Después
de la liberación de René, uno de los Cinco, los otros cuatro Héroes,
Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando, han visto desfilar durante dieciséis
años los últimos y primeros días de ellos, así como todos los de
quince, en cárceles de los Estados Unidos. El día 12 de septiembre de
1998 en que fueron sorpresivamente detenidos ha ido quedando atrás, y
con cada día que pasa sin que la justicia asome su rostro indulgente y
reparador, aumenta el lacerante castigo que han infligido a sus vidas.
Muchas preguntas pudieran hacerse en torno a este asunto que contiene
en sí aspectos esenciales de política, justicia, derechos humanos y
penales, principios fundamentales de ética y moral, y valores
relacionados con el bien y el mal.
¿Por qué?, y ¿por qué?, y muchos porqués interminables pueden lanzarse a
los cuatro vientos para que penetren las conciencias más
recalcitrantes? ¿Por qué fueron detenidos y condenados tan atroz y
arbitrariamente? ¿Por qué la Corte Suprema desestimó la solicitud de
revisión de esta causa? ¿Por qué la clemencia presidencial reclamada
desde todos los confines no se ha ejercido como demanda un acto
honorable de justicia y humanidad?
¿Qué hicieron esos hombres en territorio estadounidense sino demostrar
que el amor en todas sus dimensiones humanas puede cultivarse aún en un
medio hostil en que el servilismo y las riquezas corroen lo mejor del
alma y conciencia del ser humano? ¿Qué hicieron, sino estar dispuestos a
resistir todas las amenzas, los rigores y el aniquilamiento por el
compromiso de vivir abrazados a la verdad?
En la primera sentencia del tribunal de Miami los cinco fueron
sentenciados en total a 4 cadenas perpetuas más 77 años. A partir de la
resentencia, la condena final total de los Cinco se redujo a 2 cadenas
perpetuas más 98 años y 9 meses. ¿Por qué tanta cárcel para todos?
Después que René hubo de cumplir la condena de 15 años de prisión y
parte del periodo de libertad supervisada en los Estados Unidos, se le
autorizó a viajar a Cuba bajo la condición de renuncia de su ciudadanía
norteamericana. Antonio, Fernando y Ramón fueron resentenciados
respectivamente a condenas injustas y desproporcionadas de 21 años más 5
años de libertad supervisada, a 17 años y 9 meses y a 30 años de
prisión. La condena de Gerardo de 2 cadenas perpetuas más 15 años
permaneció inalterable. ¿Por qué tanta cárcel para cada uno de ellos?
Las razones que les guiaron en sus actos, las circunstancias de su
presencia en territorio de EE.UU., la saña y maltratos a que fueron
sometidos, la violación de sus derechos, la misión noble de defensa de
la patria y la lucha contra el terrorismo, la evitación de daños y
muerte de personas inocentes, la prevención de posibles conflictos entre
Cuba y EE.UU., la responsabilidad del gobierno estadounidense en
asuntos de la causa, y muchas otras facetas, fueron expuestas por los
Cinco en sus alegatos. Hay tal carga de verdades en los mismos que, en
estos tiempos signados por la lucha contra el terrorismo, valdría la
pena que todos los hombres del mundo pudieran recibirlos como el más
valioso legado de carácter espiritual, moral e ideológico.
En
este nuevo año 2014 hay muchas razones para seguir pidiendo y exigiendo
la liberación de estos hombres nobles y excepcionales. En febrero
tendremos la alegría de recibir a Fernando después de extinguir su pena.
Este hecho debe ser el estímulo para reafirmar la lucha por la libertad
de los otros tres, que siguen siendo cinco indefectiblemente.
Ha
pasado mucho tiempo de un encierro injusto rudo y horrible. Y a veces,
usando las palabras de Antonio en su alegato, “me he preguntado, ¿qué es
el tiempo? Y como San Agustín me he respondido: "Si me lo preguntan no
lo sé. Pero si no me lo preguntan, yo sí lo sé." Horas de soledad y de
esperanzas; de reflexión ante lo injusto y ruin; eternos minutos donde
arden los recuerdos”. Por eso, siempre será una ocasión propicia para
preguntar, ¿por qué pusieron en sus vidas tanta cárcel?
Este
diciembre se cumplen 12 años de aquellas largas, brutales e injustas
sentencias que nos impuso una Jueza de la Corte de Miami.
Recuerdo
cuando llegué a la penitenciaria de Florence, el crudo frio invernal de
aquel febrero del 2002. Iba con aquella sentencia de vida a cuestas.
Ingresaba en lo que algunos reclusos llamaban "el cementerio de hombres
vivos". Muchos de los que allí conocí estaban destinados a morir en esa
penitenciaria o en cualquier otra prisión del sistema federal. Sus
posibilidades en las Cortes de lograr una fecha de salida eran nulas.
Algunos ya habían cumplido mucho tiempo encarcelados. La violencia era
el pan de cada día dentro de aquellos muros. No era fácil encontrar a
alguien que pudiéramos llamar un tipo pacifico, tranquilo. Casi todos
arrastraban un hecho violento en su record, fuera y dentro de la
cárcel. Personas con desajustes mentales abundaban en aquel lugar.
Recuerdo
que en algunas conversaciones con los presos más veteranos varios de
ellos afirmaban: Cuando se llega a los 15 años es que comienzan a
aflorar los trastornos psicológicos y físicos, nadie puede aguantar
tanto tiempo, ahí es cuando "la prisión es prisión".
Y,
bueno, estamos en el decimosexto ano de nuestro cautiverio sin el menor
síntoma de locura ni el menor vestigio de pesimismo. Todo lo contrario,
cada día estamos más claros y somos más creativos, cada día nos
sentimos más optimistas y serenos.
Me
atrevo a decir que jamás recluso alguno ha recibido la cantidad de
cartas que han llegado a nuestras manos desde todas las latitudes del
mundo, durante este prolongado encierro; cartas llenas de hermandad y de
amor. Esas muestras de solidaridad no se han detenido ni han disminuido
desde que se dio a conocer nuestra situación en el 2001 a nuestro
pueblo y al mundo. Sabemos que sólo cuando los cinco regresemos a
nuestras casas se detendrá esa inmensa ola de solidaridad.
La
ruda prisión nos ha demostrado que un hombre inocente, con convicciones
puras, querido por su pueblo y por tantos amigos jamás perderá su
cordura ni dejará que se quebranten su integridad y su moral, así lo
pongan en la celda más aislada en la que lo puedan poner.
Dijo José Martí: "Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército".
Llegue
a ustedes nuestro eterno agradecimiento por su apoyo gigante y
constante, que nos hace ser resistentes y nos hace sentir libres.
¡Feliz Año Nuevo 2014!
¡Viva la Revolución en su 55 aniversario!
Les deseamos salud, felicidad y éxitos en sus metas.
Pdta:
No podemos pasar por alto que hoy día, en la penitenciaría de
Victorville, un "cementerio de hombres vivos" como el de Florence,
cumple una cruel y totalmente injusta sentencia de dos cadenas perpetuas
nuestro hermano Gerardo. Su ejemplo de firmeza, de dignidad, de
humanidad y de optimismo ha de estar presente en la lucha cotidiana por
vencer con amor, razón y entereza la colosal injusticia.
Tony Guerrero Rodríguez
24 de diciembre de 2013.
ATA UNA CINTA AMARILLA
Bajo la lluvia del tiempo,
entre nuestras dos heridas,
por donde viene la luz
ata una cinta amarilla.
En el balcón de tus sueños,
en el árbol de la esquina,
en tu puerta que es mi puerta
ata una cinta amarilla.
Para que la vea el mundo
como una flor encendida,
a la punta de una estrella
ata una cinta amarilla.
Aunque sé cuánto me amas,
cuánto es tu vida mi vida;
aunque bien sé que me esperas
ata una cinta amarilla.
Cinco abrazos fuertes.
¡Venceremos!
Antonio Guerrero Rodríguez
24 de diciembre de 2013
Prisión Federal de Marianna.
Mensaje de Ramón Labañino
Queridas hermanas y hermanos,
Este año 2013 está llegando a su fin y queremos expresarles nuestro agradecimiento y amor a cada uno de ustedes.
¡Gracias por su solidaridad y apoyo!
¡Los mejores deseos!
Paz, amor, solidaridad y libertad
¡Feliz 2014!
Ramón Labañino FCI Ashland, Kentucky 21 de Diciembre, 2013
Mensaje de Fernando Gonzalez
Estimados amigos y amigas:
Arribamos
al final de otro año. Ha sido un periodo de inmensos esfuerzos y de
significativos resultados en la lucha por nuestra liberación.
Este
año que culmina nos deja la satisfacción del regreso definitivo a la
Patria de René y el impulso que su contribución significa a la campaña
por la libertad de Los Cinco.
Han
sido varios los momentos que han marcado hitos durante este año en el
trabajo de solidaridad con nuestra causa. Mencionemos, por ejemplo, y
sin menoscabo de otros acontecimientos significativos, la Segunda
Jornada de Solidaridad con Los Cinco celebrada en la capital de Estados
Unidos, el Coloquio en Holguín, la victoria legal obtenida con la
orden de un juez al gobierno norteamericano para que entregue las
informaciones sobre pago a periodistas que se negaba a hacer pública, la
publicación del libro "Lo que hay del otro lado del Mar- La Verdadera Historia de los Cinco Cubanos"
y la gira de su autor, Stephen Kimber por varias ciudades
norteamericanas. No podemos dejar de mencionar las actividades
realizadas en todas partes del mundo al conmemorarse el decimo quinto
aniversario de nuestros injustos arrestos. Estos son solo algunos de
los momentos significativos del trabajo de ustedes durante este año. El
esfuerzo abarca muchos países del mundo en cada uno de los
continentes.
Por
tan destacado trabajo les estamos profundamente agradecidos. Hoy el
caso de Los Cinco Cubanos presos en Estados Unidos es de conocimiento
público y en los círculos de poder gracias al trabajo de ustedes. La
presión sobre dicho círculo se hace sentir gracias a la solidaridad de
cientos de miles de amigos y amigas en todo el mundo.
Recibamos
el año nuevo con renovado ímpetu, con el mismo espíritu de lucha y la
misma confianza en el triunfo de la verdad. Les pedimos humildemente
que apoyen con decisión la celebración de la Comisión Internacional de
Investigación en el caso de los Cinco Cubanos que sesionara en
Londres, Inglaterra a principios del mes de marzo. Nuestra gratitud a
los comités europeos que idearon y organizan el evento.
Brindémosle
también todo nuestro apoyo a la celebración durante el mes de junio de
la Tercera Jornada de Solidaridad con Los Cinco en Washington, D.C,
que organiza el Comité Internacional por la Libertad de los 5 Cubanos.
Acojamos con entusiasmo las iniciativas del Comité Nacional por la
Libertad de Los Cinco en Estados Unidos y de todos los Comités que
funcionan en casi todos los países del mundo.
A
todos ustedes, en cualquier parte del universo en el que se encuentren
y desarrollen su activismo solidario, llegue nuestra gratitud infinita
por otro año de esfuerzos y de logros en la lucha por nuestra
liberación. A todos, un Feliz Año Nuevo. Que sea el 2014 otro año de
victorias y de avances en la lucha.
Feliz Año 2014!
Fernando González Llort
F.C.I Safford, Arizona
21 de Diciembre, 2013
Mensaje de los familiares de los Cinco
En el video, Lizbeth Labañino, hija menor de Ramón dice lo siguiente: "Es
tiempo de Navidad. Es un lindo momento familiar. La Navidad es una
gran tradición para la felicidad y el encuentro. Esta es mi Navidad
número 15 sin mi papá, espero que sea la última."
Texto
elaborado y leído por su autor, el licenciado Carlos Guillermo
Maldonado, en la conmemoración de los 15 años de cautiverio injusto a
los Cinco Héroes cubanos, realizada en el Auditorium Aura Marina Vides,
de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Estuvieron presentes el Embajador de Cuba en Guatemala, Lic. Roberto
Blanco, la cónsul Yulieth Dávila, la diputada Kenia Serrano, Presidenta
del ICAP y miembros de las misiones cubanas en Guatemala, junto a
miembros de la Escuela de Historia y del Grupo de Solidaridad con Cuba y
los Pueblos del Mundo, al cual pertenece, así mismo, el autor.
Guatemala, 09 de octubre de 2013.
El presidio político en el imperio
Por Carlos Maldonado*
La
privación de libertad es la respuesta de un Estado hacia una o varias
personas como castigo por la comisión de delitos, con diversos grados de
rigor y tiempo. Una pena basada en la impartición de justicia con el
fin de mantener la paz y la armonía en una sociedad democrática moderna.
Por lo menos esa es la intención más intuida.
No
obstante, esta propuesta, generalmente aceptada por la comunidad
internacional, existen Estados que utilizan desde las estructuras
jurídicas hasta los procedimientos más anómalos y violatorios de los
derechos humanos, o un híbrido de ambos, para perseguir y someter a sus
oponentes.
Dichos
entes, que se creen investidos de suprema potestad para ejercer
autoridad sobre los demás, se encumbran como consejeros/jueces/ejemplos a
seguir para los otros. Sean estos, personas individuales e incluso,
naciones.
¿Será
muestra de arrogancia, destino manifiesto, miedo, debilidad, racismo,
al tratar de callar a quien es diferente, por tanto, inferior para
esconder su brillo? ¿Una manera de salirle al paso a las voces que
molestan y hacen peligrar el estatus de quien dirige ese Estado?
La
libertad, un concepto inacabado por siempre estar el ser humano en su
búsqueda constante y al no alcanzarla plenamente, lo lleva a su
persistente perfección, yo la considero una utopía. Por ello, en las
presentes circunstancias, todos tenemos ataduras y todos atamos,
consciente o inconscientemente. Sin embargo, hay algo que nos pone
zancadilla para saltear las barreras en esta empresa: el concepto
erróneo de propiedad.
Cada
uno, en su fuero interno tenemos la noción de que somos dueños de algo o
de alguien. De mis bienes, de mi pareja, de mis hijos, de mi mascota,
lo cual no es más que la distorsión que nos dicta la forma de producir y
el lugar que ocupamos en dicha producción. Si somos propietarios de
bienes de capital, o sea la relación desigual entre los que tienen y los
que no, la reproducimos al creernos dueños del trabajo de los demás. De
su vida, su tiempo, sus cuerpos que es lo que prevalece en nuestras
relaciones cotidianas tanto entre personas, instituciones, países. Si
somos obreros, o una variante de ellos, minimizados al punto de
sentirnos propiedad de alguien. Por tanto, en nosotros cuaja el discurso
de colaborador, de buen empleado, de intelectual bienpensante. El que
no molesta, el que aguanta, el que permite, el que acepta las cosas
porque así son y así serán por siempre. Esa esencialidad que la
religión, en general, pinta de excelente forma.
Con
esa premisa, los grupúsculos que poseen la propiedad de capital y los
Estados que los representan han arruinado, degradado, envilecido la vida
de millones de semejantes y del planeta también. Creyendo que tienen el
derecho por destino manifiesto de apropiarse de vidas, propiedades
individuales, recursos de otros países, van por el mundo despojando,
acumulando, derrochando, desperdiciando en detrimento de la vida. Pero a
su vez, en muchas ocasiones, sin encontrar resistencia ya que los
explotados consideran también que los invasores llegan a sojuzgarlos por
destino manifiesto. No por casualidad, la cruz y la espada son caras de
la misma moneda. Las ideas sublimes del dios cristiano, para poner
ejemplo, encontró eco en las profecías de los originarios de estas
tierras recién descubiertas. Aunque habría que tener cuidado con las
interpretaciones que estuvieron a cargo de los ideólogos del invasor,
porque queriendo y sin querer se ponen palabras en bocas ajenas.
Esa
ha sido la historia de la humanidad a través del tiempo. Sin embargo,
si en algo hemos avanzado en el trato a las personas y el respeto a sus
derechos, es por la lucha de los que no se han dejado deshumanizar,
vender cuentas de vidrio y aceptar las imperiosas razones del invasor.
Empero, hoy siguen existiendo cadenas de hierro y rejas de acero, a las
cuales las acompañan otras invisibles y sutiles como las que atan a
través de la necesidad, el hambre, el chantaje, la ignorancia y el
engaño. Las promesas en una vida supraterrenal donde el sufrimiento será
un olvido total se mezclan con las de la fluorescente propaganda del
consumismo de lo tangible e intangible del mercado.
Por
ello, el vocablo libertad en comunidad de patronos, suena vacua; es un
fantasma en sus discursos cuando de sus manos pende el látigo y las
cadenas. Cuando el humano se libere de propiedad privada y ésta sea
entendida como un medio más para desarrollarse plenamente, podrá cantar
manumisión. Entonces vendrán sus hermanas la igualdad, la fraternidad a
sentarse en el trono de la historia donde seremos dioses. Ya no
tendremos necesidad de poseer para ser, sino desenajenándonos de la
propiedad pondremos nuestro mayor esfuerzo en vivir, en conocernos para
encontrar que a pesar de nuestras diferencias somos iguales y que cada
uno posee esa chispa divina que nos permite crear y transformar.
Mientras
ese conocimiento no se interiorice en cada uno de nosotros, muchos en
distintos partes del mundo, seguirán sufriendo cárcel y prisión.
Muchos, se degradarán y deformarán en la vivencia de sistemas que priman
la desigualdad, como la esclavitud, la servidumbre, el mísero salario.
Optarán entonces como hasta el momento, por el crimen; otros, por la
resistencia. Pero ambos, a pesar de caer en gran mayoría y abonar las
tumbas y las mazmorras de los propietarios han y seguirán cambiado con
su sangre y sus lágrimas la historia.
La
idea de libertad, avanza entonces. Idea que no tiene nada en común con
la de los traidores que dicen ser de liberación cuando son de retroceso,
de deseos de sentir en sus cuellos la bota del amo y para los
considerados por ellos inferiores, el látigo del verdugo. Porque hay que
ser lúcidos y enfáticos: no todos los que pregonan libertad, igual que
los que gritan en los montes patria, son sinceros. Unos quieren libertad
para enseñorearse sobre otros, quieren patria para sí mismos. No, o la
libertad es para todos, incluyendo a los actuales amos y verdugos, o no
es acorde con humanidad. O se anhela patria, como se espera el sol y la
lluvia, o ese deseo no es genuino.
Hoy,
miles sufren prisión por sus ideas, vejámenes e incluso son asesinados
en la más completa soledad, espectros que deambulan en el anonimato de
las cárceles clandestinas, sucumben sin conocer justicia y redención.
Aberraciones de un sistema mundial que se pudre y no repite el eco de
los nobles principios de los que nació.
De
esa cuenta, en las bartolinas de los que ensucian con sus bocas los
vocablos libertad y patria, se mantienen secuestrados, en limbos
judiciales, a reos que han tenido la entereza de defender la vida y la
paz para sus pueblos. Otros muchos más, yacen en las fauces frías y
negras de los mausoleos o en yermos anónimos, por soñar con naciones
felices y prósperas para sus hijos.
Este
es el ejemplo de millones de seres desconocidos e ignorados alrededor
del globo, presos por la deformación que provoca el sistema opresor de
la mercancía o por resistirse a aclamarlo, a los cuales hoy representan
cuatro héroes cubanos que permanecen, desde hace 15 años, en las
cárceles del Imperio y, otro, René González Sehwerert quien fue
sentenciado a 15 años de prisión, y a pesar de que fue liberado a los
12, en octubre del 2011, afirma categóricamente que, mientras sus
hermanos sigan en esa situación de injusticia, seguirá junto a ellos,
preso. De ahí, que a estos se les conozca como Los Cinco Héroes, por
Antonio Guerrero Rodríguez, ingeniero en Construcción de aeródromos,
poeta, con dos hijos, sentenciado a 22 años de prisión; por Fernando
González Llort, casado, graduado del Instituto de Relaciones
Internacionales (ISRI), del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y
el Ministerio del Interior, sentenciado a 18 años de prisión; por
Gerardo Hernández Nordelo, casado, graduado del ISRI, caricaturista,
sentenciado a dos cadenas perpetuas más 15 años de prisión y por Ramón
Labañino Salazar, casado, tres hijas, graduado de Licenciatura en
Economía en la Universidad de La Habana, sentenciado a 30 años de
prisión.
Quince
años de cautiverio y torturas, donde la injusticia ha prevalecido sobre
la razón de su inocencia, por parte de la nación que pretende ilustrar
al mundo sobre la democracia y respeto a los derechos fundamentales del
ser humano, nos obligan a reafirmar el llamado del Apóstol de Nuestra
América, José Julián Martí Pérez, en una de las estrofas de su “El
Presidio Político en Cuba”, escrito durante su confinamiento en la isla
por parte de los españoles en 1871 por atreverse a querer su patria
liberada: “Volved, volved por vuestra honra: arrancad los grillos a los
ancianos, a los idiotas, a los niños: arrancad el palo al miserable
apaleador: arrancad vuestra vergüenza al que se embriaga insensato en
brazos de la venganza y se olvida de Dios y de vosotros: borrad,
arrancad todo esto, y haréis olvidar algunos de sus días más amargos al
que ni al golpe del látigo, ni a la voz del insulto, ni al rumor de sus
cadenas ha aprendido aún a odiar”.
GRACIAS.
*Economista y Profesor en Historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala, Colectivo “La Gotera”
El 12 de septiembre fueron varias las personas en el metro de Moscú y
en las calles de la ciudad que prendieron a su ropa una cinta amarilla,
o simplemente se la ataron a la mano para protestar por la prolongada
encarcelación de cinco ciudadanos cubanos en EE UU.
Fuente: Photoshot / Vostock-Photo
Estas cintas también se podían ver en los
coches y atadas a los árboles cerca de la embajada de Cuba en Moscú. Las cintas
amarillas son un signo de esperanza para la liberación de cinco luchadores
antiterroristas cubanos, cuatro de los cuales aún permanecen entre rejas en
Estados Unidos. Curiosamente, la cinta amarilla es un símbolo de esperanza para
el pueblo estadounidense. Su significado viene de una legendaria canción de amor
que fue todo un éxito en la década de 1970 titulada Tie a yellow ribbon
round the old oak tree (Ata una cinta amarilla al viejo roble). En esta
canción un preso que saldrá pronto de la cárcel le pide a su amada que, si
todavía lo ama y lo espera, ate a un roble cerca de su casa una cinta amarilla:
“Si no veo una cinta amarilla alrededor del viejo roble me quedaré en el
autobús…”. Y, al acercarse a la casa, ve centenares de cintas de ese color
alrededor del viejo árbol y regresa a casa.
El pasado 12 de septiembre se cumplieron 15
años desde el día en que fueron detenidos en Miami cinco patriotas cubanos:
Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René
González. Éstos se infiltraron en organizaciones cubano-americanas que planeaban
actos terroristas en Cuba y entregaron la información recabada a La Habana. En
1998, todos ellos fueron detenidos y condenados a pasar muchos años en prisión.
René González fue el sentenciado a la pena más baja, 15 años. En su país son
reconocidos como héroes nacionales. En todo el mundo se ha emprendido una lucha
por la liberación de los ‘Cinco Cubanos’, se han creado más de 288 comités para
su liberación en más de 97 países, incluidos 106 comités en 30 países de
Europa.
El comité internacional por la liberación de
los cinco cubanos invitó a grupos solidarios de todo el mundo y a los amigos
del pueblo cubano a llevar cintas amarillas, prendidas o atadas, como símbolo
de la esperanza de que los héroes puedan regresar en un breve plazo a casa. El
autor de esta iniciativa en Cuba es el único miembro del grupo de los cinco que
se encuentra ya en libertad, René González. Pasó doce años en la cárcel y salió
en libertad condicional en 2011. En una intervención en la televisión cubana,
René González pidió que el 12 de septiembre el país se llenara de cintas
amarillas, de modo que todo aquel que visitara la isla viera que Cuba aguarda
con esperanza el regreso de sus hijos. Este día, no sólo en Moscú (donde se
realizaron piquetes informativos cerca de la Embajada de Estados Unidos) sino
en toda Rusia, desde Vladivostok a Kaliningrado, cientos de personas exigieron
la liberación de los ‘Cinco Cubanos’.
Además, en la Embajada de la República de Cuba
en Moscú se celebró una conferencia dedicada a conmemorar el 15º aniversario de
la detención de los cinco cubanos, a la que asistieron embajadores de casi
todos los países del ALBA,
incluidos Venezuela, Bolivia, Nicaragua, el vicepresidente del Consejo de
Defensa, representantes del movimiento ruso para la liberación de los cinco
héroes, ‘Venceremos’ y ‘Sociedad de Amistad Rusa-Cuba’. En la inauguración del
acto, Elena Lozhkina, coordinadora del Comité Ruso por la Liberación de los Cinco
Patriotas Cubanos, declaró que en la actualidad el movimiento por la puesta en
libertad de los ‘Cinco’ era uno de los más avanzados a nivel internacional. A
continuación reproducimos una breve charla que Lozhkina concedió a Rusia Hoy.
¿Cuáles son las medidas recientes más
importantes que ha organizado el Comité Ruso por la Liberación de los Cinco?
El 1 de enero de 2011, por petición del Comité
Internacional de Solidaridad, dio inicio una campaña el día 5 de cada mes para
los cinco cubanos pidiendo a la gente de todas las partes del mundo que escriba
cartas exigiendo la liberación de los presos cubanos a la administración del
presidente Barack Obama. El mismo enero de 2011, el comité tomó la decisión de reforzar esa medida con un
piquete informativo cada mes junto a las puertas de la Embajada de EE UU en
Moscú. Desde entonces, cada día 5 de cada mes llevamos a cabo un piquete en la
misión diplomática de Estados Unidos en Moscú. Para cada piquete se escribe una
declaración que se entrega a la Embajada de los Estados Unidos y al mismo
tiempo se envía por carta a la dirección postal de la Casa Blanca. Desde
octubre de 2011 se organizan vuelos solidarios por los ‘Cinco’ en globos
aerostáticos, tras sumarse al movimiento por la causa el piloto Ígor Naimilov.
También organizamos periódicamente caravanas de solidaridad en las calles de
Moscú. El año pasado efectuamos una campaña que, creo, es un punto de
referencia para todos los movimientos solidarios mundiales.
Antes de realizar la petición de liberar a los
‘Cinco’ sonaba en cinco continentes y, una vez llevada a cabo, se amplió a los
seis continentes, pues, en el invierno de 2012, Vladímir Koshelev y sus
compañeros situaron una pancarta en la Antártida al viajar allí como parte de
una expedición ruso-ucraniana-bielorrusa. También tratamos de informar de los
actos más significativos en el mundo, de los informes del comité internacional
y de las cartas de los héroes. Nos dirigimos a los partidos y a las
organizaciones con la petición de apoyar y suscribir las declaraciones.
Organizamos exposiciones con dibujos de los héroes y participamos en la publicación
y en la promoción de libros.
¿Cuál es la envergadura de este movimiento en
Rusia?
El proceso judicial contra los ‘Cinco’ provoca
indignación en diferentes capas de la sociedad de nuestro país. Quizá el abuso
judicial contra los cinco cubanos sea uno de los pocos temas con los que se
muestra solidaria la sociedad rusa casi al completo.
En la clausura de la conferencia, el Embajador
de la República de Cuba, Emilio Losada García, destacó que “condenando a los
miembros del ‘Cinco Cubano’, la justicia estadounidense es consciente de que
estos patriotas no tenían intención de causar perjuicios a la seguridad
nacional de los Estados Unidos, sino que intentaron detectar e informar a su
país de los preparativos de actos terroristas en territorio de Estados Unidos
por parte de grupos de ultraderechistas cubanos en el Estado de Florida”.
También señaló que la actividad de los ‘Cinco’ no sólo tenía como objetivo
proteger a su patria sino contribuir asimismo a la lucha contra el terrorismo a nivel mundial.
El
amor de los Cinco Héroes cubanos, su dedicación y esfuerzo es el idioma
universal con el cual es necesario combatir el odio por el que fueron
encarcelados...
Cuando
has protegido la vida de cientos de personas sin importar el lugar del
mundo, dudo mucho que a alguien le interese en primera instancia de
dónde eres, cuáles son tus afiliaciones políticas o si eres religioso o
ateo; en ese momento todo lo que emana de ti son tus cualidades de
sacrificio y humanidad. El agradecimiento sería la reacción lógica de
quienes te conocen o fueron beneficiados por tus acciones, lo
universalmente correcto éticamente…, a menos que seas cubano y todo se
haya desarrollado en los Estados Unidos. Esa, es otra historia.
Proteger
puede ser un instinto, reacción o acto pensado con serenidad y
objetivamente; puede ser por amor, o sentido del deber, pero siempre
conlleva entregar una parte de ti en favor de los demás. Esas personas
que arriesgan sus vidas por otras tienen la grandeza y el respeto de
todos aquellos que los conocieron; sin embargo, las leyes aplicadas
desde un punto de vista cegado por el odio del hombre pueden transformar
las más sublimes acciones en meros hechos criminales.
Los
Cinco Héroes cubanos dedicaron su amor y esfuerzos también al pueblo
norteamericano, ese, que tal vez confió en un juicio imparcial en el
“mejor país del mundo”, porque su verdad omite la historia de agresiones
contra Cuba y aún cree en los principios de los padres fundadores de su
nación.
Gerardo Hernández, en su alegato de defensa, mencionaba: “Quienes
desconocen cómo se ha comportado históricamente el sector más radical
de la comunidad cubana de Miami, quienes no ven la televisión en español
ni escuchan la llamada “Radio Cubana”, tal vez pudieran haber pensado
honestamente que nosotros podríamos tener un proceso imparcial y justo
en esta ciudad. Lamentablemente hay muchas realidades que el pueblo
norteamericano aún desconoce”. Todo asunto referente a Cuba será
manipulado mientras sigamos el camino que comenzamos en 1959. Los
ciudadanos norteamericanos, abrumados de información contradictoria, que
a flashazos se les cuela en sus hogares, despiertan poco a poco de la
bruma que cubre nuestro territorio y nuestras relaciones.
“Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria”.
Así declaró Gerardo, inspirado en la frase del héroe de Connecticut
Nathan Hale. Tal expresión cobró fuerza en el banquillo. No es una frase
de Martí ni de Maceo, es de un estadounidense; de uno de los héroes de
la guerra de independencia de las 13 colonias que la historia recuerda
por su valentía al infiltrarse en líneas enemigas. Entonces, ¿por qué
erigir monumentos y condenar a aquellos hombres que realizan las mismas
acciones años después? El sentimiento de patriotismo no puede estar al
servicio de la política y la mentira de cobardes.
“¡Si
por evitar la muerte de seres humanos inocentes, si por defender a
nuestros países del terrorismo, y evitar una invasión inútil a Cuba es
por lo que se me condena hoy, pues bienvenida sea!”. Palabras
exactas de Ramón ante una corte prejuiciada, que demuestran el interés
de proteger a los estadounidenses inocentes tanto como a los cubanos.
Esas acciones fueron silenciadas porque sería imposible condenar a
quienes protegen a sus acusadores, imposible enfrentar una mirada que se
sabe digna.
Eso nos lo recuerda René. “Es
realmente triste ser educado para odiar a algo que uno ni conoce
(Cuba). Y si se me permitiera la licencia, como descendiente de
norteamericanos laboriosos y trabajadores, con el privilegio de haber
nacido en este país y el privilegio de haber crecido en Cuba, le diría
al noble pueblo norteamericano que no mire tan al sur para ver el
peligro a los Estados Unidos”.
”Aférrense
a los valores reales y genuinos que motivaron las almas de los padres
fundadores de esta patria. Es la falta de esos valores pospuestos ante
otros, menos idealistas intereses, el peligro real para esa sociedad”.
Recordando
los cimientos de la misma nación que hoy los mantiene encarcelados, el
padre de René le envió una carta previa al juicio donde tenía la
esperanza de que se pudiera hallar un jurado donde afloraran los valores
de Washington, Jefferson y Lincoln. Pero cuando los mafiosos y
contrarrevolucionarios controlan el sistema de justicia es demasiado
difícil que la luz entre a la sala del tribunal, excepto la que traían
consigo nuestros compatriotas.
Mostrarles
la verdadera causa del encierro a los norteamericanos no basta
solamente. Recordarles la necesidad de su labor y la angustia de
millones por su regreso es lo que se impone. Lazos amarillos para
solidarizarnos por todo el mundo y pedir su regreso es un símbolo que se
aprecia en cada calle cubana desde que René convocara al pueblo en su
alocución, pero sobre todo debemos tener presente un idioma universal
para enviar este mensaje, uno que combata el odio por el que fueron
encarcelados: su amor por todos los que los rodean.
Tony no pudo ser más claro en su alegato sobre nuestros pueblos, cuando en un mensaje universal afirmó: “Yo
amo la isla donde crecí, me eduqué, y en la que viven mi madre, uno de
mis idolatrados hijos y muchos otros de mis seres queridos y amigos;
también amo a este país, donde en los últimos 10 años de mi vida he dado
y recibido verdaderas muestras de amor y solidaridad. Tengo la certeza
de que es inevitable, no solo un puente de amistad entre ambos pueblos,
sino entre todos los pueblos del mundo”.
Con tristeza conocimos este miércoles la noticia de la muerte del amigo
de Cuba, Saul Landau. Este destacado profesor, periodista y cineasta
norteamericano fue conocido en la Isla, sobre todo, por su apoyo a la
causa de los antiterroristas cubanos encarcelados injustamente en los
Estados Unidos. Pero fue con Gerardo Hernández con quien entabló una
relación especial.
En
enero de este año, Saul visitó por décima y última vez a Gerardo en la
prisión de Victorville, en California. Ya estaba enfermo y meses después
le confesó al amigo cubano que iba a morir. Días antes de su
fallecimiento Gerardo le escribía: “Es solo un viaje, Saúl, lo otro no
es cierto”.
Imagino
el dolor de Gerardo al conocer que Saul comenzaba ese viaje hacia la
eternidad. En estos quince años de arbitrario confinamiento en cárceles
norteamericanas Gerardo sufrió, entre otras, la pérdida de su madre
Carmen Nordelo, y a cada minuto que pasa se le escapa la posibilidad de
realizar el sueño de tener un hijo con su mujer Adriana, a quien no ha
visto desde 1998.
Quince
años, como recordaba René González, es mucho tiempo en la vida de un
ser humano. En este periodo él perdió a su hermano y a su padre. Ivette,
su hija menor, contaba solo cuatro meses de nacida cuando la separaron
de su lado, y ahora que tiene quince años es que pueden al fin estar
juntos.
Las
hijas de Ramón Labañino se transformaron de niñas en adolescentes y
jóvenes, los de Tony, también; en tanto, a Fernando le truncaron la
ilusión de convertirse en padre desde los primeros años de encierro,
cuando le impidieron por mucho tiempo recibir la visita de su esposa
Rosa Aurora.
Quince
años es demasiado tiempo porque tras esos miles de días y noches hay
muchas lágrimas, tanto dolor, soledades, desasosiegos, distancias,
abrazos y besos que se perdieron en el viento, risas sin compartir,
paseos pendientes, conversaciones incompletas, sueños a medias.
No
obstante, los Cinco mantienen en un sitio invulnerable del alma las
alegrías y las esperanzas que los hacen perseverar en el regreso. Y es
que, desde aquellos primeros días de encierro en Miami, tuvieron el
acierto de creer en la esperanza. Entonces, ni siquiera se conocían
entre ellos, ni sospechaban que se transformarían en héroes, ni que le
nacerían en lo adelante millones de hermanos, madres, hijos y amigos en
todo el mundo, como el desaparecido Saul Landau.
Quince
años es demasiado tiempo. Lo saben bien quienes pretendieron
encerrarlos en el hueco del olvido. Pero a estas alturas, deben haberse
percatado también de que a estos hombres podrán ensuciarle la libertad,
pero jamás se la quitarán.
*Periodista
cubana, trabaja en la emisora Radio Jaruco, y es una de las fundadoras
del Comité “Alas de Libertad” de esa emisora, por la Libertad de los 5
Palabras
pronunciadas por René González Sehwerert, Héroe de la República de
Cuba, en el concierto: ¡Por nuestros Cinco Héroes, 15 años de injusticia
basta! en la Tribuna Antiimperialista José Martí, el 12 de septiembre
de 2013, “Año 55 de la Revolución”.
Cubanas y cubanos; personas de buena voluntad de todo el mundo:
Cuatro
hijos de esta tierra languidecen en prisiones norteamericanas por el
crimen de defender la vida humana, por resguardar nuestro derecho a la
tranquilidad y a la existencia. Sus voces nos llegarán hoy desde sus
encierros y los harán libres de odios y rencores. Nos traerán esa
alegría de vivir que les hizo asumir este sacrificio en primera
instancia. Nos recordarán que sus espíritus no pueden ser quebrados por
todo el encono que el gobierno más poderoso de la historia humana ha
dejado caer sobre ellos. Se les castiga con tal saña porque
-parafraseando a un poeta- emiten una luz que para sus acusadores
resulta insoportable.
Ellos
no vinieron de otro planeta. En estas calles dieron sus primeros pasos
y disfrutaron de la maravilla de sus primeras letras. Absorbieron aquí
de sus padres el alma y la historia de nuestros antepasados. Aquí
amaron y fueron amados.
Fueron, como muchos de ustedes, jóvenes que
aquí gustaron de un concierto. Sólo que, cuando fue preciso, dieron el
paso para proteger todo eso, y cuando fue aún más preciso dieron a sus
fiscales una lección moral imperdonable. Y ha sido por eso todavía más
preciso que soporten todo ese rencor; pero lo han hecho con altura, con
el corazón ligero, con una sonrisa en los labios en los momentos más
difíciles.
Gerardo,
Ramón, Antonio y Fernando son esta noche los presos de nuestra
felicidad; pero pudieron ser hoy cualquiera de ustedes tal y como
cualquiera de ustedes pudo estar en su lugar. Ellos vibrarán con cada
nota de este concierto. Junto a los corazones de ustedes los suyos
palpitarán a la magia de la música. La felicidad de ustedes será la
felicidad de ellos, porque ha sido y es esa felicidad alimento de sus
almas, fuente de su resistencia y razón primera de su sacrificio.
Pero
siguen presos. Privados de todo lo que es suyo. Arrancados de entre
nosotros por un odio irracional. Y, aunque ellos nos convocan a la
felicidad, no debemos olvidarlo porque de ella siguen siendo los presos.
Y
cuando la música cese y regresemos a la cotidianeidad, no podemos nunca
dejar de pensar que les debemos y nos debemos el traerlos de vuelta a
casa, y nos debemos, todos, el regalo de ese enorme concierto con que
habremos de celebrar su regreso a la libertad.
A la conciencia del mundo y al pueblo norteamericano:
Hace
hoy 15 años, el 12 de septiembre de 1998, que la brutalidad de cinco
arrestos simultáneos irrumpió en nuestros hogares para dar comienzo a
uno de los capítulos más bochornosos de la historia legal
norteamericana: El juicio contra quienes hoy somos conocidos por Los
Cinco.
El
arresto y juicio de Los Cinco quedará para la historia como uno de los
más ignominiosos y viles episodios de las relaciones entre los Estados
Unidos y Cuba. Meses antes, tras la intermediación del premio Nobel de
Literatura Gabriel García Márquez, se habían abierto las puertas a una
significativa cooperación entre ambos países en la lucha contra el
terrorismo. En junio de ese año, una delegación del FBI visitó a Cuba y
tras recibir copiosa información sobre las actividades terroristas
organizadas impunemente contra la isla desde Miami, prometió a su
contraparte cubana que tomaría acciones al respecto.
Dando
un golpe bajo el gobierno de William Clinton, en lugar de arrestar a
los terroristas, arrestó y llevó a sus tribunales a quienes estábamos
recogiendo información para evitar el daño que estos hacían a la
población cubana. El sistema judicial norteamericano fue utilizado
abiertamente como un medio para proteger a los terroristas y en una
atmósfera de linchamiento fuimos llevados frente a un jurado
amedrentado. Crueles condiciones de confinamiento se utilizaron para
quebrarnos, y para impedir que preparáramos una defensa adecuada. La
mentira se adueñó de la sala.
Evidencias
fueron adulteradas, dañadas o suprimidas. Las órdenes de la jueza
fueron abiertamente burladas. Los terroristas citados como testigos por
la defensa fueron amenazados en público con la cárcel si no se acogían a
la Quinta Enmienda contra la autoincriminación. Expertos y oficiales
del gobierno norteamericano justificaron o desdeñaron abiertamente el
daño que los terroristas hacen a Cuba. Todo esto frente a una prensa que
optó por mantener en la más absoluta ignorancia al pueblo
norteamericano, mientras la sede del juicio era bombardeada
inmisericordemente con un barraje de propaganda en contra de los
acusados.
El
8 de junio de 2001 un jurado que llegara al punto de quejarse de su
miedo al acoso de la prensa local —que, luego se revelaría, había sido
pagada profusamente por el gobierno norteamericano— nos declaró
culpables de todos los cargos, incluyendo uno respecto al que los
fiscales, en moción de emergencia al tribunal de apelaciones de Atlanta,
habían reconocido que a la luz de las pruebas aportadas no sería
posible lograr un veredicto de culpabilidad.
La
deplorable conducta de los fiscales, jueces y del gobierno
norteamericano en este caso no son un accidente. Es imposible
comportarse éticamente cuando, por un fin en que se mezclan el odio
político con la arrogancia personal y la venganza, se levantan cargos
cuya defensa sólo puede hacerse con la burla a las leyes, la
prevaricación y el abuso del poder. El círculo vicioso que se iniciara
con la decisión política de abrumarnos de acusaciones —las más serias
totalmente fabricadas— para obligarnos a transigir, no podría sino
redundar en una conducta cada vez más despreciable por parte de los
fiscales.
Pero
no transigimos, porque un despliegue de fuerza bruta no implica la
posesión de la moral por parte de quien la ejerce. No transigimos,
porque el precio de mentir para satisfacer las expectativas de los
fiscales nos pareció demasiado degradante. No transigimos, porque el
implicar a Cuba —la nación a la que estábamos protegiendo— en
acusaciones falsas para engrosar un expediente del gobierno
norteamericano contra la isla hubiera sido un imperdonable acto de
traición al pueblo que amamos. No transigimos, porque aún los valores
humanos, para nosotros, son algo preciado sobre lo que descansa la
transformación del hombre en una criatura mejor. No transigimos, porque
implicaba renunciar a nuestra dignidad, fuente de autoestima y amor
propio para cualquier ser humano.
En
lugar de transigir optamos por ir al juicio. Un juicio que de haber
sido reportado hubiera puesto en cuestión no solo este caso, sino al
sistema federal de justicia de los Estados Unidos. Si el conocimiento de
lo que ocurrió en esa sala de justicia no hubiera sido escamoteado al
pueblo norteamericano al que nunca causamos, o intentamos causar, el más
mínimo daño, hubiera sido imposible montar el circo romano en que se
tornó esa parodia de juicio.
Han
transcurrido ya quince años en los que el gobierno norteamericano y el
sistema de justicia de ese país han hecho oídos sordos al reclamo de los
organismos de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, varios
premios Nobel, parlamentarios o parlamentos en pleno, personalidades e
instituciones jurídicas y religiosas. Solo el levantamiento de ese otro
bloqueo, el que se ha impuesto al pueblo de los Estados Unidos para que
lo desconozca, haría posible la esperanza de que se ponga fin a esa
injusticia.
Hoy
la isla de Cuba amanecerá colmada de cintas amarillas. Será el pueblo
cubano el protagonista de este mensaje, que apela a un símbolo que se ha
hecho tradición para el pueblo de los Estados Unidos. Será un enorme
reto para quienes se han empeñado con tanto éxito en silenciar este
caso, en negarse ahora a informar al mundo de este hecho probablemente
inédito: que un pueblo entero ha engalanado su país para pedir a otro
que exija de su gobierno la liberación de sus hijos injustamente
encarcelados.
Entretanto,
Los Cinco seguiremos siendo merecedores de este masivo despliegue de
cariño; seguiremos siendo dignos hijos del pueblo solidario y generoso
que lo protagoniza, y del apoyo de quienes alrededor del mundo se han
unido a nuestra causa; seguiremos denunciando esta injusticia que dura
ya 15 años y nunca cederemos, ni un ápice, en la ventaja moral que nos
ha permitido resistir y aun crecernos mientras soportamos todo el peso
de un odio vengativo por parte del gobierno más poderoso del planeta.
Recuerdo
hoy cuando llegue a la penitenciaria de Florence. Iba con una sentencia
de vida a cuestas. Ingresaba en lo que algunos reclusos llamaban "el
cementerio de hombres vivos". Muchos de los que allí conocí estaban
destinados a morir en esa u otra prisión del sistema federal. Sus
posibilidades en las cortes de lograr una fecha de salida eran nulas.
Algunos ya habían cumplido mucho tiempo encarcelados. La violencia era
el pan de cada día entre aquellos muros. No era fácil encontrar a
alguien lo que pudiéramos llamar normal y pacifico. Casi todos
arrastraban algún hecho violento en su record, fuera y dentro de la
prisión. Personas con desajustes mentales abundaban en aquel lugar.
Recuerdo,
en algunas conversaciones con los más veteranos entre las rejas, que
varios decían que cuando se llegaba a los 15 años ya comenzaban a
aflorar los trastornos psicológicos y físicos, que nadie podía aguantar
tanto tiempo, que era cuando "la prisión es prisión".
Y,
bueno, hoy cumplimos nuestros 15 sin el menor síntoma de locura ni el
menor vestigio de pesimismo, todo lo contrario, cada día más claros y
creativos, cada día más optimistas y serenos.
Me
atrevo a decir que recluso alguno jamás ha recibido la cantidad de
cartas que hemos recibido en este prolongado injusto encierro, cartas
llenas de hermandad y de amor, cartas de personas de todas las edades
desde todas las latitudes y en especial cartas de muchos niños, con su
peculiar manera de expresar su sincero cariño y su amor a la patria.
Las
muestras de solidaridad no se han detenido ni han disminuido desde que
se dio a conocer nuestra situación al pueblo y al mundo.
La
ruda vida en prisión me demostró que un hombre inocente, con
convicciones puras, querido por su pueblo y por muchos amigos, jamás
perderá su cordura ni dejará se quebranten su integridad y su moral, así
esté en la celda más aislada en la que lo puedan poner.
Dijo
el Apóstol de nuestra Independencia, José Martí: "Un principio justo
desde el fondo de una cueva puede más que un ejército".
Nuestro eterno agradecimiento por su apoyo gigante y constante, que nos hace ser resistentes y sentirnos libres.
Meditando
en cómo expresarles nuestro eterno agradecimiento por todo su apoyo así
como nuestra profunda admiración por su entrega a las causas más nobles
y justas del mundo, vinieron a mi corazón estos versos que les dedico
en nombre de Los Cinco.
PARA LA LIBERTAD
"Para la libertad sangro, lucho, pervivo" Miguel Hernández
Para la libertad pervivo, sangro y lucho. Para la libertad el corazón desnudo.
Para la libertad con poco tengo mucho. Para la libertad todo lo mío es tuyo.
Para la libertad fijo el sol en un punto y en mis pupilas vierto toda la luz del mundo.
Para la libertad los pechos como muros, las manos como alas, las bocas como puños.
Para la libertad la esencia del crepúsculo, la cohesión del sueño, la historia del futuro.
Para la libertad, del presagio confuso un verso, que despierta con un grito nocturno.
Para la libertad, en un túnel oscuro saber reconocer y defender lo justo.
Con júbilo, dignidad y libertad, decimos junto a todo nuestro pueblo y los amigos del mundo:
¡Viva la Revolución en su 54 aniversario!
¡Feliz 2013!
¡Venceremos!
Cinco abrazos fuertes.
Antonio Guerrero Rodríguez 20 de diciembre de 2012 Prisión Federal de Marianna.