Por Yanisbel Peña Pérez
Tan
vital como el aire que respiramos es la honestidad para quienes nos
dedicamos al periodismo; la objetividad constituye actitud que dice
mucho de los que escogieron contar la vida, día a día, como si no
hubiera distinciones entre las 24 horas actuales, las anteriores o las
que están por venir.
En el juicio contra Gerardo Hernández,
Fernando González, Ramón Labañino, Antonio (Tony) Guerrero y René
González, cinco antiterroristas cubanos, otra infamia, denunciada desde
el 2006, dañó el orgullo de quienes ven en el periodismo mucho más que
una forma de vida.
Se trata del escándalo que involucra a
profesionales de origen cubano al servicio de la prensa norteamericana,
quienes recibieron sobornos para perjudicar a Los Cinco –como se les
conoce mundialmente-, mediante una campaña difamatoria, previa al juicio
donde fueron sentenciados a injustas y excesivas condenas.
La
opinión pública se ha enterado de cómo el gobierno de Estados Unidos se
valió del Buró de Gobernadores de Transmisiones (BBG) para financiar, en
secreto, a periodistas de influyentes medios de prensa de Miami.
Ellos
crearon un ambiente hostil contra Gerardo, René, Tony, Fernando y
Ramón, quienes fueron juzgados en Miami, la misma ciudad donde radican
los grupos anticubanos que ellos combatían.
Consecuencias: un
juicio bien distante de la imparcialidad, cargado de arbitrariedades y
violaciones a la propia legislación de los Estados Unidos.
Resulta
que muchos de los que defienden la libertad de expresión en la norteña
nación, no son más que mercenarios de los peores intereses de grupos
anticubanos de la Florida, cuyo brazo es tan largo que llega a los
salones mismos del Capitolio, en Washington.
El periódico
Liberation hizo público el contrato que vincula a profesionales de la
prensa de varios medios de Miami (entre ellos Radio y TV Martí) y
demostró la existencia de la doble moral de esas instituciones y su
personal.
Tales son los casos de Pablo Alfonso y Ariel Remos,
reportero y comentarista de los diarios El Nuevo Herald y Las Américas,
respectivamente, en la época del proceso contra Los Cinco.
Alfonso
recibió de la BBG casi 59 mil dólares por su labor, de noviembre de
1999 a diciembre de 2001, período de mayor tensión en el proceso de
acusación de los antiterroristas cubanos.
Hasta agosto de 2007, fecha en que parece se prescindió de sus servicios, se embolsilló más de un cuarto de millón de dólares.
Remos,
por su parte, cobró 10 mil 400 dólares de noviembre de 1999 a febrero
de 2001, y en total hasta casi terminado el 2006 le pagaron 24 mil 350
dólares.
A ellos se suman otros nombres del “gremio
periodístico” del sur de la Florida, como el de Wilfredo Cancio y Olga
Connor. También recibieron pagos de la BBG Helen Aguirre, Miguel Cossío y
el terrorista Carlos Alberto Montaner.
En esencia, el trabajo
de esos informadores consistió en crear una atmósfera adversa, a la que
se sumó la hostilidad habitual de Miami hacia todo lo que huela a
Revolución Cubana, para parcializar la decisión del jurado durante el
proceso contra Los Cinco.
Por suerte, son muchos más los que,
desde el quehacer cotidiano del periodismo, defienden la verdad de Los
Cinco, con la esperanza de que la justicia y la razón prevalezcan sobre
el odio y la mentira. Y esa lista es, por fortuna, interminable.
(Fuente: AIN)
Tomado de Cubaperiodistas