Los
recibí el sábado 28 de febrero, 73 días después que pisaron tierra
cubana. Tres de ellos habían consumido 16 largos años de su más plena
juventud al respirar el aire húmedo, maloliente y repugnante de los
sótanos de una prisión yanki, después de ser condenados por jueces
venales. Otros dos, que igualmente trataban de impedir los planes
criminales del imperio contra su Patria, fueron condenados también a
varios años de prisión brutal.
Los
propios organismos de investigación, ajenos por completo al más
elemental sentido de la justicia, participaron en la inhumana cacería.
La
inteligencia cubana no necesitaba en absoluto seguir los movimientos de
un solo equipo militar de Estados Unidos, porque esta podía observar
desde el espacio todo lo que se movía sobre nuestro planeta a través de
la Base de Exploración Radioelectrónica “Lourdes”, al sur de la capital
de Cuba. Este centro era capaz de detectar cualquier objeto que se
moviera a miles de millas de nuestro país.
Los
Cinco Héroes antiterroristas, que nunca hicieron daño alguno a Estados
Unidos, trataban de prevenir e impedir los actos terroristas contra
nuestro pueblo, organizados por los órganos de inteligencia
norteamericanos que la opinión mundial sobradamente conoce.
Ninguno
de los Cinco Héroes realizó sus tareas en busca de aplausos, premio o
gloria. Recibieron sus honrosos títulos porque no lo buscaron. Ellos,
sus esposas, sus padres, sus hijos, sus hermanos, y sus conciudadanos,
tenemos el legítimo derecho a sentirnos orgullosos.
En
julio de 1953, cuando atacamos el Moncada, yo tenía 26 años y mucho
menos experiencia que la que ellos demostraron. Si estaban en Estados
Unidos no era para hacer daño a ese país, o tomar venganza por los
crímenes que allí se organizaban y abastecían de explosivos contra
nuestro país. Tratar de impedirlos era absolutamente legítimo.
Lo
principal a su llegada era saludar a sus familiares, amigos y al
pueblo, sin descuidar un minuto la salud y el riguroso chequeo médico.
Fui
feliz durante horas ayer. Escuché relatos maravillosos de heroísmo del
grupo presidido por Gerardo y secundado por todos, incluido el pintor y
poeta, al que conocí mientras construía una de sus obras en el aeródromo
de Santiago de Cuba. ¿Y las esposas? ¿Los hijos e hijas? ¿Las hermanas y
madres? ¿No los va a recibir también a ellos? ¡Pues también hay que
celebrar el regreso y la alegría con la familia!
Ayer,
en lo inmediato, quería intercambiar con los Cinco Héroes. Durante
cinco horas ese fue el tema. Dispongo desde ayer, afortunadamente, del
tiempo suficiente para solicitarles que inviertan una parte de su
inmenso prestigio en algo que será sumamente útil a nuestro pueblo.
Fidel Castro Ruz
Marzo 1 de 2015
10 y 12 p.m.

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Fidel recibe a Los Cinco, 28 de febrero de 2015. Foto: Estudios Revolución |

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Fidel recibe a Los Cinco, 28 de febrero de 2015. Foto: Estudios Revolución |

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Fidel recibe a Los Cinco, 28 de febrero de 2015. Foto: Estudios Revolución |

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Fidel recibe a Los Cinco, 28 de febrero de 2015. Foto: Estudios Revolución |
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