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Por Carlos Aznárez, desde La Habana) Condecorados oficialmente como Héroes de la
República de Cuba, amados hasta lo indescriptible por su pueblo, que peleó por
su liberación día a día, Gerardo Hernández, Ramón Labañino,
Antonio Guerrero, René González y Fernando González, se han convertido
en un mojón de la ética revolucionaria. Son como Fidel, como Raúl y como el Che,
de estos difíciles tiempos que corren. Pocas horas antes que el
Comandente en Jefe Fidel Castro se reuniera con ellos RESUMEN LATINOAMERICANO
tuvo el honor de compartir con los 5 varias charlas fraternales, aprender de su
sabiduría y de su templanza. Esto es lo que ahora regalamos a nuestros lectores,
para que ustedes también tengan una dimensión de qué hablamos cuando decimos:
Fidel no se volvió a equivocar en considerarlos desde el primer día, héroes de
Cuba y el continente. - Antonio Guerrero: La poesía es un arma
cargada de futuro
-Lo primero que me dio fuerza, fue mi inocencia.
El día que a mi me arrestan yo estaba en uno de los Cayos de La Florida. Montan
un operativo, tumban la puerta a las 6 de la mañana, yo estaba con mi compañera
y cuando me arrestan, ni siquiera me pongo nervioso, ya que estaba convencido
que no había hecho nada malo. Cuando me montan en un auto, hay uno de ellos que
empieza a presionarme, pero yo le respondo con mucha tranquilidad y finalmente
me llevan al Cuartel general del FBI. Al segundo día nos ponen a los 5 en un
área en la que el objetivo era ablandarnos y que reconociéramos algo que era
falso, pero no aflojamos, y sinceramente yo seguía conservándome tranquilo.
Tanto, que en ese momento, que desde fuera podría parecer muy duro, viene a mi
mente un poema, que por supuesto no podía escribirlo, aunque sí pude hacerlo
días después. A partir de entonces, la poesía se constituyó en otra arma de
resistencia. Recordemos que estaba 24 horas encerrado en una
celda sin ningún contacto con el exterior, y la poesía era mi compañera. Me
ayudaba a comunicarme con los que recibían mis poemas, contándoles mi vida y lo
que era yo en ese momento. -¿Esto les sirvió también a ustedes para
comunicarse? -Si, nos ayudó mucho. Fue un arma vital para los
5 en el “hueco”. Intercambiamos poemas y a leer lo que escribían mis otros
hermanos. Por ello me motivé a escribir un poema cada día de esos 17 meses, cosa
que no era fácil, ya que no tenía el conocimiento de la poesía, pero así es el
ser humano, que a veces en el aislamiento más rígido salen a relucir estas
cualidades. -¿Hubo otros recursos para aguantar esos
momentos? - Claro, el primero de ellos era pensar en que
lo que habíamos hecho era no sólo por Cuba sino por cualquier ciudadano del
mundo. Una bomba en un avión o en un centro turístico era un flagelo del
terrorismo que ya habíamos vivido en Cuba. Otro recurso era moral, y significaba pensar en
la historia de Cuba: la imagen de José Martí, del Che y de Mandela, eran fuente
de constante inspiración, no solo por la poesía sino por sus vidas de
luchadores. Cuando a mi me arrestan yo tenía 39 años, y en esos momentos me di
cuenta lo importante que era tener dignidad, conservar el optimismo, y
referenciarnos en otros hombres y mujeres que habían hecho cosas muy
trascendentes, de mucho más valor que lo que nosotros estábamos atravesando. Esa
era un arma que nos posibilitaba que nadie pudiera derrotarnos, ya lo que nos
quedaba era transpirar optimismo, tener confianza en que nunca ibas a estar
abandonado y que mucha gente estaba al lado tuyo. -Lo interesante es que todos ustedes pensaban
en igual sintonía sin poder tener ningún tipo de
contacto. -Esa fue otra herramienta vital: la unidad de
principios de los 5, la hermandad, saber que el otro compañero iba a poner pie
en tierra contigo, pasara lo que pasara. Por otro lado hay que reconocer que en
el grupo de los arrestado, hubo algunas deserciones, pero ni en ese momento nos
pudieron hacer daño, porque la moral para defendernos era tan grande que no
pudieron doblegarnos ni con falsas declaraciones. Nosotros ganamos ese juicio
farsa que nos hicieron, y los mismo fiscales sufrieron las burlas de sus
colegas, por el papel que estaban haciendo. Ellos evitaron sacar el juicio de
Miami, porque sabían que sólo allí podían controlar el show que
montaron. Tres de nosotros, los que teníamos cadena
perpetua, fuimos a parar a las peores prisiones de los EEUU. Y entonces, a pesar
de que conservaba el optimismo, también me di cuenta que podía morir en esas
cárceles, pero no dejé de escribir, sobre todo cuando estaba sin poder salir de
la celda. Y cuando esta se abría, tratando de huir de las escenas típicas del
patio, y los conflictos y discusiones que se viven en sitios como esos, me
refugié milagrosamente en un local donde había gente que dibujaba y pintaba.
Entonces, un afroamericano que se convirtió en mi amigo me ofreció hacer un
retrato. Allí empezó a jugar otra arma, que fue la creación plástica. E hice
retratos, luego trabajos en pastel y fui creciendo autodidactamente. Todo lo que
hicimos era para resistir y no imaginábamos que después, los compañeros de la
solidaridad iban a transformarlo en libros, en música o en
exposiciones. Como te decía, todas esas eran nuestras armas de
esa etapa, enfrentamos el combate con tremendo optimismo y también con ese
concepto de felicidad, que vas por el camino correcto y sintiéndote en armonía
contigo mismo. Todo esto que cuento ya forma parte de un
pasado, ahora estamos aquí, viviendo la realidad de Cuba. -¿Cómo se da esta nueva vida, cómo encontró a
Cuba? -Estamos dispuestos, con esos mismos ejemplos,
con esas mismas armas a la tarea que venga por delante. Encontré a Cuba con los
cambios lógicos, pero en su esencia muy parecida a la que dejé. Veo cosas
positivas y otras no tanto, pero es el mismo pueblo, con sus alegrías y su
manera de ser, dispuesto a defender la Revolución al precio que sea necesario.
En definitiva, los 5 somos eso, hijos de la Revolución, que les tocó vivir una
experiencia determinada, y el pueblo así nos ve, como un revolucionario
más. Por otra parte, sigue el bloque, sigue la
intención de que Cuba no se desarrolle, la misma política aquella, vieja,
continúa con otras maneras, para destruir la Revolución. Eso es lo que quisieron
hacer con nosotros, para castigarnos. Sin embargo, la Revolución está ahí,
victoria tras victoria, con Fidel y con la guía de Raúl. - René González: “La victoria es salir mejor
que cuando entramos”
-La prisión es un proceso de aprendizaje.
Probablemente todo comienza por establecerse una meta, y allí los 5 coincidimos:
el objetivo era salir mejor que cuando entramos en prisión. Tú percibes
enseguida que ellos quieren destruirte, que tu integridad física, moral, mental,
son el blanco de los carceleros. Aprendes el primer día que tienes que defender
eso y que la medida de la victoria va a estar en salir de mejor forma que cuando
te metieron en la cárcel. A partir de allí, cada cual, según sus características
adopta su propia estrategia. Recuerdo que para mí, lo más difícil al
principio, fue percatarme que yo no podía reaccionar como ellos deseaban. No me
tomó mucho tiempo, y recuerdo un punto de inflexión que fueron los 15 años de mi
hija, en que yo había guardado para ese momento la llamada semanal que nos
otorgaban cuando estábamos en el “hueco”, y ellos se arreglaron para negármela.
Esa noche sufrí, pero al otro día cuando me desperté ya era otro hombre. Me dije
que yo no puedo sufrir por las acciones de ellos. Y eso se lo dije a mi esposa
cuando pude comunicarme, que a partir de ese momento si la podía llamar, bien, y
si no también. Incluso me dije que “aquí mando yo”, que en los procesos que se
producen en mi cabeza, los tengo que controlar yo, y que ellos podían hacerlo de
aquí hacia fuera. Eso se basa en saber que tú tienes la moral muy fuerte, y que
ellos jamás la van a alcanzar. En mi caso, me volqué a mucho ejercicio físico y
mucha lectura para cargar mi mochila intelectual. -¿Cómo y por qué los mandaban al “hueco”. Con
qué excusa? -Ellos no necesitan excusas ni para invadir un
país. Si pueden cometer un genocidio frente al mundo entero, imagínese lo que
les puede costar encerrar a cinco personas en condiciones infrahumanas. En un
inicio nos mandaban al “hueco” argumentando que era por nuestra seguridad, y en
eso se basaron hasta que por nuestras protestas y los reclamos que venían desde
el exterior, se vieron obligados a sacarnos del hueco. El “hueco” persigue
varios objetivos: el primero es ponerte en un estado de indefensión tal para que
tú te pongas a considerar si te vas a enfrentar o no a eses sistema carcelario.
Usan ese esquema para casos de alto perfil, pero en nuestro caso estaba el
añadido de que representábamos a Cuba. Ese odio visceral que nos tenían como
cubanos y comunistas, e hicieron todo lo posible para hacernos daño en esas
condiciones durante el mayor tiempo posible. Mantenernos en el “hueco” les daba
a ellos una ventaja fenomenal sobre nosotros porque nosotros no teníamos la
capacidad de revisar las evidencias y otros datos de nuestro juicio estando
allí. Ellos crearon un esquema perverso que consistía en ponernos a nosotros en
un “hueco” y poner las evidencias en otro “hueco”, por lo cual para nosotros
poder revisar diez o veinte páginas de las 40 mil páginas de evidencias de un
proceso brutal, en el que teníamos que levantarnos a las 4 de la mañana, hacer
todo el recorrido hasta la Corte, para que te llevaran a ese “hueco” donde
estaban las evidencias, para trabajar allí durante una hora. Luego, regresar a
una celda, que era prácticamente una perrera, estar allí varias horas y luego
volver hasta tu celda en el “hueco”. Así, el objetivo que perseguían era
quebrarnos y que “confesáramos” y también impedir nuestra propia defensa.
Fracasaron en ambos casos: estamos en Cuba, no hicimos ninguna
confesión. -¿Qué querían que
confesaran? -El concepto de ellos de “colaboración” es muy
elemental. Querían que digamos lo que ellos deseaban, que entregáramos nuestra
dignidad y dejar de ser quien tú eres. Te dejan claro que haces lo que ellos te
dicen o no vas a recibir la benevolencia de los jueces. Creo que ellos
estuvieron hasta el 17 de diciembre de 2014, esperando que Gerardo los llamara
un día por ese teléfono que tiene para comunicarse con el FBI y les dijera:
“¿qué usted desea?”. Soñaban con poner a Gerardo a hablar mal de Fidel, de Raúl
y hacer un caso contra Cuba, con Gerardo como testigo. Para ellos, la
verdad y la mentira no tienen importancia. -Cómo se relacionaban con los otros
presos? -Cuando fui enviado a la primera prisión, esta
quedaba en un lugar gélido de Pensilvania. Conmigo estaba un grupo que era la
familia Gotti, de la mafia italiana. Estaban muy organizados, con una disciplina
tremenda y eran muy respetados en la prisión. Cuando ellos se enteraron que yo
era un cubano que defendía a Cuba me mostraron un gran respeto. Y me decían: “tu
chico eres de Fidel, ese sí que se ha fajado con el gobierno norteamericano, y
ha resistido”. Veían a Fidel como quien le había plantado cara a este sistema
que a ellos los había condenado. Por otro lado, los presos afroamericanos
mayoritariamente tenían un trato cordial con nosotros. En la cárcel se establecen relaciones de
interés. Allí nadie da nada por nada. Pero nosotros tenemos otra educación. Por
ejemplo venía un preso y te decía que quería que le revisaras un documento
legal, tú se lo revisas y se lo traduces, y cuando te va a pagar, le dice que no
y eso evidentemente les choca. Y a partir de ello, otros tienen la misma actitud
contigo. Recuerdo a un afroamericano que para ganarse unos pesos, le planchaba
la ropa a los presos. Y a mí, no me cobraba, como gran deferencia. Era una forma
de decir: tú has sido consecuente, no te has doblegado y además eres solidario.
También ese grado de confiabilidad hacía que cuando iba a haber un problema en
la cárcel, nos avisaban para que no nos metiéramos y nos
complicáramos. -No tengo dudas que el apoyo del pueblo y el
gobierno de Cuba, fue un factor fundamental para que ellos fueran un poco más
comedidos en el trato con nosotros. Nunca nos sentimos
solos. Esta Cuba que encontramos ha tenido que
adaptarse a un mundo capitalista, del que de cierto modo nos habíamos aislado,
gracias a que existía un campo socialista. De pronto, el país se vio como una
isla pequeña a la deriva en medio de esa tempestad, y obviamente ha tenido que
dar algunos golpes de timón para poder seguir navegando sin perder el rumbo
final que es la construcción del socialismo. Esta es una Cuba que ha cambiado para bien,
habremos adoptado cosas que en nuestra formación no nos agradan tanto, pero creo
que la Historia es así, como bien decía Lenin, de que la Historia da unos pasos
adelante y otro hacia atrás. Hemos resistido bastante bien lo que significó el
desmembramiento de la URSS. Creo que los cambios que se están haciendo son
correctos, y depende de nosotros el resultado. El propio 17 de diciembre abre
una puerta, es un reto serio, fuerte. Si logramos vencer estos desafíos, vamos a
avanzar más rápido hacia el socialismo. - Ramón Labañino: “No confiamos un tantito así
en EEUU”
-Nosotros acordamos al entrar en prisión que
debíamos hacer todo lo posible por salir, cuando nos tocara, mucho mejor. Y no
sólo en el aspecto físico sino también intelectualmente, que no nos afectara el
clima del sistema penitenciario. En mi caso, me dediqué mucho a leer y a
escribir algunos artículos o poesía. Leí muchos libros interesantes de la
izquierda norteamericana, que nos lo enviaban solidariamente. -¿Cuánto tiempo podían estar en el exterior
del calabozo? -Generalmente el sistema penitenciario te
controla mucho el tiempo, sobre todo si estás en prisiones de máxima seguridad.
Ellos insiste en el conteo permanentemente, a las 4 de la tarde, luego a las
21,30, te levantabas a las 6 y a las 8 te contaban y lo repetían a las 12 del
mediodía. Era una forma de recortarte el tiempo. En realidad, sólo te quedaban
“libres” cuatro o cinco horas. Sin embargo, yo me las ingeniaba para hacer
ejercicios físicos en la misma celda, caminaba o hacía abdominales.
En el último lugar en que estuve había nieve y
lluvia durante casi ocho meses, pero al margen de eso no paraba con la gimnasia
para que no se te anquilose el cuerpo. Además jugaba mucho al
ajedrez. -¿Cómo fue la relación con los otros
detenidos? -Al principio en cada prisión empieza un período
de reconocimiento. Después de que nos dieron la sentencia, al salir de Miami me
mandaron a una prisión bastante difícil, y cuando llegué me encontré con casi 80
cubanos que eran bastante complicados, varios de ellos acérrimos
anticomunistas. Desde el principio me miraban con curiosidad, preguntándose si
sería verdad que yo era “el espía de Fidel”, pero cuando ya te conocen y ven que
somos gente normal como cualquier cubano, empieza el afecto y el respeto. Yo
tengo muy buenos amigos en las prisiones que quedaron atrás, ya que muchos de
ellos se convierten casi en tu familia real, con los que compartes todos los
días, son tus hermanos que están contigo todo el tiempo, en las buenas y en las
malas de verdad. Hay otra cosa destacada en el caso nuestro, es que fuimos a
juicio. Sólo por eso, ya te otorga entre los presos un trato distinto, de gran
respeto, y el otro detalle es ser seguidores de Fidel, algo que provoca gran
admiración por el obstinado enfrentamiento con EEUU. Tengo una anécdota curiosa que quiero contarte:
cuando llego a una prisión me recibe el capitán con un séquito de gente bastante
agresiva, y me pregunta: “¿Así que tú eres un espía de Castro?, tú seguro te
creerás un tipo duro? ¿A ti no te gusta mi presidente Bush?”, todas cosas para
provocarme. Entonces me dice que me va a mandar para el “hueco” y que cuando
salga de allí, “te voy a mandar para una unidad donde está el cubano más malo
que hayas conocido, a ver como te las arreglas con él”. Efectivamente me mandó
al “hueco” una semana, con dos morenos afroamericanos, con los que finalmente
terminamos de amigos, y me indicaron cómo eran las reglas allí, lo que en el
argot era “correr la prisión”, sus códigos, sus peligros. O cuando veas una mesa
vacía en el comedor, debes saber que no te puedes sentar, porque son de las
mafias, mexicana, italiana u otras. Al final de esa semana, me sacan y me mandan a
la “población”, donde estaban los otros presos, y yo ya iba pensando que me iba
a fajar con ese famoso cubano. Llego a la unidad, con dos bulticos en la mano y
apenas entro veo al cubano, un tipo alto, flaco y con una guapería de esas
que tú sabes. A su lado, dos especies de guardaespaldas. Apenas yo entro, me ve,
y me llama a los gritos. Yo me dije, aquí se arma, tiro los bultos y voy para
donde él estaba sentado, dispuesto a lo que fuera. Entonces él me pregunta:
“chico, ¿tú eres uno de los cinco esos, que son espías de Castro?. Y yo en el
mismo tono, le respondo en el mismo tono: “Sí chico, soy uno de esos, cuál
es el problema?”. Entonces, él pega un brinco y grita: “mi hermano, venga
acá –y me abraza-, ustedes sí que son guapos de verdad”. Él se convirtió en mi
hermano, se llama Alejandro, al tiempo salió después de cumplir 20 años, y me
siguió escribiendo desde afuera. -Cuéntenos el último día, el de la liberación
de ustedes tres. -Fue el más hermoso de mi vida. No pude dormir.
Fueron 16 años esperando ese momento, pero al final, cuando el instante llega,
no estás preparado, por como te embarga la emoción. Entonces, me dio por hacer
ejercicios, y decirme que era la última vez que vería esa prisión.
Todo comenzó, cuando a Gerardo lo trasladaron
alrededor del 9 de diciembre, a Oklahoma, y eso ya nos dio una pauta de que algo
importante estaba pasando, puesto que lo estaban acercando a la costa este. De
todas maneras, no queríamos ilusionarnos demasiado. Sin embargo, el lunes 15, me
ponen las cadenas y me sacan directo para el aeropuerto y de allí a Bowne, y
oigo conversaciones entre los guardias que me indican que nos estaban reuniendo
a los tres allí. Me alojan en una celda y me dicen que me quede tranquilo, y al
otro día, me sacan las esposas y me llevan al área de visitas, y cuando llego
allí los veo a Antonio y a Gerardo, y nos abrazamos con una alegría
indescriptible, ya que hacía mucho que no nos veíamos. El día 16 nos sientan en
un salón y se hace una teleconferencia con Cuba, donde un compañero nos dice:
“Tengo el honor de decirles que desde mañana ustedes serán hombres libres”.
Imagínense nuestra emoción. El día 17 a las 3 de la mañana, nos avisan que
ya regresábamos. Nos llevan encadenados de pies y manos, en una furgoneta, nos
suben en un avión, y salimos rumbo a Baracoa. Y otro detalle: las cadenas recién
nos la quitaron cuando el avión tocó tierra en Cuba, a primera hora de la
mañana. Nuestra llegada fue secreta, así nos lo aclaró
el presidente Raúl, cuando lo vimos, ya que hasta el mediodía
no se podía decir nada, porque en ese momento se iba a realizar una conferencia
de prensa. -¿Qué sintieron en ese encuentro con
Raúl? -Fue como vernos con un padre. Entre nosotros no
existen jerarquías, somos hermanos. El trato fue como si nunca nos hubiéramos
ido de Cuba. -Cuba está capacitada para enfrentar el reto
de esta nueva táctica de EEUU, que se denomina “flexibilización de las
relaciones”? -Seguro que sí, nosotros estamos cumpliendo con
nuestro socialismo, como parte de nuestras definiciones ideológicas de siempre.
Este es un mensaje que debemos enviar a los compañeros de toda la izquierda
internacional. El otro día vi un periódico de la izquierda alemana, que decía:
“Cuba, no confíes en Estados Unidos”. Ese es un lema que nos viene del Che
Guevara. Nosotros no confiamos un tantito así, lo que pasa es que estamos
viviendo momentos históricos en lo que hace a las transformaciones sociales de
nuestro país, que tenemos que hacerlos para nuestra propia sobrevivencia. Pero
que no quepan dudas que tenemos un pueblo digno, que sabe defender su soberanía,
contamos con dirigentes preparados para enfrentar las adversidades. Viene una
pelea difícil. Van a tratar de seducirnos, de comprar a nuestros cuadros, de
inducirnos a crear partidos, van a querer transformar la economía capitalista.
Tenemos que llevar nuestra vigilancia revolucionaria al máximo, ser tan celosos
como nos enseño el Che. Sabemos que esta es una nueva táctica del imperialismo
para usurpar nuestra tierra. - Fernando González: Una economía eficiente y
más socialismo
-Lo fundamental para resistir son los
principios, lo que uno lleva en la sangre. Este es un país que desde sus inicios
se formó en la lucha por la independencia. Siempre enfrentamos a poderes
tremendos y así se fue forjando la nacionalidad cubana. Uno lleva todo eso por
dentro, es totalmente emocional. Yo tomé conciencia que eso que me sucedía
en la prisión no era personal contra mí, sino contra Cuba. Es que una agresión
más que se suma a otras tantas que sufrió nuestro pueblo. Yo me propuse en la prisión, después de observar
mi entorno, a usar el tiempo en mi beneficio, para salir de allí estable, con
salud física. Si eso no ocurría, me hubieran ganado la
pelea. Y en eso salí victorioso, ya que no pudieron
quebrarme. También leí muchísimo y eso me daba otro
hándicap necesario en ese ámbito. Yo me decía todo el tiempo que a pesar de
pasar por la prisión no tenía que convertirme en un
presidiario. -Tú estuviste largo tiempo con el preso
político puertorriqueño Oscar López Rivera. -Fue un auténtico privilegio. Convivimos cuatro
años con ese luchador (que ya llevaba 30 años encarcelado). Con él hablamos de
la resistencia boricua, de la izquierda revolucionaria de su país y también la
realidad de esa lucha en los EEUU, donde él vivió y peleó.
Oscar es una persona seria, muy formada, al que
todos quieren y admiran, aún en ese entorno difícil en que nos movíamos. Para mí
fue fundamental hablar con él, compartir nuestras experiencias, y sentir que él
era un ejemplo de resistencia, con características humanas increíbles. Con él
volví a ejercitarme como dibujante, me dio los primeros consejos, me corregía en
lo que hacía. -Como ve a esta Cuba de hoy y el
“acercamiento” de EEUU? -Empiezo por lo último. Las intenciones de EEUU
no son buenas, cuando uno lee las declaraciones de Obama sobre la dura política
que nos han aplicado durante estos 56 años, él mismo dice que “por buenas
intenciones que hayamos tenido no ha dado resultado”, y entonces se deciden a
poner en marcha otra táctica. Siguen pensando en asfixiarnos, y nosotros estamos
listos a seguir enfrentándolos. Obviamente que deseamos poder echar adelante,
tener una vida más holgada. No se trata de que sea la panacea ya, pero si
logramos una relación con EEUU de vecindad respetuosa mucho mejor. Pero no nos
olvidamos que la intención de ellos es arrancarnos la cabeza, con la sonrisa en
el rostro, con la participación en las Cumbres o los cocteles en las embajadas,
pero no han cambiado su intencionalidad. Sabemos que se abre un tiempo de
batalla ideológica y la vamos a dar. El bloque está ahí, intocable, y hay que
seguir luchando para que lo quiten. También va a continuar la subversión contra
Cuba, que nadie piense lo contrario. -Los cambios en Cuba apuntan a restaurar el
capitalismo? -Soy consciente que hay criterios de cierta
izquierda que temen eso. El otro día Abel Prieto decía una cosa bien cierta:
Marx nunca dijo que las gasolineras tienen que ser propiedad estatal, como el
resto de los medios de producción, los que deciden de quien es realmente el
poder. Nosotros estamos inmersos en un proceso para hacer esta economía más
eficiente, para que la sociedad disponga de más recursos, para luchar por un
socialismo sostenible, pero que no quepan dudas, que para más socialismo. Por
supuesto que esto tiene sus peligros. Siempre que introduces las leyes del
mercado, puede crearse una mentalidad que no es afín al socialismo. Pero aquí
estamos en pie para dar la batalla. La planificación va ser la herramienta
fundamental, claro que usaremos el mercado en la medida que haga falta para
estimular la producción y comercialización de un producto. Aquí, por otra parte, no se va a permitir la
concentración de la riqueza, pero sí hay una diversidad mayor en lo que hace a
la economía. - Gerardo Hernández: “Jamás vamos a regresar a
la Cuba anterior a 1959”
Cuáles y quiénes son a su parecer los
forjadores de este regreso triunfante a Cuba? -Yo lo veo como un gran mecanismo, como esas
maquinarias que están compuestas por muchas piecitas pequeñas, que si una falla
las otras no se mueven por muy grandes que sean. Si bien, el desenlace final se
debió a hechos muy concretos vinculados a la negociación que se conoce, pienso
que esta última no habría sido posible si durante muchos años no se hubiera
hecho un trabajo de hormiguitas para que nuestro caso fuera conocido.
Preguntémonos: ¿qué le va importar a Estados Unidos liberar a los 5, si a
nosotros no nos conociera nadie, si no nos estuvieran reclamando día a día o
nadie se hubiera manifestado?. Es por ello que no se pueden menoscabar ninguno
de los esfuerzos que se estuvieron haciendo durante años. Al final, el resultado
que se cosechó fue gracias a todos esos esfuerzos unidos y
solidarios. -En este aspecto, qué valor le da a la
solidaridad internacionalista? - Ha sido fundamental. No solo el valor para
alcanzar un resultado, sino que fue esencial para el día a día de la resistencia
de cada uno de nosotros los 5. Quiero recordar, por ejemplo, uno de los momentos
difíciles que viví en una de las prisiones por las que pasé. Esta era una
antigua cárcel que estaba en muy malas condiciones. A mí me pusieron en un lugar
que lo llamaban “la Caja” y que estaba debajo del “Hueco” (adonde generalmente
nos aislaban por completo). Allí, cuando descargaban el inodoro de la celda de
arriba, chorreaba agua sucia por las paredes de mi calabozo. Además me tenían 24
horas con la luz encendida, casi sin ropa y sin nada que leer. En ese momento,
cuando me llegaron noticias de lo que estaba ocurriendo afuera, con los
compañeros que se estaban manifestando frente al Buró de Prisiones y el
Departamento de Justicia, con carteles reclamando nuestra libertad, eso me dio
una fuerza tremenda. Cuando ocurrían ese tipo de cosas, me decía: yo estoy aquí
pero mi papel en este pequeño espacio en que me encuentro, es resistir, que no
me dé un ataque de pánico y no ceda. Esa era mi misión para acompañar también el
esfuerzo de tantos compañeros allá afuera. Si ellos lo estaban haciendo, debajo
de la lluvia o con temperaturas muy altas, faltando a sus trabajos, cómo no lo
voy a hacer yo de la misma manera. Muchas veces no se habla de esto, más allá del
valor de la solidaridad en término de resultados, destaco la importancia de lo
que fue para nosotros ese acompañamiento en los peores
momentos. -¿En algún momento dudó que fuera a volver a
Cuba? -Dudar, quizás no fuera la palabra más
apropiada, pero nosotros tenemos una frase en Cuba que dice que “hay que tener
dos javitas (bolsas), una para lo bueno y una para lo malo. En nuestro caso, una
de las javitas era por si algún día regresábamos a la Patria. Y no voy a mentir,
diciendo que no pensáramos en la otra posibilidad, que en el peor de los casos
me preparara para morir en prisión. No por abandono de nuestro pueblo y nuestro
gobierno, sino por situaciones que se daban en la prisión. Lo vivimos con
nuestros propios ojos: personas que fueron asesinadas o murieron en broncas a
puñaladas. Sin embargo, siempre nos quedó la confianza absoluta en que el
gobierno y el pueblo cubano no iban a dejarnos solos, y tampoco los compañeros
de la solidaridad mundial. -La Cuba de su retorno: pro y
contras. -Una Cuba diferente, que no me sorprendió porque
estaba bastante bien informado de nuestra realidad. Es verdad que encontramos
una Cuba con muchas cosas buenas y algunos fenómenos negativos que no existían
en nuestra época. Veo un pueblo dispuesto a seguir luchando y a vencer los retos
que nos imponen nuestros enemigos. -¿Qué le contestaría a quienes, desde afuera
de Cuba, sostienen que las actuales reformas económicas y sociales son un paso
hacia el capitalismo? -Creo que hay muchos que lo dicen porque
desearían que eso ocurra. Pienso que estamos en un escenario muy interesante,
aplicando fórmulas nuevas y explorando opciones. Nuestro objetivo fundamental es
lograr un modelo cubano del cual existen algunos lineamientos pero aún estamos
teorizando sobre la práctica. Nos estamos enfrentando a un mundo prácticamente
nuevo, pero de lo que sí estoy convencido –seríamos muchos los cubanos que lucharíamos
para que eso no ocurra- que jamás vamos a regresar a la Cuba anterior a 1959 ni
a la desigualdad abismal que existe en muchos países, en donde los poderosos
aplastan a los más necesitados. Volver a eso sería negar toda nuestra historia y
los sacrificios realizados por tantos cubanos que han caído para que esto no
ocurra. Ahora bien, en términos económicos, qué
mecanismo aplicar, cuáles sí y cuáles no, pienso que no podemos ser
esquemáticos. Si nosotros hemos sido capaces de resistir un bloqueo más de 50
años, seremos capaces de crear un modelo cubano, que como dice Martí sea para el
bien de toda la población.
Recibido por correo electrónico
Por Susana Gómes Bugallo
Con un panel integrado por familiares de los Cinco y René
González, Héroe de la República de Cuba, cerró el XII Encuentro
Internacional Ciencias Penales 2014
Profesionales del Derecho de 23 países estuvieron presentes
en la clausura del XII Encuentro Internacional Ciencias Penales 2014,
que tuvo lugar este viernes en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Sobre las preguntas formuladas por los cibernautas en el foro
interactivo de la mañana, y las que realizaron algunos de los fiscales
presentes, se dialogó en el panel integrado por familiares de los cinco
luchadores antiterroristas sometidos a injustas condenas en Estados
Unidos y el Héroe de la República de Cuba René González, el cual fue
conducido por el máster Dixán Fuentes Guzmán, fiscal jefe de la
Secretaría del Fiscal General de la República de Cuba.
Nuestro camino es brindar información sobre la causa y mantener el
contacto internacional para que sepan cuánto se hace y puedan integrarse
con sus iniciativas, dijo René. Es importante que a Washington «le
pese» el caso de los Cinco. Ya se han sumado personalidades influyentes
de diferentes sectores a nuestra lucha. Necesitamos juristas de todos
los países que se unan y participen en las jornadas, precisó.
Además de las emotivas palabras de los familiares, el Doctor Rodolfo
Dávalos, gran conocedor del caso, intervino para señalar algunos
detalles de interés para los juristas.
En otro momento de la jornada, el Doctor José Luis Toledo Santander,
presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la
Asamblea Nacional del Poder Popular, se refirió al proceso de revisión
profunda en el que se encuentra el sistema penal cubano y adelantó que
es imprescindible la coherencia entre el Código Penal, la Ley Procesal y
el Código de Contravención, además del equilibrio entre garantía y
seguridad ciudadana. Fuente Juventud Rebelde
Por Alain Valdés Sierra Denunciar
las irregularidades judiciales y el matiz político que rodea el caso de
los Cinco antiterroristas cubanos, y su relación con el contexto
internacional actual es el principal objetivo de Y si el sol está
apagado... qué culpa tenemos nosotros, de los profesores universitarios e
investigadores italianos Rita Martufi y Luciano Vasapollo, texto que
sus autores presentaron en el marco de la 23 Feria Internacional del
Libro Cuba 2014. Con
la Sala Alejo Carpentier de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña
como escenario, la presentación discurrió entre una serie de tópicos que
ponen sobre relieve la indisoluble relación de la crisis económica
global con el terrorismo de Estado, sus diversas manifestaciones, y cómo
estas han matizado las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Vasapollo,
profesor de la Universidad La Sapienza de Roma, una de las más antiguas
del mundo y considerada la mayor de Europa, explicó que Y si el sol...
no hace más que poner sobre la mesa una serie de aspectos que están
mediando en las relaciones internacionales hoy día y las diferentes
maneras en que se manifiestan: incursiones militares bajo el velo de
coaliciones internacionales en la lucha contra el terrorismo, y la
llevada adelante por los centros de poder y las instituciones
financieras a través del chantaje económico, como el caso del bloqueo a
Cuba. Todo
esto tiene una gran relación con la situación de Gerardo Hernández,
Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González,
dijo el académico italiano, porque ellos son víctimas de las políticas
de doble rasero de Estados Unidos, nación que le declaró la guerra al
terrorismo y sin embargo, los condenó a injustas penas carcelarias por
evitar actos de esa naturaleza contra su país. "Es
muy importante en este contexto tener en cuenta la incapacidad
demostrada del capitalismo para dar solución a la crisis económica
global, lo que le ha convertido en un sistema más agresivo en la
búsqueda de recursos para resolver sus problemas inmediatos. En esa
línea tenemos el caso de las agresiones a Libia, Iraq, Afganistán, los
planes desestabilizadores organizados por la CIA y la derecha de
naciones latinoamericanas como Honduras, cuando el golpe de Estado al
presidente Zelaya, y ahora mismo en Venezuela contra el mandatario
Maduro, a quien expresamos nuestra más profunda solidaridad". Y
si el sol... recoge en cinco partes varias maneras de sensibilizar al
lector con el caso de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René por la
naturaleza de su causa, las arbitrariedades cometidas durante el
proceso, en el que se violaron las propias leyes norteamericanas, y
sumar así a más gente y nuevos sectores a esta cruzada por la justicia
que solo puede terminar con su liberación. También
poner en evidencia, una vez más, el silencio de los grandes medios de
comunicación y cómo esta situación no es más que otra expresión de los
ataques de Washington al derecho a la autodeterminación de Cuba y su
pueblo. El
texto de Rita Martufi y Luciano Vasapollo, de la editorial Ideali, se
inserta dentro de la Campaña Internacional por la Liberación de Los
Cinco, que en marzo próximo vivirá un nuevo capítulo con la sesión en
Londres de una Comisión Internacional de Investigación, que analizará
aspectos judiciales del caso de los antiterroristas cubanos. Tomado de Granma
Foto Internet
CONVOCATORIA Encuentro Internacional por la Liberación de Los
Cinco. 15 años, Basta!
Querid@s amig@s: Les convocamos con
urgencia al Encuentro Internacional por la Liberación de Los Cinco. 15 años,
Basta! a efectuarse este 12 de septiembre de 2013,en La Habana con el propósito
de fortalecer esta campaña mundial.
El escenario actual no ofrece otra
alternativa que apostar a la solidaridad mundial para llegarle al pueblo de los
EEUU. La jueza Lennard no se ha pronunciado sobre
las apelaciones extraordinarias o Habeas Corpus de Gerardo, Ramón, Antonio y
Fernando. El Tribunal tampoco ha decidido en relación a las peticiones para
obligar al Gobierno de EEUU a revelar lo que oculta sobre la operación ilegal
mediante la cual organizó, dirigió y pagó a un grupo de periodistas y medios de
comunicación para realizar una campaña de odio y amenazas que convirtieron en
una farsa el juicio en Miami contra nuestros compañeros.
Gerardo continúa a
la espera de que se le conceda una audiencia en la que podría desmentir el cargo
más grave y enteramente falso por el que fue condenado a morir en prisión. La
Corte no ha decidido respecto a la insólita moción del Gobierno que pretende
eliminar una parte sustancial de su Habeas Corpus; como tampoco sobre la demanda
para exigir a Washington que muestre las imágenes satelitales del incidente del
24 de febrero de 1996.
Su ocultamiento, durante ya más de 17 años, es la mejor
prueba de la total ilegalidad del peor cargo levantado contra el más preso de
los Cinco. Este complejo escenario nunca ha constituido un freno para nuestra
lucha, a la vez que continuaremos la batalla legal, debemos redoblar la
movilización de la opinión pública internacional; vamos a encontrarnos en tan
dolorosa fecha para generar nuevas iniciativas y compromisos que quiebren el
muro de silencio que aún existe. Como René afirmó ante el parlamento cubano:
“Los caminos trillados no nos llevarán a la justicia”.
Millones de
estadounidenses permanecen ajenos a esta verdad y se hace urgente llegar a la
opinión pública, persona a persona y a través de las nuevas tecnologías de la
información y las comunicaciones para que exijan a Obama que haga uso de sus
prerrogativas presidenciales y libere a Gerardo, Ramón, Antonio y
Fernando.
Solo la solidaridad internacional puede liberar a los Cinco.
¡15
años es una vergüenza! ¡Libertad para los Cinco, Ya! Instituto Cubano de
Amistad con los Pueblos
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Rosa C. Báez
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