Fernando
es uno de los cinco cubanos miembros de la red de inteligencia Avispa
que han estado presos en los Estados Unidos por más de quince años. Es
ese, el del bigote negro, el que parece salido de una de las fotografías
que miro y re miro en los álbumes familiares; como si se hubiera
escapado de alguna de esas imágenes que me devuelven a mi mamá y mi papá
con la juventud de sus veinteitantos años en los años ochenta.
Algo
así recuerdo cuando veo a Fernando y sus ojos bien abiertos, límpidos.
Lo veo en las fotografías y me pasan en flashazos algunos de los
momentos “clásicos” de Algo más que soñar, o los fragmentos de aquella canción de Pablo tan íntimamente interpretada por una jovencísima Beatriz Valdés, ¿recuerdan? …ya
se va, aquella edad,/ Qué lindo fue/, que despertar, /fue sentir la
inmensa sensación /de vivir en algo más /que en sueños ir. / Fue crecer,
saber, dudar, /hacer, buscar, pedir, brindar, /recorrer el último
camino/ que te lleva hacia tu propia identidad…
Sí,
Fernando me transporta a las imágenes inconexas que me llegan desde los
años ochenta; a mis padres, a Angola, a una manera de vivir y de asumir
riesgos que veo con la envidiosa nostalgia de quienes ven el escenario
solo desde la distancia, solo desde los cuentos de terceros, solo desde
lo evidente, lo superficial.
Pero
Fernando también es mi presente, un presente que le debemos a muchos
como él, a gente desconocida, anónima que, sin pestañear apenas, es
capaz de decirte -de una manera que lo crees, no te queda otra que
creerle- que ellos se sacrifican por la felicidad de los otros, por la
felicidad de nosotros.
Fernando
es, de los Cinco, tal vez el menos conocido, del que menos “insiding”
tenemos. Dicen que le gusta hablar poco de sí mismo, que es un poco
introspectivo y tal vez hasta tímido. Dicen, yo no sé.
Por eso comparto esta entrevista que ha dado, a través del correo, pocos días antes de su liberación este 27 de febrero…
¿Podrías
mencionar las cinco palabras que más han venido a tu mente en los años
de prisión injusta? Si deseas comenta alguna o todas.
Cuba, Familia, Gratitud, Lucha, Libertad.
Este
14 de febrero será el último tuyo tras las rejas sin tu Rosa. ¿Cómo
piensas organizar el próximo, cuando al fin podrás pasarlo entre los
brazos de tu amada?
Muchas
gracias por tu pregunta que está dirigida al ámbito humano y de los
sentimientos, lo cual contribuye a que los lectores nos conozcan mejor
como seres humanos. Cuesta trabajo en estos momentos en que se acerca
vertiginosamente la fecha de mi salida de prisión y regreso a Cuba
después de tantos años de encierro, pensar en cómo quisiera organizar
algo de tanta significación, pero para lo cual falta un año. Son muchas
las cosas que en estos días finales en la prisión pasan por mi mente
sobre la experiencias que me esperan en los próximos días, todas
seguramente muy intensas. Hay muchas incógnitas y muchos deseos por
llevar a la realidad. Esto hace difícil pensar en algo que ahora se
observa distante, como es el 14 de febrero del 2015. Sé que me vas a
comprender aunque mi respuesta no es la que deseabas o esperabas. Pero
te puedo asegurar que, teniendo un año para pensar en cómo celebrar ese
día, haré todo lo que este a mi alcance para que sea uno bien especial.
Eso es lo que me propongo desde ahora.
Si pudieras hablar con el presidente Barack Obama qué le dirías sobre tu caso y el de tus compañeros.
Un
saludo a Iroel Sánchez. Soy un lector asiduo de sus trabajos y de otros
que se publican en La Pupila Insomne, y me parece un blog de mucha
calidad por el contenido de los trabajos que publica y una contribución
muy importante en la batalla en el campo de las ideas y la información.
Si
pudiera hablar con el presidente le pediría que como ex profesor de
Derecho Constitucional mirara sin prejuicios la evidencia sobre nuestro
caso y las opiniones que importantes y prestigiosos juristas
norteamericanos y de otros países han emitido sobre el mismo. Que lea
sin prejuicio, por ejemplo, los Amicus Briefs que se presentaron a la
Corte Suprema por más de diez ganadores como el del Premio Nobel.
Le
pediría que como ex activista comunitario tratara de ver de una manera
desprejuiciada la realidad cubana. Estoy seguro que vería allí
solucionadas muchas de las dificultades por las que trabajó para
solucionar en las calles de Chicago durante su juventud. Vería los
esfuerzos de nuestro pueblo por tener una sociedad cada vez más justa, y
que eso era lo que defendíamos Los Cinco.
Le
pediría que como político revisara la historia; esa que nos ha
propuesto repetidas veces olvidar, y que vea como Cuba ha tenido que
enfrentar más de 50 años de agresiones, muchas de ellas violentas, y
como desde Miami se organizan estas sin ser debidamente combatidas por
los organismos que deberían hacerlo. De ahí la necesidad del trabajo que
Los Cinco hacíamos.
Después
de ver esos tres ángulos del asunto, que llegue a sus propias
conclusiones. Si logra hacerlo sin prejuicios, estoy seguro de que al
siguiente día estaríamos los cuatro en La Habana junto a René.
Fernando,
tuviste el honor de participar, como internacionalista, en la lucha por
la independencia de Angola, que ayudó a descolonizar África y puso fin
al régimen del apartheid, ¿qué experiencias puedes compartir con los
blogueros cubanos respecto a esa etapa?
Sobre
mi participación en Angola puedo decirte que fue una de las
experiencias determinantes en mi formación. Yo era muy joven entonces,
recién graduado de mi carrera universitaria con 24 años cuando tuve esa
experiencia. Y coincidió que fue una etapa decisiva de la participación
cubana en Angola. Yo estuve allí entre 1987 y 1989 , cuando se
desarrollaba la Batalla de Cuito Cuanavale, en donde no estuve
físicamente. Pero si fui testigo del avance hacia el sur, en dirección a
la frontera con Namibia, de las tropas cubanas y angolanas que se
encontraban estacionadas en el suroeste.
Tuve
el privilegio de ser designado a trabajar en el Estado Mayor de la
Agrupación de Tropas del Sur, en Cahama, y ser testigo del espíritu de
los cubanos y de los angolanos que habían sido parte de ese avance de
las tropas en dirección sur, una operación que decidió la contienda y,
junto a la resistencia en Cuito Cuanavale, abrió el camino al fin del
conflicto, a la independencia de Namibia y, como reconoció Mandela, al
fin del Apartheid en Suráfrica.
Más
adelante regresé a Lubango, el punto desde donde habían salido las
tropas en su movimiento al sur, donde fui parte del Grupo Operativo que
allí estaba destacado, y trabajé más directamente con los compañeros de
las FAPLA que tenían en esa ciudad del sur de Angola su Estado Mayor
para las tropas en esa región. Fue una experiencia muy enriquecedora
trabajar con ellos día a día y ser parte del espíritu de camaradería
que nos imbuía a todos, del espíritu de lucha que los caracterizaba.
Fui
parte del regreso honroso de nuestras tropas victoriosas y recibir el
reconocimiento de nuestro pueblo al llegar al vecindario es una de las
cosas más emocionantes que he vivido.
Fue
muy instructivo ver a un pueblo que había sido víctima del colonialismo
luchar por preservar su independencia y contribuir nosotros en ese
esfuerzo, a la vez que ellos hacían el mayor esfuerzo por salir
adelante. A la vez, pude constatar los efectos de siglos de
colonialismo, el atraso y el subdesarrollo al que habían condenado a
Angola hasta ese momento y los efectos de más de diez años de guerra
impuesta desde el exterior. Aprendí más de esa experiencia que de todos
los libros que pudiera haber leído hasta entonces sobre el capitalismo y
los efectos del dominio colonial sobre nuestros pueblos.
Fue
bonito y aleccionador ver a los angolanos resistir y esforzarse por
salir adelante a la vez que brindaban su territorio a la SWAPO de
Namibia que luchaba por la independencia de su país.
Respuesta sobre el tema a una entrevista anterior:
Angola fue otro hito importante en mi vida.
De
los cubanos y angolanos que me rodeaban aprendí mucho. Constatar el
espíritu de camaradería y solidaridad en condiciones difíciles, la
sencillez de unos y otros, el esfuerzo colectivo y en equipo a pesar de
las diferencias culturales. La riqueza que aportaban precisamente esas
diferencias, aprender los unos de los otros.
Yo
tenía entonces 24 o 25 años, pero la mayor parte de los soldados
cubanos y muchos de los angolanos eran aún más jóvenes que yo. En esos
dos años vi a muchos cubanos llegar a Angola con las características
físicas y psicológicas de quienes aun están saliendo de la adolescencia y
transformarse en hombres jóvenes, forjados por la disciplina, la
responsabilidad y la conciencia revolucionaria. Yo no era ajeno a ese
proceso de maduración que también se producía en mi persona.
Yo
era un joven graduado de la universidad, joven de la ciudad, que creía
saber mucho. Pero allí aprendí, de angolanos y cubanos, que además de
instrucción que uno pueda tener hay otras cosas que tienen que ver con
la formación del carácter, con la sensibilidad humana, con el espíritu
solidario, que son tan o más importantes.
Ver
con mis propios ojos el resultado del colonialismo. Las consecuencias
para los pueblos, en este el angolano, me enseño más que todos los
libros que pudiera haber estudiado. Ver el espíritu de lucha de ese
pueblo y la voluntad de superar ese pasado, rechazando la agresión
externa y enfrentando a las fuerzas de la contrarrevolución interna
apoyadas desde el exterior, fue también una lección.
Aun
cuando la prisión ha resultado una dura prueba, ¿cómo nos explicas el
respeto y el reconocimiento que Los Cinco han generado en las cárceles
norteamericanas? ¿Cuáles han sido las principales muestras de
solidaridad de los presos en EE.UU?
El
respeto y el reconocimiento que Los Cinco hemos generado en las
cárceles norteamericanas lo atribuyo a una conjunción de factores. En
primero lugar, las otras personas observan a un preso que es un
individuo serio, que no entra en dinámicas tan típicas de la prisión que
son el caldo de cultivo para los conflictos entre presos. Observan
también la serenidad que uno mantiene y la madurez para aconsejar o
dar un criterio a alguien que lo solicita y la discreción y la reserva
cuando entra en conocimiento de alguna situación, personal de otro preso
que la comparte con uno o de otro tipo. Eso va creando un criterio de
respeto entre los presos hacia uno, aun sin que conozcan la naturaleza
del caso nuestro.
Por
otra parte, las personas que hemos retado a las autoridades en un
juicio siempre son, en general, vistas con cierto respeto. Se les
reconoce la actitud cuando no son muchos los que lo hacen.
Ya
cuando hay cierto conocimiento, aunque no sea en detalles, del caso
que nos mantiene en prisión, entonces entran a jugar otros factores que
contribuyen a ese respeto al que te refieres. Ya la gente sabe, no solo
que fuiste a juicio, que como te decía, por si solo genera cierto
respeto, sino que eres un preso que enfrentó todo el odio que el
gobierno de este país suele vertir contra quienes considera sus enemigos
políticos.
Aquí
entra a jugar también, y está en la base de todo, que muchas personas,
aun sin conocer detalles de la historia de las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos, y sin tener casi ninguna conciencia política, por
instinto, saben que Cuba se enfrenta y ha resistido, al poder del
gobierno estadounidense. Ven en nosotros, pues, un reflejo de esa
resistencia, somos parte de ella, nos asocian a ella, y eso genera
respeto.
Todos
esos factores se van juntando. Y entonces adicionas el apoyo que ven
que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos alrededor
del mundo. Y, aunque no conozcan los detalles, notan el correo que
recibimos y que enviamos. Saben que eso significa apoyo.
Como
te decía, son factores que se van juntando. Unidos, conforman una
circunstancia que hace a los otros presos percibirnos como personas
serias y dignas, y mostrar hacia nosotros ese respeto al que te
refieres.
¿Cuánto ha influido en su resistencia los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y amigos alrededor del mundo?
Los
mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y de los amigos alrededor
del mundo han tenido una influencia significativa en nuestra
resistencia. No se trata de que sin ellos no se hubiera resistido. Pero
sin dudas, hacen la resistencia más llevadera, más fácil. El saber que
uno tiene la comprensión y el apoyo de todo un pueblo que lucha y de
cientos de miles de amigos alrededor del mundo le da a uno más confianza
en la victoria y aprende uno también de quienes luchan por nosotros en
condiciones tan desventajosas como pueden ser las que enfrentan nuestros
amigos en otros países en los que sacar adelante los temas de nuestro
caso requiere mucho esfuerzo, iniciativa y perseverancia.
Por
otra parte, el recibir tantos mensajes de solidaridad y apoyo también
tiene una repercusión práctica, concreta. Ya me referí en la respuesta
anterior a un ángulo de esa repercusión, pero también las autoridades de
la prisión, y muchos otros presos, llegan a conocer quiénes somos y el
apoyo que recibimos. Eso influye hasta cierto punto en el cuidado que
aplican ante ciertas circunstancias en el tratamiento que nos dan, sin
que eso implique que recibamos ningún tratamiento diferenciado. Solo que
hay cuidado en cuanto a cómo nos tratan.
Fernando,
todos sabemos que los héroes cubanos son de carne y hueso, nos gustaría
conocer ¿qué prefieres bailar, comer, leer o hacer en tus ratos de
ocio?
Mira,
prefiero bailar la música cubana, y en general, lo que se conoce como
“Salsa”. No soy un gran bailador, pero me divierto. La comida preferida
es la criolla. Un buen congrí con carne de cerdo y un buen plato de yuca
con mojo.
En
cuanto a la lectura, me gusta la historia, los temas de economía
internacional, los temas de ciencia, la información política y la
científica, así como la buena ficción.
En los ratos de ocio me gusta disfrutar del deporte. Tanto practicarlo como verlo por la televisión.
Cada
generación tiene un papel que jugar en la Historia de su país. En la
época que te correspondió, supiste ser consecuente con esto. ¿Cómo te
sientes al respecto? ¿Cuáles son, a tu entender, los retos actuales de
la juventud cubana?
Puedo decirte que me siento satisfecho de cumplir con lo que considero mi deber y hacerlo con dignidad y con honor.
Estoy
consciente de la razón histórica por la que estoy preso, se trata de
castigar a Cuba y de ahí las serias injusticias cometidas en nuestro
caso. Esa conciencia me proporciona serenidad y tranquilidad. Sé que
estoy preso por una causa honorable y eso me permite ser un preso
optimista y hasta feliz, en el sentido de la satisfacción del deber
cumplido.
No
me siento en capacidad de definir los retos concretos de la juventud
cubana actual. Son muchos años fuera de Cuba y, aunque me mantengo
informado sobre la realidad nacional, no tengo el contacto sistemático
con esta que creo sería necesario para hacer tal valoración y ofrecer
una opinión. En general, me parece que los jóvenes deben prepararse lo
mejor posible en el ámbito de los conocimientos pero también, y
fundamentalmente, en el ámbito de los valores, para hacer el mayor
aporte posible hoy y en el futuro a dar continuidad a la obra de la
Revolución, en un mundo cada vez más complejo y lleno de retos y
peligros. El conocimiento profundo de la historia de nuestro país y de
las tradiciones de lucha de nuestro pueblo es fundamental en ese
sentido, en mi opinión.
De todo este tiempo en prisión, cuál ha sido el (o los) libros que más le han impactado, los que mejor recuerda?
Hay
dos libros que me han impactado más que ningún otro, aunque hay muchos
que han sido muy interesantes. El primero de ellos lo leí por primera
vez al comenzar a servir mi sentencia y es el libro de Cintio Vitier
“Ese Sol del Mundo Moral”. Un libro que todo cubano debería leer por la
interesantísima interpretación de la historia de Cuba que se hace en el
mismo y el exquisito estilo literario que caracteriza la obra de Cintio,
en mi opinión, el ensayista cubano más profundo de los que he leído.
El
segundo libro al que hago referencia lo he leído casi al terminar de
cumplir mi sentencia porque es de reciente aparición y espero que en el
futuro cercano pueda ser traducido al español porque también creo que
todo cubano debería leerlo. Se titula “Visions of Freedom. Havana,
Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa, 1976-1991″.
Es un libro de un académico norteamericano que se llama Piero
Gleijeses. Profesor de la Universidad John Hopkins. El había escrito ya
un primer libro sobre la participación cubana en Angola y ahora, después
de 15 años de investigación y acceso a documentos nunca antes
publicados, ha escrito lo que considero una obra maestra. Siendo un
libro académico, me emociono más que cualquier novela porque recoge el
esfuerzo cubano en Angola hasta la victoria final. Hay largas y
abundantes citas de documentos desclasificados por Cuba, incluidas
transcripciones de reuniones en las que se tomaron decisiones
trascendentales y decisivas, reuniones de la más alta dirección del
país, del Comandante en Jefe, de altos mandos políticos y militares,
tanto de conversaciones entre ellos como con sus contrapartes angolanas y
soviéticas de entonces.
Y
lo que transpira en el libro y el autor lo captura muy bien en base a
las fuentes documentales no solo cubanas sino también estadounidenses,
surafricanas y de otros países, es la política exterior de principios de
la Revolución cubana, su altruismo, el de nuestro pueblo, la firmeza en
los principios y la delicadeza y el respeto con que se trataron cada
una de las contradicciones que se presentaron en los anos de misión
internacionalista cubana en Angola, a la vez que se mantenía la
independencia de criterios y se defendía con firmeza las opiniones
políticas y militares de Cuba sobre cómo actuar. Opiniones que a la
postre fueron las que predominaron y solucionaron el conflicto.
Cuando
uno lee el libro se llena de orgullo de ser cubano y de ser
revolucionario, de la dirección de la Revolución, y de haber sido parte
de ese esfuerzo internacionalista.
Fernando:
El heroísmo para muchos solo es cosa de las películas de Hollywood o
los libros de historia. ¿Se ve Fernando a sí mismo como un héroe?
Yo
no me veo como un héroe. Yo simplemente hice y he hecho lo que estoy
seguro que millones de cubanos habrían hecho. Yo lo que puedo decir es
que, en todo caso, yo fui privilegiado con la oportunidad de hacer lo
que millones hubieran deseado tener la oportunidad de hacer, y ante una
circunstancia adversa, un momento definitorio, asumí una posición que
creo que está acorde con la historia de nuestro pueblo, su espíritu de
lucha y de resistencia. Y esos valores inculcados que nos llegan a
través de la historia de luchas de nuestro pueblo son los que llevamos
en nuestros corazones la inmensa mayoría de los cubanos, no solo
nosotros cinco. Por eso digo que lo que nosotros podamos haber hecho lo
harían millones de cubanos al igual que lo hicimos nosotros. Por eso la
Revolución está ahí y continúa adelante.
¿Qué
te ha aportado la MUSICA y como la has vivido desde allá dentro? ¿Qué
evolución destacas y cuales son para vos los logros de la revolución
cubana en la música de hoy?
Con
respecto a la música estoy desactualizado, especialmente en cuanto a la
música que se hace hoy en Cuba. Durante la mayor parte de mi tiempo en
prisión no he tenido acceso a música cubana. En el ultimo año y medio
he tenido un acceso a ella parcial y limitado a la música producida en
nuestro país hace quince o veinte años, nada más reciente que eso. No
puedo, por tanto, hacer comentario alguno sobre la evolución de la
música en nuestro país. No me puedo referir a lo que en tu pregunta
defines como “la música de hoy”.
Si
te puedo decir, en referencia a la otra parte de tu pregunta, que
escuchar la música, sobretodo la nuestra, aunque no sea la actual, a lo
cual he tenido acceso como te decía en el ultimo año y medio, es
transportarme mentalmente a Cuba, recordar las amistades, mi juventud,
recordar la ciudad en la que he vivido toda mi vida, la cultura
cubana, etc. Son momentos en que, como decimos en la prisión “nos vamos
en un viaje”.
¿Cuál
es el principal reto que tiene el movimiento de solidaridad
internacional en la causa de los Cinco y en qué acciones debemos
enfatizar todo el esfuerzo?
Yo
trato de ser muy cuidadoso al emitir una opinión sobre el movimiento de
solidaridad internacional y mucho más tratándose de identificar cual es
el trabajo que creemos que hay que hacer. En primer lugar, ese
movimiento es un esfuerzo de ellos y no dirigido por nosotros cinco.
Además, son personas que hacen un gran esfuerzo, con pocos recursos y
sobreponiéndose a muchas dificultades. A ellos le debemos mucho y siento
una gratitud inmensa hacia todos los que forman parte de ese
movimiento.
Aclarado
eso, me parece que el reto principal, y no estoy descubriendo nada
nuevo en esto, es conocido por quienes conforman el movimiento de
solidaridad, se puede identificar de la siguiente manera: llegar cada
vez con más insistencia a los círculos en los que se toman las
decisiones políticas, fundamentalmente en Estados Unidos.
Si
revisamos la historia veremos que en las luchas sociales y en casos de
injusticia, las autoridades norteamericanas solo han tomado las
decisiones favorables a esas causas cuando ha sido conveniente
políticamente para ellas, o cuando el costo de mantener la situación ha
sido mayor que el de corregirla. El movimiento de solidaridad
internacional, conformado por personas con experiencia en las luchas por
otros temas de justicia, en tratar de cambiar ciertas condiciones
sociales, conoce muy bien esto. La cuestión es como llegar a que esas
sean las condiciones, a que, por ejemplo, el costo político de mantener a
nuestros hermanos en prisión supere a lo que la autoridades
políticamente consideran el beneficio de no liberarlos. La movilización
de conciencias en esa dirección, el trabajo para educar a sectores
políticos y hacer que se sienta con más fuerza aun la demanda de
liberación de nuestros hermanos, de que se haga palpable para los
centros de toma de decisión el costo político de no hacerlo, me parece
que es el reto principal del movimiento de solidaridad.
Repito,
es algo que nuestros amigos conocen. No digo nada nuevo. El reto está
en cómo lograrlo cuando no se trata de personas con influencia política o
con recursos económicos para lograr esa influencia política de la
manera que funcionan las cosas en este país. Y sé muy bien que los
amigos están constantemente ideando como mejorar el trabajo y cómo
hacerlo más efectivo. Apoyar el evento de Londres a inicios de marzo y
la jornada “Cinco días por Los Cinco” en junio, precisamente en la
capital estadounidense, serian formas concretas de contribuir a lograr
ese objetivo.
¿Qué le diría a los jóvenes, como actores imprescindibles en esta lucha?
Los
jóvenes, con su iniciativa y su energía, con su entusiasmo y su
capacidad de comunicación con otros jóvenes, con su dominio de las
nuevas tecnologías de la comunicación, pueden y deben jugar un rol
fundamental en esta lucha.
Hay
trabajo de base, en las comunidades, educando sobre el caso, o
contactando oficiales electos (en el caso de Estados Unidos) para el
cual se requiere de tiempo, de energías, en las que la juventud puede
hacer una contribución fundamental.
El
uso de Twitter, Facebook, y otros medios digitales de comunicación con
iniciativa, es otro campo en el que la juventud puede aportar mucho.
Tanto la juventud norteamericana, o de otros países, como la cubana de
las formas en que le sea factible y con los recursos a sus disposición.
La capacidad creadora de la juventud, con mensajes y códigos
correspondientes a las formas de comunicación de las nuevas generaciones
puede contribuir mucho a hacer llegar la verdad de nuestro caso a
cientos de miles de jóvenes en todo el mundo que no conocen del caso, o
también para hacer llegar a oficiales electos ( otra vez me refiero a
Estados Unidos) el mensaje con la petición de nuestra liberación o
elementos de interés sobre el caso.
Yo
les diría a los jóvenes que se sumen con entusiasmo y con dedicación a
la lucha. Sin ellos, se haría mucho más difícil lograr los objetivos.
¿Qué
o que cosas le ayudaron a cumplir su sanción íntegramente sin doblegar
sus principios? Si tiene alguna anécdota o “consigna” (hablo de
elemento de reafirmación) que le ayudó en este empeño.
El
elemento principal que me ayuda a cumplir la condena sin doblegar los
principios es la conciencia de que defendemos una causa justa. Esa
conciencia confiere serenidad y comprensión de la situación personal
por dura que sea. Permite poner en contexto nuestra situación y lo que
sucede. Sabemos que lo que se castiga, o lo que se pretende castigar en
nosotros es a Cuba por la herejía de tratar de construir una sociedad
justa y hacerlo muy a pesar de la hostilidad del país más poderoso del
planeta que no acaba de aceptar la idea de que Cuba es un país
independiente y soberano. Esa comprensión nos permite darle poner en
perspectiva histórica a la situación personal por la que pasamos y
asumirla con honor y con dignidad. Permite tener una visión más
abarcadora, un cuadro más general, sobre qué representa nuestro caso en
un proceso histórico más amplio de hostilidad de las autoridades de
Estados Unidos hacia la Revolución cubana. Y sin pretender
considerarnos símbolos de nada, espero que la lección que saquen las
autoridades norteamericanas es que así como no pudieron doblegarnos a
nosotros cinco, no podrán nunca destruir la Revolución.
Los
principios no los hubiéramos doblegado nunca, como se comprobó durante
los años iniciales aún en el más absoluto aislamiento, y sé que tampoco
nuestros hermanos que permanecen en prisión doblegarán sus principios
aún en las más difíciles condiciones. No obstante, la solidaridad y el
apoyo que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos y
amigas alrededor del mundo, hacen más llevadero el cumplimiento de la
condena. A la vez, se convierte en un compromiso para nosotros. Un
compromiso de resistencia y de lucha.
¿Qué
ha significado para usted su amistad con Oscar López Rivera? En este
sentido, mantengo comunicación con Oscar y me ha hablado con afecto de
Fernando.
Yo
tuve el privilegio de compartir algo más de cuatro años de mi
encarcelamiento con Oscar. Él es una persona de principios a la cual
respeto y admiro. Fue con su ayuda, por ejemplo, con quien di los
primeros pasos en el dibujo. El lleva muchos años pintando, y me ayudó
mucho cuando decidí introducirme en el dibujo.
Es
una persona de la cual aprendí muchas cosas. Él tiene la experiencia de
las luchas en Estados Unidos en los años 60 y 70. Vivió la experiencia
de Viet Nam, y antes de eso, de la emigración boricua a Estados Unidos
en los años 50 del siglo pasado donde enfrentaron la pobreza y la
discriminación racial. Hay una parte de la historia de Estados Unidos de
la cual no se habla en los libros de texto: la de las luchas de grupos
revolucionarios de afroamericanos, de Chicanos, de puertorriqueños y
hasta de anglosajones. Grupos que enfrentaron la represión más feroz del
sistema. La década del 70 del siglo pasado fue muy activa para esos
grupos. Oscar conoce mucho de las luchas en esa época y a través de él
pude conocer de experiencias, pude leer libros escritos por
participantes en aquellas luchas. Hay, por ejemplo, presos políticos
afroamericanos que llevan más de cuarenta años en prisión como resultado
de aquellas luchas y son prácticamente desconocidos por sus propias
comunidades.
Con él también conversé mucho sobre Puerto Rico y la realidad de esa Isla colonia de Estados Unidos en pleno siglo XXI.
El
lleva más de treinta años preso y ha sido verdaderamente maltratado,
sobretodo en sus primeras dos décadas en prisión, por las autoridades
que vertieron sobre él todo el odio que que suelen verter sobre aquellos
a quienes considera sus enemigos políticos. Así que de la realidad de
la prisión también aprendí de él.
Es
una persona bien informada, ideológicamente bien definida, con la cual
pude sostener conversaciones sobre la realidad política del país, sobre
la actualidad, sobre la historia, etc, que de otra manera no hubiera
tenido la oportunidad de tener pues lo que predomina en la prisión es la
apatía sobre esos temas, la desinformación y la falta de conciencia.
Oscar es un gran ser humano e hizo más productivo en cuanto a mi preparación y mi educación, mi paso por la prisión.
A
él le deseo lo mejor, y que la lucha de su pueblo y de los amigos que
le apoyan conduzca a su libertad. Aunque bien sé que él está dispuesto a
hacer el sacrificio que sea necesario y lo asume con ecuanimidad, con
dignidad y con honor. Pero se merece ser libre y disfrutar de sus
hermanas, de su hija y de su nieta, así como de su pueblo. Un abrazo
para él.
¿Qué piensa hacer a su llegada a la isla?
Lo
principal a mi regreso, en los primeros momentos y días, será disfrutar
de mi familia y compartir con Rosa Aurora, de los cuales he estado
separado por tantos años. Saludar a los familiares de mis hermanos,
compartir con amigos a quienes no veo hace tanto tiempo y tratar de
llenarme de la isla, de la vida a la que estamos acostumbrados y que
tanto extraño, bañarme en el mar si el clima lo permite, caminar La
Habana. Después habrá tiempo para planificar otras cosas, esas son las
de los momentos más inmediatos a mi regreso.
En
términos más generales, en cuanto al futuro, unirme a la lucha por el
regreso de mis otros hermanos y tratar de contribuir a esta de la mejor
manera posible.
Tomado del Blog Supón