Cantar de Gesta
Por Arleen Rodríguez Derivet
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La
sala 1 del Palacio de Convenciones estaba repleta: platea y balcones
desbordados. El protocolo del parlamento cedió paso a casi una multitud
de invitados de las organizaciones sociales del país y por un momento
pareció que no habría espacio ni para el silencio.
Hasta
que entraron ellos, elegantemente vestidos, trajes oscuros, camisas
blancas, corbatas diversas. La ovación espontánea dio el aviso a los que
no estaban atentos y ya todo se volvió ellos: los héroes y ellas: las
madres y esposas del sacrificio y la espera.
Entonces
volvió a escucharse la voz del que predijo el regreso. Y aquel “solo
les digo una cosa: volverán”, se aplaudió como si fuese en vivo, como la
primera vez, igual que el anuncio del General Presidente, al mediodía
del 17 de diciembre.
Hasta
los más duros sacaron pañuelos para secarse la emoción cuando unos
minutos después, sin más adornos que el podio y la bandera, el Héroe de
la República, Raúl Castro, colocó sobre sus pechos, una a una, las cinco
estrellas que la nación les había otorgado a Gerardo, Ramón, Antonio,
Fernando y René en diciembre de 2001, les entregó sus títulos
honoríficos y las medallas Playa Girón y los abrazó larga y hondamente
como solo a los hijos se abraza.
En
nombre de los héroes, el más joven y el de la condena más cruel, habló
por todos y lo dijo casi todo en muy pocas palabras. Seguramente, el
discurso fue consensuado entre los cinco y cada uno aportó lo suyo, pero
no la síntesis, singularísima marca de los mensajes de Gerardo en todos
estos años.
Qué
modo tan natural de seguir entregándose a los demás estos hombres que
parecían haberlo dado todo ya. Quién no se estremeció al oírles decir
que su misión no ha terminado. Quién que los conoció, los defendió o
sencillamente gritó por ellos en cualquier esquina de este país o de
este mundo no se sintió condecorado ayer, aunque físicamente no
estuviera en la ceremonia solemne.
Breve
y exacto, el discurso de los héroes nos es tan indispensable como el
del tribuno insuperable que trajo a la sala de homenaje la historia del
país desde que era un sueño de nación y recordó que esa historia está
todavía por contarse y cantarse plenamente.
Tremendos
y gloriosos, los 120 años transcurridos desde que Martí fundó la unidad
y dio la clave inderrotable para los desafiantes días que corren,
enorgullecen y emocionan hasta las lágrimas cuando Eusebio nos los
cuenta como una novela y la Colmenita nos los canta como una canción
moderna.
Eso tiene de especial Cuba. Mucho nos ha faltado siempre, menos el amor, el valor y el verso.
Intervención
de Gerardo Hernández Nordelo, en el acto por el aniversario 120 del
reinicio de la Guerra de Independencia y de condecoración a los Cinco
Héroes, en el Palacio de Convenciones, el 24 de febrero del 2015, “Año
57 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Querido compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros;
Compañeras y compañeros:
Honrar
a las cubanas y cubanos que un día como hoy, hace 120 años, decidieron
retomar las armas para luchar por la independencia de la patria, es la
mejor manera de recibir el Título Honorífico de “Héroe de la República
de Cuba” que generosamente se nos otorga a cinco cubanos de estos
tiempos cuyo mérito no es otro que haber cumplido con nuestro deber.
José
Martí, alma de aquel levantamiento nacional del 24 de febrero de 1895,
sentenció que la capacidad para ser héroe se mide por el respeto que se
tributa a quienes lo han sido. Por ello, en un día como hoy, nuestro
primer pensamiento es de gratitud y fidelidad hacia todos los que a lo
largo de la historia, con su sacrificio, han hecho posible que vivamos
en una Cuba socialista, revolucionaria y victoriosa, conscientes de que
corresponde a nuestra generación, y a las que nos siguen, defender la
continuidad de esta obra, los sueños y los ideales de nuestros
libertadores.
El
primer pensamiento de Los Cinco en este día ha de ser para un hombre
cuyo liderazgo y visión estratégica fueron decisivos en la batalla que
condujo a nuestra liberación, y quien con su ejemplo nos inculcó siempre
el espíritu de lucha, resistencia y sacrificio. Un hombre que nos
enseñó que la palabra rendición no existe en el diccionario de un
revolucionario, y que desde muy temprano aseguró a todos los cubanos
que Los Cinco regresaríamos a la patria. Comandante en Jefe: esta
condecoración que hoy con orgullo recibimos, es también suya (Aplausos).
A
nuestro General de Ejército Raúl Castro, quien no descansó hasta
cumplir lo que Fidel había prometido, y a las compañeras y compañeros
que como él llevan ya en sus pechos esta honrosa estrella, y fueron
siempre un ejemplo para Los Cinco, les decimos que esta condecoración es
también de ustedes (Aplausos).
Al
pueblo cubano que hizo suya la causa de Los Cinco, y que aún hoy no
deja de alentarnos con sus muestras de apoyo y de cariño; a la dirección
del Partido y del Gobierno de nuestro país; a las organizaciones de
masas, instituciones, abogados, religiosos, personalidades y gobiernos
de otros países que se solidarizaron con nuestra causa: esta
condecoración es también de ustedes (Aplausos).
Agradecemos
también a los hermanos de todo el mundo que lucharon codo a codo
durante más de 16 años de batallas legales y políticas, y les decimos
que esta condecoración es también de todos ustedes (Aplausos).
A
nuestros familiares, que lucharon, sufrieron y resistieron con firmeza
durante tantos años, y a todas las personas que merecieron ver este día,
y que ya no están entre nosotros: esta condecoración es también de
ustedes (Aplausos).
A
los héroes y heroínas sin rostros que nunca podrán recibir un homenaje
público como este, pero que dedicaron, dedican, o dedicarán mañana sus
vidas a la defensa de la patria desde anónimas trincheras: sepan,
dondequiera que estén, que esta condecoración es también de ustedes
(Aplausos).
Este
honor que recibimos hoy, es a la vez un reto que nos exige estar a la
altura de los nuevos desafíos que enfrenta la Revolución. No pocas
veces, desde nuestro regreso, se nos han acercado compatriotas para
expresarnos que les hubiera gustado tener la oportunidad que tuvimos Los
Cinco de proteger a nuestro pueblo de agresiones. A ellos y a todos los
patriotas cubanos, les decimos que nuestra misión no ha terminado, y
que pueden sumarse.
La
actualización de nuestro modelo económico en aras de lograr un
socialismo más eficiente, próspero y sustentable, así como el proceso de
restablecimiento de relaciones con los Estados Unidos, conforman una
coyuntura de cambios que demanda de todos nosotros actuar con
inteligencia, profesionalismo, compromiso y firmeza, para identificar y
enfrentar los nuevos retos y nuevos peligros que se avecinan. Hay y
habrá muchas maneras de defender a Cuba, y Cuba necesitará siempre de
hijos leales que velen por ella. Es por eso que nos alienta saber que en
el seno de este pueblo revolucionario hay muchos “Cinco” dispuestos a
sacrificarlo todo por su patria.
Junto
a Ramón, René, Fernando y Antonio, recibimos con orgullo y gratitud
este alto honor que la Patria nos confiere. Cuente la Patria con estos
cinco soldados que hoy, ante todo nuestro pueblo, reafirmamos el
compromiso de servirle hasta el último de nuestros días, y de ser
siempre fieles a las ideas de Martí, del Che, de Fidel, y de Raúl.
¡Muchas gracias! (Aplausos.)
FOTO Abel Padrón Padilla, AIN