especializados en cuestiones internacionales, manifestaron total desconocimiento del asunto, de su contexto y antecedentes y expresaron sincero interés por aprender, sin dejar de manifestar frecuentemente su asombro.

 

La conversación derivó hacia la Ley Helms-Burton que el Presidente Clinton había promulgado pocos meses antes. Todos los interlocutores lamentaron el agravamiento de las relaciones con Cuba y repitieron al unísono que lo más deplorable del asunto era que el incidente había puesto fin a los esfuerzos del inquilino de la Casa Blanca por mejorar la situación y lo había forzado a aceptar un texto al que él y sus principales asesores se oponían.

 El coro se interrumpió cuando les dije simplemente: “You are dead wrong” y les mostré otro documento al tiempo que les conté cómo llegó a mis manos.

 Ocurrió también en Manhattan casi un año antes, en 1995. Estaba reunido, en absoluta privacidad, con una persona que ocupaba entonces un alto cargo en el Departamento de Estado y sigue perteneciendo hoy a ese organismo. Para la fecha ya el proyecto de Ley había recibido la aprobación de la Cámara de Representantes y se especulaba, entre los entendidos, si recibiría también el voto del Senado que dependería de la actitud que frente al texto tuviese la Casa Blanca, y la persona con quien charlaba a solas cerca del siempre apacible East River me preguntó cómo yo apreciaba la situación. Me embarqué en un análisis basado en la información a mi alcance hasta que me interrumpió: “You are dead wrong” y me entregó el documento que ahora les mostraba a periodistas especializados en problemas internacionales de una red de televisión que abarca toda Norteamérica y va más allá.

Se trata del texto de la Ley Helms-Burton y el intercambio electrónico entre la dirección del Departamento de Estado y los principales jefes del Consejo de Seguridad Nacional en el que estos últimos, de modo muy explícito, daban luz verde al engendro legislativo.

 No fue esa la única vez que coloqué ante los ojos de algún periodista norteamericano un documento que prueba irrefutablemente que la Administración Clinton había aceptado la Ley Helms-Burton desde 1995, mucho antes del incidente de 1996, el cual sería utilizado después como falaz justificación para lo que ya había sido pactado con anticipación. Me he cansado de enseñarlo a quienes se supone tienen el oficio de informar. Ninguno lo convirtió en noticia. Nadie ha dicho nada jamás sobre su existencia. Tampoco lo hicieron los que participaron en aquel encuentro en el corazón de Manhattan. Se pasaron el documento, mano a mano, lo revisaron uno tras otro, mientras yo los miraba a la espera, inútilmente, de alguna reacción. El silencio fue total. Solo lo interrumpía el bullicio que llegaba del exterior.

 Para concluir la reunión, el siempre recordado amigo dijo más o menos estas palabras: “¿Comprenden ahora por qué no podemos publicar nada sobre este tema?”.

 Cuando me retiré, ya los letreros publicitarios de la gran avenida reemplazaban la claridad disipada del atardecer.

 Un par de días después se celebró la reunión del Consejo de Seguridad, de la que salió la señora Albright seca y sin un solo rasguño. Ningún medio norteamericano publicó nada sobre esta discusión en la ONU.

 Años más tarde, alejada ya ella de responsabilidades gubernamentales, en una entrevista televisiva la vi confesar que aquella reunión del Consejo de Seguridad había sido su experiencia diplomática más difícil. Como había sido totalmente silenciada por los grandes medios me temo que nadie entendió sus palabras.

 El derribo de las avionetas fue utilizado como burda excusa para enrarecer aún más las relaciones entre los dos países. Resonaron entonces los tambores de la guerra y como alternativa se intensificó el bloqueo económico que fue, además, codificado con la Ley Helms-Burton, vergonzoso adefesio que el Presidente Clinton firmó en grotesca ceremonia en la que abdicó prerrogativas presidenciales, gesto sin memoria en las crónicas de la Casa Blanca.

 El incidente, además, ilustra como pocos el papel no solo desinformativo sino también embrutecedor de las grandes corporaciones mediáticas. Gracias a una censura que es tan eficaz como insidiosa, pues se ejerce sobre un pueblo al que se le hace creer, cínicamente, que está más informado que nadie, multiplicando incesantemente la mentira y castrando el espíritu crítico al reducir la capacidad de análisis con la constante repetición de fórmulas y consignas a la usanza de la publicidad comercial, esas corporaciones imponen una verdadera dictadura de alcance global, pero que convierte al pueblo norteamericano en su primera y principal víctima.

 Se ha hecho pensar a muchos que el 24 de febrero de 1996 —cuando Cuba atravesaba la peor crisis económica de todos los tiempos y no contaba con el apoyo de ningún otro estado— el gobierno cubano había decidido provocar la guerra con EE.UU., atacando aviones norteamericanos en aguas internacionales. La irracionalidad de semejante teoría salta a la vista. Cuba no habría tenido nada que ganar y sí muchísimo que perder con una conducta que hubiera sido un absurdo suicidio colectivo.

 ¿Cómo explicar tal actitud en un país que nunca, en toda su historia, ha sido agresor de nadie?

Los antecedentes están perfectamente documentados aunque totalmente silenciados. Antes de febrero de 1996, el grupúsculo terrorista autodenominado Hermanos al Rescate había realizado decenas de incursiones al territorio nacional, todas y cada una de ellas protestadas por Cuba ante el Departamento de Estado y denunciadas públicamente.

 El suceso del 24 de febrero de 1996 fue precedido de reiteradas advertencias de La Habana por canales diplomáticos y otras vías privadas, pero también abiertamente ante los medios de comunicación social. El jefe del grupo provocador había hecho también repetidas declaraciones públicas, desafiando las leyes norteamericanas, anunciando la continuación de sus vuelos y alardeando de que seguiría haciéndolo porque Cuba estaba supuestamente en una situación tan crítica que no podía defenderse.

En cualquier caso, la acusación contra Gerardo es también un insulto a la inteligencia y al sentido común. Hace mucho tiempo que existen los radares que son los instrumentos que todos los estados emplean para detectar los movimientos de los aviones. Los datos sobre todos los vuelos entre Miami y La Habana, incluido el del 24 de febrero de 1996, los recibieron las autoridades cubanas de los controladores de vuelo del país vecino desde que las aeronaves despegaron. Para recibir esas informaciones, en tiempo real, no se requería de los servicios de nadie más. Que ese día ocurriría un vuelo lo había anunciado Basulto mucho antes en provocadoras y estridentes declaraciones que disfrutaron amplia difusión.

 Toda la discusión técnica acerca del lugar exacto donde ocurrió el lamentable suceso debería resultar muy esclarecedora para cualquier persona con capacidad de razonar. Estamos hablando de distancias aéreas que se miden en segundos de diferencia. El gobierno de Washington reconoció que la aeronave que conducía Basulto había penetrado el territorio cubano y por eso le retiró la licencia de piloto. En cuanto a las dos avionetas derribadas que siempre acompañaron e iban próximas a la de Basulto, Washington alega que estaban fuera de nuestro territorio, aunque muy cerca de él, cuando fueron interceptadas. Según el informe de la OACI, sin embargo, desde que llegaron frente a la capital las tres volaron juntas en línea recta rumbo sur hasta que se produjo la interrupción del vuelo. Tómese en cuenta que, en cualquier caso, incluso en la versión norteamericana, en unos pocos minutos habrían atravesado la ciudad de La Habana y cruzado la Isla hasta la costa sur.

 Se podrá discutir eternamente la ubicación precisa del lugar donde se produjo el hecho, pero nadie cuestiona que ocurrió muy cerca de la Isla de Cuba y de la zona de mayor concentración urbana, el centro de la ciudad de La Habana. La acción de los cazas cubanos tuvo un carácter eminentemente defensivo, no se realizó dentro del mar territorial norteamericano, ni cerca de él, ni siquiera dentro del ancho espacio internacional que separa ambas fronteras marítimas. Toda la discusión técnica giró acerca de la distancia del hecho y la línea fronteriza cubana, distancia que en términos de velocidad aérea se mide en segundos, pero nadie cuestiona que ocurrió en un punto muy próximo a lugares por los que, en ese instante, un pueblo inerme se movía libre y confiado, ajeno por completo al peligro.

Aquella tarde de sábado frente al litoral habanero se realizaba una competencia deportiva acuática y a lo largo del Malecón se hacían los preparativos para el último desfile del carnaval, mientras miles de habaneros se desplazaban hacia el estadio de béisbol para asistir a un juego decisivo entre el equipo insignia de la capital y uno de sus principales rivales, mientras que muchos otros, en la Universidad y junto al Malecón celebrábamos el cuadragésimo aniversario de la fundación del Directorio Revolucionario.

 ¿Cuál habría sido la respuesta norteamericana si una provocación parecida se hubiera producido cerca de la desembocadura del río Hudson frente a la isla de Manhattan?

 En cuanto a la patraña sobre el carácter “civil” de las avionetas, pese a que así las bautice con machacona insistencia la propaganda yanqui, lo que define su carácter no es la supuesta naturaleza intrínseca de las aeronaves sino su uso, tal como prescriben los protocolos de la OACI. Los aviones empleados en las acciones terroristas del 11 de septiembre de 2001 eran aparatos comerciales que transportaban pasajeros pero a nadie se le ocurriría decir que su vuelo tenía un carácter civil.   

 Chomsky empleó el calificativo de “disciplinados” para describir a los grandes medios de comunicación norteamericanos. Su relación con las autoridades y con los dueños de los principales resortes de la economía —los grandes propietarios que según los redactores de la Constitución debían ser quienes gobernasen el país y así lo han hecho desde la independencia de las Trece Colonias— es muy específica y peculiar. No opera con los resortes comunes a las dictaduras tradicionales como las que sufrieron en muchas ocasiones los países latinoamericanos. Allá no instalan censores en las salas de redacción para dictaminar sobre lo que puede o no publicarse. El sistema es más sutil y resulta más eficaz.

 Se basa en un dato fundamental de la realidad contemporánea. Los diarios y revistas principales, al igual que la radio y la televisión, no son, como antaño, vehículos independientes para la diseminación de informaciones y opiniones. Quienes los poseen integran poderosos conglomerados que controlan otras actividades de la llamada industria cultural y del entretenimiento, y están estrechamente asociados, a su vez, con otras ramas de la economía. Los dueños de los medios de información, en otras palabras, son inseparables de los grupos monopólicos que en EE.UU. ejercen el verdadero poder. Nadie tiene que obligarles a mentir o a ocultar la verdad si eso es lo que conviene a intereses que también son suyos. Lo saben los directores de esos medios y los periodistas bien informados. Basta una llamada telefónica para recibir la “guía informativa” que allá todos conocen lo que significa.

 Ese es, en el fondo, el obstáculo principal que encaran los Cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en EE.UU.

 Gerardo lo dijo hace ya bastante tiempo. Solo “un jurado de millones” les hará justicia.

¿Cómo formar ese jurado? ¿Qué hacer para que la verdad llegue a millones de personas que no la conocen porque dependen de los grandes medios para saber qué pasa en el mundo que los rodea? ¿Cómo hacerlo si esos medios se empeñan precisamente en ocultarla?

 Para ello se requiere multiplicar los esfuerzos que se llevan a cabo en todo el mundo, para que alcancen niveles superiores, en amplitud y eficacia, hasta transformarse en una fuerza social real capaz por sí misma, sin contar con los dueños de la información, de movilizar a la opinión pública en los EE.UU. y obligar a su Presidente a hacer lo que debe y puede hacer: poner en libertad inmediatamente y de modo incondicional a los Cinco, a todos y cada uno de ellos, sin excepción alguna.

 Esa es una facultad que la Constitución otorga, de manera exclusiva y sin limitación de ningún tipo al Presidente de los EE.UU. Para Barack Obama no debería ser difícil si se basa en lo que en esta materia ha heredado su Administración.

 Contra los Cinco se formularon dos Cargos importantes: el Cargo Dos (conspiración para cometer espionaje) y el Cargo Tres (conspiración para cometer asesinato). Los fundamentos de ambos habían sido demolidos por un tribunal superior o por la propia Fiscalía antes que Obama fuera electo Presidente.

 La Corte de Apelaciones ya determinó por unanimidad que las sentencias relacionadas con el supuesto espionaje eran ilegales y las anuló.

 La Fiscalía de George W. Bush admitió su fracaso respecto al Cargo Tres y pidió retirarlo en una acción excepcional (Emergency Petition for Writ of Prohibition).

 Sin embargo, el arbitrario castigo discurre ya por su décimoquinto año. Mientras ellos cumplían su injusto encierro, otros individuos fueron sancionados en EE.UU. por espionaje real o incluso por la comisión de actos terroristas y salieron en libertad porque les fueron impuestas sentencias incomparablemente menores. Desde luego, ninguna de esas personas eran patriotas cubanos juzgados en Miami.

 La cruel injusticia contra Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René es, por encima de todo, un mensaje muy claro para todo el pueblo de Cuba. Ellos fueron condenados por combatir el terrorismo que ha sido promovido por sucesivas administraciones norteamericanas y que ha causado muerte y dolor a varias generaciones cubanas a lo largo de más de  medio siglo. La perpetuación del castigo contra ellos significa que esa política criminal sigue vigente y continúa como una grave amenaza sobre los cubanos y las cubanas de hoy y de mañana. No es razonable imaginar una mejor relación entre ambos países mientras esta situación persista. Obama sabe que mejorar las relaciones con Cuba es un factor importante para una vinculación constructiva y respetuosa con los países de América Latina y el Caribe, algo que él ha declarado como uno de los objetivos de su gobierno.

 Para convencer al Presidente es necesario que el caso de los Cinco sea verdaderamente una causa que interese y motive a millones de norteamericanos que desgraciadamente, hay que reconocerlo, poco o nada conocen al respecto, porque se les ha prohibido acceder a ella. Es grande la tarea para quienes se empeñan en liberarlos.

 El líder histórico de la Revolución cubana, el compañero Fidel Castro, en discurso memorable proclamó: “Solo les digo una cosa: Volverán”. Pero no se trata de esperar a que vuelvan. Se trata de hacerlos volver, usando los instrumentos al alcance de cada cual, desde las acciones solidarias en las calles, hasta el rezo, la poesía y la canción. Que cada cual se plantee con toda sinceridad la pregunta que se hacen los niños de La Colmenita en la hermosa obra Abracadabra: “¿Y ahora qué más podemos hacer?”

 Es un desafío que reclama voluntad de acero y requiere también creatividad en el uso de todas las vías alternativas que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación para derribar el muro de silencio que levantan los monopolios mediáticos.

Solo así podrá constituirse ese jurado de millones. Es una pelea difícil pero que puede culminar con la victoria. “Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas” (San Lucas 12, 2.3).    

 

Bibliografía
  • U.S. District Court for the Southern District of Florida. United States vs. Gerardo Hernández et al.
  • Transcript of Trial before the Honorable Joan A. Lenard.
  • Transcript of Sentencing Hearings before the Honorable Joan A. Lenard.
  • U.S. Government Emergency Petition for Writ of Prohibition before the U.S. Court of Appeals for the Eleventh Circuit, May 30, 2001
  • United States Court of Appeals for the Eleventh Circuit No. 01-17176, 0311087, August 9, 2005
  • Martin Garbus: Declaración Jurada, 17 de agosto de 2012.
  • Martin Garbus: Memorándum de Respuesta a nombre de Gerardo  Hernández solicitando que se anulen su condena y sentencia o, en su defecto, se haga cumplir la acción exhibitoria y se le conceda una audiencia oral, 31 de agosto de 2012.
Estos dos últimos documentos, suscritos por Garbus y sus anexos con copiosa información son parte de la petición de Habeas Corpus y están registrados ante la Corte del Distrito Sur de la Florida (Case No. 1. 10-CV-21957- JAL Criminal Case No. 98-721- Cr. Lenard)
El Gobierno de EE.UU. ha solicitado eliminarlos, hacerlos desaparecer (Motion to Strike).
 
1. En la fecha de publicación de este trabajo (mayo de 2013) ya rené González se encuentra de regreso de manera permanente en Cuba, luego de cumplir con el trámite de renunciar a la ciudadanía estadounidense. (N.E)
Ensayo presentado al concurso internacional Pensar a Contracorriente, y que recibió Mención del Jurado, durante la 22 Feria Internacional del Libro de La Habana.
 
Tomado de La Jiribilla, con imagen del Periódico Trabajadores
 
publicado por rcbaez a las 20:24 · Sin comentarios  ·  Recomendar
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