Por Pedro Norat Soto
La
complicidad entre la música y la poesía es una de las más antiguas en
el decurso de la Humanidad. Con mucha razón hay historiadores que
aseguran que la poesía nació de la música.
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Augusto Blanca, trovador cubano. Foto Juan Miguel Morales |
Esta
práctica tan añeja llega a nuestros días cuando algunos músicos cubanos
incorporan versos a sus canciones. Unas veces son inspiraciones propias
(porque los trovadores merecen llamarse poetas) y en otras ocasiones
musicalizan textos ajenos, que responden a un interés en particular.
Uno
de esos juglares modernos que hace magia con la perfecta armonización
de música y poesía es Augusto Blanca, perteneciente a la generación de
los renovadores de la llamada Nueva Trova Cubana.
Natural de la
oriental provincia de Holguín (residente ahora en La Habana) trabaja por
estos días con un poemario de Antonio Guerrero, uno de los tres
combatientes antiterroristas cubanos que cumplen injusta y desmesurada
condena en los Estados Unidos de Norteamérica.
La buena nueva
llegó a Mirador de la Habana por intermedio de Mirta Rodríguez, madre de
este Héroe de la Republica de Cuba y autor de los textos escritos
desde la cárcel yanqui.
A Augusto Blanca siempre le han gustado
los poemas de Tony, dijo Mirta en diálogo con la audiencia de la revista
informativa de Radio Cadena Habana. También afirmó: el trovador se
encuentra trabajando en estas confesiones poéticas con el rigor y la
calidad estética que nos tiene acostumbrado.
Mirta, explicó a este
espacio de la emisora de la música cubana que las poesías seleccionadas
por Augusto son los mismos que empleó Ibrahim Friol Cordero, locutor,
declamador y presentados de espectáculos, en su disco Confesiones de
Amor.
La unión de ambos esfuerzos – puntualizó – verá a la luz en
un nuevo fonograma producido por Emilio Valle, reconocido músico
cubano, que licenciado por la disquera insular Bis Music.
Tomado de Radio Cadena Habana