Por Marlene Caboverde Caballero*
Ladyrene
Pérez, fotorreportera de Cubadebate, captó y multiplicó la imagen que
mejor encierra la esencia espiritual de Gerardo Hernández Nordelo, uno
de los Cinco. La fotografía fue tomada por ella el 13 de marzo de este
año, en Radio Jaruco y muestra simplemente una frase del héroe cubano en
la mano de un niño.
El
pionero se llama Manuel Alejandro y dicen que no quiso cerrar la manita
hasta llegar a su casa para compartir con la familia aquellas cuatro
palabras: Con cariño de Gerardo. Después, pese a todos
los intentos por perpetuar los rasgos del amigo en el centro de su mano,
estos se deshicieron poco a poco, hasta desaparecer.
Pero
en realidad, los ojos de los niños son los que mejor saben mirar, y hoy
cada vez que Manuel Alejandro pone la mirada en su mano derecha se
asombra con el brillo de la frase de Gerardo. Y entonces, vuelve a
contemplar su rostro, su mirada infinita, la ternura con que habló aquel
día y las lecciones de amor y bondad que todavía retozan en las aceras,
las calles, las escuelas y las casas de la vieja Ciudad Condal.
Esa
impresión enigmática y maravillosa se repite en cada sitio por donde
pasa Gerardo Hernández Nordelo. Resulta insólito el extraordinario
magnetismo que rodea su personalidad. He sido testigo de cómo en los
sitios donde se le espera, las actividades se retrasan porque la gente
siempre lo retiene para verlo de cerca, saludarlo, estrechar sus manos y
llevarse su encanto.
Muchas
personas me dicen que Gerardo no parece haber estado 16 años en prisión
porque regresó luminoso, feliz. Y es que él es un hombre muy alegre y
si la esperanza pudiera adoptar la forma humana estoy segura, que
quedaría exacta en su estatura.
Cuando
pienso en Gerardo evoco siempre el 17 de diciembre cuando volvió a Cuba
burlando una condena que lo destinaba a morir en la cárcel, gracias al
amor y la solidaridad mundial. Y también porque de este lado, en el
vientre de Adriana, Gema le esperaba con los brazos abiertos
Aquel
día, en medio de la apoteosis que rodeó el acontecimiento, desde la
niña interior que me habita, vi en él al príncipe salido de un cuento de
hadas tras vencer monstruos y brujas malvadas.
Pero
desde mi instinto de madre y mujer también descubrí al soldado que
volvía de la guerra con las heridas sangrando bajo la camisa y el dolor
disimulado por una mirada radiante.
Hoy
Gerardo cumple 50 años de edad y su vida es un regalo para la patria y
también para el mundo, ahora un lugar más lindo para la humanidad porque
la presencia del héroe cubano devolvió el brillo a la esperanza.
Fotos Ladyrene Pérez, Cubadebate
*Periodista
de Radio Jaruco, donde lleva desde hace algunos años el programa Alas
de libertad, dedicado a los Cinco Héroes cubanos