Elizabeth Palmeiro dice que los '5 héroes' frustraron planes contra Cuba.
El
12 de septiembre de 1998 cinco ciudadanos cubanos fueron arrestados en
Miami (EE. UU.) por el FBI acusados de espionaje y daño severo a la
seguridad nacional, tras llevar a cabo misiones que el Gobierno cubano
considera como infiltraciones para evitar actos de terrorismo y
desestabilización política en la isla.
El objetivo de Fernando
González, René González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y Ramón
Labañino, los “5 Héroes”, como se les denomina en Cuba, era el de
infiltrar organizaciones del exilio cubano para pasarle información a su
gobierno sobre las acciones de éstas en pro de un cambio institucional.
El
proceso tuvo todos los avatares posibles en medio de las constantes
disputas entre Estados Unidos y Cuba. Tanto Fernando como René ya
cumplieron sus condenas de quince años cada uno, mientras que a Labañino
le quedan diez años más de presidio y sobre Hernández pesan dos cadenas
perpetuas.
Elizabeth Palmeiro, esposa Labañino, habló en una entrevista con EL TIEMPO sobre el caso de los “5 Héroes”.
¿Cuándo fue la más reciente ocasión en la que pudo ver a su esposo?
Fue
ahora en agosto, lo vi muy bien, teniendo en cuenta las condiciones en
las que se encuentra. Está muy confiado en que pronto se logre un cambio
en la situación y él y sus dos “hermanos” que quedan presos puedan ser
liberados.
¿Cómo puede cambiar esa situación?
Ya Fernando y
René cumplieron hasta el último día de sus condenas. A mi esposo le
quedan diez años por cumplir, Antonio debe salir en el 2017 y Gerardo se
supone que debe morir en prisión, que es lo que más nos preocupa.
La
situación de René en Estados Unidos al final tenía unas condiciones muy
anormales, su vida corría peligro porque la gente a la que él infiltró
para conocer de sus planes terroristas pagaba por saber su ubicación
para hacerle pagar por lo que había hecho. Gracias a las acciones de
nuestros familiares se pudieron obstaculizar muchos planes terroristas
contra Cuba.
¿A qué organizaciones se infiltró?
Muchas de
esas ONGs de Miami, la Fundación Nacional Cubano Americana, Alpha 66,
Hermanos al Rescate, Movimiento Democracia, organizaciones del exilio
que dicen luchar por la libertad en Cuba, pero que en realidad son
terroristas que se han organizado desde el mismo triunfo de la
Revolución para aterrorizar Cuba por medio de atentados, sabotaje,
bombas y muchas otras formas.
Nunca se habla del terrorismo que
desde el propio Estados Unidos, en este caso desde Miami, se ha llevado a
cabo contra Cuba, que no conoció el terrorismo el 11 de septiembre de
2001, sino de antes. Por conocerlo de antes es que hombres como mi
esposo y sus compañeros decidieron un día aceptar ir a cumplir esas
misiones.
¿Cómo supo usted que Ramón las cumplía?
Nunca me
lo dijo. Esa conversación nunca la tuvimos. Cuando él empezó a faltar a
la casa por razones de trabajo, estaba en España como economista
cumpliendo misiones que tendrían que ver con tratar de aliviar la
situación económica en nuestro país.
Tiempo después me comenzó a
decir que su trabajo no era exactamente en Europa, que tendría tiempo
para decirme, pero que estaba en nuestro continente. Que sus misiones
eran muy importantes y que iban a requerir mucho sacrificio de mi parte.
Nunca me imaginé los peligros que él estaba corriendo.
¿Cómo fue el día en que lo arrestaron?
Terrible.
Se me movió la tierra, caí en un abismo del que todavía no he podido
salir, que lo voy a hacer el día en que Ramón regrese a la casa.
Llegaron unos compañeros y me dijeron que Ramón había sido arrestado y
ahí me enteré que estaba en Miami. Sospechaba que podía estar por aquí,
pero no precisamente en Miami. Las labores de nuestros familiares
estaban destinadas a conocer de planes terroristas contra Cuba, planes
de los cuales se le advirtió al gobierno de Estados Unidos.
¿Cómo percibe el manejo judicial que se le ha dado al proceso de los “5”?
Cuando
los arrestaron, parecía un caso más sencillo, pero ante la presión de
congresistas cubano-estadounidenses como Bob Menéndez e Ileana Ros
Lehtinen se empezó a manipular todo lo que tenía que ver con las labores
y las misiones verdaderas de nuestros familiares. Silenciaron todo y
empezaron a enfilarse hacia involucrar a uno de ellos con el derribo de
dos avionetas en el año 1996. Involucraron a Gerardo, que nada tenía que
ver con eso y le endilgaron ese cargo para darle un tinte político al
caso.
Aquel día de diciembre del 2009, cuando fueron a
resentenciarlo en la ciudad estadounidense de Miami, Ramón Labañino
Salazar, quien aún cargaba con la sanción de una cadena perpetua más 18
años de cárcel, entró a la sala del tribunal con las manos en alto, en
símbolo de victoria.
Con su mirada lo escudriñó todo hasta encontrar entre los presentes
en la audiencia a su querida Elizabeth. Le sonrió como el más feliz de
los mortales y la cubrió de besos con la mirada. Fue un momento fugaz y a
la vez casi eterno.
Cuántas cosas se dijeron en aquel momento, similar al que vino
después, cuando conoció que la nueva sentencia, igual de injusta, lo
privaría 30 años de su vida de la libertad física, porque la del alma y
el espíritu sus captores no han podido encerrarla.
“Es que por naturaleza soy un hombre optimista”, confesó Labañino,
uno de los cinco antiterroristas cubanos condenados a largas penas en
cárceles de Estados Unidos.
“Siempre he encontrado razones para ver el ángulo positivo en todo lo
que me pasa, de todo lo que me rodea, de las peleas, incluso, de las
injusticias, de las cosas duras que uno vive y ve en la prisión”, señaló
en respuesta a un cuestionario el Héroe de la República de Cuba, título
que comparte junto a sus compañeros Gerardo Hernández, Antonio
Guerrero, Fernando González y René González (los dos últimos ya están
en Cuba, pero purgaron antes la totalidad de sus sanciones).
Hermanados en la misma lucha, aunque a los Cinco los confinaron en
distantes prisiones, desde su detención el “yo” pasó a ser “nosotros” y
la causa de uno adquirió un carácter colectivo.
Así lo asumieron desde el inicio y cada vez que un mensaje de ellos
llega la despedida termina, invariablemente, en “cinco abrazos” como
escribió Ramón en estas repuestas enviadas desde la penitenciaría de
Ashland, en Kentucky.
Hijo de Nereyda Salazar Verduy (fallecida) y Holmes Labañino
Cantillo, nació el 9 de junio de 1963 en el barrio habanero de
Marianao y se graduó con Diploma de Oro en la licenciatura de Economía,
en la Universidad de La Habana.
Sus mayores tesoros son Ailí (de un primer matrimonio), Laura y Lizbeth, las hijas que no se cansa de repetir que adora.
Justo en febrero de 1992, cuando se fue de casa para trabajar en el
exterior, Elizabeth Palmeiro, su esposa, apenas tenía ocho semanas de
embarazo de Laura. Él no pudo disfrutar esta etapa, ni tampoco la
llegada al mundo de Lizbeth, a la que sí conoció recién nacida, en
febrero de 1997.
Sus entradas y salidas al país y luego la prisión provocaron que pese
a llevar 23 años de casados, Ramón y Elizabeth solo han vivido juntos
sin separarse, apenas dos, el resto ha sido a distancia.
No obstante, ambos construyeron una familia y ella, en la
retaguardia, lo espera, al frente de un proyecto de familia que se
logró por encima de los obstáculos y ahí están “sus hermosas mujeres”,
como él se enorgullece decir.
—¿Cómo un hombre logra sobreponerse a las mayores adversidades? ¿De dónde es posible sacar tanta fortaleza?
—Sobre todo cuando se tiene la convicción de que se está haciendo
siempre lo correcto, lo justo, lo legal, que uno defiende una causa
humana, que jamás ha hecho daño a nadie ni a nada material, al
contrario, se ha sacrificado todo por el bien común, por la vida de los
pueblos, de personas inocentes, esa idea por sí sola da una fuerza
enorme de voluntad y entereza en contra de todas las adversidades y
“adversarios”. La pelea es justa. La victoria deberá ser mucho más
dulce.
—Del Ramón niño y del joven universitario. ¿Qué recuerdas?
—Yo creo que soy un eterno niño, así me dicen mi esposa Elizabeth,
mis hijas y quienes me conocen, no sé si será verdad o es por el amor
que me devotan; pero sí creo que nunca he perdido (ni jamás lo haré) ese
espíritu juvenil, risueño, alegre y optimista que tanto ayuda a luchar
a vivir y a luchar.
“Así era de niño: risueño, muy tímido, mucho diría yo, y siempre me encantó estudiar y hacer deportes.
“Recuerdo que desde pequeño mi hermanita Laide me empezó a llamar
‘papi’, creo que porque la cuidaba mucho y mi mamá nos educó con el
concepto de que el hijo mayor de la familia es como el segundo padre.
“Y pienso que ese papel me lo creí con mucha fe, tanto, que hoy día,
muchos me dicen ‘papi’ y eso es algo que mis niñas resienten; porque
quieren ser las únicas en decirme así, pero ellas saben muy bien que soy
único e irrepetible Papi, desde el alma hasta el infinito, y eso es lo
importante.
“Disfruté mucho mis años de universidad, como dije me encanta
estudiar y hacer deportes y allí pude desarrollar ampliamente ambas
actividades.
“También fui alumno ayudante de Estadística Matemática desde el segundo año de la carrera.
“A veces daba repasos y clases a los compañeros de años inferiores o
de nuestro propio año, es algo que también me gusta mucho: enseñar. “En la Universidad pude practicar judo y karate-do, que era mi sueño como deportista.
“Fue un periodo de aprendizaje, pero sobre todo de crecimiento. Me
ayudó mucho en mi formación y en mis convicciones en todos los sentidos,
cosa que agradezco infinitamente a Cuba, a nuestra Revolución, a
nuestro sistema socialista”.
—Te ven como el fortote del grupo…
—Es un punto de vista de los que me ven. Yo no me veo fuerte, más
bien trato de “considerarme” delgado. Claro, que eso me cuesta cada vez
más trabajo creérmelo.
“Hago deportes por placer, también por la necesidad de liberar tanto
estrés, y porque me siento mucho mejor y útil después de cada jornada.
“Trato de mantenerme saludable a pesar de los pesares, pues es
nuestra manera de pelear y vencer, de no dejarnos derrumbar ni destruir.
“Ahora mismo estoy haciendo pesas, caminatas dentro de la prisión,
algo de handball, mucho ajedrez. Eso me hace sentir saludable, vital,
listo para las contiendas de cada día y las que han de venir en el
futuro”.
—¿A quién quisiste parecerte?
—Trato de ser yo mismo guiado por el ejemplo de los grandes, pues es
imposible alcanzar íconos; pero he admirado mucho y trataría de ser como
el Che, como nuestro inmortal Antonio Maceo, como José Martí, como
Fidel, como Raúl, como Bolívar, como Sucre y ahora mucho como nuestro
Hugo Chávez, ellos son en esencia mis ejemplos cotidianos.
“Me gustaría ser, simplemente, como cada hombre con decoro y honor que harían esta lista demasiado extensa”.
—¿Déjanos saber qué te gusta en materia de lecturas, personajes históricos, de ficción, series…?
—Voy a reducir la lista a cinco de cada uno, no quiero aburrirles ni
ser tan extenso, pero mira, entre mis lecturas favoritas están Cien
años de soledad y El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García
Márquez; El reino de este mundo, de Alejo Carpentier; Los versos
sencillos de José Martí y La Casa de los espíritus, de Isabel Allende.
“De las series puedo nombrar En silencio ha tenido que ser y Julito
el Pescador, dos excelentes producciones cubanas; también un espacio que
existió: Aventuras, donde vi Los comandos del silencio.
“Y aprovecho para preguntar ¿por qué no hacen en la televisión cubana una nueva versión de todos estos seriales?
“En cuanto a las películas Fresa y Chocolate, y Clandestinos, protagonizada por nuestra admirable Isabel Santos.
“Sobre los personajes de ficción, Don Quijote y Sancho Panza; el
David de En silencio ha tenido que ser, interpretado por el
desparecido actor Sergio Corrieri, Julito el pescador inmortalizado por
René de la Cruz y Bruce Lee, en alguna de sus películas por lo de las
artes marciales, no por nada más.
“Los personajes históricos coinciden con aquellos que siento como
ejemplos a imitar: Simón Bolívar, Ernesto Che Guevara, Antonio Maceo,
José Martí y Fidel Castro”.
—Cuando te arrestaron tenías 35 años. ¿Cuál es tu concepto del tiempo?
—El tiempo es un concepto relativo. Si pienso en mí, creo que el
tiempo no ha pasado. Cuando veo a mis hijas hechas mujeres, cuando me
miro en los ojos de mi Eli amada, el tiempo se me hace infinito, duro,
implacable.
“Por eso recurro al otro tiempo: al de las risas y las alegrías, al
del retorno y la felicidad, al tiempo precioso de nuestro futuro libre
en Cuba y con ese me quedo (mi optimismo)…Ya sabes soy un infinito
optimista, qué le voy a hacer, y así soy feliz”.
—Imagina que eres un repentista y que te dan un pie forzado que dice: “...yo soy un tipo así”
Yo soy un tipo así
exactamente como ves
sin derecho ni revés
simple y sin frenesí.
Con Cuba libre aprendí
Que amar luchando es el camino
Y esta pelea que hoy conmino
Es por la verdad que conocí
Y seguiré siendo así
Un tipo simple pero con decoro
Que vale mucho más que el oro
A quien le honra morir como viví
—Si cerraras ahora mismo los ojos, ¿qué ves?
—Veo a Cuba, una playa azul limpia, deslumbrante. Veo a Eli, a mis
hijas, a toda mi familia, a mi pueblo. Veo risas, alegría, eternidad.
Así es como mi libertad se hace tangible y real. Y sé que es cierto.
Hoy logró la libertad nuestro hermano Fernando González. ¡Gran alegría y regocijo sentimos por él!
Para nosotros Cinco, esa experiencia la vivimos cada uno como propia. Y es que en verdad es así.
Un día dichoso decidimos unirnos para jamás dejarnos vencer, lo cual es y será ya para siempre.
Recuerdo
a Fernando en aquel hueco duro de Miami. lo que más me impactó de él
fue el rostro fruncido y su firmeza ante los intentos de doblegarnos y
hacernos cooperar. Otros en cambio, más altos (nunca más grandes) y más
fuertes (no de valor), flaquearon y se vendieron.
Esa experiencia de vida es un tesoro que recordaré eternamente.
Con Fernando regresamos todos de alguna manera. En él está también, como en René, la esencia de todos,
Nuestra energía y nuestra forma de pelear y de vencer.
Es una alegría a medias, pues en verdad terminó hasta el último segundo de una sentencia injusta que jamás debió cumplir.
No
podemos permitir que ninguno cumpla más esta sentencia injusta. Se lo
debemos a Gerardo y a la historia hermosa de nuestro pueblo.
¡La pelea se ha reforzado, el triunfo es cierto!
Hoy Fernando regresa a la amada patria con la frente en alto y el decoro limpio. Nosotros le seguiremos.
Con el abrazo y cariño de pueblo y familia recibe también el nuestro, querido hermano.
Después
de varios días de permanecer Gerardo en lockdown pudo llamar
casualmente en el momento de conocer la triste noticia del fallecimiento
de Nelson Mandela y dedicó este breve mensaje con los pocos minutos de
comunicación con que contaba; también Ramón Labañino envió mensaje de condolencia:
Quienes
dedican ilimitados recursos a borrar y reescribir la historia, y lo
tuvieron en sus listas de "peligrosos terroristas", hoy sufrirán de
amnesia colectiva.
Quienes lo agraviaron negándole un homenaje en
la Ciudad de Miami, por abrazar a Fidel y agradecer la ayuda de Cuba a
África, hoy tendrán que callar avergonzados.
Los Cinco seguiremos enfrentando cada día la injusta prisión, hasta el final, inspirados en su ejemplo de lealtad y resistencia.
¡Gloria eterna al gran Nelson Mandela!
Gerardo Hernández Nordelo Prisión Federal de Victorville, California Diciembre 5 de 2013
Sentimos
gran dolor por la partida de nuestro hermano y guía en la vida: Nelson
Mandela. Él fue y será siempre el ejemplo real de la libertad, de la
paz, de la victoria. Su talla mundial de líder, de símbolo de justicia y
optimismo, nos acompañan ya para siempre. ¡Su luz permanecerá
eternamente en el alma de cada ser humano digno!
Llegue a toda
su familia, amigos y al querido pueblo de Sudafrica nuestras
condolencias y solidaridad en este y todos los tiempos, a nombre de los
Cinco, nuestros familiares y todo el pueblo cubano.
¡Hasta siempre Mandela! ¡Cinco abrazos infinitos!
Ramón Labañino FCI Ashland, Kentucky Diciembre 6, 2013. 7:54 A.M.
El mensaje en mi bandeja
de entrada confirmó la humildad de mi entrevistado. «Mi amor, mi cariño
y gratitud para todo mi pueblo, siempre a nombre de los CINCO. Gracias
por el privilegio que me das de responderte, trataré de ser concreto
dadas las circunstancias. Estamos en medio de un lock-down…». Así
comenzaba el correo-respuesta de la primera entrevista que lograba
realizarle a Ramón Labañino, héroe cubano preso injustamente en una
cárcel en Estados Unidos. Desde la soledad de su prisión pero con los
más de once millones de corazones que laten junto al suyo, Ramón tecleó
estas líneas en las que cuenta su vínculo con el Che.
En
el mes de junio de 2013, Elizabeth contaba ante un auditorio de jóvenes
e investigadores interesados en la vida y obra de Ernesto Guevara, que
cuando ella supo del injusto encarcelamiento del que serían objeto los
Cinco, le envió una postal con la imagen que el fotógrafo cubano
Alberto Korda tomara del Che. Al dorso escribió: «a su imagen y
semejanza te ven mis ojos y mi corazón». ¿Qué sintió cuando su esposa lo
comparó con un hombre como el Che?
Me sentí muy orgulloso y honrado. Mi esposa
sabe muy bien lo grande y especial que el Che es para todos nosotros.
El solo hecho que ella, que me conoce tan bien, me hiciera esa
extraordinaria confesión, me conmovió profundamente. Con el honor
también se eleva la responsabilidad de estar a la altura infinita del
Guerrillero heroico. Tratamos de ser como él cada día de nuestras vidas.
A los héroes hay que sacarlos del mármol
y traerlos a nuestro quehacer diario. ¿Cómo trae al Che, Ramón Labañino
en su día a día?
Siempre lo veo como el compañero mío de
cuarto, de batalla, de cotidianidad. Me aferro al Che guerrillero, al
que subió a las montanas, al que sufría de asma pero crecía en valor y
dignidad con sus pulmones, al ser humano que celaba con extremo las
faltas siendo el primero en dar el ejemplo, al médico que primero curaba
las heridas de los demás antes que las propias, al valiente temerario
que siempre era el primero en lanzarse sobre las balas enemigas. Pienso
en lo que el haría cada segundo de su vida de estar en nuestro lugar.
Salvando las enormes diferencias históricas y de altura de este grande
de todos los tiempos, creo que esta misión es nuestra «guerra de
guerrillas», es nuestro «Girón», nuestra «Angola», nuestro «Congo
belga», nuestra «Bolivia».
En el primer número de la revista
Paradigma, anuario del Centro de Estudios Che Guevara, se publicó un
poema suyo dedicado al Che en el que escribe: « ¿Qué soy? sino tu
sonrisa acrisolada, tu mirada firme y combativa, tu andar soberano y
temido por los cobardes de ayer y de hoy». ¿Son los mismos cobardes los
de ayer y los de hoy?
Lamentablemente sí. Son los mismos
cobardes, los mismos traidores, los mismos pusilánimes, solo que con
diferentes rostros y enormes sombras. Para mí lo más difícil de todo
este proceso fue conocer que alguien se acobardó, que temió y traicionó.
Fue muy duro, muy desgarrador. Pero inmediatamente comencé a rebuscar
en la historia, desde Caín y Abel en la Biblia, a lo largo de todos los
tiempos de la humanidad, y en especial de nuestra Revolución, han
existido y durísimamente debemos reconocer que existirán hombres
indecorosos; pero por cada uno de ellos siempre habrá un cubano que sepa
elevar «el decoro de todos los demás». Esa es mi fe y mi convicción,
como es también la de mis hermanos.
Usted fue parte de una generación que tuvo al Che mucho más cerca. Ahora, mediante sus hijas, está en
contacto con una generación mucho más joven que lo ha vivido de forma
diferente. ¿Considera que sus ideas no perderán vigencia con
independencia de los cambios generacionales?
El Che es eterno, infinito, es ícono y es
luz. Nada en él se destruye ni acaba, solo se transforma. Ahora mismo
vemos su rostro en todas las manifestaciones contra del neoliberalismo,
las crisis complejas del imperialismo, el hambre y el desamparo, y a
favor de los derechos de los inmigrantes, de los pobres, de la vida.
Donde quiera que exista una causa justa por defender, una causa de amor,
en cualquier tiempo y circunstancias, allí estará siempre, fiel y
sereno, combativo y rebelde. El Che nunca perece, al contrario, renace y
se magnifica con cada salida del sol.
¿Cuál podría decir qué es, de los textos
del Che, el que más lo ha marcado? ¿Recuerda en que momento de su vida
lo leyó y cuánto le aportó?
La carta de despedida del Che a Fidel. Ese
mensaje se convirtió en un mensaje a todo el pueblo de Cuba, del mundo.
Me impacto definitivamente. La primera vez lo escuché en una grabación
en la voz de nuestro Comandante eterno mientras yo cursaba mis estudios
primarios. Su humildad, nobleza, entrega total a una causa justa, su
desprendimiento de todo lo material, su apasionado amor por los pobres y
los más necesitados, caló tan profundamente en mí, que desde ese mismo
momento (y creo que nos pasó a muchos de nuestra generación) en verdad
quería de todo corazón ser como el Che, como decíamos todos los
pioneros.
Aunque pudiera considerarse una pregunta
pretenciosa, teniendo en cuenta la modestia que siempre ha
caracterizado a los CINCO, ¿considera que en ustedes se materializa el
pedido del Che de formar ese, tan necesario, «hombre nuevo»?
Tu pregunta pide dos respuestas. En el
proceso socialista, como bien lo define el Che, urge tener y educar a
ese «hombre nuevo» que sea capaz de llevar adelante una obra tan gigante
y humana. Solo ese hombre nuevo al que hacía referencia el Che, puede
crear y construir ese mundo nuevo. Ahora bien, pensar que nosotros cinco
seamos el reflejo siquiera de ese hombre nuevo es demasiado
pretencioso. Si te puedo asegurar que nos esforzamos cada segundo de
nuestras vidas para estar a la altura de este tiempo y de todos los
tiempos, con el Che en el alma e intentando acercarnos aunque sea un
poquito «a su imagen y semejanza» como mencionaba mi amada esposa. Solo
así nos sentimos un poco más realizados como hombres, como
revolucionarios.
El pie de firma del correo electrónico era inconfundible: «¡Viva
el 26 de julio! Día de nuestra independencia nacional. Ramón Labañino
Salazar. Julio 26. 2013. FCI. Ashland, Kentucky. 9:03 am.».
El
periódico Juventud Rebelde publica este domingo el siguiente mensaje
del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas a los Cinco, hombres
de intachable estirpe martiana, que influyen cual padres en las nuevas
generaciones.
Queridos Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René:
Las
cualidades de los padres quedan en el espíritu de los hijos, como
quedan los dedos del niño en las alas de la fugitiva mariposa. José
Martí.
Cuando El Maestro escribió estas palabras, quizá no
imaginaba que casi un siglo después esta tierra vería crecer a cinco
hombres de estirpe martiana que, guiados por su ejemplo, hoy mantienen
una conducta intachable ante la ignominia y la injusticia cometida
contra ellos.
Inspirados en su tenacidad, gallardía y altruismo
han crecido y se forman cientos de miles de cubanos, que no miramos de
qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
Irmita,
Ailí, Tonito, Laurita, Gabriel, Lisbeth e Ivette podrían haber escrito
estas líneas, pero sepan que en ellos va el sentimiento universal de
muchos hijos agradecidos de este mundo, incluso de aquellos que, al
decir de Gerardo, están aún por nacer.
En este día tan especial, reciban el cariño de 11 millones de cubanos y de todos los padres amorosos de la Patria.
Si, es cierto, hoy cumplo 50 abriles y quiero dedicar estas palabras de amor a todas las personas que amo:
Si
hago un recuento de estos “breves años de mi vida” puedo decir tantas
cosas hermosas (es que siempre me aferro a la bello, pecado de los
soñadores…)
En
50 años he tenido la fortuna de conocer a una mujer especial que me ama
y le amo, que me acompaña con fidelidad fiera, con tierna dulzura. A
ella hoy le debo mis gracias por hacerme lo que soy en muchas maneras y
ella lo sabe.
En
50 años he tenido la fortuna de tener 3 hermosas hijas, dulces,
cariñosas, tiernas, que amo con locura tanto como ellas a mi. A ellas
debo mi gratitud eterna por hacerme el padre que soy.
En
50 años he tenido la fortuna de conocer y luchar al lado de 4 hermanos
excepcionales. A ellos debo hoy las gracias por acompañarme en esta
pelea férrea por Cuba, por la humanidad.
En
50 años nací y crecí en medio de una familia modesta y amorosa, y la
vida me ha dado la dicha de conocer nuevas familias, grandes familias
que nos acompañan en esta justa contienda. A ellos debo las gracias por
hacerme el hijo que soy, el hermano que trato de sr, el ser humano que
piensa con amor y actúa con amor.
En
50 años he conocido hermanas y hermanos del mundo entero que son como
sangre de nuestra sangre, que corren a nuestro costado, que luchan codo a
codo con nosotros. A ellos debo gratitud eterna por la compañía, por la
solidaridad.
Y
también en 50 años la vida me ha dado la fortuna se servir a mi patria,
a mi pueblo, a esta Revolución que se hace desde el alma hasta el
infinito. A ella debo todo lo que soy, el hijo, el padre, el esposo, el
compañero, el amigo, el patriota… el hombre.
Por todo ello puedo decir hoy que en estos mis primeros 50 años he sido y soy un ser afortunado.
En
la prisión de baja seguridad, en Ashland, estado de Kentucky
seguramente será un día normal. Las mismas rejas, las mismas rutinas,
los guardias de turno, los presos… Allí, aunque no debiera ser, este 9
de junio despertará un hombre a sus 50 años de vida. No habrá asaltos de
sus hijas a la cama, ni cake, ni fiesta, peor aún, no tendrá sus
abrazos urgentes, pero aun así ese hombre, Ramón Labañino Salazar, amanecerá con su sonrisa noble y tozuda pegada en el rostro.
No
importa que sus carceleros no entiendan de dónde saca esa expresión
mañanera, ni cómo tiene ganas de festejar, si lleva prácticamente 15
años encarcelado, lejos de todo y de todos. La felicidad está en su
interior. Sabe que ha hecho lo correcto y, a pesar de la injusticia,
muchas familias cubanas pueden celebrar cumpleaños gracias a él y sus
cuatro hermanos, quienes evitaron toda clase de atrocidades terroristas
planeadas desde Miami en la década del 90.
Para
el patriota será una jornada «agridulce», como él mismo reconoce, pero
tratará de pasarlo lo mejor posible, a fin de cuentas, aunque nadie lo
vea rodeado, ese gigante no estará solo. Nunca lo está.
En
medio de las obligaciones impuestas por una prisión que no merece,
Ramón develó a los lectores de JR, vía correo electrónico, algunos
secretos de la jornada. Sin dejarnos otra opción que el estremecimiento,
la primera línea, equivalente a su primer pensamiento fue para «nuestro
pueblo»… «EL ABRAZO ETERNO DE LOS CINCO PARA “JUVENTUD REBELDE”, PARA
NUESTRO PUEBLO», escribió, y al cierre, agradeció la posibilidad, y
envió Cinco abrazos y firmó con su nombre.
«El
autorregalo que más disfruto es oír las voces de mis seres amados ese
día, desde temprano en la mañana, aunque me quede solo un minuto para
cada uno, oír a mi esposa, mis hijas, mi papá, mis hermanos, nos hace ya
el día bueno», asegura.
Pero
hay más. Resulta que nuestro héroe no cumple 50 como rezan los
almanaques. Hubo un error y para eso él llevaba tiempo preparando a sus
niñas. Ramón cumple “25” años y durante la jornada, además de acortar
las distancias del único modo que se lo permiten —teléfono mediante—, se
reunirá con algunos amigos de la prisión y se tomará fotos en este
«momento singular», como él llama a la fecha y explica los porqués:
«después de todo, no siempre se cumplen “25” años».
Uno puede imaginar que en este punto Ramón hace un guiño pícaro.
Para dormir mejor en las noches
Quince
años es demasiado tiempo. Él, como cada uno de los Cinco, ya no es el
mismo de las fotos y carteles. Siente que ha cambiado, pero ojo, no gran
cosa.
«He
cambiado un “poquito” —me dicen y lo sé—, algunas libras de más, alguna
postura incompleta, algunas canas ocasionales, pero el alma pura y
eterna… la fiereza por vivir, soñar y luchar nunca cambia y esto es lo
que realmente nos mantiene permanentemente jóvenes. Yo me mantengo
activo siempre, me encanta el deporte, los juegos, el aire libre, el sol
fuerte que me haga sudar a cántaros. Por ejemplo, ahora estoy haciendo
un poco de pesas, caminatas, juego ajedrez. Confieso que soy pésimo para
las dietas, pésimo… por eso lo compenso con el ejercicio físico
fuerte».
El
guerrero descubre sus secretos, pero hay uno en particular, que deja
desnudas sus esencias, esas de que están hechos los Cinco. Ellos no solo
no se quebraron, no cedieron, soportaron toda clase de torturas
psicológicas; sino que, a pesar de todo, pueden sentirse hombres plenos.
A su juicio, la ecuación es simple:
«Cuando
uno cae prisionero se percata, aún más, de que la felicidad no está en
nada material ni exterior, sino dentro de cada uno de nosotros, de
nuestros sueños y aspiraciones, de nuestro amor y necesidad de
realizarnos como seres humanos, como hijos, esposos, como padres, como
hombres, como patriotas.
«Empiezas
entonces ese viaje hacia tu interior, a tus recuerdos, a tu cultura, a
tu gente, que amas y dejaste atrás, a tus obras inacabadas, a las que
quieres empezar, al legado que te gustaría dejar a tus hijos, a tu
familia, a tu pueblo. Después empiezas a trabajar sobre cada uno de esos
deseos, y comienzas poco a poco a cumplirlos de una manera u otra, y
con cada logro sientes un poquito más de felicidad, de realización, de
victoria. En esos momentos sale lo mejor de uno mismo, o lo peor en los
casos “terrenales” que aquí nos rodean.
«Uno
se rebusca en el arte, en la poesía, la pintura, la música, en cuanto
de hermoso tiene la vida y la naturaleza. También la felicidad está en
rodearnos de cosas y personas que nos agraden independientemente del
lugar terrible en que nos encontremos, en hacer actividades que nos
hagan crecer cultural, física e intelectualmente. Eres tú mismo el
creador de tu felicidad, de tus logros, de tus victorias. Empecinarse
siempre en ser bueno, hacer el bien, actuar bien, siempre da una
felicidad increíble. Después puedes dormir un poco mejor al caer la
noche».
Desde
finales de abril Ramón tiene una razón extra para su sonrisa. Su
hermano René está en Cuba y eso también llena a Gerardo, Antonio y a
Fernando de mucha alegría. En esas letras mayúsculas que escribió para
JR, es posible notar el regocijo por lo que ya puede vivir su hermano de
causa.
«Es
cierto que hasta que los cinco no seamos libres, ninguno será
totalmente libre; pero a la misma vez el hecho de que ya uno de nosotros
esté “afuera” nos hace sentir un poco más libres interiormente, más
relajados por el hermano que deja esta trinchera, más optimistas. Me
alegra saber que René ya está allí por nosotros, que lucha en todos los
frentes y también celebra nuestros aniversarios como si fuéramos
nosotros mismos. En él está el alma y el espíritu de todos, y así es con
cada uno de los cinco», asegura.
Sus
hijas son la luz de sus ojos. Ellas y su esposa se convierten en el sol
de sus días, en gaviotas que atraviesan los mares para, sin que nadie
lo note, convertirse en sempiterna compañía. Es normal que cuando las
mencione, aunque él esté confinado en territorio estadounidense, se
adivine a un gigante emocionado.
«Mis
tres hijas me asombran, me sorprenden constantemente con su madurez,
con sus avances, esa es la verdad. Ahora mismo Laurita me ha dado una
lección grande de educación, de cultura, de lo bien preparada que está
para la vida, para su futuro, y me siento feliz por ella, orgulloso. El
papel de los padres es educar a los hijos, darles alas y echarlos a
volar. Ya mi Laurita tiene sus alas y comenzó a volar y yo desde mi
“suelo”, inquieto, la observo y admiro amorosamente cuando comienza a
escalar su cielo».
El deseo frente al cake
Un
solo deseo pediría Ramón si estuviera hoy frente a una tarta de
cumpleaños: «Libertad», escribió. Solo eso surca su mente más allá del
dulce, y es lógico.
Y
aunque no esté libre, aunque sobre él pesen 30 años de injusta condena,
no deja de hacer planes para ese primer cumpleaños en libertad que toca
a todos tratar de adelantar con acciones que lleguen hasta la opinión
pública estadounidense, absolutamente ignorante de la clase de hombres
que su gobierno tiene encerrados desde 1998.
«Quisiera
reunirme con mis cuatro hermanos, con todos nuestros familiares, todo
nuestro pueblo y a la sombra de la palma real, sobre la arena blanca y
con el mar libre como escenario, celebrar todas las ausencias y todos
los aniversarios. ¡Es un sueño!»
No
permitirse renunciar a los sueños ha hecho que los Cinco asciendan, al
mismo tiempo, son ellos quienes desde sus posturas insisten en la
cercanía necesaria. Él héroe de la República de Cuba, Ramón Labañino
Salazar cumple hoy 50 años, digo, 25. El hijo de Nereida, el esposo de
Elizabeth, el padre de Ailí, Laura y Lizbeth, el hermano de Gerardo,
René, Antonio y Fernando, debería poder celebrar de un modo distinto.
Y, como al igual que otros cuatro seres humanos, es un tipo fuera de serie, Ramón ya se ve dentro de otro medio siglo…
«En
los próximos 50 años me veo junto a mis cuatro hermanos y todos
nuestros familiares, amando y luchando por nuestra patria, por nuestra
Revolución, por ese mundo mejor para toda la humanidad. Y claro, nos
vemos todos en el club de los 120 años… y soñando con la eternidad…»
Y
René lo confirmó con sus palabras, y desde sus celdas en lejanas
tierras, lo sentenciaron Ramón, Tony, Gerardo… porque Fernando sufre un
castigo adicional: no puede acceder a “tecnologías”… pero aunque sus mensajes no lleguen en tiempo, su voz se escucha bien alto, y él también lo expresa: "Fuimos somos y seremos Los Cinco"
Los Cinco son mucho más que un número
Por Sergio Alejandro Gómez
Desconozco
si algún eminente psiquiatra ya se ha interesado en este extraño
padecimiento. Aún sin nombre científico, la enfermedad tiene síntomas
claros: incapacidad fisiológica de comprender los principios e ideales
compartidos por millones de personas en Cuba.
René es el nuevo abanderado de la campaña por la liberación de los luchadores antiterroristas cubanos.
Solo
una aproximación clínica podría explicar la interpretación que hacen
algunos, dentro y fuera del país, sobre el regreso definitivo de René
González, uno de los Cinco cubanos injustamente condenados en Estados
Unidos por combatir el terrorismo.
Aseguran
que los Cinco Héroes, como son conocidos en el mundo entero, han
desaparecido por una simple realidad aritmética. René está en su Patria
junto a su familia, mientras sus cuatro hermanos aún permanecen
retenidos.
Apuestan
a la división y los más bajos sentimientos humanos, los únicos que
entienden y comparten. Y es por eso que se dan cabezazos cuando Gerardo
Hernández, condenado a dos cadenas perpetuas, dice en un mensaje que
"parte de nosotros pasea por las calles de esa Isla, y podemos casi
respirar su aire, quemarnos con su sol".
"¡Somos Cinco y seguiremos siendo Cinco!", asegura desde su celda en la prisión de Victorville, California.
Y
el desconcierto continúa cuando René, junto a su esposa e hijas en La
Habana, le dice al mundo que "mi prioridad es lograr la libertad de mis
hermanos. Yo no me siento del todo libre, seguimos siendo Cinco
prisioneros de una injusticia".
Por
mucho que busquen, la matemática de esta operación no le resta poder al
símbolo en que se han convertido los antiterroristas cubanos. Cinco es
un número primo, solo divisible por sí mismo y por uno. Sencillamente,
como afirma Gerardo, la campaña cuenta desde ahora con un nuevo
abanderado: René.
Pero quizás el mayor error que cometen es creer que las ideas se pueden sentenciar a cadena perpetua.
Así
lo intentaron en un amañado juicio que nunca estuvo encaminado a juzgar
sus actividades en Estados Unidos —más que justificadas para proteger a
Cuba y los propios ciudadanos norteamericanos de agresiones
terroristas—, sino a aplacar en ellos la rebeldía de todo un pueblo. No
claudicaron, como otros, a las prebendas que les daban por declararse
culpables y "cooperar con las autoridades". Había que castigarlos.
Sería
fútil explicarles a quienes no pueden o no quieren entender los motivos
de su resistencia, el porqué no vacilan. Las respuestas se remontan a
una historia larga y heroica que se llama Cuba, al primer machete y al
primer mambí.
Cada
cubano patriota levantará esas banderas hasta que regrese el último de
ellos. Pero incluso el día que eso ocurra, cuando finalmente el pueblo
pueda recibirlos con los honores de héroes que se les han otorgado,
seguirán siendo los Cinco.
Aquel
12 de septiembre, sin adjetivo que lo pueda calificar en su violencia,
fui el último que llegó a Miami y, por consiguiente, el último en ser
ubicado en una celda extremadamente fría, con un colchón pelado, una
colcha y un rollo de papel sanitario; aislados todos.
El
silencio era tétrico en aquel piso 13 del Centro de Detenciones de
Miami. Por un instinto puramente animal, uno se pone a dar vueltas
dentro de aquel espacio tan reducido. De vez en cuando, me detenía ante
el estrecho cristal que tenía la puerta metálica, por donde,
constantemente, nos vigilaba un guardia haciendo ronda. En una celda
enfrente, que me quedaba hacia un extremo, miraba a un hombre, que
también se detenía a ratos en su ventanilla. Rostro barbudo austero, el
pecho desnudo y me preguntaba: ¿quién será ese tipo?, ¿no tiene frío?
Era René, aun no lo conocía.
En
aquellos primeros días, de los que queda mucho por contar, nos bajan, a
él y a mí, a la Sala de la Corte. Debíamos allí declararnos inocentes o
culpables, que en nuestro caso era declarase dignos o indignos,
honestos o deshonestos, leales o traidores. Nosotros dos íbamos muy
seguros de nuestra inocencia. Pero había uno, que yo tampoco conocía,
que iba a declarase culpable. Cada uno fue por separado ante el Juez,
pero René leyó la traición en el rostro de aquel tipejo, quien me
trataba de enredar con un cuento.
Luego, René me dijo: Tengo que hablar con ese tipo. Yo solo le pedí calma.
Así lo conocí.
Así nos hicimos, los cinco, hermanos.
Por eso, su libertad es nuestra libertad, su dolor y su felicidad son también nuestros.
Por eso, nuestra injusta prisión seguirá siendo su prisión.
Por
eso, fuimos, somos y seremos Los Cinco, donde se funde un solo hombre,
un cubano como millones de compatriotas, fiel a su pueblo y a su patria.
Tony Guerrero Rodríguez
10 de mayo de 2013
Prisión Federal de Marianna.
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¡Somos cinco y seguiremos siendo cinco!
Si
hoy tenemos que continuar la lucha no es solo por los otros cuatro, es
también por René, porque lo conocemos y sabemos que él no será realmente
libre hasta que estemos todos de regreso en la patria.
La diferencia es que esta batalla, que será hasta el final por los Cinco, cuenta desde hoy con un nuevo abanderado.
Felicidades René!
Tus cuatro hermanos celebramos contigo, orgullosos!
HLVS!
Gerardo Hernández Nordelo,
Prisión Federal de Victorville,
California, 3 de mayo de 2013.
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Con él, nosotros cuatro nos sentimos también un poco libres
Esta
noticia buena nos embargó a todos con optimismo, con alegría; porque la
tan esperada libertad de uno de nuestros hermanos ya se hizo realidad.
¡Era ya hora después de tanta dilación e injusticia! Primero que todo,
nos sentimos más aliviados de que nuestro compañero no continúe más en
peligro sobre su vida al no tener que permanecer por un segundo más en
esta escena rodeado de las amenazas que conocemos.
Con él, nosotros cuatro nos sentimos también un poco libres. Es como si
una parte nuestra ya estuviera en casa, con nuestros familiares y
amigos, en el seno de nuestro pueblo, con nuestras hermanas y hermanos
del mundo.
René es nuestra avanzada. El lleva el abrazo y cariño de los Cinco a
todos ustedes. En su presencia estamos Los Cinco: En cada acción que
realice por el bien de Cuba y la humanidad, en sus nuevas
responsabilidades y tareas,en sus nuevas misiones y sueños. Allí estará
hasta que finalmente Los Cinco nos encontremos libres en aquella tierra
que tanta amamos.
¡Nos embarga la alegría y con ella el optimismo de que el amor y la verdad siempre vencen sobre las injusticias!