Por Yadira Escobar*
La
prisión no es buena para nadie. Algunos pueblos antiguos solo la usaban
antes del juicio. En prisión siempre hay daños a la personalidad, y
fuera de ella mucha gente vinculada al reo sufre también, pero teniendo
en cuenta que los hombres son como son, y no como deberían ser, pues
debemos aceptar ese castigo como un mal necesario para la propia
supervivencia de la sociedad.
Se supone que en prisión solo estén los delincuentes, pero resulta que
hay delitos que son contra la seguridad de los estados, y por ahí
comienza a complicarse la cosa, porque también se hacen muchas
injusticias en nombre de la ley. Las relaciones entre los hombres son
complicadas, y a mí me gusta concentrarme en la parte humana porque en
esa área encuentro más luz, y mucha más gente de buena voluntad.
En Camagüey recientemente hable con una señora bastante de derechas, y
que tiene muchas críticas en contra del gobierno cubano, y en medio de
la conversación puse mis ojos en la ventana de su casa y vi que tenía un
lazo amarillo. No pude ser prudente y le pregunte que si era por los
cinco cubanos condenados en Estados Unidos.
Ella sorprendentemente me abrió su corazón y me dijo literalmente y con gesto de mucha pena en su rostro:
–“Ay
no, yo con eso si…” me dijo, “lo que han hecho con esos pobres
muchachos no tiene nombre. Ellos merecen volver con sus familias".
No hacían falta más palabras ni mucho menos un análisis político. Era un asunto del corazón.
El juicio contra los cinco en Miami, fue como todo juicio político, un
proceso parcializado y artificial llevado a cabo por la sociedad
política en los Estados Unidos. Yo misma como hija de un ex-preso
político cubano, siempre he sido muy sensible al problema del presidio
político.
Me alegré bastante cuando el gobierno cubano liberó finalmente a todos
los prisioneros de la Causa de los 75 , y personalmente hice un vídeo
pidiendole al gobierno cubano la libertad de Alan Gross, por tanto no
olvidare tampoco a esos cubanos condenados en Miami por razones
políticas, y que en verdad solo estaban tratando de evitar acciones
terroristas contra civiles en Cuba.
Cuando me refiero a presos políticos, dejo fuera a los terroristas y
saboteadores, y pienso más bien en los de conciencia, pero en Miami
existe un grupo siniestro compuesto por extremistas que pretende tachar
de “comunista” a todo el que pida libertad para “todos los presos
políticos”, y que solo quiere sensibilizar a la opinión pública con los
casos de “sus presos” (muchos de los cuales son violentos).
Este grupo político quiere extirpar del corazón emigrado todo
sentimiento de solidaridad con la nación entera, y usa etiquetas,
propaganda y prejuicios ideológicos para mutilar el alma nacional que
descansa en la tolerancia, la compasión y la unidad espiritual de todo
el pueblo.
Si dejamos de ser buenos, toda causa política es un asco. ¡No
permitamos que unos pocos nos manipulen! ¡LIBERTAD PARA TODOS LOS PRESOS
POLÍTICOS!
NOTA:
Esta recopilación de fotos las obtuve tan solo dándole la vuelta a la
manzana a un barrio en Camagüey, por la calle Teniente Cañón para ser
más exacta. Me impresionó que aun pasada la fecha del gran evento a los 5
tantas casas aun mantuvieran sus cintas amarillas. Algunas eran más
costosas y otras eran de soga, pero sin dudas la casa que más atención
merecía era la más pobre de todas. Los dueños con un clavo oxidado
llenaron su cerca de lazos y eso me conmovió.
*Yadira
Escobar – joven cubanoamericana residente en Miami, nacida en la
provincia de Camagüey, Cuba, en 1988, y que emigró junto a su familia a
Estados Unidos con solo seis años de edad.
Fuente El blog de Yadira
Tomado de Cuba, la Isla infinita