Por Lázaro Fariñas*
Pasan
los días, las semanas, los meses, los años, y cuatro cubanos siguen
tras las rejas, en distintas cárceles norteamericanas, y un quinto se
encuentra medio libre, con toda una serie de controles por parte de las
autoridades de este país. Es muy fácil escribir un artículo sobre ellos
estando en libertad, en la calle. Pero, por otra parte, es muy difícil
entender el por qué estos jóvenes cubanos han tenido que pasar por el
calvario que durante largos años han y aún están pasando. Los cinco han
demostrado una tremenda valentía y patriotismo. Si en vez de la
gallardía que demostraron en el juicio llevado a cabo en Miami, hubieran
tenido una posición menos patriótica, su suerte hubiera sido muy
diferente. Lo más probable es que las sentencias hubiesen sido otras más
benévolas y hace rato ya hubieran estado libres en sus casas.
El
problema es que eso no ocurrió y estos jóvenes se portaron valientemente
en el juicio y se han seguido portando de igual forma a través de los
años en que han estado injustamente encerrados. Cuando tomaron la
palabra en el juicio, lo hicieron con firmeza y en ningún momento se
acobardaron, aceptando abiertamente que ellos habían venido a Miami a
infiltrarse en los grupos terroristas de los anti cubanos de la Florida,
buscando informaciones sobre posibles actos terroristas en contra de
Cuba y que ellos, en ningún momento, espiaron en contra de los Estados
Unidos. Estos jóvenes no dudaron en aceptar su papel de antiterroristas
infiltrados en organizaciones terroristas. Demostraron hasta la saciedad
que esa era su verdadera misión en esta ciudad de Miami. Militares
norteamericanos desmintieron, una y otra vez, que los cubanos los
hubieran espiado a ellos, sin embargo, no le hicieron caso a sus
declaraciones. El destino de los antiterroristas ya estaba trazado por
un gobierno que quería ser implacable con ellos y un poder judicial
complaciente que no tuvo escrúpulos en condenarlos a largas penas de
prisión para bochorno de este país.
Una larga listas de
terroristas comparecieron como testigos en el juicio. Los que debían
estar siendo juzgados estaban siendo acusadores. Numerosos periodistas
locales recibieron dinero para que escribieran artículos en los
periódicos o para que hablaran en los programas de radio o de televisión
para que influyeran sobre los jurados y estos hallaran culpables a los
acusados. Se sabía que en la ciudad de Miami era imposible realizar un
juicio justo y sin embargo, se desestimó ese argumento y aquí se
celebró.
Las palabras finales de los jóvenes cubanos fueron
excelentes documentos llenos de patriotismo y firmeza revolucionaria. La
defensa de los abogados fue excelente. Pero nada de eso tenía valor, ya
que lo que se estaba llevando a cabo era un juicio político y como tal,
ya se sabía cuál iba a ser su resultado final. Los cubanos
antiterroristas estaban condenados de antemano, ya que su principal
problema era que eran cubanos que defendían a Cuba contra las agresiones
que salían libremente desde Miami.
Los terroristas anticubanos
estaban protegidos por la política agresiva que han mantenido los
diferentes gobiernos de este país contra la República de Cuba desde el
mismo día en que allí se implantó un gobierno revolucionario que levantó
la bandera olvidada de la independencia y la soberanía de aquella
nación.
Esa fue la razón para que estos cubanos hayan sido
condenados a tan largas penas de prisión. Su única culpa ha sido la de
tratar de defender a su país de las agresiones del exterior, agresiones
que han sido realizadas por otros cubanos que han vendido su alma al
diablo y que en vez de buscar una solución entre cubanos, lo que han
hecho es convertirse en marionetas de gobiernos agresivos, enemigos de
su antigua patria.
Con solo una firma, el Presidente Barack Obama
puede liberar, no solo a esos cubanos que siguen padeciendo en las
cárceles de este país, sino también a este país de la tan inmensa
infamia de mantener presos a cinco valientes cubanos, a sabiendas de que
son inocentes. Aunque sea por rescatar un tanto el honor del país que
gobierna, ¿firmará esa orden el Presidente? ¿Estará dispuesto Obama a
reparar la injustificable injusticia de mantener a esos hombres en las
cárceles de este país? Voy a pecar de optimista, creo que más temprano
que tarde, la firmará.
*Lázaro Fariñas periodista cubano residente en EE.UU.
Fuente http://martianos.ning.com/profiles/blogs/una-injustificable-injusticia-por-l-zaro-fari-as
Imagen agregada RCBáez