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Entrevista realizada por Hernando Calvo Ospina al antiterrorista cubano recientemente liberado. |
Los
vi venir. La cita era en la Plaza de Armas, del lado de El Templete, en
La Habana Vieja. Creí que nunca llegarían. Su paso era lento,
despreocupado. Querían mirar y reparar en todo. Era como si quisieran
descubrir la ciudad. Como si fueran los más dedicados turistas. Quise ir
a su encuentro pero desistí cuando miré a su alrededor. Muchos ojos se
abrían desmesurados, como no creyendo que eran ellos. Entonces una mujer
se acercó a ellos, y los tocó para constatar que sí eran. Se lanzó en
abrazos. Avanzaron unos pasos y llegaron otros tres jóvenes para
saludarlos. Pero la mayoría se contentaba con admirarlos. Ellos, con la
mayor ternura recibían y observaban esas demostraciones de cariño.
Después de haber escuchado una versión de la Guantanamera, adaptada a
los “Cinco Héroes” por tres músicos callejeros, al fin llegaron al lugar
de la cita. Ahí sí me acerqué. Mejor, me fui directo para abrazar a
Fernando.
Nos fundimos en un abrazo como poquísimos he dado y he
recibido de un hombre. Mi admiración por su noble labor y sus años
pasados en prisión se fueron en el mío. Luego saludé a su esposa, Rosa
Aurora Freijanes. No supe a quién debía saludar en primero: René, el
otro antiterrorista libre, o a su esposa Olga, con los cuales ya había
tenido la oportunidad de compartir unos momentos meses atrás. Creo que
primero la abracé a ella. En ese momento noté que una dama trataba de
pasar desapercibida: Elizabeth Palmeiro, la esposa de Ramón Labañino,
otro de los antiterroristas cubanos que aún sigue pagando injusta
condena en Estados Unidos.
Dominique
Leduc, secretaria general de la Asociación de solidaridad France-Cuba,
estaba más que sorprendida. Yo la había invitado sin precisarle de qué
se trataba.
Había mucho viento, lo que dificultaba filmar en la
calle. Por eso pedí a la dirección de un hotel que me permitiera
hacerles la entrevista en el pequeño patio. Apenas dije de quienes se
trataban aceptaron de inmediato: “Es un gran honor para nosotros acoger a
nuestros Héroes”. No había dado la espalda para ir en su búsqueda,
cuando sentí que la noticia comenzaba a propagarse entre los
trabajadores. “Este pueblo les debe mucho”, le escuché decir a un hombre
de piel bien negra, muy emocionado.
Ahí tenía sentado a
Fernando para hacerle unas preguntas. Antes de que Roberto Chile, el
reconocido camarógrafo cubano, diera luz verde a la filmación lo
observaba y me preguntaba: ¿¡cómo pueden ser tan humildes, tan humanos,
cuando en cada esquina y hogar de Cuba están presentes!?
“Los
guardias me despertaron a la una de la madrugada del jueves 27 de
febrero. Después me encadenaron de manos, cintura y pies, y a las 3h30
me sacaron de la prisión de Safford (Arizona). Presuntamente estaba en
libertad, pero ahí mismo, en la puerta, fui detenido por las autoridades
de migración. Y me llevaron en una caravana de vehículos muy custodiado
hasta la ciudad de Phoenix. Luego a Miami… El operativo duró unas 36
horas. Siempre estuve esposado, y en medio de un gran operativo de
seguridad que me sorprendió.
Hasta en el avión que me trajeron a
Cuba traía esposas, aunque eran de plástico, las que cortaron cuando el
avión abrió la portezuela en el aeropuerto José Martí de La Habana.
Sólo en este momento me sentí libre.
¿Cómo se comportaron los presos contigo? ¿Sabían quién eras?
Al
comienzo era un preso más. Pero poco a poco se fue haciendo conocido el
caso debido a la solidaridad internacional. La solidaridad de las
organizaciones en Estados Unidos logró que en algunos canales de
televisión alternativos se informara de nosotros. Además, los materiales
de lectura que recibíamos los compartíamos con los otros presos. Esto
fue llamando la atención, y así se fueron dando cuenta que éramos
personas con un pensamiento diferente. Entonces venían para charlar de
Cuba, de la Revolución.
Estuviste preso quince años, cinco meses y quince días. ¿Fue un castigo que se le dio a Fernando González?
Desde
el inicio de este proceso fuimos conscientes de que estábamos pagando
por ser cubanos revolucionarios. Por estar realizando una labor para el
pueblo de Cuba, para la Revolución, y hasta para el pueblo de Estados
Unidos, pues evitamos acciones terroristas que le hubieran podido
afectar. El castigo no fue contra mí, contra nosotros: fue una necesidad
de venganza por el odio que tienen contra un proceso revolucionario,
contra una historia. Y así lo asumimos.
¿Cómo te sientes en Cuba?
Me
siento bien libre, y no solo por haber salido de un régimen de cárcel.
Tengo esa libertad que me negaron en Estados Unidos. Aquí tengo la
libertad de hacer lo que quiero, incluyendo la libertad política. Es que
en Estados Unidos no se es libre de pensamiento, porque ellos tienen
muchos mecanismos para controlar y manipular a las conciencias de las
personas.
Quedan tres antiterroristas cubanos en prisión…
Tenemos
una deuda de gratitud con todos los amigos del mundo por lo que han
hecho por nuestra libertad. Pero tenemos aún muchísimo por hacer, porque
no nos conformamos que Ramón y Antonio cumplan su sentencia, como la
cumplimos René y yo. Hacerlo significaría que Gerardo nunca regresara.
Por eso los amigos de la solidaridad en el mundo deben seguir
presionando para que los tres salgan y regresen lo más pronto posible
¿Sientes que la Revolución y el pueblo cubano te cumplieron?
Me
cumplieron. Nos cumplen. Pero es que nunca tuve dudas. Nosotros
estábamos claros de cuál era nuestra responsabilidad, y que debíamos
resistir. Estábamos conscientes de que públicamente, o no, íbamos a
tener el apoyo de la Revolución, del pueblo de cuba. Y esto incluye a
muchos cubanos residentes en Estados Unidos y el mundo. Un día se
decidió que la defensa y apoyo a los Cinco se hiciera pública. Eso fue
una decisión política. Pero aunque no hubiera sido así, nosotros
sabíamos que no íbamos a estar solos.
(*) Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, residente en Francia y colaborador de Le Monde Diplomatique. Su último libro, traducido a seis idiomas, es "Calla y Respira", publicado en español por El Viejo Topo. Su página web: http://hcalvospina.free.fr/
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Expresó Fernando González Llort, quien agradeció a
los jóvenes por apoyar la causa de los Cinco y exhortó a continuar
la lucha por la liberación de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y
Antonio Guerrero
MICHEL HERNÁNDEZ
Apenas 48 horas después de regresar a Cuba tras
cumplir íntegramente una injusta condena en cárceles
estadounidenses, el héroe cubano Fernando González Llort destacó el
ejemplo del pueblo cubano y del Comandante en Jefe, Fidel Castro,
como la fuente inagotable de energía que definió su voluntad de
resistencia durante estos 15 años de encierro.
Al asistir este sábado al Concierto por los Cinco,
en el que estuvieron presentes los miembros del Buró Político,
Miguel Díaz-Canel, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y
de Ministros, Mercedes López Acea, Primera Secretaria del PCC en La
Habana, y René González, otro de los cinco luchadores
antiterroristas cubanos, Fernando señaló que este encuentro demostró
que entre los jóvenes cubanos están presentes las enseñanzas de
Fidel y llamó a continuar la lucha por la liberación de sus tres
compatriototas que aún cumplen una injusta condena en prisiones de
Estados Unidos.
Reiteró además su "gratitud infinita por estos 15
años de apoyo y muestras de amor que sé que no cesarán hasta que
Gerardo, Ramón y Tony estén de regreso", y dio gracias "a los miles
de jóvenes que han respondido a la convocatoria de este concierto y
a los músicos y las agrupaciones que llegaron a la escalinata
universitaria que tanta historia evoca".
Agregó que "ni las más creativa de las imaginaciones
podía haberme preparado para lo que estoy experimentando desde que
descendí por la escalerilla del avión en el que regresé a la
Patria".
En la velada la Primera Secretaria de la UJC,
Yuniasky Crespo Baquero, exhortó a continuar divulgando la causa de
los Cinco entre el pueblo estadounidense para que se conozca en
mayor grado la injusticia cometida contra a los luchadores
antiterroristas cubanos y llamó a redoblar las acciones por su
liberación.
En el concierto, que abrió el músico cubano David
Blanco, interpretaron una selección de su repertorio los trovadores
Vicente Feliú, Gerardo Alfonso, Tony Ávila y Eduardo Sosa; los
repentistas Héctor Gutiérrez y Aramís Padilla; el grupo de música
folclórica Yoruba Andabo y las orquestas Habana D Primera y el
llamado tren de la música cubana, Los Van Van, quienes tuvieron a su
cargo el cierre de la jornada.
Al encuentro asistieron además familiares de los
Cinco Héroes Cubanos, una representación de las organizaciones
políticas y de masas y personalidades de la cultura en la Isla.
Fotos: Yander Zamora
Más fotos en Diario Granma
Fernando González ante la prensa cubana a su llegada a la Patria. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
Fernando González Llort echa por tierra ciertos mitos acerca del héroe. O quizás existe para probarnos que el heroísmo no es asunto de apariencias. Cuando salió por las puertas del salón de protocolo de la terminal 1 del aeropuerto “José Martí” para hablarle por primera vez a los medios, tenía el sencillo aspecto de un cubano común y corriente, ajeno por el completo a los micrófonos y las cámaras.
Serenamente emocionado, preguntó si acaso él debía hablar primero y se mantuvo a una discreta distancia, arropado por su esposa, Rosa Aurora, su madre Magali y sus dos hermanas, Lourdes y Marta, con sus respectivos compañeros.
Para quienes hemos seguido periodísticamente el caso, la parquedad de Fernando resulta casi legendaria. Él es ese poeta de las acciones –como alguna vez definió Cintio Vitier a los Cinco- que se excusa por no escribir poemas y del que debimos conformarnos con saber algo a través de muy escasas entrevistas y solo algunos textos personales suyos que alimentaron nuestro trabajo en estos años.
Pocos pero contundentes, sus análisis transparentan un pensamiento claro, profundo, coherente, principista, que ahora se confirma en la mirada limpia, como la de un niño, recta como la de un hombre honesto, cuando habla a los micrófonos, al fin en la Patria.
Las primeras palabras son para sus hermanos. Y para Cuba, donde más las esperan:
DECLARACIONES A LA PRENSA DE FERNANDO GONZÁLEZ LLORT (Transcripción de Cubadebate)
Yo creo que en medio de estos momentos que son realmente bien emocionantes para mí, se impone decir algunas palabras y agradecer a varias personas. Hay tres personas que no están aquí y son las primeras a las que le quiero agradecer, que son mis hermanos Gerardo, Ramón y Tony. Cuando no existía movimiento de solidaridad todavía verlos a ellos y compartir con ellos los momentos difíciles fueron siempre una fuente de energía para nosotros en la lucha, y por lo tanto mi primer agradecimiento es para ellos que no me están escuchando, no me van a escuchar, no me van a ver, pero me van a leer y yo quiero hacerles llegar el mensaje de agradecimiento. Porque es un tema del cual ni siquiera hablamos entre nosotros cuando tuvimos la oportunidad de vernos juntos, pero no saben ellos ni siquiera cuánta fuerza y cuánta energía nosotros obtuvimos en aquellos momentos de verlos a ellos, de ver la actitud de ellos, de ver la manera en que ellos enfrentaron las situaciones y después de conocer, durante los años en prisión, cómo ellos enfrentaban las situaciones individuales en las que se encontraban. Por lo tanto mi primer agradecimiento es para mis tres hermanos y eso incluye también a René que está aquí porque fuimos parte todos de aquel momento.
Yo creo que se impone agradecer también al pueblo de Cuba a todos nuestros compatriotas que durante tantos años nos han acompañado en esta lucha y que nos van a seguir acompañando, estoy convencido de eso hasta que Gerardo, Tony y Ramón estén aquí de regreso.
Yo quiero aprovechar esta oportunidad para pedir disculpas a todas aquellas personas que nos escribieron mostrándonos su apoyo, su solidaridad, especialmente a los niños y a los jóvenes que nos hicieron llegar muchísimas cartas y que materialmente nosotros no teníamos tiempo para responder todas y cada una de ellas.Yo sé que algunas personas se pueden haber sentido en algún momento quizás defraudada porque no recibieron una respuesta personal a su correspondencia; les quiero pedir disculpas, les quiero pedir que nos comprendan, que materialmente no había posibilidades de escribirles a tantas personas individualmente, pero que todas esas cartas, especialmente la de los niños y las de los jóvenes fueron siempre un estímulo tremendo, un estímulo sin comparación ninguna para enfrentar cualquier situación a las que nos vimos sometidos.
Agradecer a todo el pueblo por la solidaridad, agradecer a las autoridades cubanas, a todos los compañeros y las compañeras que por tantos años han estado trabajando por sacar a delante la campaña y la lucha por la liberación de todos nosotros.
A los compañeros del Ministerio de Relaciones Exteriores, de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, que estuvieron pendientes en los últimos meses a todo este proceso del regreso mío, a todos los detalles de cómo se iba a producir y estuvieron luchando porque se produjera de la manera más expedita posible y de la manera más natural posible.
Agradecerles a todos, a la prensa que ha hecho un trabajo muy bueno para dar a conocer la verdad del caso y llevar la verdad lo más lejos posible. Hay mucho por hacer todavía, yo creo que todos lo sabemos y todos están en la mejor disposición de hacerlo, no me cabe la menor duda de eso.
Yo sé que la felicidad hoy es compartida por todos, es una felicidad que es difícil de describir, estar aquí en Cuba, estar aquí con la familia, es una felicidad que es inmensa y a la misma vez le falta un pedazo, y es el pedazo que queda reservado para que cuando en este mismo lugar estén Ramón, Gerardo y Tony, entonces la felicidad será completa.
Mientras tanto el papel nuestro será hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que esa realidad llegue lo más pronto posible y podamos entonces reunirnos los Cinco, y reunirnos todos con nuestras familias y con ustedes, y entonces disfrutar realmente de la verdadera felicidad total cuando estén los cinco aquí.
Pregunta sobre el impacto de salir de la cárcel y llegar a Cuba: El impacto de salir de la cárcel en el caso mío específico, yo no puedo decir, a ver, no es la misma condición de René, que René salió y fue inmediatamente para la cárcel, o sea, yo salí de la prisión y a mí me estaba esperando un grupo de personas de inmigración que me retuvieron, me arrestaron prácticamente, entonces, yo no experimenté la salida de la prisión como la salida hacia la libertad, yo experimento la salida hacia la libertad cuando me bajé de la escalerilla del avión, porque incluso hasta ese último momento yo venía esposado en el avión, y las esposas me las quitaron en el momento en que el avión tocó tierra aquí. Yo no sentí la sensación de la libertad al traspasar la puerta de la prisión, que es posible la experiencia que sientan otros, la sensación de la libertad mía es cuando el avión aterrizó aquí y me bajé por la escalerilla, esa es la verdadera sensación de libertad para mí.
Sobre su encuentro con Raúl:
Primero que nada es un honor para mí, y honor que agradezco además, un gesto que agradezco que el compañero General de Ejército, Raúl, se haya tomado el trabajo de venir hasta acá a recibirnos a saludarnos, realmente es un gesto que agradezco y que me llena de gratitud y que me compromete también a la misma vez, en la lucha y a darlo todo por el regreso de mis otros hermanos,. Es realmente un gesto que lo llena a uno de humildad y de gratitud.
Cuando se retira junto a su familia, sin darnos tiempo para otras preguntas, nadie protesta. Qué más quisiéramos todos que llevárnoslo para un programa en vivo, sacarle una exclusiva sobre lo que no llegamos a conocer de su mundo en esos injustos años de encierro, de los sentimientos que lo acompañaron en el regreso, de lo que quisiera hacer en el primer minuto en su tierra y con gente.
Pero todos entendemos que Fernando merece decidir cuándo lo hará. Y ahora no es el tiempo de responder cuestionarios. Es la hora, su hora, de absorber los olores de la Patria, de la familia y de la casa, de sus amigos y compañeros.
Quien haya leído aquel libro del español Marcos Ana, que permaneció largos años en una cárcel, recordará que lo más difícil es acostumbrarse a la libertad, al vértigo que les provocan los espacios abiertos y el bullicio de la vida que corre por las calles, a quienes han permanecido muchos años presos. Y ya sabemos que los de Fernando, como los del resto de sus hermanos, fueron y aun son, crueles, injustos, demasiados.
Ya habrá tiempo de contar y cantar la libertad. Primero es preciso que le dejemos gozarla libremente.
(La Transcripción del Mensaje fue realizada por Cubadebate Más fotos aquí)
Fernando González ante la prensa cubana a su llegada a la Patria. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
Hoy logró la libertad nuestro hermano Fernando González. ¡Gran alegría y regocijo sentimos por él! Para nosotros Cinco, esa experiencia la vivimos cada uno como propia. Y es que en verdad es así. Un día dichoso decidimos unirnos para jamás dejarnos vencer, lo cual es y será ya para siempre. Recuerdo
a Fernando en aquel hueco duro de Miami. lo que más me impactó de él
fue el rostro fruncido y su firmeza ante los intentos de doblegarnos y
hacernos cooperar. Otros en cambio, más altos (nunca más grandes) y más
fuertes (no de valor), flaquearon y se vendieron. Esa experiencia de vida es un tesoro que recordaré eternamente. Con Fernando regresamos todos de alguna manera. En él está también, como en René, la esencia de todos, Nuestra energía y nuestra forma de pelear y de vencer. Es una alegría a medias, pues en verdad terminó hasta el último segundo de una sentencia injusta que jamás debió cumplir. No
podemos permitir que ninguno cumpla más esta sentencia injusta. Se lo
debemos a Gerardo y a la historia hermosa de nuestro pueblo. ¡La pelea se ha reforzado, el triunfo es cierto! Hoy Fernando regresa a la amada patria con la frente en alto y el decoro limpio. Nosotros le seguiremos. Con el abrazo y cariño de pueblo y familia recibe también el nuestro, querido hermano. ¡Hasta la victoria siempre! Ramón. FCI Ashland, Kentucky. Febrero 28, 2014. 11:38 a.m.
Queridos amigos: Todo
me indicaba que nuestro hermano Fernando estaría hoy en la patria, pero
ya me he acostumbrado a tomar las cosas con objetividad y calma, por lo
tanto decidí sentirme optimista sin exceso. Cerca
de las 11 de aquí llamé a mi mamá al celular. Me respondió mi hermana.
Iban rumbo al aeropuerto. Mami andaba en gestiones de su visado.
Converse con René, lo cual siempre es un alegrón tremendo. Le dije: Dale un abrazo a Fernando de parte mía. Pero, qué va, antes de irme para mi trabajo, 12 y 25 pm de acá, no me pude aguantar y volví a llamar. Desde que escuché las voces detrás de la de mi madre me dije: el hombre está ahí. Y, en efecto, me dice mi madre: Está conversando con Alarcón. Y le digo: Pues, dile a Alarcón que me dé un chance. No
hay manera de describir lo que sentí al escuchar la voz de nuestro
hermano y saberlo en suelo patrio. Eran muy pocos minutos los que tenía
para hablar, porque a las 12 y 30 pm cortan las comunicaciones hasta las
4 y 30 pm. Sin embargo, hablamos de muchas cosas. Le comenté sobre mis
líneas de ayer, recordando el reencuentro en Miami y estuvo de acuerdo
en que no podía escribir literalmente lo que él dijo aquel día cuando
reflexionábamos sobre los años que tendría aun que servir. Sólo me dijo:
Ya ves, cumplí con mi palabra. Vaya sorpresa cuando me preguntó cómo iba el proyecto de las flores. Le dije: Va viento en popa, me quedan 10 por hacer.
Le agregué que tenía ya los bocetos para otras 15 acuarelas sobre los 7
meses del juicio y le expliqué que iba a necesitar la ayuda suya y de
René. Y me respondió raudo: Tira pa'ca. Ya terminando le increpé: Ven acá, René te dio el abrazo que te envié? Y respondió: "Bueno, me dio un beso y un abrazo, y me dijo que el abrazo era el suyo". Ese es Fernando, cubano 100% y fiel hasta el más allá. Hoy se respira mucha felicidad y más libertad. Cinco abrazos fuertes. ¡Venceremos! Tony Guerrero Rodríguez 28 de febrero de 2014 2 y 40 pm.
El Héroe de la República de Cuba, Fernando González, ofrece sus primeras declaraciones a la prensa al llegar a la Patria.
Video en Youtube
Queridos amigos Mientras
trato de responder algunos mensajes acumulados, tras llegar de una
jornada de trabajo, aquí a mi espalda, en una mesa que está separada
solo un metro del asiento desde donde escribo, hay un negro americano
rapeando. Segun parece todo lo improvisa. Debe tener mucho talento. Va
golpeando la mesa al ritmo de su rap. Lo rodean un grupo de gentes que
lo escuchan y sonríen. Normalmente en esa mesa juegan domino o barajas,
el ritmo es otro y también desconcentra. Pienso en Fernando libre, aun sin la libertad plena, que solo será cuando pise suelo cubano. Pienso
en nuestro reencuentro cuando fuimos a Miami para ser re sentenciados.
Un día analizábamos la ridícula reducción que la jueza podía hacerle a
su sentencia y recuerdo que expresó “lo que sea seré capaz de hacerlo” y
usó una expresión bien cubana que no se debe poner en un correo a
tantos amigos. De aquella expresión me dio a mí por hacer una caricatura
al instante. La pase por las manos de los allí presentes, Ramón y el
abogado Rafael Anglada, y la risa fue general. Pienso que Fernando
recordara aquel momento. Sé que como yo, sus familiares y muchos amigos de Cuba del mundo no dejan de preguntarse cómo está Fernando. ¡Volverá! ¡Volveremos! ¡Venceremos! Cinco abrazos fuertes. Tony Guerrero 27 de febrero de 2014. 9 y 19 pm
A
cada uno de Los Cinco nos toca ser -obviamente- el más o el menos
'algo' entre nosotros. De la misma manera en que Ramón es el más alto,
seguido muy de cerca por René, a Fernando le tocó ser el de menos
estatura física, mientras que el segundo lugar en esa categoría se lo
quité a Tony por un pelo. (Aunque eso del pelo sea un decir). Ese
"título" de Fernando le valió que, en parte por cariño, y también por la
arraigada costumbre profesional de evitar los nombres, a veces, entre
nosotros, le llamáramos "el pequeño". Lo
anterior podría parecer inmaterial, y hasta algo frívolo, pero en estos
días de alegría y ansiedad, cuando lo separan apenas unas horas de su
libertad, (y ojalá también de su regreso) mientras recuerdo tantas
muestras de grandeza que ha dado nuestro hermano, he reparado en la
ironía que encierra el llamar "pequeño" a ese gigante. Cuando
nos arrestaron, Fernando tenía razones extra para sentir angustia,
dolor, frustración... En términos del béisbol que tanto le gusta: él
lanzaba también juegos completos, pero su misión en Miami aquella vez,
era de relevo corto. Debía regresar a Cuba pronto. Su boda estaba casi
lista. La novia, esa Rosa guerrera que por él sacrificó todo en la vida,
quedó casi vestida. Aun así, del gigante jamás escuchamos un lamento. Presencié
cuando su abogado del juicio, Joaquín Méndez, le advirtió con toda
razón profesional que, dada la menor gravedad de los cargos que a él se
le imputaban, cualquier defensor de respeto optaría por separarlo de los
demás como estrategia. La respuesta de Fernando, como la de René ante
similar sugerencia, fue tajante e inequívoca. Quince
años y medio después, Fernando, como René, saldrá de la prisión con la
frente en alto. Tampoco a él le regalaron nada. Su sentencia fue la
máxima posible, y el tiempo descontado por buena conducta se lo ganó, y
por ley tenían que dárselo. Quienes
lo queremos y admiramos, hoy celebramos. Convencidos de que nuestra
lucha se refuerza con otro abanderado, le hacemos llegar un fuerte
abrazo, y le decimos: ¡Felicidades gigante! ¡Gracias por tu ejemplo! Gerardo Hernández Nordelo Prisión Federal de Victorville California, Febrero 25, 2014.
Por Nyliam Vázquez García La
casa vive un ambiente inusual. Lauren Gabriela Saker Monzón intuye que
pasa algo importante. Sigue a su padre con la mirada. No se aguanta y le
pregunta. Homero Saker Rivero le explica por qué se sienta en el patio
con ese álbum de fotos… «¿Tú te acuerdas de tu tío Fernando?» Y la niña
no lo deja terminar la frase: «Sí, mi tío que “cumple” mañana», y se va
para dejar a su padre compartir recuerdos entrañables. Para
Homero hoy es un día muy importante. Su amigo Fernando González Llort
cumple íntegramente la condena y es normal que le llegue a la memoria
mucho de tanto tiempo compartido. Se conocieron en el preuniversitario,
pero fueron los seis años de la Universidad, en el Instituto de
Relaciones Internacionales Raúl Roa (ISRI), el grupo de amigos que se
juntó allí, y luego los años en Angola, lo que cimentó una relación
mantenida más allá de los silencios, más allá de casi 16 años del
injusto encierro de Fernando. Nos
devela a un Fernando de pocas palabras, pero de análisis muy profundos.
Como si no hubieran pasado tres décadas, recuerda los trabajos de
finales de curso, la inclinación de su amigo por la economía —Fernando
se graduó con diploma de Oro del ISRI, en la especialidad de Relaciones
Económicas Internacionales—, la admiración por Fidel, las fiestas en las
que compartieron, el tiempo de misión internacionalista, que los hizo
madurar a todos… «En
aquella época, Fernando nos sorprendía a todos con sus análisis de los
procesos económicos que vivía América Latina; el llamado milagro
chileno, por ejemplo», comenta quien reconoce que en ese grupo fue uno
de los que tenía siempre la máxima puntuación. Como
si ahora no estuviera en el patio de su casa, como si hubiera regresado
al aula, a las discusiones de aquella época, fija su mirada en un punto
lejano y sentencia: «Tú tienes que buscar a Fernando en lo que lleva
análisis, en lo que se necesita profundizar». Cuando
habla, su amigo no está viviendo las últimas horas en la prisión de
Arizona, está frente él: «Fernando es un hombre tal y como se ha
comportado en estos casi 16 años de prisión; un hombre que te mira así y
ahí está (…) un hombre de pocas palabras pero cuando te decía, era lo
exacto… Ese es “el Fernan”…».
El grupo de los fakires
Mil
historias flotan mientras cae la noche, mientras Giselle da vueltas
para que su esposo se sienta apoyado, mientras Lauren anda cerca,
pendiente; y Kiara, la mascota, no se está quieta. Del
grupo del ISRI, Homero recuerda que se creó un subgrupo por afinidad,
por criterios políticos, por ideas compartidas de cómo se debían hacer
las cosas. Ese subgrupo que siempre andaba junto, que coincidió en
Angola, fue bautizado allá por Andrés, uno de los compañeros —fallecido
prematuramente—, como «los Fakires». El hombre que conversa con JR
sonríe y uno puede adivinar que se acuerda de muchas travesuras.
Precisamente ellos eran los encargados en Lubango de las actividades
deportivas y culturales. Fernando se sumaba y siempre aportaba ideas e
inteligencia. Como
si previera la sospecha, porque estamos hablando de un ser humano, pero
esencialmente de su amigo, del Fernando que el conoció, Homero apunta:
«Disciplinado implacable, no porque sea Fernando del que estemos
hablando hoy, es que es la verdad. Si estuviéramos hablando de Andrés,
te diría que era un desastre (de los buenos), pero era el que nos hacía
reír, era otro tipo de persona…» Vuelve
al álbum de fotos. ¡Se ven tan jóvenes! Busca a Fernando y ahí está,
sonriendo con sus amigos «los Fakires». Homero recuerda cada detalle de
las instantáneas. Habla del mismo ser del que escribí hace unos días y
al mismo tiempo es otro, porque este nos lo cuentan desde la complicidad
del hermano. Desde esa perspectiva, tal como intenta hacernos ver, el
hijo de Magali Llort ciertamente se engrandece aún más, si eso es
posible. Expresión profunda de su generación Aunque
siente que es muy merecida la condición de Héroe de la República de
Cuba, algo que lo enorgullece a él y a todos los del grupo, habla de
Fernando con esa cercanía y lealtad que solo es posible desde los
sentimientos verdaderos, desde la vivencias que te marcan en la
juventud, desde la memoria cierta. Fernando ante los ojos de Homero, un
hombre de 1,80 que recuerda exactamente la estatura del Fernan y marca
la diferencia en su cuerpo, se ha hecho aún más inmenso. «La
gente de nosotros, con la que trabajo en el Minrex, imagínate… Nosotros
cuando empezamos a hablar de Fernando, el hombre, el amigo que estuvo
con nosotros durante tantos años y de momento te lo quitan, te lo sacan
del aire, te lo meten preso…». Homero respira, le duele la suerte de su
amigo y al mismo tiempo se enorgullece de su sacrificio. Como
si adivinara que su padre vive un trance difícil, la pequeña Lauren
llega con un vaso de agua salvador, lo pone sobre la mesa y deja un beso
en su mejilla, como si le dijera: «Yo puedo entender lo que significa
el tío Fernando». Vuelve a desaparecer y Homero continúa: «… Y entonces
Fernando se convierte en una expresión muy profunda de lo que
representa nuestra generación en este proceso». «No
te imaginas el orgullo que siente uno, como amigo cercano, de haberlo
visto resistir, porque hay gente que no resiste, hay gente que se raja,
que se dobla, que no mantiene la defensa de lo que piensa. Sin embargo,
él hizo ese sacrificio, que le dio la oportunidad, el privilegio de
demostrarle al mundo, a Cuba y a nosotros, su calidad humana y de la
formación que recibió», y sus ojos estrenan un brillo de humedad, sin
que su corpulencia o las precauciones por su reciente operación de la
vista puedan contener la emoción. Vuelve
a la descripción, como si quisiera que para cuando Fernando llegue, aún
no se conoce cuándo, los cubanos sepan más del héroe, pero sobre todo
del amigo. «Un
hombre muy valiente… y los amigos también tienen divergencias y
discuten, porque si no, no son amigos…», asegura y comenta un hecho que
no sabe si Fernando se acordará, pero para él, aquel encontronazo en
Angola fue importante. «Él
no entendió algo que yo hice y no esperó ni dos minutos y me llamó:
“Oye, Homero, tengo que hablar contigo. Me pasó esto… no entendí por
qué”, recuerda y esa actitud valiente, de ir enseguida a conversar, fue
imborrable. «Yo
le expliqué… le di la razón. Un hombre que defiende a los amigos de
forma valiente, que no está escondiéndose (…) Yo no pensé que él se
fuera a contrariar. ¿Después?: más amigos todavía», sonríe y tal vez
piense en que quizá pronto puedan revivir aquel instante. Fernando está vivo y me dice algo Por
esos azares de la vida resulta que las madres de ambos hombres también
fueron muy amigas sin saber que sus hijos llegarían a serlo de un modo
tan profundo. Resulta que Fernando se sintió muy cercano al padre de
Homero, alguien con quien se identificó y que los educó a todos. En un punto siente la necesidad de comentar que hay un grupo de valores comunes para los Cinco. «Si
para mí son admirables los valores políticos del Che o Camilo, a
quienes yo no conocí, entonces qué te puedo decir de Fernando, que es mi
amigo (…) A través de su sacrificio quedan reflejados los valores de mi
generación, que tenemos 50 años; son valores que me reconfortan y me
hacen pensar, reflexionar sobre cuál debe seguir siendo mi papel… y
Fernando es lo que es y está vivo y me está diciendo algo», asegura y se
queda sin aliento. Su
rostro se ensombrece con un cálculo simple, una cuenta que le duele,
pero que es tan cierta como que este 27 de febrero Fernando habrá pasado
inmerecidamente 15 años, cinco meses y 15 días en prisiones
estadounidenses. «En lo que él estaba preso yo cumplí tres misiones diplomáticas, yo tuve a mis dos hijos… Fernando no ha podido». Se hace el silencio, que rompe con un «quiero aprovechar para aprender de sus experiencias en los últimos 16 años». Y
en medio de la emoción suelta una de las frases que más se parece al
ser humano dibujado por su voz: «Después que llegas a entenderlo y
disfrutar de su amistad y su entrega a la Revolución, Fernando es el
hombre que tú siempre quieres tener a tu lado como amigo, como
combatiente». Homero
se queda con su álbum de fotos, con el brillo húmedo en los ojos, con
los recuerdos que espera pronto poder revivir juntos. Homero Saker
Rivero, se puede adivinar, como la familia, como el resto de sus amigos,
como Lauren Gabriela, como el alma de esta tierra, está contando las
horas. Tomado de Juventud Rebelde
Por Lilibeth Alfonso Martínez
Hoy, uno de los Cinco Héroes,
salió como hombre libre de la prisión de Minnesota, Estados Unidos,
después de 17 años y nueve meses. Su regreso a Cuba, si todo marcha
según lo previsto, será en cuestión de semanas
Cuando, por fin, regrese, Fernando González Llort
encontrará una Patria que lo espera, una madre y un amor. Los hijos
que soñó no estarán para embadurnarlo de besos: el paso inevitable del
tiempo marchitó esa luz que es, para cualquier matrimonio, la llegada
de un niño.
En su lugar, lo recibirán seguro muchos más,
los de su cuadra y los de su ciudad, que lo ven repetirse cada día en
carteles y estrellas, y lo llenarán de preguntas difíciles, como son
casi siempre las sinceras.
Encontrará, también, una Cuba
diferente a la que dejó en los noventa, con el cartel de traidor en la
frente, escondiendo en los ojos el orgullo, para que no se le notara
-eso, creo, debió ser lo más difícil. Un país que sobrevivió a todo y
ahora, pasado el tiempo de resistir, construye.
Cuando regrese, Fernando no le deberá nada a los Estados Unidos que, en cambio, se quedará debiéndole la justicia:
Tres fueron los cargos contra él:
Conspiración, que consiste en un acuerdo para cometer delito contra los
Estados Unidos o engañar a ese país, Falsificación de documentos o
hacer declaraciones falsas ante autoridades gubernamentales para
obtener documentos y Agente extranjero, consistente en actuar como tal
sin ser diplomático ni comunicarlo al Fiscal General de Estados Unidos.
Su caso, un expediente exiguo con más adjetivos que verbos.
Encontrará, además, a René, a los familiares de sus otros hermanos -presos aún, están Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández- nacidos de los lazos de la solidaridad, que no tienen nada que envidiarle a los que trenza la sangre.
Quizás, entonces, se dé a la nostalgia de
todo lo que dejó de vivir, aunque dudo que el tiempo le alcance en
medio de la lucha por los que quedan atrás: porque lo suyo, cuenta su
madre, es ver las cosas desde el punto de vista positivo.
Regresará, por supuesto, a los brazos de Rosa
Aurora Freijanes, a quien le reñirá en secreto por la carta aquella en
que lo liberaba de su amor, porque a su regreso ya ella no podría
darle la descendencia que soñaron, a la que él respondió con toda la
crudeza de su sentimiento, porque lo importante era que se tenían el uno
al otro.
Entonces, en su casa de La Habana, Magali
cumplirá su promesa de cocinar la comida preferida de su hijo varón,
solo cuando este regresara y, en la mesa familiar, volverá a reinar la
yuca con mojo. Y el hombre sabrá, por fin, que ya está en casa. Tomado de Venceremos
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Rosa C. Báez
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