Fernando
González, miembro de los "Cinco Cubanos" detenidos y encarcelados en
EEUU en 1998, fue el segundo de ellos en ser liberado, en febrero de
2014. Regresó el 28 de febrero a Cuba y actualmente es VicePresidente
del Instituto de Amistad con los Pueblos (ICAP). Hablamos con él en la
sede de esta institución en La Habana.
Usted estuvo encerrado 15
años, 5 meses y 15 días porque quería proteger a sus compatriotas de
los ataques terroristas. Usted regresó a Cuba a finales de febrero, y,
desde entonces, lucha por la libertad de sus tres compañeros aún
encarcelados en los EUA. ¿De dónde saca la fuerza para ello luego de
tanto tiempo en prisión?
Sobre
todo a partir del deber por nuestra causa. El tiempo de la cárcel lo
comprendí también como una preparación para el tiempo después de la
salida de la misma. Al ser liberado tuve el deseo de seguir siendo útil a
mi país y a nuestra sociedad y la sensación de haberme preparado bien
para ello. Si bien es cierto que René y yo fuimos liberados de la
prisión, también lo es que nuestro objetivo era y sigue siendo la
libertad y el regreso de los cinco en su conjunto. Veo como mi tarea más
importante luchar por eso con toda mi energía. Ahí está todo el secreto
de la fuerza.
No
obstante, casi 16 años en aislamiento constituyen una carga que no se
puede imaginar alguien que no lo haya vivido personalmente. ¿La cárcel
no lo ha cambiado a usted?
Yo
era alguien que estaba encerrado físicamente en la cárcel y que tenía
que estar allí, pero mi mundo real era siempre el mundo fuera de la
prisión. Mi vida no era la de un prisionero inactivo que estaba
vegetando, sino la de un activista limitado temporalmente en su
libertad de movimiento. Por supuesto, también hay que dedicar su
atención a lo que le rodea a uno a diario en la cárcel. Pero mi manera
de hacer frente a la cárcel era dedicándole la mayor parte de mi
atención y de mis energías a las cosas fuera de la prisión, como los
cambios actuales en nuestro país, la lucha por un mundo diferente, el
compromiso con la liberación de los Cinco y el trabajo de los grupos de
solidaridad en todo el mundo. Además, he leído, he estudiado mucho, me
he ocupado de las cosas que me han interesado y que me parecían útiles
para el tiempo después de mi liberación. Los muchos amigos de Cuba y el
movimiento de solidaridad en todo el mundo me han ayudado mucho para
estar siempre al día. En todos esos años esto me ha dado la fuerza y la
energía que ahora pongo en la lucha por la libertad de los Cinco.
¿Durante todo ese tiempo no era importante para usted su destino individual?
Desde
nuestro arresto siempre hemos luchado por el regreso de los "Cinco
Cubanos". No se trataba, ni se trata de la libertad de los individuos,
sino de los Cinco. Somos una unidad. El sentido de mi vida no lo veo
-como la mayoría de los cubanos- en mi propia individualidad. Por
supuesto que todos somos individuos. Naturalmente, cada uno de nosotros
tiene un desarrollo individual que cada cual tiene que conformar y
mantener y, por supuesto, todos nosotros somos diferentes los unos de
los otros, tenemos diferentes conocimientos, habilidades y sentimientos.
Pero
todo esto puede, en mi opinión, desarrollarse sólo en un contexto
social. Nosotros, los Cinco, no fuimos encarcelados por haber cometido
un error, sino por nuestro compromiso social. Esto también responde a la
pregunta frecuente sobre de dónde sacamos la energía para resistir
durante tanto tiempo. Creo que una de las razones es que no vemos
nuestra situación como un destino individual. Estamos conscientes de
que somos parte de un proceso histórico. Somos parte de una sociedad que
está tratando de construir un proyecto, una alternativa a lo que existe
en nuestro continente desde hace 500 años y que ha provocado pobreza,
desigualdad, injusticia y política criminal. Porque son crímenes el
terror contra nuestro país y las guerras que trae este orden social.
Nosotros enfrentamos esto con el Socialismo en Cuba como alternativa.
Nuestro adversario político, los Estados Unidos, es el país más poderoso
del mundo. Ellos luchan en contra de la pequeña Cuba debido a su
decisión de ser un país independiente.
¿Qué papel juega para usted el concepto de “dignidad”?
Uno
muy decisivo. Nuestro país ha estado dominado durante siglos por
conquistadores, potencias coloniales y por imperialistas. Con el Triunfo
de la Revolución, el pueblo cubano también ha defendido su dignidad.
Este se convirtió en un faro para todo el continente. No nos dejaremos
quitar de nuevo nuestra dignidad. Esta actitud también fue importante en
la prisión.
Aparte
de nuestras convicciones políticas y nuestra conexión con el proyecto
social por el cual apuesta Cuba, para nosotros siempre fue importante
nuestra dignidad. Para cada uno de nosotros hubiera sido peor que la
cárcel si nos hubiéramos doblegado ante los gobernantes de un país que
se destaca por una causa injusta, tal como el terrorismo contra Cuba.
Nuestra actitud ante el tribunal, nuestra actitud en la cárcel estuvo en
todo momento marcada por la conciencia de que hay que defender la
dignidad de nuestro pueblo y la nuestra propia. Abogar por esto confiere
una gran fuerza, porque un hombre puede perder su dignidad sólo una
vez, y si él la defiende es más fuerte que el adversario.
¿Cómo
evalúa usted la oportunidad –que algunos apuntan- de que antes del fin
del mandato del Presidente Obama se pueda llegar a una solución en el
caso de los Cinco?
Esto
es difícil de evaluar en vistas de los resultados de las recientes
elecciones de medio término. Sin embargo, hay cosas que indican que al
menos se debe intentar. El Presidente Obama, sus asesores y los
empleados son conscientes del caso de los Cinco Cubanos. Nadie sabe
quién se acercará a Obama, pero en cualquier caso vamos a tener que
empezar con un montón de actividades desde el principio. Por lo tanto,
en los próximos meses debemos centrar todos los esfuerzos en acercarnos a
una solución. Las posibilidades hoy son mejores que hace uno o dos
años.
Por
ejemplo, yo tengo la impresión de que el bloqueo total de los medios de
comunicación sobre el caso de los Cinco se está desmoronando en los
Estados Unidos. The New York Times, uno de los diarios más
grandes e influyentes en los EE.UU., ha informado ampliamente sobre el
caso y sugirió un intercambio con el agente estadounidense Alan Gross,
que se encuentra preso en Cuba. En las últimas semanas, los editores de
este importante periódico, creador de opinión, han pedido un cambio en
la política de Washington hacia Cuba en seis editoriales. Muchos
periódicos regionales, emisoras de radio y de televisión se basan en sus
argumentos. En los Estados Unidos -de acuerdo con las encuestas de
opinión- la mayoría de la población está ahora a favor de un cambio de
política hacia Cuba. Numerosas personalidades, artistas, líderes
religiosos y políticos, entre ellos algunos conservadores, piden la
normalización de las relaciones. Hillary Clinton -al parecer
intencionalmente, antes de su presentación como una candidata a la
presidencia– aboga de repente por el levantamiento del bloqueo. Esto
significa que ella espera más provechos que daños de un rumbo en
dirección a la normalización para su objetivo electoral y que los grupos
de interés poderosos que financian las campañas electorales de los
políticos en los Estados Unidos parecen apoyar este rumbo. También son
notables las observaciones positivas del Secretario de Estado John Kerry
sobre la misión de los médicos cubanos en las regiones de África
afectadas por el Ébola. Todo esto son gestos políticos.
Pero a los gestos no les ha seguido un cambio de la política. ¿Ve usted oportunidades para ello?
En
abril de 2015 se llevará a cabo en Panamá la Cumbre de las Américas en
la que Cuba participará por primera vez. Los EE.UU. se ven obligados a
aceptar eso, ya que los países de América Latina, incluidos los aliados
más cercanos de los Estados Unidos, insisten en ello. Muchos están
atentos a lo que pasará allí. Está claro que ninguna decisión de los
políticos estadounidenses será tomada a partir de razones sociales o
humanitarias o por su sentido de la justicia, sino siempre a partir del
helado cálculo político y para su propio beneficio. Los EE.UU. sólo se
moverán en el caso de los Cinco, si el precio para ello de mantenerlos
detenidos en la cárcel es más alto que el de dejarlos en libertad. Yo
valoro la situación de la siguiente manera: en los próximos 18 meses
tendremos oportunidades de éxito en la lucha por la libertad de los
Cinco como nunca antes. Debemos aprovecharlos y aunar los esfuerzos
para conseguir que nuestros compañeros de lucha sean liberados.
