El mensaje en mi bandeja
de entrada confirmó la humildad de mi entrevistado. «Mi amor, mi cariño
y gratitud para todo mi pueblo, siempre a nombre de los CINCO. Gracias
por el privilegio que me das de responderte, trataré de ser concreto
dadas las circunstancias. Estamos en medio de un lock-down…». Así
comenzaba el correo-respuesta de la primera entrevista que lograba
realizarle a Ramón Labañino, héroe cubano preso injustamente en una
cárcel en Estados Unidos. Desde la soledad de su prisión pero con los
más de once millones de corazones que laten junto al suyo, Ramón tecleó
estas líneas en las que cuenta su vínculo con el Che.
En
el mes de junio de 2013, Elizabeth contaba ante un auditorio de jóvenes
e investigadores interesados en la vida y obra de Ernesto Guevara, que
cuando ella supo del injusto encarcelamiento del que serían objeto los
Cinco, le envió una postal con la imagen que el fotógrafo cubano
Alberto Korda tomara del Che. Al dorso escribió: «a su imagen y
semejanza te ven mis ojos y mi corazón». ¿Qué sintió cuando su esposa lo
comparó con un hombre como el Che?
Me sentí muy orgulloso y honrado. Mi esposa
sabe muy bien lo grande y especial que el Che es para todos nosotros.
El solo hecho que ella, que me conoce tan bien, me hiciera esa
extraordinaria confesión, me conmovió profundamente. Con el honor
también se eleva la responsabilidad de estar a la altura infinita del
Guerrillero heroico. Tratamos de ser como él cada día de nuestras vidas.
A los héroes hay que sacarlos del mármol
y traerlos a nuestro quehacer diario. ¿Cómo trae al Che, Ramón Labañino
en su día a día?
Siempre lo veo como el compañero mío de
cuarto, de batalla, de cotidianidad. Me aferro al Che guerrillero, al
que subió a las montanas, al que sufría de asma pero crecía en valor y
dignidad con sus pulmones, al ser humano que celaba con extremo las
faltas siendo el primero en dar el ejemplo, al médico que primero curaba
las heridas de los demás antes que las propias, al valiente temerario
que siempre era el primero en lanzarse sobre las balas enemigas. Pienso
en lo que el haría cada segundo de su vida de estar en nuestro lugar.
Salvando las enormes diferencias históricas y de altura de este grande
de todos los tiempos, creo que esta misión es nuestra «guerra de
guerrillas», es nuestro «Girón», nuestra «Angola», nuestro «Congo
belga», nuestra «Bolivia».
En el primer número de la revista
Paradigma, anuario del Centro de Estudios Che Guevara, se publicó un
poema suyo dedicado al Che en el que escribe: « ¿Qué soy? sino tu
sonrisa acrisolada, tu mirada firme y combativa, tu andar soberano y
temido por los cobardes de ayer y de hoy». ¿Son los mismos cobardes los
de ayer y los de hoy?
Lamentablemente sí. Son los mismos
cobardes, los mismos traidores, los mismos pusilánimes, solo que con
diferentes rostros y enormes sombras. Para mí lo más difícil de todo
este proceso fue conocer que alguien se acobardó, que temió y traicionó.
Fue muy duro, muy desgarrador. Pero inmediatamente comencé a rebuscar
en la historia, desde Caín y Abel en la Biblia, a lo largo de todos los
tiempos de la humanidad, y en especial de nuestra Revolución, han
existido y durísimamente debemos reconocer que existirán hombres
indecorosos; pero por cada uno de ellos siempre habrá un cubano que sepa
elevar «el decoro de todos los demás». Esa es mi fe y mi convicción,
como es también la de mis hermanos.
Usted fue parte de una generación que tuvo al Che mucho más cerca. Ahora, mediante sus hijas, está en
contacto con una generación mucho más joven que lo ha vivido de forma
diferente. ¿Considera que sus ideas no perderán vigencia con
independencia de los cambios generacionales?
El Che es eterno, infinito, es ícono y es
luz. Nada en él se destruye ni acaba, solo se transforma. Ahora mismo
vemos su rostro en todas las manifestaciones contra del neoliberalismo,
las crisis complejas del imperialismo, el hambre y el desamparo, y a
favor de los derechos de los inmigrantes, de los pobres, de la vida.
Donde quiera que exista una causa justa por defender, una causa de amor,
en cualquier tiempo y circunstancias, allí estará siempre, fiel y
sereno, combativo y rebelde. El Che nunca perece, al contrario, renace y
se magnifica con cada salida del sol.
¿Cuál podría decir qué es, de los textos
del Che, el que más lo ha marcado? ¿Recuerda en que momento de su vida
lo leyó y cuánto le aportó?
La carta de despedida del Che a Fidel. Ese
mensaje se convirtió en un mensaje a todo el pueblo de Cuba, del mundo.
Me impacto definitivamente. La primera vez lo escuché en una grabación
en la voz de nuestro Comandante eterno mientras yo cursaba mis estudios
primarios. Su humildad, nobleza, entrega total a una causa justa, su
desprendimiento de todo lo material, su apasionado amor por los pobres y
los más necesitados, caló tan profundamente en mí, que desde ese mismo
momento (y creo que nos pasó a muchos de nuestra generación) en verdad
quería de todo corazón ser como el Che, como decíamos todos los
pioneros.
Aunque pudiera considerarse una pregunta
pretenciosa, teniendo en cuenta la modestia que siempre ha
caracterizado a los CINCO, ¿considera que en ustedes se materializa el
pedido del Che de formar ese, tan necesario, «hombre nuevo»?
Tu pregunta pide dos respuestas. En el
proceso socialista, como bien lo define el Che, urge tener y educar a
ese «hombre nuevo» que sea capaz de llevar adelante una obra tan gigante
y humana. Solo ese hombre nuevo al que hacía referencia el Che, puede
crear y construir ese mundo nuevo. Ahora bien, pensar que nosotros cinco
seamos el reflejo siquiera de ese hombre nuevo es demasiado
pretencioso. Si te puedo asegurar que nos esforzamos cada segundo de
nuestras vidas para estar a la altura de este tiempo y de todos los
tiempos, con el Che en el alma e intentando acercarnos aunque sea un
poquito «a su imagen y semejanza» como mencionaba mi amada esposa. Solo
así nos sentimos un poco más realizados como hombres, como
revolucionarios.
El pie de firma del correo electrónico era inconfundible: «¡Viva
el 26 de julio! Día de nuestra independencia nacional. Ramón Labañino
Salazar. Julio 26. 2013. FCI. Ashland, Kentucky. 9:03 am.».