Querido Gerardo:
Me llamo Ana Pérez Nordelo y vivo en Las Palmas de Gran Canaria, la capital de una de las islas del archipiélago canario. En verdad, me parece fuera de lo común tener que hablarte por primera vez a través de una carta, pero así ha tenido que ser.
De
cómo supe de ti es la historia de una enorme casualidad pues ocurrió
mientras rastreaba, hace años, el origen del apellido Nordelo, que
compartimos.
De
repente, decenas de enlaces en el ciberespacio tenían tu nombre y fue
de esta manera como comencé a conocer tu historia, la historia de Los Cinco,
hasta que di con una imagen de Carmen Nordelo, tu madre. Rápidamente,
le pregunté a la mía, Ana, por la mujer de la foto y, sin dudarlo un
segundo, dijo: ¡esa es mi prima Carmen! Mi
madre me contó que su tío (tu abuelo) había viajado a Cuba y que a su
regreso decidió llevarse a su familia a vivir a Cuba, a donde Carmen se
marchó siendo muy joven.
Gerardo,
te confieso que casi no me podía creer lo que, a partir de aquel
momento empecé a leer sobre tu caso y el de tus cuatro compañeros,
Antonio, Ramón, René y Fernando, pues todo superaba, con mucho,
la normalidad, en estas islas, del relato de la familia dividida por
la emigración. Y, bueno, aquí mi condición de abogada, como miembro
además de la Asociación Juristas por la Paz y los Derechos Humanos
(JUPADEHU) me llevó a vincularme, de otra forma, a ti y a Los Cinco.
Recuerdo
que concerté una cita con Inés Miranda, la presidenta de JUPADEHU, a
quien ya conoces y también recuerdo que un día, a primera hora de la
tarde entré en su despacho y le hablé de Los Cinco. Ella me escuchó
atentamente, y su respuesta fue un rotundo “por supuesto que nos
ocuparemos de este caso”. Desde entonces, Los Cinco han ido ocupando, a
lo largo de casi diez años, un lugar permanente en la “militancia” en
la que decidimos convertir nuestro trabajo como juristas.
Como
ya sabes, otra de nuestras luchas tiene que ver con la justicia que
ansiamos conquistar para el pueblo saharaui y que nos ha llevado, en
calidad de observadoras internacionales, a los aberrantes juicios a los
que se somete a los luchadores saharauis por la autodeterminación en
los Tribunales de Marruecos, estado que aplica sobre ese infatigable
pueblo el hostigamiento permanente, las acusaciones falsas de delitos
nunca cometidos, la tortura, la persecución, la desaparición y hasta la
muerte, en muchos casos.
Esta
experiencia nos ha servido para encontrar las enormes similitudes que
hay, por citar un ejemplo significativo, entre el juicio a los presos
de Gdeim Izik y el que ustedes sufrieron, en 2001. En ambos
casos, las violaciones de derechos legales y fundamentales en el
desarrollo mismo del juicio, la imparcialidad de la sede, la
manipulación hecha a través de los medios de prensa, convierte dichos
procesos en reflejo de la inexistencia de garantías legales, en las
administraciones de justicia de países tan distantes, aunque igualmente
opresores, como EEUU (que se muestra al mundo como paladín de los
Derechos Humanos), y Marruecos.
Por
cierto, debo decirte, que también son muy parecidas la actitud digna y
la inquebrantable determinación por defender la verdad que demostraron,
Los Cinco y el grupo de Gdeim Izik, frente a quienes, odiosamente,
dictaron sus sentencias. (1)
Gerardo, no puedo pasar por alto ahora que mi madre y yo tuvimos la oportunidad de conocer a tu esposa Adriana, cuando ella y Olga Salanueva (la esposa de René González) visitaron Canarias, a finales de 2010.
Verdaderamente
fue entrañable poder conversar con ella, y sentir su ternura y el
afecto que demostró hacia nosotras. En este punto, saber que el gobierno
estadounidense le ha negado continuadamente la Visa para ir a verte en
estos 15 años, fue un hecho impactante tanto en lo familiar como en lo
profesional, por la burla y aberración jurídica que este hecho entraña.
Compartimos
varias jornadas juntas, y Adriana y mi madre no dejaron de hablar de
las historias de familia que Carmen le había contado. Adriana, incluso,
sabía las localizaciones de algunas fotos que aún deben andar por tu
casa. Ojalá esa experiencia se repita, más pronto que tarde, estando
ustedes, de nuevo, juntos en Cuba.
Para
despedirme, querido primo, te cuento que mañana, Día Internacional de
la clase obreras, en Las Palmas saldremos a la calle uniendo las
reivindicaciones por los derechos del pueblo canario trabajador a las
luchas de otros pueblos del mundo, y, entre ellas, la libertad de Los
Cinco recorrerá, con nombre propio, los lugares por los que tu
madre, seguro, paseó de joven.
Será, podría decirse, como un viaje de vuelta, en el que ella, a través de ti, retornará a la tierra que la vio nacer.
En
las últimas líneas de esta carta, Gerardo, te digo, con la misma
firmeza con que reclamo la libertad para los presos políticos
saharauis, en manos de Marruecos, que la prisión de Los Cinco ofende a
la Justicia y ofende a la humanidad, y que para resarcir ambas ofensas,
lucharé, y lucharemos muchos miles de personas en el mundo, hasta que
Los Cinco, TODOS, sean liberados y puedan regresar a Cuba.
VOLVERÁN, Gerardo y yo podré conocerte libre.
Un fuerte abrazo para ti y para Antonio y Ramón. También para René y Fernando, que han regresado ya a su patria.
Ana Pérez Nordelo
Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias), a 30 de abril de 2014.
(Fuente cubacinco.blogspot.com; Tomado de Cubadebate