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Ecos del viaje de Gerardo Hernández a Canarias En septiembre de 2013 René González, tras agotar su condena
y arañar unos meses a la libertad vigilada que le habían añadido a sus 13 años
de presidio, hacía un llamamiento a Cuba, luego extendido al mundo: "Quiero que el doce de septiembre el país se llene de cintas amarillas...,
que esas cintas amarillas no puedan ser ignoradas, que no pueda dejarse de
reportar al mundo que el pueblo cubano está esperando por cuatro de sus hijos
que están presos en Estados Unidos". En Gran Canaria, hubo una cinta amarilla aquel día 12, en la
fachada de la que era sede de la Plataforma Canaria de Solidaridad con los
Pueblos. La misma cinta, convertida en lazo, estuvo en el escenario de la sala
de conciertos Madrid, en la que otro de Los Cinco, Fernando González, apenas 6
meses después de ser liberado, nos daba impulso a las compañeras y compañeros
de la solidaridad, venidos de todas partes del Estado Español, para no cesar en
la lucha hasta que Gerardo, Ramón y Toni regresaran a Cuba. Este sábado, 16 de enero, en la cena en que brindamos por
Los Cinco, en la despedida de Gerardo de Canarias, ese lazo fue desatado entre
el revolucionario cubano y los amigos que nos habíamos reunido para agasajarlo. Ahora lo guardaremos, como las pancartas y los carteles con
los que hemos luchado en estos años y que ya no tendremos que usar más.
Querido Gerardo: Me llamo Ana Pérez Nordelo y vivo en Las Palmas de Gran Canaria, la capital de una de las islas del archipiélago canario. En verdad, me parece fuera de lo común tener que hablarte por primera vez a través de una carta, pero así ha tenido que ser.
De
cómo supe de ti es la historia de una enorme casualidad pues ocurrió
mientras rastreaba, hace años, el origen del apellido Nordelo, que
compartimos.
De
repente, decenas de enlaces en el ciberespacio tenían tu nombre y fue
de esta manera como comencé a conocer tu historia, la historia de Los Cinco,
hasta que di con una imagen de Carmen Nordelo, tu madre. Rápidamente,
le pregunté a la mía, Ana, por la mujer de la foto y, sin dudarlo un
segundo, dijo: ¡esa es mi prima Carmen! Mi
madre me contó que su tío (tu abuelo) había viajado a Cuba y que a su
regreso decidió llevarse a su familia a vivir a Cuba, a donde Carmen se
marchó siendo muy joven.
Gerardo,
te confieso que casi no me podía creer lo que, a partir de aquel
momento empecé a leer sobre tu caso y el de tus cuatro compañeros,
Antonio, Ramón, René y Fernando, pues todo superaba, con mucho,
la normalidad, en estas islas, del relato de la familia dividida por
la emigración. Y, bueno, aquí mi condición de abogada, como miembro
además de la Asociación Juristas por la Paz y los Derechos Humanos
(JUPADEHU) me llevó a vincularme, de otra forma, a ti y a Los Cinco. Recuerdo
que concerté una cita con Inés Miranda, la presidenta de JUPADEHU, a
quien ya conoces y también recuerdo que un día, a primera hora de la
tarde entré en su despacho y le hablé de Los Cinco. Ella me escuchó
atentamente, y su respuesta fue un rotundo “por supuesto que nos
ocuparemos de este caso”. Desde entonces, Los Cinco han ido ocupando, a
lo largo de casi diez años, un lugar permanente en la “militancia” en
la que decidimos convertir nuestro trabajo como juristas.
Como
ya sabes, otra de nuestras luchas tiene que ver con la justicia que
ansiamos conquistar para el pueblo saharaui y que nos ha llevado, en
calidad de observadoras internacionales, a los aberrantes juicios a los
que se somete a los luchadores saharauis por la autodeterminación en
los Tribunales de Marruecos, estado que aplica sobre ese infatigable
pueblo el hostigamiento permanente, las acusaciones falsas de delitos
nunca cometidos, la tortura, la persecución, la desaparición y hasta la
muerte, en muchos casos.
Esta
experiencia nos ha servido para encontrar las enormes similitudes que
hay, por citar un ejemplo significativo, entre el juicio a los presos
de Gdeim Izik y el que ustedes sufrieron, en 2001. En ambos
casos, las violaciones de derechos legales y fundamentales en el
desarrollo mismo del juicio, la imparcialidad de la sede, la
manipulación hecha a través de los medios de prensa, convierte dichos
procesos en reflejo de la inexistencia de garantías legales, en las
administraciones de justicia de países tan distantes, aunque igualmente
opresores, como EEUU (que se muestra al mundo como paladín de los
Derechos Humanos), y Marruecos.
Por
cierto, debo decirte, que también son muy parecidas la actitud digna y
la inquebrantable determinación por defender la verdad que demostraron,
Los Cinco y el grupo de Gdeim Izik, frente a quienes, odiosamente,
dictaron sus sentencias. (1)
Gerardo, no puedo pasar por alto ahora que mi madre y yo tuvimos la oportunidad de conocer a tu esposa Adriana, cuando ella y Olga Salanueva (la esposa de René González) visitaron Canarias, a finales de 2010.
Verdaderamente
fue entrañable poder conversar con ella, y sentir su ternura y el
afecto que demostró hacia nosotras. En este punto, saber que el gobierno
estadounidense le ha negado continuadamente la Visa para ir a verte en
estos 15 años, fue un hecho impactante tanto en lo familiar como en lo
profesional, por la burla y aberración jurídica que este hecho entraña.
Compartimos
varias jornadas juntas, y Adriana y mi madre no dejaron de hablar de
las historias de familia que Carmen le había contado. Adriana, incluso,
sabía las localizaciones de algunas fotos que aún deben andar por tu
casa. Ojalá esa experiencia se repita, más pronto que tarde, estando
ustedes, de nuevo, juntos en Cuba.
Para
despedirme, querido primo, te cuento que mañana, Día Internacional de
la clase obreras, en Las Palmas saldremos a la calle uniendo las
reivindicaciones por los derechos del pueblo canario trabajador a las
luchas de otros pueblos del mundo, y, entre ellas, la libertad de Los
Cinco recorrerá, con nombre propio, los lugares por los que tu
madre, seguro, paseó de joven. Será, podría decirse, como un viaje de vuelta, en el que ella, a través de ti, retornará a la tierra que la vio nacer.
En
las últimas líneas de esta carta, Gerardo, te digo, con la misma
firmeza con que reclamo la libertad para los presos políticos
saharauis, en manos de Marruecos, que la prisión de Los Cinco ofende a
la Justicia y ofende a la humanidad, y que para resarcir ambas ofensas,
lucharé, y lucharemos muchos miles de personas en el mundo, hasta que
Los Cinco, TODOS, sean liberados y puedan regresar a Cuba.
VOLVERÁN, Gerardo y yo podré conocerte libre.
Un fuerte abrazo para ti y para Antonio y Ramón. También para René y Fernando, que han regresado ya a su patria.
Ana Pérez Nordelo Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias), a 30 de abril de 2014. (Fuente cubacinco.blogspot.com; Tomado de Cubadebate
En noviembre pasado, durante la conferencia Cuba. Redes Sociales y Revolución que
impartí en la Casa de Colón de Vegueta en las Palmas de Gran Canaria,
la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos -organizadora de
aquel evento- hizo pública la carta que las abogadas Inés Miranda y Lola Travieso, junto Fefi Milán, edil del Ayuntamiento de Telde (en Gran Canaria) habían enviado desde Nueva York a Gerardo Hernández Nordelo,
uno de los cinco cubanos injustamente condenados en Estados Unidos por
luchar contra el terrorismo que sufre dos cadenas perpetuas más quince
años de prisión.
Dicha carta -una
iniciativa de la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos- fue
remitida a Gerardo durante el viaje que estas tres mujeres canarias
hicieron a esa ciudad estadounidense para intervenir en la IV Comisión
de Descolonización de la ONU, en favor del Derecho del pueblo saharaui a
su autodeterminación e independencia. Ellas quisieron ponerse en
contacto telefónico con Gerardo desde allí pero las condiciones del
encierro que este cumple se lo impidieron.
Gerardo es de ascendencia canaria.
Como cuenta él en esta carta de agradecimiento a las tres compañeras
isleñas, su madre, Carmen Nordelo, nació y vivió allí hasta los quince
años. Carmen falleció estando Gerardo en prisión, como me recordara
Alicia Jrapko -del Comité de solidaridad con Los Cinco en EE.UU.- al
hacerme llegar esta misiva, él no pudo despedirse de su madre y cuando
ella murió las autoridades estadounidenses tampoco permitieron que su
esposa Adriana fuera a ofrecerle consuelo.
Reproduzco el texto y el facsímil con
la respuesta de Gerardo al mensaje de las compañeras canarias, donde
-en nombre de él y sus compañeros- agradece su apoyo a la causa de Los
Cinco y expresa su solidaridad con la lucha del pueblo saharaui.
Prisión Federal de Victorville, California
Diciembre 29,2013
Sra. Inés Miranda, Consejo General de la Abogacía Española,
Sra. Josefa Milán, Asoc. Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui,
Sra. María Dolores Travieso, Jurista por la Paz y los Derechos Humanos.
Queridas compañeras,
Les pido me disculpen por la demora en
responder a la misiva que atentamente me enviaron desde New York, donde
participaron en las sesiones de la IV Comisión de Descolonización de la
ONU. La habitual lentitud de mi correspondencia en ambas direcciones, y
algunos acontecimientos recientes que han alterado la normalidad en la
prisión, son la causa de mi tardanza.
Agradezco sinceramente sus palabras de
aliento, y el apoyo a la causa de los cubanos condenados en Estados
Unidos por defender a nuestro pueblo del terrorismo. Los Cinco,
como todos los cubanos revolucionarios, somos firmes defensores del
derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, y los hermanos del
Sáhara Occidental contarán siempre con nuestra solidaridad y respaldo a
sus anhelos de paz, libertad y justicia.
Como mencionan en su carta, mi madre
nació en las Palmas de Gran Canaria, y allí vivió sus primeros quince
años. Aunque nunca las he visitado, conocí las Islas Canarias antes de
aprender a leer, a través de fotos que aún nuestra familia conserva. Mi
madre nos mostraba con cariño y nostalgia las imágenes de sus años en
aquellas islas que amó toda su vida, sin que ello le impidiera sentirse
también cubana y amar por igual a su patria adoptiva. Lo que ella nos
contaba, y lo que he podido leer después, es todo lo que conozco de las
Islas Canarias, pero de algo estoy seguro: si la bondad de mi madre, su
humildad, su espíritu de sacrificio y su constante preocupación por el
bien de los demás son características de vuestro pueblo, eso sería
suficiente para sentirme orgulloso de la sangre canaria que corre por
mis venas.
A ustedes y a sus respectivas
organizaciones, a la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos, y
en general a las personas de buena voluntad que desde la Islas Canarias
nos alientan con su apoyo, los Cinco y nuestros familiares les damos
las gracias y les deseamos un feliz y muy exitoso 2014.
Con afecto y un fuerte abrazo:
Gerardo Hernández Nordelo
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Rosa C. Báez
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