Tonito
evoca el cumpleaños de su padre aquel 16 de octubre de 2011 en una
prisión de mediana seguridad de Florence, Colorado, en Estados Unidos.
Ese día en que, inexplicablemente, lo dejaron abrazarle y obsequiarle
un cake improvisado sobre un tablero de juegos con las confituras de las
máquinas expendedoras del lugar.
Recuerda también que aquella primera visita de Gabriel, su hermano
menor -que cumple años el mismo día-, se convirtió en un momento
emocionante, inolvidable, de los pocos que ha podido tener junto a su
papá desde hace 16 años.
El primogénito del Héroe de la República de Cuba, Antonio Guerrero
Rodríguez (Tony), sabe que este 16 de octubre tendrá que conformarse con
una llamada telefónica para desearle “felices” 56 a su padre y
trasmitirle el abrazo cálido, aunque sea a través de la voz.
“Le diré, también a nombre de mi hermano, que lo queremos mucho y
siempre estaremos con él, porque nuestros corazones laten con su
pensamiento”, afirma Tonito, quien conserva las memorias de su infancia
al lado de su papá en Santiago de Cuba.
Y es que el apego de padre e hijo ha sido entrañable, “hacemos un
complemento perfecto porque, aunque lejos, siempre estamos pendientes el
uno del otro mediante las vías existentes”, aseveró Tonito.
Hasta por las materias de la universidad indagaba Tony, quien se
estudió un libro de Matemáticas, en inglés, para explicarle las
integrales y derivadas a su hijo en sus visitas a prisión o a través de
la correspondencia, que en ocasiones se convirtieron en verdaderos
repasos.
Es impresionante su manera de aprender las cosas, cómo se ha superado
en todo este tiempo tras las rejas y perfeccionado sus técnicas
ajedrecísticas, literarias y plásticas, confiesa orgulloso de su padre.
Todo eso nos deja una enseñanza, no importa en qué situación te
enfrentes en la vida, a veces es más importante saber encontrar el punto
positivo y la fe en que todo se va a solucionar, dice Tonito.
Y es que todos los días aprende una lección de vida y de honestidad
inculcada por ese patriota, quien guarda injusta sentencia, junto a
Gerardo Hernández y Ramón Labañino, por defender a su Patria de acciones
violentas fraguadas por grupos terroristas radicados en Miami.
Para Tonito permanece intacta la añoranza de tenerlo de regreso en Cuba
el próximo cumpleaños; sin embargo, no será hasta el 2017 que cumpla su
sentencia en prisión y comience el periodo de cinco años de “libertad
supervisada” en suelo estadounidense, por ser ciudadano de ese país.
Si 16 años ya son demasiados para estar separado de la familia, el 2022
es una fecha muy lejana para Mirta, su madre de 82 años, quien se
mantiene firme, aun cuando sabe que el tiempo es implacable.
Pero Tonito confía. Imagina a la familia reunida en torno a la mesa,
compartiendo una cena especial o un cake de verdad; visualiza a su papá
agradeciendo a la multitud de cubanos y amigos de la solidaridad, tal y
como lo hacen René González y Fernando González, quienes regresaron a la
Patria después de cumplir íntegramente las arbitrarias sentencias que
se les impusieron.
Tiene la certeza que, este 16 de octubre, no solo su abuela Mirta
cantará las Felicidades a su hijo, también lo hará la gran familia de
Tony: el pueblo cubano y la solidaridad mundial.
Mirta Rodríguez. Co Latino la entrevistó para conocer su testimonio como madre de uno de los cinco prisioneros.
Mirta Rodríguez, de 82 años de edad espera que la vida le alcance para ver en libertad a su hijo Antonio Guerrero condenado en Miami, Estados Unidos, el 12 de septiembre de 1998 bajo los cargos de conspiración para cometer espionaje.
De acuerdo con Cuba, Guerrero y otros cuatro cubanos se infiltraron en la comunidad cubana de Miami, donde lograron desbaratar una red terrorista que organizó ataques contra la isla. Según Rodríguez, la injusta condena contra su hijo y otros cuatro cubanos que lo único que hacían era impedir acciones terrorista planificadas desde los Estados Unidos en contra de la isla, han tenido graves repercusiones emocionales en sus familias.
Para el caso y debido a su encarcelamiento, los denominados cinco “héroes cubanos” no han visto crecer a sus hijos, han perdido a sus padres, madres o hermanas y enfrentan graves problemas de salud, además de haber sido separados de su patria, en el caso de Guerrero por 16 años.
La octogenaria considera que el único que puede poner fin a la condenas injustificadas contra su hijo y dos cubanos más que aun permanecen prisioneros, es el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, en lo que le queda de su gestión.
Tony, como lo llaman su madre, y sus amigos, purga una condena de 21 años y 10 meses de cárcel, mientras Ramón Labañino ha sido condenado a 30 años de prisión y Gerardo Hernández, a dos cadenas perpetuas, más 15 años adicionales de encierro. A la fecha, René González y Fernando González salieron libres luego de cumplir con las condenas impuestas en tribunales de Miami.
La madre de Guerrero participó este jueves en San Salvador en la convocatoria para el V Congreso de Solidaridad con Cuba, organizado por el comité salvadoreño de solidaridad con Cuba, el cual se celebra en el marco de todos los esfuerzos internacionales que se han organizado y se seguirán desarrollando a nivel internacional por la libertad de los 5 héroes, como les llaman ellos.
– ¿Cual fue su reacción cuando se enteró que su hijo estaba preso?
Bueno, por un lado tenía la satisfacción que mi hijo había aportado al pueblo cubano a monitorear acciones que desde el suelo estadounidenses se planificaban en contra de la isla, pero esperábamos un juicio justo e imparcial.
- ¿Usted viajó y tuvo acceso al proceso judicial?
Me dieron visa y participé de las sesiones del jurado, estuve tres meses (en) las audiencias; cuando nos fuimos al juicio de sentencia, el jurado se vio impotente, no hizo preguntas. El temor más grande es que no pueda alcanzar a ver este regreso (de Guerrero), que no me dé tiempo la vida.
– ¿Cómo se sentiría usted si su hijo saliera libre y quedaran los otros dos cubanos presos?
Sería para mí una cosa dolorosa regresar y que se quedaran dos de sus hermanos. Nosotros no nos conocíamos, nos conocimos y nos unimos. Como familia de lucha hemos participado en Cuba y en otros países en muchos eventos, pero todavía están allí y los otros dos salieron hasta que cumplieron sus penas.
– ¿Qué le pediría usted desde su corazón de madre al presidente de los Estados Unidos Barak Obama?
Yo siempre le digo que razonando su persona, premio Nobel, como buen padre, tiene esa distinción especial para hacer justicia. Y que no hay porqué ensañarse con un país que solo buscaba protegerse.
– ¿Usted ha llorado mucho por esta separación familiar?
No paro de llorar… pero una amiga, que por cierto ya murió, fundadora del Partido Comunista en Argentina, viajó un día a Cuba, cuando yo la ví me emocioné: Voy me le acercó y la abrazo y lloro … y me separa con una energía tremenda y me dice esto no se resuelve de esta manera. Como tú dices esta lucha yo la empecé llorando, pero a partir de ese momento yo cargué ese pensamiento.
– ¿Ha hablado con su hijo?
En el corto tiempo que tenía él me llamaba y yo no podía contestarle, porque la emoción me embargaba, y él escuchaba la voz quebrada y él me enseñó que no me dejara vencer. Él en la prisión escribe poesía, tiene como nueve libros editados, luego se dedicó a pintar, hoy no puede parar. Nos preocupa Gerardo que le han puesto 2 cadenas perpetuas y otros años de prisión, estas cadenas las tenía mi hijo sin embargo a él (Gerardo) no se la quitaron.
Fernando
González Llort ha pasado los últimos días en Madrid. Libre. Y lo que
podría parecer algo banal para muchos, no lo es para él.
Perteneciente
al grupo conocido como Los Cinco, disfruta de la libertad desde hace
apenas seis meses después de haber pasado más de 15 años encerrado en
una prisión de Estados Unidos acusado de conspiración para cometer
espionaje.
Junto
a René González -en Cuba desde 2013-, es el único que ha podido salir
de la cárcel. Los otros tres, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y
Antonio Guerrero, llevan confinados desde que el FBI detuviera a los
cinco en 1998 y una jueza de Miami les sentenciara tres años después
tras un proceso judicial, todavía vivo, con más sombras que luces.
Considerado
todo un héroe en su país por su trabajo dedicado a neutralizar las
actividades de las “organizaciones terroristas” anticastristas, Fernando
agradece las muestras de apoyo y solidaridad que han servido para que
el caso de Los Cinco, “impregnado de la influencia de la política”, no
se quedara en el olvido. En pleno proceso de readaptación a la vida
fuera de prisión, su mensaje es claro: su lucha continuará y sólo
concluirá cuando sus tres compañeros vuelvan a casa.
¿Cómo está siendo su vuelta a la libertad?
Estoy
en un proceso para, después de 15 años de prisión, aclimatarme de nuevo
a la vida cotidiana. Pero me siento bien, me siento que estoy haciendo
algo útil, que estoy contribuyendo con mi pedacito a la causa de la
liberación de los compañeros y eso me hace sentirme satisfecho. Y, por
supuesto, mi libertad y la de René, ambos lo hemos dicho, no será
completa hasta que Gerardo, Antonio y Ramón no estén de regreso.
¿Cuál es la situación de sus compañeros que aún siguen presos?
Se
encuentran bien, muy optimistas, llenos de energía, confían en que
vamos a ganar esta batalla. Luego, desde el punto de vista legal, el
caso se encuentra en un impasse. La jueza tiene en sus manos un recurso
desde hace cuatro años y no ha decidido todavía. Los tres ya han
cumplido 16 años en prisión y Gerardo lleva todo este tiempo en una
prisión de máxima seguridad. Nos parece que ya ha pasado tiempo
suficiente para que la jueza tome una decisión que bien podría cambiar
su vida.
¿En qué se basa la apelación?
Fundamentalmente,
el recurso trata sobre las evidencias que ya existían en el momento del
juicio pero que se conocen ahora y que podrían haber afectado al
proceso. Concretamente, se está hablando de un grupo de periodistas del
sur de Florida que desde que se nos arrestó hasta que recibimos la
sentencia, producían material tendencioso respecto a nosotros y respecto
a todo lo que pudiera afectar a la imagen de Cuba y del Gobierno
revolucionario. Ese material se presentaba como periodístico, sin
embargo, después de determinados procesos se ha obtenido la información
de que estaban recibiendo pagos de una oficina del Gobierno de EEUU que
se dedica a la propaganda contra Cuba
¿Usted se considera un preso político de EEUU?
Considero
que nosotros cinco somos presos políticos de EEUU porque nuestro
arresto, la manera en que se encaminó todo el proceso y el juicio han
estado impregnados de la influencia de la política, más allá de las
consideraciones jurídicas o de las supuestas violaciones jurídicas que
hubiéramos cometido de las leyes de EEUU.
¿Usted o alguno de sus compañeros han sido maltratados alguna vez en prisión?
Nosotros
nunca fuimos maltratados físicamente. A nosotros no se nos dio ningún
golpe, no se nos torturó cuando fuimos arrestados por el FBI, pero sí
creo que sufrimos maltrato psicológico. Específicamente durante los 17
meses en los que se nos sometió a un régimen de aislamiento que nos
impuso unas condiciones de vida muy restrictivas y crueles. Fue un
intento de presión psicológica para tratar de quebrantar nuestra
voluntad de enfrentarnos a las acusaciones. No lo puedo interpretar de
otra manera. Después, en el año 2003, cuando ya estábamos los cinco en
diferentes prisiones de EEUU, se nos volvió a someter al aislamiento, y
aún mucho más restrictivo que el de Miami. No eran más que
consideraciones políticas. Ninguno de nosotros había violado el
reglamento, no había ninguna razón para que nos mantuvieran en esas
condiciones, sin embargo desde Washington llegaba la orden de aislarnos.
Sólo salimos del hueco cuando demandamos en la Corte Suprema a las
autoridades del centro de detenciones federales.
¿Qué hay de verdad en las acusaciones que les impusieron?
De
verdad está el hecho de que nosotros realmente estábamos vinculados con
el Gobierno de Cuba y que estábamos obteniendo información en
territorio de EEUU. Pero no la información que dice EEUU. Buscábamos
información sobre las acciones violentas que se planifican y se
financian desde territorio estadounidense contra Cuba y contra intereses
cubanos en terceros países. Son organizaciones que todavía están
activas en Miami y que, cuando tienen oportunidad, ejecutan sus planes.
No
hay nada de real en las acusaciones que le hacen a Gerardo, a Ramón y a
Toni de conspirar para cometer espionaje y, mucho menos, hay algo de
real en la acusación que se le hace a Gerardo de conspiración para
cometer asesinato. Algo que el propio Gobierno de EEUU reconoce. Al
concluir el juicio, los mismos fiscales elevaron una petición a la Corte
Superior pidiendo que les permita cambiar la acusación porque no podían
probarla y, sin embargo, paradójicamente, el jurado regresa con un
veredicto de culpable. ¿Cómo se puede comprender? La única explicación
posible es que el juicio se realizó en Miami.
¿Esas organizaciones cuentan con la complicidad o, incluso, el apoyo del Gobierno de EEUU?
Yo
no puedo decir que Washington, en este momento, les brinde apoyo. Lo
que sí creo es que EEUU ha sido demasiado permisivo con ellas. Además,
los individos que forman parte de estas organizaciones fueron formados
en las escuelas del Gobierno estadounidense en los años 60. Estuvieron
vinculados a la CIA y a otros órganos de las fuerzas especiales
estadounidenses y de la comunidad de Inteligencia de EEUU.
¿Hasta qué punto EEUU trata de controlar Cuba?
No
puedo decir que EEUU tenga espías en Cuba, pero asumo que así es.
Tienen una comunidad de Inteligencia bien poderosa, con muchos recursos y
yo parto de que mantienen ese tipo de operaciones en Cuba. Antes las
realizaban agencias de Inteligencia y hoy, de cara a la opinión pública,
las hacen la agencia para el Desarrollo. Siguen siendo acciones
destinadas a subvertir el orden en Cuba y en otros países. EEUU va a
seguir tratando de crear las condiciones que permitan influir de alguna
manera en la destrucción del proyecto social que tenemos nosotros. Es
nuestra tarea de cubanos evitar que eso suceda. En Cuba hay una
experiencia histórica de más 50 años de enfrentamiento y neutralización
de las actividades subversivas que provienen tanto de las organizaciones
privadas como del Gobierno de EEUU. Nos adaptaremos a los nuevos medios
que se utilicen y estoy seguro de que vamos a salir victoriosos.
¿Existen presos políticos en Cuba?
Creo
que en Cuba existen presos por actuar a favor de los intereses de una
potencia extranjera que está abiertamente trabajando por destruir
nuestro proyecto social en el que estamos involucrados los 11 millones
de cubanos. En Cuba hay personas que están presas porque se alían a ese
Gobierno extranjero y reciben instrucciones y pagos para actuar en
función de su política exterior. Uno puede discrepar de medidas que
pueda tomar el Gobierno revolucionario de Cuba, pero yo creo que para
ninguno cubano con dignidad sería una opción aliarse a un Gobierno que
históricamente no ha deseado nada bueno para Cuba, que se ha tomado la
tarea de tratar de destruir lo que nosotros hacemos.
¿Qué Cuba ha encontrado al regresar a casa?
Me
he encontrado a una Cuba en proceso de renovación, en proceso de
cambios, de estructuras y de esfuerzos por alcanzar los mayores niveles
de eficiencia en economía. Una Cuba en la que se lucha por salir
adelante en el mundo en el que vivimos hoy, que es un mundo muy
complejo. Una Cuba en la que hay expresiones en economía diferentes a
las que yo había dejado, con una iniciativa privada a pequeña escala,
que le imprimen características un poco diferentes a la vida, a la
ciudad. Sin embargo es el mismo pueblo, con el mismo nivel de
compromiso, con el mismo nivel de deseo de salir adelante, de cambiar lo
que necesite ser cambiado, de perfeccionar nuestra sociedad, de hacerla
cada vez más eficiente y también más justa y salir adelante con nuestro
proyecto social.
¿Usted se considera un héroe?
Yo
no me considero un héroe, yo me considero una persona que puesta en
ciertas circunstancias hizo lo que vio en ese momento que era su deber.
¿Se arrepiente de algo?
Sigo
creyendo que era mi deber actuar de esa manera. No lo veo como una cosa
excepcional, no veo que hayamos hecho otra cosa que no hubieran hecho
millones de cubanos puestos en la mismas circunstancias.
Tras 15 años encerrado, ¿aún se puede creer en la justicia?
No
creo que exista sistema judicial, como sistema creado por los humanos,
que sea perfecto. En cada sistema siempre va a haber errores, cosas que
se pueden hacer mejor. Lo que sucede con el de EEUU es que está
totalmente inclinado a favor de un sector minoritario de la población.
Además, el sistema judicial también se utiliza en EEUU, y con excesiva
frecuencia, para acallar manifestaciones de lucha social. Lo que
nosotros pedimos ya no es justicia, porque justicia a estas alturas ya
no existe. Nosotros pedimos el derecho de estos tres compañeros a
disfrutar de la libertad porque nunca debieron estar ni un minuto en la
prisión. Justicia se debería haber hecho hace muchos años. Son 16 años
de su vida alejados de su familia, separados de sus hijos. Eso no se
recupera.
Los
antiterroristas cubanos son tal vez los únicos presos del mundo que
cuentan con tanto apoyo de su gobierno, de su pueblo, de sus familiares y
de amigos solidarios, afirmó hoy una activista desde Estados Unidos.
Lo
anterior se explica por el ejemplo histórico de Cuba, dijo en
entrevista con Prensa Latina, Alicia Jrapko, coordinadora del Comité
Internacional por la Libertad de esos hombres en territorio del norteño
país.
"Ellos
representan la dignidad de todos los que luchan por un mundo mejor",
subrayó Jrapko al expresar su admiración por Gerardo Hernández, Ramón
Labañino y Antonio Guerrero, aún encarcelados en prisiones
estadounidenses.
También
manifestó similar sentimiento por los otros dos integrantes de grupo
conocido por Los Cinco: Fernando González y René González, quienes
abandonaron la cárcel solo después de cumplir la totalidad de sus
sentencias.
Según
enfatizó Jrapko es doloroso para el movimiento de solidaridad que "René
y Fernando regresaran a Cuba por cumplimiento de condena", y no porque
el gobierno de Estados Unidos rectificara la injusticia que de ocurrir
"devolvería a los Cinco de inmediato a su país".
No
obstante, resaltó que la solidaridad se ha fortalecido con la presencia
de ambos "ya en libertad y además en la vanguardia de la lucha, lo que
nos da mucha fuerza".
La
activista recalcó que 16 años es demasiado tiempo al referirse al
arresto de los Cinco el 12 de septiembre de 1998 mientras prevenían
desde Miami los planes criminales contra personas inocentes en Cuba y
dentro del propio suelo norteamericano.
"Personalmente
pienso -puntualizó- que estamos más cerca de su libertad, pero es
difícil saber si será esta administración (del presidente Barack Obama)
la que abra las puertas de las prisiones de Tony, Ramón y Gerardo".
Jrapko
comentó que si se analiza "el momento en que nos encontramos, y
poniendo el caso de los Cinco no como algo aislado sino como parte de la
política de Estados Unidos hacia Cuba, hay un escenario positivo porque
muchas personas han sumado sus voces al pedido de cambio de política".
Incluso,
acotó, las nuevas generaciones de cubanos que viven en el sur de la
Florida quieren tener una relación normal con la patria donde nacieron o
la de sus padres, visitar a sus familiares.
Sin
embargo, "cualquier cambio en este sentido debe pasar necesariamente
por la solución al caso de los Cinco, que es una prioridad nacional",
insistió Alicia Jrapko.
La
también activista por los derechos humanos recordó que mandatarios,
premios Nobel, artistas, parlamentarios, sindicalistas, religiosos de
otros países le están pidiendo a Obama que encuentre una respuesta al
caso.
"No
sabemos si lo hará, lo que sí está en nuestras manos es continuar
luchando, seguir tocando nuevas puertas, llegar a personas con poder
político para que puedan incidir en la decisión que llevará a los Cinco
de vuelta a su patria", concluyó Jrapko, argentina de nacimiento y
residente en Estados Unidos.
ANTONIO GUERRERO, UNO DE LOS “CINCO HEROES”, COMO LOS LLAMAN EN CUBA, HABLA DESDE LA CARCEL
Hoy
se cumplen dieciséis años de la detención de Guerrero, acusado de
espionaje en el país del Norte y condenado a 22 años de prisión. Afirma
que las cartas que le escriben desde Key West le han servido de apoyo.
Desde
la Prisión Federal de Marianna, Florida, el ingeniero Antonio Guerrero
respondió a las preguntas de Página/12. Hoy se cumplen dieciséis años de
su detención en Estados Unidos. Es uno de “los cinco héroes”, como se
considera en Cuba a los agentes de inteligencia que se habían infiltrado
en el exilio anticastrista de EE.UU. para frenar una ola de atentados
terroristas en la isla, allá por 1998. La Justicia de ese país lo
condenó a 22 años de cárcel por espionaje. Él, Ramón Labañino y Gerardo
Hernández continúan presos. Sus compañeros René y Fernando González
fueron liberados después de cumplir también largas penas.
–¿Qué significa para usted la palabra libertad cuando acaba de cumplir 16 años de prisión en EE.UU.?
–Hay
una libertad que nadie puede quitarte, es la libertad cuando uno se
siente haciendo un bien, es la libertad de cuando se es útil a una causa
justa, es esa libertad que se siente cuando se tiene amor de tanta
gente hermosa y valiente, es la simple libertad del hombre inocente al
que han condenado injustamente a una larga prisión, incluso, a morir en
una prisión.
–¿Cuánto lo ayudaron a tolerar el prolongado encierro sus convicciones políticas, su formación dentro de la Revolución Cubana?
–Más
que de convicciones políticas se trata de nobles principios en los que
nos educó la Revolución y que aprendimos de nuestro pueblo y su
historia. Hablo de los principios martianos por los que nos guiamos y
llegamos un día a comprender todo lo que encierra ese pensamiento del
apóstol de nuestra independencia: “Patria es humanidad”. La Revolución
nos dio la oportunidad de estudiar en excelentes escuelas con grandes
maestros, a mí me dio la oportunidad de graduarme de una carrera
universitaria en las lejanas tierras de la actual Ucrania, y con un
ingreso muy modesto; sin la presencia de mi padre fallecido muy joven,
mi familia nunca tuvo que preocuparse de si podían o no pagar mis
estudios. Todos los estudios eran gratuitos. Y ese gran logro de la
Revolución de la enseñanza gratuita se mantiene en Cuba.
–¿Sus
creaciones como los poemas o las acuarelas pueden considerarse una
parte de su lucha o son tan sólo expresiones artísticas que
contribuyeron a paliar en algo su detención?
–Mis
creaciones poéticas y plásticas no sé a veces explicar cómo surgieron.
Creo que son el resultado de mi formación, tanto en el hogar como en las
escuelas. En cada etapa esas creaciones han sido un arma para la
resistencia, pero por sobre todo son una muestra de la esencia humana de
los Cinco.
–La
prensa de Miami fue determinante para influir sobre el jurado que los
condenó, según se denunció judicialmente, y la de EE.UU. en general casi
no trató sus casos. ¿Cree que los medios pueden modificar esa postura?
–Voy
a responder con una vivencia. Cuando comenzó nuestro juicio, aquel 27
de noviembre de 2001, en la Sala de la Corte había reporteros de muchos
medios de prensa, no sólo de los medios de Miami. Los grandes periódicos
fueron muy cautelosos al comentar el inicio de nuestro proceso
judicial. Un buen día desaparecieron todos de la sala, ¿dejando sólo a
quiénes? Pues a aquellos reporteros que eran pagados por el gobierno
para crear una campaña contra Cuba y contra nosotros. ¿Quién dio la
orden de retirada? No sé. ¿Quién puede dar la orden para modificar eso?
Tampoco lo sé. Pero hay preguntas que, aunque no se sabe la respuesta
exacta, uno deduce de una manera u otra. Es increíble que el juicio más
largo de la historia de una corte de la Florida, y creo que hasta de
todo el país, con una cantidad significativa de testigos, algunos que
ocuparon y ocupan altos cargos militares y de gobierno, con toda la
repercusión en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, se haya
silenciado de la manera en que se ha hecho.
–Entre
los 16 años en prisión y otros ocho que llevaba en EE.UU. antes de ser
detenido suma casi 24 fuera de Cuba, ¿cómo imagina hoy a su país?
–Por
varias vías recibimos constantemente noticias de Cuba. Las leemos con
mucho interés. Miro las fotos en cada publicación con mucho amor.
Interrogamos a nuestros familiares hasta los mínimos detalles sobre cada
cosa del barrio, del pueblo, de la vida diaria. Sabemos que no es lo
mismo que estar allí, donde se palpa el calor del pueblo y nuestros
cotidianos avatares. Pero la verdad es que a Cuba siempre la imagino
hermosa, digna, sonriente, habladora, jaranera, hospitalaria, tal y como
es nuestro pueblo.
–Alguna
vez dijo que mirar a sus dos campeones, sus hijos Antonio y Gabriel,
equivalía a hacer desaparecer todos los muros de la prisión. ¿Cómo y
cuándo se imagina el día de su liberación?
–El
día de mi liberación, como dice mi adorada madre, será “mucho para un
solo corazón”. Pero tenemos el corazón preparado para ese día. Sabemos
que llegará para los tres que quedamos del lado de acá. Y lo imagino
como otro punto de partida para otras tareitas, rodeado del amor de mis
campeones y de muchos otros amores, a quienes deseamos darles un fuerte
abrazo.
–¿Qué sensación le deja el gran movimiento de solidaridad internacional que recibió y sigue recibiendo la causa de los Cinco?
–La
primera sensación que siento cuando pienso en la inmensa solidaridad,
creciente e indetenible que nos rodea, es el amor que tienen tantas
personas a Cuba y a nuestro pueblo. Muchas personas, que incluso nunca
han estado vinculadas con el proceso revolucionario cubano. Cuando han
conocido de nuestra situación nos escriben, nos muestran su apoyo,
asisten a una actividad, preguntan, buscan más información. Saber que
todos ellos de una u otra manera reclaman nuestra libertad nos hace
sentir muy optimistas y fuertes.
–¿Cómo
analiza ciertas demostraciones de respaldo que tienen dentro de EE.UU.
como, por ejemplo, las de los maestros de Seattle que apoyan la
exposición de sus cuadros o de varios intelectuales?
–Tenemos
muchos amigos dentro de los Estados Unidos. En mi caso, tengo amigos de
donde vivía, la pequeña ciudad de Key West, una islita situada lo más
al sur del territorio estadounidense. Esos amigos desde mi arresto me
escribieron cartas y aún me escriben. Nunca se han olvidado de mí ni yo
de ellos. En verdad fueron mi mayor apoyo en los momentos más difíciles y
fueron un apoyo para los Cinco, porque todos nos poníamos contentos con
cada carta que me llegaba.
René González, antiterrorista cubano participa en Portugal en el Festival del periódico comunista Avante;
declaró como su prioridad luchar por la liberación de los tres
compañeros retenidos aún de modo injusto en prisiones de Estados Unidos.
René,
junto a Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino y Gerardo
Hernández fueron detenidos en Estados Unidos en septiembre de 1998,
sometidos a un juicio plagado de irregularidades y condenados a
desproporcionadas sanciones por alertar a su patria de los actos
terroristas de la mafia de Miami.
René
y Fernando ya están en Cuba después de cumplir íntegramente sus penas,
pero Ramón, Gerardo y Antonio aún permanecen en prisión.
“No vamos a renunciar nunca al derecho de seguir denunciando la injusticia que se ha cometido“, dijo René en una entrevista exclusiva a Prensa Latina, que transmitimos a continuación.
P-Los
cinco, como se les conoce internacionalmente, fueron arrestados hace ya
casi 16 años en Miami y condenados a largas penas. ¿Pudiera hablarnos
de las circunstancias en que se desarrolló el proceso?
René:
El proceso se llevó a cabo en un ambiente que pudiera compararse con un
circo romano. Un ambiente atemorizador, de propaganda abrumadora en
contra de Los Cinco, que -según se supo años después- fue hecha por
periodistas pagados subrepticiamente por el gobierno norteamericano.
Se
hizo en Miami, la ciudad equivocada, el único lugar del mundo donde no
se podía conseguir un jurado imparcial y no se podía realizar un juicio
justo.
Eso
ha sido reconocido por organismos de derechos humanos, los cuales
dictaminaron la violación de todas las leyes internacionales, incluida
la propia Constitución de Estados Unidos. De ahí su resultado.
P-¿Qué los ha ayudado a mantenerse tan firmes durante todos estos años?
René:
Yo creo que es la moral. Saber que teníamos una ascendencia moral
frente a los fiscales, que ellos nunca van a alcanzar, nos ha dado mucha
fuerza. Además de la justeza de lo que estábamos haciendo. No se puede
juzgar a nadie por proteger la vida humana, que es el bien más preciado.
Esa
combinación de factores nos ha dado la fuerza necesaria y nos la va a
seguir dando. A lo que se añade nuestra formación, el ser hijos de una
Revolución que nos inculcó el apego a la dignidad humana.
P- Usted
y Fernando González regresaron a su país, pero aún quedan tres de sus
compañeros en prisión. ¿Cuál es su situación jurídica?
René:
Toda la solución jurídica descansa en que la jueza se pronuncie sobre
la moción 2255 o habeas corpus, que luego -si es necesario- recorrería
todo el tortuoso camino de la corte del distrito a la corte suprema.
Este
es un recurso extrajudicial, porque los recursos judiciales se
acabaron. El proceso llegó hasta el final cuando la corte suprema se
negó arbitrariamente a revisarlo.
Lo
importante es que se sepa que este es un caso determinado por razones
políticas y la solución va a estar motivada por los cálculos políticos
que hagan la jueza y el gobierno norteamericano.
De ahí la importancia que le damos a la solidaridad, a que se exija al gobierno norteamericano que se haga justicia.
En
la medida en que el caso les pese y les pese más mantener a los
compañeros presos, ellos tomarán la decisión política correcta que no es
otra que aplicar sus leyes a la 2255 y en ese caso los compañeros
regresarán a Cuba.
P- Hablando
de la solidaridad. ¿Cuál es su opinión de la posición de tantas
personalidades y movimientos del mundo a favor de la liberación de Los
Cinco?
René:
Primero tenemos que agradecer toda esa solidaridad. Tras un trabajo
arduo de muchos años se ha logrado romper ese muro de silencio de los
medios de comunicación y muchas personas honestas en el mundo se
incorporaron a la causa de Los Cinco.
Hace
falta potenciar la solidaridad, multiplicarla y sobre todo lanzarla
sobre Washington, sobre el establishment norteamericano que al final es
el que va a tomar la decisión y necesitamos que toda esa energía se
enfoque sobre ellos para que tomen la decisión correcta.
P: Si
valiente ha sido la actitud de ustedes, también lo es la de su familia.
Imagino que eso los ha fortalecido mucho durante este tiempo.
René:
Desde Luego el papel de la familia es invaluable. Las esposas, los
hijos que han ido creciendo, nuestros padres y hermanos, todos han
jugado un papel importante en esta lucha.
Ellos
han representado la causa dignamente cuando han salido. No se puede
olvidar que yo salí hace un año y medio, pero durante casi 15 años
fueron los familiares que llevaron la batalla política, la batalla
pública.
Lo
han hecho bien, con gran dignidad. Cada uno de sus aciertos ha sido
también para nosotros una fuente de resistencia. Yo creo que son héroes
en esta historia.
P-¿Cómo se siente al regresar a su país?
René:
Me siento feliz, realizado, honrado, además por el privilegio que los
cubanos me ofrecen cada vez que andamos por las calles de La Habana y
nos saludan y vienen donde estamos nosotros. También me siento
comprometido con mis tres hermanos que al final estaban defendiéndolos.
P: ¿Cuál es su misión ahora?
Mi prioridad es luchar porque ellos salgan de prisión y regresen a Cuba.
Celebrando el Día de los Padres en junio de 1991. Fotos: Cortesía de Adriana Pérez
¿Cómo nace un héroe? ¿De qué arcilla están hechos los hombres que
despiertan la admiración de sus semejantes y se convierten en
paradigmas? ¿Será que la diferencia la hace la propia vida y el entorno
en que crecen? ¿Acaso la diferencia la determinan los valores que les
inculcan la familia, la escuela y la sociedad en que se desarrolla su
existencia?
Preguntas interesantes que nos hacemos todos y Gerardo Hernández Nordelo, el cubano joven al que nos aproximamos con estas pinceladas, nos responde desde su injusta prisión con la sencillez habitual.
“Mi madre nació en las Islas Canarias, llegó a Cuba a la edad de 15
años, y fue una persona sin mucha escuela. Hasta sus últimos días
siempre se ocupó de las labores del hogar. Crió primero a sus hijos y
después a sus cinco nietos. Si bien no era mucho lo que podía aportar a
mi formación política, le debo en buena medida mis valores éticos y
morales. Era una persona muy humilde, tan carente de todo tipo de
maldad, que a veces se lo señalaban como defecto. Siempre fue muy
preocupada por los demás, mucho mas que por ella misma.
Junto a su madre y sus dos sobrinas en marzo de 1992.
«Se sabe que los hijos nunca somos una copia fiel de nuestros padres,
pero siempre he dicho que cuanto pueda haber en mí de humildad, de
bondad y cualquier otra característica que se desprenda de lo anterior,
se lo debo a ella, a su ejemplo, y a la crianza que me dio.
«Mi padre y ella se complementaban. El viejo no era muy dado a
mostrar afecto, pero su imagen de rectitud y su fuerte carácter
escondían un gran corazón. No tengo muchos recuerdos de salidas o paseos
con él en mi infancia, porque era una persona totalmente entregada al
trabajo. Desde que tuve uso de razón, y hasta que la enfermedad lo
obligó a retirarse, trabajó en el giro de las tenerías y para él no
existían los horarios. En los fines de semanas, si no tenía trabajos
voluntarios en algún lugar, su “descanso” era trabajar en algo de la
casa.
«En el hogar era la contraparte de mi mamá. La vieja ponía la
ternura, y él era el que establecía el orden. “Deja que venga tu padre”,
era una frase que yo nunca le quería escuchar a mi mamá. El viejo era
muy revolucionario, y desde temprano fue militante del Partido. Él y mi
hermana María del Carmen tuvieron mucho que ver en mi formación
política. Esta última, cuando murió en un accidente en 1998, era
Teniente Coronel de las FAR y profesora del Instituto Técnico Militar,
donde había estudiado.
«Durante mi infancia, hasta que empezaron a llegar los cuñados y
sobrinos, el núcleo familiar lo componían además mis padres y mis dos
hermanas, y de cada uno ellos aprendí algo. Sobre todo les agradezco el
haber sido una familia funcional, unida y sin grandes conflictos. Ni de
mis padres ni de mis hermanas recibí nunca un mal ejemplo que me
pudiera haber marcado o influido negativamente. Es algo en lo que uno no
se detiene a pensar con frecuencia cuando es un muchacho, pero después
se da cuenta de su importancia.
«Pero si bien el hogar y la familia influyeron considerablemente en
mi formación, pienso que mi paso por el Instituto Superior de Relaciones
Internacionales (ISRI) fue esencial en ese sentido. Allí no solo
tuvimos un claustro de profesores de lujo, sino que coincidí con un
grupo de compañeros de los cuales aprendí muchísimo.
«Algunos venían de la Facultad Obrera y eran mayores que los que
acabábamos de terminar el Pre. Había militantes del Partido, dirigentes
sindicales, y algunos hasta habían cumplido misiones internacionalistas.
“Los viejos”, como les decíamos, ingresaron al ISRI para ser
estudiantes a tiempo completo, y se convirtieron en verdaderos
formadores para aquel grupo de muchachos de menos experiencia que
veníamos de preuniversitario. Entre los jóvenes también los había con
tremenda trayectoria como líderes estudiantiles, Vanguardias Nacionales,
y la interacción con todos ellos fue esencial en mi formación.
«Fueron dos escuelas paralelas, la de Relaciones Internacionales, y
la de ética, política, ideología, moral, que fue el resultado de pasar
seis años de mi vida compartiendo todo tipo de experiencias con ese
grupo al que tanto agradezco y del que tan buenos recuerdos tengo.
«Siempre me inspiraron los héroes y mártires de nuestra historia, y
de manera muy especial los de la historia más reciente. Los jóvenes de
la Generación del Centenario, los combatientes de la Sierra y del Llano,
los de Girón… Me ha inspirado siempre el ejemplo del Che, por supuesto,
y los de Fidel, Raúl, Almeida…
«Me inspiran los héroes anónimos de nuestra Patria, los de ayer y los
de hoy, algunos que he tenido oportunidad de conocer, y otros que nunca
conoceré, pero sé que existen. Cuando uno se encuentra en una situación
como la nuestra, necesita inspiración desde que abre los ojos todos los
días, porque nunca se sabe lo que nos va a deparar la jornada, y lo
nuestro ya pasa de 15 años; así que, saquen la cuenta…
«Me inspiran las cartas y demás muestras de solidaridad que,
constantemente, recibimos. Me inspiran todos los patriotas, nuestros
combatientes internacionalistas, los médicos, maestros y demás
colaboradores que cumplen nobles misiones en los más diversos rincones
del mundo. Me inspiran los deportistas que defienden los colores de la
bandera. Los bailarines, músicos y artistas en general que recorren el
mundo poniendo en alto nuestra cultura.
«Me inspiran todos los cubanos que, aun residiendo fuera del país, no
se montan en el carro del odio ni se prestan para el jueguito de
denigrar y agredir a su patria. Me inspira el viejito que hoy a lo mejor
tiene que pasar trabajo vendiendo maní en una esquina porque su pensión
no le alcanza, pero sigue apoyando la Revolución, porque ve el vaso
medio lleno, y no medio vacío.
«Y créanme que no es muela. Cuando abro un periódico y leo lo que
dijo Viengsay Valdés sobre lo importante que es Cuba para ella, eso me
inspira. Cuando leo la historia de la muchacha que pidió un lote de
tierra lleno de piedras y de marabú, y hoy es una productora destacada
de alimentos, me inspira. Me inspiré cuando leí sobre el ponchero en Las
Tunas que en su negocio daba prioridad a las ambulancias y no les
cobraba. Todo eso me estimula, porque me reafirma en la convicción de
que uno no se ha sacrificado por gusto, y de que, aunque hayan algunos
que se desalienten, siempre habrá muchos otros cubanos dispuestos a
llevar la antorcha, y a poner su cuota de sacrificio no solo para
sobrevivir, sino para seguir resolviendo nuestros problemas, y para que,
con permiso de Pablo, esa sociedad que no es perfecta, se acerque cada
vez mas a lo que simplemente soñamos».
"-Hay
una cosa que te quiero decir antes de que te vayas, dice: Me parece muy
importante. Ayer me llamó Gerardo Hernández, ¿sabes quién es Gerardo?
Lo
observo con sospecha, porque quién no conoce en Cuba a Gerardo
Hernández, si en cada esquina hay un afiche donde se puede ver su rostro
junto al de los otros cuatro que han pasado a conocerse como: Los
Cinco.
-Sí, respondo.
-Yo
nunca había hablado con él. Cuando estuve en Estados Unidos hace tres o
cuatro años tratamos de hablar pero no fue posible. Hablé con otros dos
o tres compañeros suyos, pero con él no pude. Primera vez que hablo con
él y fue una conversación extraordinaria. Y es porque en Mayarí sentí
que el teléfono me sonaba cuando estaba cantando las últimas canciones.
Me tapaba el atril y lo saqué disimuladamente. Vi que habían unas
cuantas llamadas. Lo desconecté porque estaba sonando y tenía miedo de
que se metiera por el micrófono.
Cuando
terminé volví a fijarme. Era una llamada de los Estados Unidos porque
tenía un uno delante. Y sonó otra vez. Era una emisora de los Ángeles
que hacía un programa especial para Gerardo por el día de su cumpleaños.
Me hicieron una entrevista. Hablé un ratico con la muchacha que me
entrevistó y él oyó la entrevista. Entonces localizó mi teléfono y me
llamó, por supuesto que era para agradecerme.
Uno
habla con esos hombres que están pasando tantas vicisitudes, que han
sido tan maltratados, y tratados con tanta injusticia y realmente le dan
lecciones a uno de supervivencia, uno se queja… Yo había llamado a
alguien para que me mirara el aire acondicionado, porque no estaba
funcionando bien. Y me dije: Caballero, le ronca. Uno está preocupado
porque no funciona bien el aire acondicionado y este hombre lleva 16
años presos, tiene dos o tres condenas de por vida y te habla con un
optimismo, con una seguridad, con una firmeza, con una fe tan grande en
que se va a hacer justicia, en que va a estar un día aquí. Realmente es
muy conmovedor. Y nos hace pensar mucho.
Me preguntó: "¿Dónde tú estás?" Le digo: Estoy en Holguín. Entonces dice: "Coño, Holguín, ¿tú sabes, por cierto, que Holguín es una de las provincias de Cuba de las que yo recibo más cartas?" Digo: ¿De verdad? Dice: "Sí,
no te puedo decir ahora que es la que más porque tendría que contarlo,
pero te garantizo que es una de las provincias de Cuba de las que más
cartas recibo. Tú pudieras transmitir de mi parte…"
Me dijo eso y
por eso te lo estoy trasmitiendo: "Tú pudieras transmitir de mi parte mi
gratitud al pueblo holguinero por no olvidarse de nosotros". Así que
tienes para mí esa mínima misión".
Fragmento de la entrevista de Leandro Estupiñán Zaldívar a Silvio publicada en Cubadebate "Silvio Rodríguez: Uno no es ni famoso, ni exitoso, ni ningún oso"
Aquel día de diciembre del 2009, cuando fueron a
resentenciarlo en la ciudad estadounidense de Miami, Ramón Labañino
Salazar, quien aún cargaba con la sanción de una cadena perpetua más 18
años de cárcel, entró a la sala del tribunal con las manos en alto, en
símbolo de victoria.
Con su mirada lo escudriñó todo hasta encontrar entre los presentes
en la audiencia a su querida Elizabeth. Le sonrió como el más feliz de
los mortales y la cubrió de besos con la mirada. Fue un momento fugaz y a
la vez casi eterno.
Ramón junto a su
esposa Elizabeth y sus hijas Laura y Lizbeth. Ailí, su otra hija de un
matrimonio anterior, se encuentra por estos dias visitándolo.
Cuántas cosas se dijeron en aquel momento, similar al que vino
después, cuando conoció que la nueva sentencia, igual de injusta, lo
privaría 30 años de su vida de la libertad física, porque la del alma y
el espíritu sus captores no han podido encerrarla.
“Es que por naturaleza soy un hombre optimista”, confesó Labañino,
uno de los cinco antiterroristas cubanos condenados a largas penas en
cárceles de Estados Unidos.
“Siempre he encontrado razones para ver el ángulo positivo en todo lo
que me pasa, de todo lo que me rodea, de las peleas, incluso, de las
injusticias, de las cosas duras que uno vive y ve en la prisión”, señaló
en respuesta a un cuestionario el Héroe de la República de Cuba, título
que comparte junto a sus compañeros Gerardo Hernández, Antonio
Guerrero, Fernando González y René González (los dos últimos ya están
en Cuba, pero purgaron antes la totalidad de sus sanciones).
Hermanados en la misma lucha, aunque a los Cinco los confinaron en
distantes prisiones, desde su detención el “yo” pasó a ser “nosotros” y
la causa de uno adquirió un carácter colectivo.
Así lo asumieron desde el inicio y cada vez que un mensaje de ellos
llega la despedida termina, invariablemente, en “cinco abrazos” como
escribió Ramón en estas repuestas enviadas desde la penitenciaría de
Ashland, en Kentucky.
Hijo de Nereyda Salazar Verduy (fallecida) y Holmes Labañino
Cantillo, nació el 9 de junio de 1963 en el barrio habanero de
Marianao y se graduó con Diploma de Oro en la licenciatura de Economía,
en la Universidad de La Habana.
Sus mayores tesoros son Ailí (de un primer matrimonio), Laura y Lizbeth, las hijas que no se cansa de repetir que adora.
Justo en febrero de 1992, cuando se fue de casa para trabajar en el
exterior, Elizabeth Palmeiro, su esposa, apenas tenía ocho semanas de
embarazo de Laura. Él no pudo disfrutar esta etapa, ni tampoco la
llegada al mundo de Lizbeth, a la que sí conoció recién nacida, en
febrero de 1997.
Sus entradas y salidas al país y luego la prisión provocaron que pese
a llevar 23 años de casados, Ramón y Elizabeth solo han vivido juntos
sin separarse, apenas dos, el resto ha sido a distancia.
No obstante, ambos construyeron una familia y ella, en la
retaguardia, lo espera, al frente de un proyecto de familia que se
logró por encima de los obstáculos y ahí están “sus hermosas mujeres”,
como él se enorgullece decir.
—¿Cómo un hombre logra sobreponerse a las mayores adversidades? ¿De dónde es posible sacar tanta fortaleza?
—Sobre todo cuando se tiene la convicción de que se está haciendo
siempre lo correcto, lo justo, lo legal, que uno defiende una causa
humana, que jamás ha hecho daño a nadie ni a nada material, al
contrario, se ha sacrificado todo por el bien común, por la vida de los
pueblos, de personas inocentes, esa idea por sí sola da una fuerza
enorme de voluntad y entereza en contra de todas las adversidades y
“adversarios”. La pelea es justa. La victoria deberá ser mucho más
dulce.
—Del Ramón niño y del joven universitario. ¿Qué recuerdas?
—Yo creo que soy un eterno niño, así me dicen mi esposa Elizabeth,
mis hijas y quienes me conocen, no sé si será verdad o es por el amor
que me devotan; pero sí creo que nunca he perdido (ni jamás lo haré) ese
espíritu juvenil, risueño, alegre y optimista que tanto ayuda a luchar
a vivir y a luchar.
“Así era de niño: risueño, muy tímido, mucho diría yo, y siempre me encantó estudiar y hacer deportes.
“Recuerdo que desde pequeño mi hermanita Laide me empezó a llamar
‘papi’, creo que porque la cuidaba mucho y mi mamá nos educó con el
concepto de que el hijo mayor de la familia es como el segundo padre.
“Y pienso que ese papel me lo creí con mucha fe, tanto, que hoy día,
muchos me dicen ‘papi’ y eso es algo que mis niñas resienten; porque
quieren ser las únicas en decirme así, pero ellas saben muy bien que soy
único e irrepetible Papi, desde el alma hasta el infinito, y eso es lo
importante.
“Disfruté mucho mis años de universidad, como dije me encanta
estudiar y hacer deportes y allí pude desarrollar ampliamente ambas
actividades.
“También fui alumno ayudante de Estadística Matemática desde el segundo año de la carrera.
“A veces daba repasos y clases a los compañeros de años inferiores o
de nuestro propio año, es algo que también me gusta mucho: enseñar. “En la Universidad pude practicar judo y karate-do, que era mi sueño como deportista.
“Fue un periodo de aprendizaje, pero sobre todo de crecimiento. Me
ayudó mucho en mi formación y en mis convicciones en todos los sentidos,
cosa que agradezco infinitamente a Cuba, a nuestra Revolución, a
nuestro sistema socialista”.
—Te ven como el fortote del grupo…
—Es un punto de vista de los que me ven. Yo no me veo fuerte, más
bien trato de “considerarme” delgado. Claro, que eso me cuesta cada vez
más trabajo creérmelo.
“Hago deportes por placer, también por la necesidad de liberar tanto
estrés, y porque me siento mucho mejor y útil después de cada jornada.
“Trato de mantenerme saludable a pesar de los pesares, pues es
nuestra manera de pelear y vencer, de no dejarnos derrumbar ni destruir.
“Ahora mismo estoy haciendo pesas, caminatas dentro de la prisión,
algo de handball, mucho ajedrez. Eso me hace sentir saludable, vital,
listo para las contiendas de cada día y las que han de venir en el
futuro”.
—¿A quién quisiste parecerte?
—Trato de ser yo mismo guiado por el ejemplo de los grandes, pues es
imposible alcanzar íconos; pero he admirado mucho y trataría de ser como
el Che, como nuestro inmortal Antonio Maceo, como José Martí, como
Fidel, como Raúl, como Bolívar, como Sucre y ahora mucho como nuestro
Hugo Chávez, ellos son en esencia mis ejemplos cotidianos.
“Me gustaría ser, simplemente, como cada hombre con decoro y honor que harían esta lista demasiado extensa”.
—¿Déjanos saber qué te gusta en materia de lecturas, personajes históricos, de ficción, series…?
—Voy a reducir la lista a cinco de cada uno, no quiero aburrirles ni
ser tan extenso, pero mira, entre mis lecturas favoritas están Cien
años de soledad y El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García
Márquez; El reino de este mundo, de Alejo Carpentier; Los versos
sencillos de José Martí y La Casa de los espíritus, de Isabel Allende.
“De las series puedo nombrar En silencio ha tenido que ser y Julito
el Pescador, dos excelentes producciones cubanas; también un espacio que
existió: Aventuras, donde vi Los comandos del silencio.
“Y aprovecho para preguntar ¿por qué no hacen en la televisión cubana una nueva versión de todos estos seriales?
“En cuanto a las películas Fresa y Chocolate, y Clandestinos, protagonizada por nuestra admirable Isabel Santos.
“Sobre los personajes de ficción, Don Quijote y Sancho Panza; el
David de En silencio ha tenido que ser, interpretado por el
desparecido actor Sergio Corrieri, Julito el pescador inmortalizado por
René de la Cruz y Bruce Lee, en alguna de sus películas por lo de las
artes marciales, no por nada más.
“Los personajes históricos coinciden con aquellos que siento como
ejemplos a imitar: Simón Bolívar, Ernesto Che Guevara, Antonio Maceo,
José Martí y Fidel Castro”.
—Cuando te arrestaron tenías 35 años. ¿Cuál es tu concepto del tiempo?
—El tiempo es un concepto relativo. Si pienso en mí, creo que el
tiempo no ha pasado. Cuando veo a mis hijas hechas mujeres, cuando me
miro en los ojos de mi Eli amada, el tiempo se me hace infinito, duro,
implacable.
“Por eso recurro al otro tiempo: al de las risas y las alegrías, al
del retorno y la felicidad, al tiempo precioso de nuestro futuro libre
en Cuba y con ese me quedo (mi optimismo)…Ya sabes soy un infinito
optimista, qué le voy a hacer, y así soy feliz”.
—Imagina que eres un repentista y que te dan un pie forzado que dice: “...yo soy un tipo así”
Yo soy un tipo así
exactamente como ves
sin derecho ni revés
simple y sin frenesí.
Con Cuba libre aprendí
Que amar luchando es el camino
Y esta pelea que hoy conmino
Es por la verdad que conocí
Y seguiré siendo así
Un tipo simple pero con decoro
Que vale mucho más que el oro
A quien le honra morir como viví
—Si cerraras ahora mismo los ojos, ¿qué ves?
—Veo a Cuba, una playa azul limpia, deslumbrante. Veo a Eli, a mis
hijas, a toda mi familia, a mi pueblo. Veo risas, alegría, eternidad.
Así es como mi libertad se hace tangible y real. Y sé que es cierto.
Justo el día de su regreso a Cuba, me hice varias preguntas en
un post que soñé con que fueran respondidas. Ahora lo cumplo. Gracias,
Fernando…
Fotos: Lorenzo Crespo Silveira
Teniéndolo al lado, todavía es posible que se nos resista el pedestal
para hacerlo caminar por la senda del resto de los hombres, pero si le
preguntas, Fernando González Llort te dice enseguida que es uno más y
que sus valores son los de todo el pueblo.
Escucharlo, no obstante, no deja de ser sobrecogedor. Es, a pesar de
una timidez anunciada que por suerte no se concreta, un conversador
excelente, capaz de hilvanar las ideas completas como paisajes, y su
voz, siempre baja, totalmente amable, como él mismo, en todos los
sentidos y formas de esa palabra, desde el pasivo adjetivo hasta la más
improbable arquitectura del verbo…
¿Qué fue lo más difícil de estar en prisión?
La separación física del lugar donde uno nació y se crio, la lejanía
de las personas que quieres, de la familia, y la añoranza, una añoranza
por la casa, por la tierra, por las costumbres de tu país, que es lo que
más se extraña.
Yo, que nací y crecí en La Habana, y me acostumbré a la visión del
mar todo el tiempo, me sorprendía extrañando el mar, esa sensación de
sentirlo cerca. Uno extraña la vida privada, los detalles de esa vida,
esas son las cosas que de vez en cuando me golpeaban duro.
Claro que a veces bloqueaba esas cosas, no es que no pensara en la
casa, en la familia, pero se crean mecanismos de defensa para que ese
pensamiento no se convierta en un dolor que después es difícil de
sacarte de encima.
Todas las horas duran lo mismo, pero al margen de ese
principio, algunas son más largas que otras. En esas circunstancias de
encierro, ¿cuáles eran las más lentas?
No había una hora en específico, pero si había algún momento en el
que uno se ponía especialmente bucólico, era el de los domingos por la
tarde. Creo que, en general, es un momento en que las horas adquieren
una lentitud que te pone a pensar, y a añorar cosas.
¿Qué enseñanzas le dejó la terrible escuela del presidio? *
A nivel psicológico, a uno le queda la constancia de la capacidad del
ser humano de sobreponerse a cualquier circunstancia, no importa lo
dura y lo terrible que sea, y por tanto el entendimiento de que no hay
nada que una persona se proponga que sea imposible de lograr, si pone
esfuerzo, sacrificio, tiempo en luchar por eso que quiere.
Y eso, verte venciendo dificultades, te da una gran seguridad en ti mismo.
Desde el punto de vista político ideológico, puedo asegurar que yo me
convertí en más revolucionario y fidelista, y en mejor cubano y hombre,
después de pasar esa experiencia. Cuando me vi preso, me dije, estás
aquí por una razón y tienes que aprovechar este tiempo en mejorarte.
Por eso, me dediqué a estudiar, a hacer ejercicios físicos, a
ocuparme de mí, porque era la manera de no dejarme vencer, era la manera
de que no ganaran, de devolverle al menos una parte del golpe.
¿Qué sentimientos le provocan el resto de los cubanos que
decidieron pactar con el gobierno federal y abandonaron la causa
revolucionaria?
En estos momentos, sinceramente, ya no me provocan sentimiento
alguno: ellos sabrán qué hacer con sus conciencias, para mí es una
cuestión muy personal que dejé atrás. Pero tengo que confesar que en
aquellas circunstancias fue un golpe muy duro, no puedo hablar por el
resto de mis hermanos, pero para mí esa ruptura fue lo más difícil de
ese proceso.
Con el tiempo, comprendí que cada cual tiene sus circunstancias y
que, al final, era su decisión aunque me sorprendiera, porque los
conocía a casi todos, aunque muchos de ellos no lo hicieran entre sí.
¿En qué pensó, en quién pensó cuando tomó la decisión de seguir firme en la causa de Cuba, cuando optó por no traicionar?
Yo no tomé ninguna decisión porque, aunque tenía la opción de la
traición, nunca sentí que tuviera otra alternativa que seguirle siendo
fiel a mi causa. Para decidir, uno tiene que intelectualizar las
alternativas y pensar en ellas. Yo no tenía nada que pensar.
¿Cómo se siente tener tanto contacto físico, muestras de
afecto, abrazos, besos…, después de 15 años de tener tan pocas
oportunidades de cercanía con otro ser humano?
Es raro, en el mejor sentido. A la cárcel uno no va a hacer amigos,
de modo que las relaciones aunque haya cierta simpatía son por lo
general superficiales desde el punto de vista emotivo, y todo contacto
físico está, por supuesto, descartado en esas circunstancias.
De esas cosas, uno no se percata hasta que llega a Cuba, y es todo lo
contrario. En los primeros momentos, terminaba agotado incluso de las
reuniones familiares y no entendía por qué, hasta que me di cuenta de la
carga emotiva de esos momentos, después de tanto tiempo sin tener algo
así, de poder conversar de temas familiares, con gente que uno quiere,
tener esa conexión emocional.
Pero es gratificante tanto cariño. Y no me desagrada para nada que la gente me abrace, porque yo los abrazo también.
El recuerdo tiene la manía de magnificar la belleza de
las cosas que dejamos atrás, y añoramos. ¿Es más bello el recuerdo que
lo que encontró a su regreso?
Es cierto que el recuerdo hace que imagines las cosas mejor de lo que
eran, pero la Cuba que encontré es mucho más bella que la de mi
recuerdo, no sé si por la emotividad del regreso a casa, por todas esas
emociones juntas, pero así lo veo todavía.
Realmente mucho ha cambiado desde la última vez que estuvo en Cuba…
Yo no creo que hayamos cambiado tanto, la vida es la misma y los
cubanos también, lo que sí se ha diversificado la sociedad. Uno camina
ahora mismo la Habana Vieja, que yo tanto caminé en otros tiempos, y ve
una serie de expresiones comerciales que antes no existían, caminas
Viñales, y es igual.
La ciudad también ha cambiado, uno ve edificios nuevos y extraña
otros que ya no están. Pero seguimos siendo los mismos, en la esencia.
Ha sido impactante la respuesta de la juventud a su
presencia, la conexión, el interés sobre todo al tenerlo cerca, al
hacerlo palpable. ¿Cree que la Cuba de hoy, que estas nuevas
generaciones puedan dar otros hombres como ustedes?
Absolutamente. Entre la población cubana existen millones de personas
que hubieran podido hacer lo que nosotros hicimos. No somos la
excepción, porque los valores que los Cinco defendimos durante todos
estos años son los de todo un pueblo.
De los jóvenes, siempre se han dicho cosas. De nosotros decían que
éramos locos, irreverentes…, y siempre levantaremos opiniones, pero yo
creo que esta juventud es una garantía, no importa que tengan códigos
diferentes, un vocabulario propio de su edad. Por supuesto, hay que
trabajar más con la juventud, ayudarlos, guiarlos desde el punto de
vista político e ideológico.
Después de tanto tiempo alejado, forzosamente, de su
familia, ¿Cómo lidia con la necesidad de sus seres queridos de tenerlo
cerca y esta nueva ausencia, llamado por sus responsabilidades y su
compromiso con la causa de sus hermanos que todavía está en prisión?
Lo hago tratando de dedicarles todo el tiempo que puedo. Ellos, por
su parte, no me pelean porque me entienden como me han comprendido todos
estos años en los que no sabían por dónde yo andaba ni qué hacía, más
allá de la historia que les hice, de que estaba en algún tipo de
intercambio comercial en el extranjero.
Ellos asumen esta etapa con toda la seriedad y el compromiso de siempre.
Su madre, hablando de familia, es un ser excepcional, por
lo menos esa es la visión que nos queda a todos los que hemos asistido a
su activismo por su regreso. Imagino que si la amaba antes, ese
sentimiento se haya magnificado en este tiempo…
Mi mamá, Magalys Llort, es muy especial. A través de ella, recibí una
serie de valores, el sentido de responsabilidad, deber, honor,
fidelidad, lealtad, honradez…, que me hicieron el hombre que soy, aunque
también los tuve de mi padre, pero ella influyó mucho en mi formación,
en mi educación desde niño.
A veces creo que sus características son las que busco y valoro como
importantes a la hora de seleccionar personas a las cuales acercarme,
incluso desde el punto de vista amoroso.
Por supuesto, el nivel de respeto, de admiración y de amor por mi madre, se ha multiplicado por mil.
¿Qué le dijo a su madre cuando pisó suelo cubano, cuando pudo por fin abrazarla en tierra cubana?
A mi regreso, ese día que nos encontramos en el aeropuerto, todo fue
tan emocionante, tan emotivo…, que no lo recuerdo. Sé que la besé, le
dije algo y la abracé, porque eso es lo mío.
¿Cuál fue su primera acción de total libertad, cuando pudo estar finalmente solo?
Sinceramente, la primera vez que pude estar en una habitación a
solas, sentí una sensación de rareza muy grande, porque la primera
realidad de una prisión es la pérdida absoluta de tu privacidad, y de
pronto estar en un sitio en silencio, sin personas pasando
constantemente por los pasillos, fue impactante.
Para usted, ¿qué es la libertad?
Yo tuve un profesor de literatura en el Instituto de Relaciones
Internacionales, de apellido Gálvez, que había luchado en los tiempos de
la República Española y fue de los que llegaron exiliados a Cuba que un
día, cuando le preguntamos qué era la libertad esperando una respuesta
más filosófica, nosotros que veníamos del aula con todos aquellos
conceptos de los más variados pensadores, nos respondió, sencillamente,
que la libertad era poder hacer lo que te dé la gana. Y así lo pienso
también.
La libertad es tener la oportunidad de decidir, de tener opciones.
Cuando vas al exterior, por ejemplo, se dice que en Cuba no hay
libertad, cuando en realidad sí la tenemos, porque el cubano optó por
tener este sistema social, y esa es la expresión máxima de su libertad.
¿Cuál es su concepto del amor?
Es un sentimiento de vínculo intenso con una realidad que es externa,
que puede ser una mujer, de naturaleza emotiva, o con la realidad de un
país, de una Patria.
En 15 años en prisión se perdió de hacer, de ver muchas cosas. ¿Qué es lo que más añora de todo eso a lo que no pudo asistir?
Tener hijos, y todo lo que eso implica.
*Esta pregunta fue formulada y respondida durante un encuentro con estudiantes y profesores de la Universidad de Guantánamo.