Por primera vez luego de 14 injustos años de cárcel
Fernando González
pudo estar junto a su madre y hermanas. Entrevista: a Magaly
Llort
Magali
Llort, madre de Fernando
González, uno de Los Cinco, declaró que ”el orgullo de saber que fue capaz de
sacrificar su juventud y su tiempo
con el objetivo de evitar más muertes en nuestro país, me ha
dado fuerzas para
seguir adelante”.
Por Yaniris
Hurtado y Yizenia Nuñez, estudiantes de
la carrera de Periodismo en la Universidad de
La Habana
Magaly Llort,
contra el tiempo y la distancia
Amablemente,
Magaly Llort nos
recibió temprano en la mañana en su apartamento. Como madre,
no puede evitar el
dolor al hablar de Fernando. Las lágrimas acompañaron por
momentos sus
respuestas, pero lo más presente mientras conversamos fueron
su esperanza y su
orgullo, motores impulsores de la lucha por la liberación de
su hijo y de sus
compañeros (Ramón Labañino, Gerardo Hernández y Antonio
Guerrero) encarcelados
injustamente en Estados Unidos, por luchar contra el
terrorismo.
“El
orgullo de saber que fue
capaz de sacrificar su juventud y su tiempo con el objetivo
de evitar más
muertes en nuestro país, me ha dado fuerzas para seguir
adelante”, afirma con
voz entrecortada.
¿Qué es lo que más
extraña de Fernando?
Fernando es para mí
esa persona que necesito a
diario. De él, lo extraño todo. Mi hijo es un hombre serio y
responsable, pero
en el ámbito familiar y de sus amistades, siempre ha sido
alegre, noble y muy
cariñoso.
Una de las cosas que
más me falta es su compañía. Él
siempre fue muy maduro y ante cualquier dificultad
conversábamos mucho, pues
con su capacidad de análisis y reflexión encontraba soluciones
que yo no
lograba ver.
¿Cómo imagina el momento
de su regreso a Cuba?
Contando el proceso de deportación al que será
sometido, falta poco
más de un año para su regreso y aun cuando hemos pasado 15
años de lejanía,
para mí será una larga espera.
La felicidad más
grande sería que regresen los cinco
al unísono y no tener que esperar a que cumplan sus condenas.
El caso que más
me duele y preocupa es el de Gerardo, que legalmente estaría
destinado a no
regresar nunca.
No imagino ese
momento, solo puedo decir que ansío
su llegada con vehemencia porque con los años comienza el
temor a no poder
disfrutar ese regreso tan esperado.
¿Pensó alguna vez que
Fernando incursionaría en la pintura?
La primera vez que
vi algo dibujado a lápiz por mi
hijo me sorprendió tremendamente, pues nunca mostró ninguna
inclinación por la
pintura. Lo suyo siempre fue la lectura. Fernando no era bueno
con las
manualidades, tanto es así que, por si acaso, yo no lo dejaba
poner ni un
bombillo. Pienso que para él ha sido como una vía de escape
ante la poca
comunicación que puede tener con nosotros.
Los bocetos que ha
hecho son muy poquitos y aunque no
son perfectos, considero que para una persona que jamás se
había adentrado en
el mundo de la pintura, no están nada mal.
Fernando tiene prohibido
enviar correos electrónicos. ¿Cómo afecta eso la
comunicación entre ustedes?
Él es el único de
los Cinco que tiene puesto en su
expediente que no puede acceder a tecnologías. Cuando lo
supimos nos sorprendió
grandemente, porque no conocemos las razones de esa medida
cautelar.
Debido a eso,
únicamente podemos comunicarnos por
teléfono y a veces solo es posible una vez por semana, o
utilizando el correo
postal, que demora mucho, ya que después de escribir la carta,
Fernando la
envía a la
Sección
de Intereses de Cuba en Washington y ellos para La Habana.
Actualmente,
comparte celda con otros nueve prisioneros, por lo cual
dispone de poco espacio
y las posibilidades de escribirnos son menos.
¿Cuál es el recuerdo más
amargo de estos años?
Honestamente, el
momento más amargo de mi vida fue
el día que me comunicaron que mi hijo estaba preso en Estados
Unidos. Sentí un dolor
tremendo. Fue totalmente inesperado, porque no conocía que mi
hijo estuviese
realizando ese trabajo. Para mí se encontraba en un viaje de
investigación de
mercado, viendo posibilidades de negocio con Cuba. Me
preocupaba grandemente la
situación que tanto él como sus compañeros podían estar
enfrentando.
Los primeros 17
meses incomunicados fueron
tremendos. Llegué a pensar que no podría sobrevivir a esa
terrible experiencia.
Únicamente el orgullo de saber que él había sido capaz de
sacrificar su juventud
y su tiempo con el objetivo de evitar más muertes en nuestro
país, me daba
fuerzas para seguir adelante y mantener esta lucha que aún
perdura y seguirá
hasta que regrese el último de ellos.
¿Qué representó la
visita más reciente a Fernando?
Fue muy alentadora,
porque sé que le falta menos
tiempo y afortunadamente no tendremos que realizar muchas más
visitas a la
prisión. Pronto el encuentro será en su país y en familia.
Después de 14 años
de encarcelamiento fue la primera vez que nos pudimos reunir
los cuatro
miembros de mi pequeña familia, es decir, mis dos hijas y yo
con Fernando. Fue
extremadamente emocionante sentarme frente a mis tres hijos y
ver cómo
conversaban, cómo disfrutaban unos de
otros, tal como solían hacer cuando eran más jóvenes.
Ese reencuentro,
sumado al pensamiento de que tal
vez después de una o dos visitas más lo tendremos en casa,
fueron estimulantes
y me dieron fuerzas para seguir luchando.
CUBAHORA
/13-05-2013
http://www.cubahora.cu/politica/magaly-llort-contra-el-tiempo-y-la-distancia